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Aunque la señorita Buncle, ya señora Abbott, solo hace una mínima aparición aquí en la boda de Archie y Jane, al principio de la novela, Las cuatro Gracias (1946) prosigue el ciclo de Wandlebury con la habitual desenvoltura, ingenio y dotes de observación de D. E. Stevenson. Ahora la autora centra su atención en el señor Grace, el vicario de Chevis Green, un pueblecito cercano a Wandlebury, y en sus cuatro hijas: Liz, Sal, Tilly y Addie. Éstas tienen cada una su carácter, pero comparten «una forma de pensar especial, de sombrerero loco, rápida, intuitiva y ligeramente ilógica». Juntos, padre e hijas deben hacer frente a las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial y a todos los cambios que se han precipitado en su apacible comunidad. Entre ellos, la presencia de una tía imperiosa que huye de los bombardeos de Londres, las visitas de un joven capitán enamoradizo, las incursiones de un patoso arqueólogo en busca de restos romanos y las vi-cisitudes de un niño refugiado. Esta nueva galería de personajes compone la atmósfera minuciosa que ya sabemos que se respira en los hogares descritos por D. E. Stevenson… sin olvidar que, como se dice en el prólogo escrito por la autora, «hasta las mejores personas guardan un murciélago en el campanario».
312 pages, Paperback
First published January 1, 1946
"Can’t we have jam?”
“Not today,” said Sal.
“You can have jam yesterday and tomorrow,” said Tilly solemnly
"Birmingham!” exclaimed Liz emphatically.
“No, Oxford,” said Mr. Grace.--> It was funny because Liz used it instead of swearing, which her father didn't know.
“I have noticed that nowadays when people speak of being broad-minded they really mean muddleheaded, or lacking in principles—or possibly lacking the strength to stand up for any principles they may have. Nowadays people are anxious to appear worse than they are,” said Mr. Grace, smiling. “It’s a queer sort of inverted hypocrisy, Mrs. Smith…but I must apologize for sermonizing.” “Not at all,” replied Mrs. Smith. “I always think it’s so interesting to hear people talking shop.” Mr. Grace was a trifle taken aback at this description of his calling. He was silent.”