Los protagonistas de estos siete relatos coinciden en el sometimiento que tienen a su realidad social, familiar o económica. Es algo que los ata y que no sienten como propio pero de lo que no pueden dejar de participar. Siete magníficos retratos de la vida cotidiana y de los conflictos de identidad del ser humano y de una época.
Carmen Martín Gaite (Salamanca 1925-Madrid 2000) se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo. En esa universidad tuvo además su primer contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. Se trasladó a Madrid en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis Usos amorosos del XVIII en España. Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, la introdujo en su círculo literario, donde conoció a Josefina Aldecoa, Alfonso Sastre, Juan Benet, Medardo Fraile, Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. De esta manera se incluyó en la que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la Posguerra. Escribió su primer cuento, Un día de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde los 8 años. Comienza su carrera literaria con El balneario obteniendo en 1955 uno de los premios literarios de mayor prestigio en España, el Café Gijón. Tres años después obtiene el Premio Nadal por su obra Entre visillos. Escribe dos obras de teatro, el monólogo A palo seco en 1957, que fue representado en 1987, y La hermana pequeña en 1959, rescatada en 1998 por el director de teatro Ángel García Moreno y estrenada el 19 de enero de 1999 en Madrid. Durante la década de los sesenta continúa cultivando la narrativa, con obras como Las ataduras (1960) o Ritmo lento (1963), pero es en los setenta cuando vemos la versatilidad de Martín Gaite. Publica sus dos ensayos sobre el proceso contra Macanaz además de su tesis, recopila su poesía en A rachas (1976), y la novela Retahílas, sale a la luz en 1974. También a esta década debemos su primera recopilación de relatos, Cuentos completos. Su faceta periodística se caracteriza por su etapa de redactora en los comienzos de Diario 16. Su matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio duró unos años antes de acabar en separación, en los cuales tuvieron una hija, Marta, a quien dedicó el cuento La reina de las nieves. Falleció antes que ella. Entre otros logros, Martín Gaite destaca por haber sido la primera mujer a la que se le concede el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en 1978, y por haber ganado en 1994 el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. Fue una de las personas más y mejor premiadas del mundo de la literatura; obtuvo el Príncipe de Asturias en 1988 compartido con el poeta gallego José Ángel Valente [1929-2000], el Premio Acebo de Honor en 1988 como reconocimiento a toda su obra, el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997, Pluma de Plata del Círculo de la Escritura otorgada en junio de 1999 y cuya ceremonia fue retransmitida por videoconferencia a través de Internet, algo sin precedentes, hasta aquel momento, en el mundo literario. Con su ensayo Usos amorosos de la posguerra española recibió en 1987 el Premio Anagrama de Ensayo y el Libro de Oro de los libreros españoles. Esta obra dispara sus ventas, y desde entonces las obras de Carmen Martín Gaite están siempre entre las más vendidas en España, siendo espectacular su éxito en la Feria del libro de Madrid, donde solía ser su obra de cada temporada la más vendida de la feria. Cultivó también la crítica literaria y la traducción destacando en autores como Gustave Flaubert [1821-1880], Rainer Maria Rilke [1875-1926] y Emily Brönte [1818-1848]; colaboró, asimismo, en los guiones de series para Televisión Española como Santa Teresa de Jesús (1982) y Celia (1989), serie basada en los famosos cuentos de la escritora madrileña Elena Fortún (1886-1952). Publica dos enormes éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir en 1997 e Irse de casa en 1998, y en 1999 se publica
Lectura feita durante o apocalipsis aproveitando os últimos raios de sol e á luz das velas. Para ser un relato corto, estivo bastante ben, aínda que me esperaba algo máis.
Siete relatos. Siete ataduras. Siete vínculos. Siete personajes que podríamos ser cada uno de nosotros, cada uno de los lectores se puede ver reflejado en un relato.
Lo más difícil de estar atado a alguien es desatarse, es romper las cadenas que nos unen para escoger los vínculos que queremos crear.
«Nunca está uno libre. El que no está atado a algo no vive. Y tu padre lo sabe. Él quiere ser tu atadura, pero no lo conseguirá… Con él puedes romper y romperás. Las verdaderas ataduras son las que uno escoge, las que se busca y se pone uno solo, pudiendo no tenerlas».
Carmen Martín Gaite ha sido mi atadura, durante estos días, por abrir las puertas a la reflexión sobre mis vínculos. Hasta este punto, Martín, ha dejado de ser mi atadura para ser huella en mi literatura.
No me gusta los relatos cortos, vaya esto por delante. Pero además estos no me han llamado nada. Lo único que salvaría es la riqueza del lenguaje de Martín Gaite, la de palabras que he leído en este libro que yo oí de mi madre (rebullir es una de ellas y me encanta) y que se van perdiendo con el paso del tiempo.
Un libro con distintos cuentos y son disparejos en su calidad e intensidad sobre Las Ataduras ( padre - hija ; marido - mujer ; etc. Bien escritos y todos tienen una buena intensidad dramática . Vale la pena leerlo
Es un libro con siete relatos. Cada relato me ha dejado pensando, pero lo que más me ha cautivado es la forma en que describe los ambientes.
Martín Gaite tiene la capacidad de transportarnos a diferentes lugares, desde espacios urbanos bulliciosos hasta la tranquilidad del ámbito rural. Nos lleva de la mano por interiores íntimos y acogedores, como casas y habitaciones, hasta espacios exteriores que invitan a la reflexión, como estaciones de tren y paisajes abiertos.
Lo más fascinante es que estos ambientes son cotidianos y reconocibles, lo que nos permite conectar de inmediato con las historias y los personajes. A través de estas descripciones tan vívidas, la autora nos invita a reflexionar sobre temas universales que nos tocan a todos, como la libertad, la soledad, la incomunicación y las ataduras que nos condicionan.
En muchos de los relatos, se respira un ambiente de opresión y falta de libertad. Los personajes se ven atrapados por las convenciones sociales, las expectativas familiares o sus propias limitaciones. Sin embargo, en medio de esta oscuridad, también encontramos momentos de búsqueda de libertad y el deseo de romper con esas ataduras que los aprisionan.
La soledad y la incomunicación son temas recurrentes en "Ataduras". Los personajes a menudo se sienten incomprendidos y aislados, incluso cuando están rodeados de gente. Sus miedos, deseos y contradicciones más profundas quedan expuestos, y el lector se convierte en testigo de sus luchas internas.
-¿Tú no piensas que estoy loco, verdad que no? -Claro que no. -Dímelo de verdad. -Te lo juro, abuelo -y a Alina le temblaba la voz-. Me pareces la persona más seria de la casa. -Me dicen que soy como un niño, pero no. Soy un hombre. Es que, hija de mi alma, la cosa más seria que le puede pasar a un hombre es morirse. Hablar es el único consuelo. Estaría hablando todo el día, si tuviera quien me escuchara. Mientras hablo, estoy todavía vivo, y le dejo algo a los demás. Lo terrible es que se muera todo con uno, toda la memoria de las cosas que se han hecho y se han visto. Entiende esto, hija. -Lo entiendo, claro que lo entiendo.
Una colección de relatos estupenda y brillantemente escrita. Poco más que añadir.
Es una lecturita muy corta de un relato único (porque mi libro solo tiene el relato de 'Las ataduras', no es una antología con otros) y jo, qué golpecitos. Creo que muchísimas personas nos podemos ver reflejadas en lo que cuenta Gaite, y es un lugar tan común que abruma. Me han gustado mucho los paralelismos tanto en la estructura del relato como entre los personajes, y me ha parecido una inicación breve pero correcta a Gaite, así que probaré otras cosas de ella pronto :)
P.D: El prólogo de Ana María Moix en mi edición... chef kiss.
me alegro mucho de haberle dado una segunda oportunidad a carmen martín gaite después de haber leído el balneario! porque me gusta mucho como escribe y ahora también sus historias. cuesta tan poco meterse en estos relatos tan cortitos… te lo describe como si estuvieras ahí. cada movimiento. cada. pensamiento. lo que queda enterrado mi favorito !! claro una puta tía que se acuerda de su novio de la adolescencia de su pueblo de castilla y coge un tren de madrugada porque no podía dormir. bien x ella
De los siete relatos que recoge este libro mi preferido, sin duda, es “Las ataduras”, me parece un relato precioso que le hace gran sombra a los otros seis. “Tendrá que volver” y “La mujer de cera” también me han agradado, aunque de maneras diferentes. He de reconocer que “La mujer de cera” me ha hecho pasar un muy mal rato, no estoy acostumbrada a leer relatos de terror y este me ha parecido sumamente terrorífico .
Me gustó el primer relato que da título al libro, pero el resto de relatos, mostrando esbozos de personajes o escenas, me resultan incompletos, no son de mi gusto. Eso sí, el de Las ataduras me recordó por qué me gusta tanto esta escritora.
Una serie de relatos donde se pone de manifiesto el clásico papel de la mujer, sus lazos vinculares que aunque no se sean reales se mantienen con el paso del tiempo. Muy buena la radiografía que hace del imaginario masculino, sin adornarlo ni embelleciendo.
unos relatos tempranos y costumbristas con la esencia de esta mujer que me encanta <3 además los he leído pasando el finde en la aldea, lo que le daba un plus de adecuación
Que difícil me resulta falar deste libro. Sei que a culpa de que non desfrutara este libro como debía é miña e só miña. A lectura fíxome sentir incómoda e ansiosa, pero pensándoo ben, que podía esperar dun libro que ía, precisamente, de algo tan asfixiante como o son as ataduras interpersonais?