Pubblicato per la prima volta nel 1931, "I lanciafiamme" fu concepito come seguito dei "Sette pazzi", l'opera che ha consacrato la figura di Roberto Arlt, ma può essere letto come una storia compiuta e a sé stante. Ritroviamo il leggendario protagonista Erdosain, i suoi compagni e il loro assurdo progetto di finanziare la rivoluzione grazie alla gestione di una catena di bordelli. L'insoddisfazione e il disprezzo dei personaggi per la realtà che li circonda sono tali da richiedere una risposta estrema: l'uso della violenza diventa così l'unica via percorribile, e permette ad Arlt di tracciare ancora una volta un quadro veritiero e profetico del mondo in cui viviamo.
Roberto Arlt was an Argentine writer born Roberto Godofredo Christophersen Arlt in Buenos Aires on April 2, 1900. His parents were both immigrants: his father Karl Arlt was a Prussian from Posen (now Poznan in present-day Poland) and his mother was Ekatherine Iobstraibitzer, a native of Trieste and Italian speaking. German was the language commonly used at their home. His relationship with his father was stressful, as Karl Arlt was a very severe and austere man, by Arlt's own account. The memory of his oppressive father would appear in several of his writings. For example, Remo Erdosain (a character at least partially based on Arlt's own life) often recalls his abusive father and how little if any support he would give him. After being expelled from school at the age of eight, Arlt became an autodidact and worked at all sorts of different odd jobs before landing a job on at a local newspaper: as clerk at a bookstore, apprentice to a tinsmith, painter, mechanic, welder, manager in a brick factory, and dock worker.
His first novel, El juguete rabioso (1926) ("Mad Toy"), was the semi-autobiographical story of Silvio, a dropout who goes through a series of adventures trying to be "somebody." Narrated by Silvio's older self, the novel reflects the energy and chaos of the early 20th century in Buenos Aires. The narrator's literary and sometimes poetic language contrasts sharply with the street-level slang of Mad Toy's many colorful characters.
Arlt's second novel, the popular Los siete locos (The Seven Madmen) was rough, brutal, colloquial and surreal, a complete break from the polite, middle-class literature more typical of Argentine literature (as exemplified, perhaps, by the work of Jorge Luis Borges, however innovative his work was in other respects). Los lanzallamas (The Flame-Throwers) was the sequel, and these two novels together are thought by many to be his greatest work. What followed were a series of short stories and plays in which Arlt pursued his vision of bizarre, half-mad, alienated characters pursuing insane quests in a landscape of urban chaos.
During his lifetime, however, Arlt was best known for his "Aguafuertes" ("Etchings"), the result of his contributions as a columnist - between 1928 and 1942 - to the Buenos Aires daily "El Mundo". Arlt used these columns to comment, in his characteristically forthright and unpretentious style, on the peculiarities, hypocrisies, strangeness and beauty of everyday life in Argentina's capital. These articles included occasional exposés of public institutions, such as the juvenile justice system ("Escuela primaria de delincuencia", 26–29 September 1932) or the Public Health System. Some of the "Aguafuertes" were collected in two volumes under the titles Secretos femeninos. Aguafuertes inéditas and Tratado de delincuencia. Aguafuertes inéditas which were edited by Sergio Olguín and published by Ediciones 12 and Página/12 in 1996.
Between March and May 1930, Arlt wrote a series of "Aguafuertes" as a correspondent to "El Mundo" in Rio de Janeiro. In 1935 he spent nearly a year writing as he traveled throughout Spain and North Africa, on the eve of the Spanish Civil War. At the time of his death, Arlt was hoping to be sent to the United States as a correspondent.
Worn out and exhausted after a lifetime of hardships, he died from a stroke on July 26, 1942. His coffin was lowered from his apartment by an operated crane, an ironic end, considering his bizarre stories.
Arlt has been massively influential on Latin American literature, including the 1960s "Boom" generation of writers such as Gabriel García Márquez. Analogues in English literature are those who avoid literary 'respectability' by writing about the poor, the criminal and the mad: writers like William Burroughs, Iceberg Slim, and Irvine Welsh. Arlt, however, predated all of them. He is widely considered to be one of the founders of the modern Argentine novel; among those contemporary writers who cla
"Los Lanzallamas" es la lógica continuación que Roberto Arlt ideó para “Los siete locos” y es una brillante manera de culminar esta historia tan trágica, porque es definitivamente una tragedia contada en dos grandes actos. Arlt escribió “Los siete locos” en 1929 con el convencimiento de que ese libro merecía un broche final acorde a lo expuesto tan vívidamente en su primera parte. En este libro vuelven a aparecer los mismos personajes de su antecesor, así también como los temas que se tocan durante el transcurso del argumento como lo son la felicidad, el sentido de la vida, el existencialismo, la mujer y por supuesto… Dios. Además se profundiza mucho más en el personaje principal, Remo Erdosain, lo conflictiva de su situación existencial. Erdosain es un ser afligido, complejo y con una gran carga de culpa y auto exigencia. Siente que no logra encajar en la vida y que sus actos comprueban su estado de desesperante angustia. Está desorientado, aún más que en la novela anterior y todo este conflicto se transforma en una espiral descendente a un desastre predestinado. Es claro que Arlt era un gran admirador de Fiódor Dostoievski. Como expongo en el libro anterior, no me cabe ninguna duda que le imprimió a “Los lanzallamas” muchos condimentos de dos novelas de gran autor ruso como los son “Los Demonios” y “Crimen y castigo”. Se nota una marcada influencia de estas dos novelas tan controversiales por los temas que tocan. Por un lado, Arlt traza un paralelismo entre Erdosain y Raskólnikov. Ambos personajes son dos bombas de tiempo a punto de estallar, se atormentan con fantasmas generados por ellos mismos hasta que la situación y la realidad se les torna insostenible. Llega un punto en el que Erdosain lo cuestiona todo: la vida, Dios, el destino y el amor. Cuestiona, casi en forma idéntica a Iván Karamazov la existencia y el poder de Dios (el axioma de Karamazov reza "Si Dios no existe entonces todo está permitido") cuando dice “Estoy monstruosamente solo [...] No me importa nada. Dios se aburre igual que el Diablo.” El concepto de la no existencia de dios resuena en las palabras de un convertido Ergueta: "¿Y si Dios no existe? Él ―Jesús― habrá pensado lo mismo que nosotros; pero oyendo las conversaciones de la gente, contemplando la infinitud del dolor humano, como quien se tira a un pozo sin fondo, Jesús se arrojó de cabeza a la idea de Dios”. Este existencialismo desolador lo arrincona, lo aleja de todo y a la vez lo preparar para la muerte, siempre tan presente en todo momento, como si fuera una compañera demasiado espantosa que se lleva a la cama. Nada lo contenta y está jugado con su idea de aportar a la causa revolucionaria del Astrólogo con su planta de gas fosgeno, que a su vez forma parte de un plan criminal ideado por el Astrólogo en el libro anterior. El entorno de los personajes que rodean a Erdosain tampoco es de lo mejor, y lo digo tanto por el Astrólogo como en el caso de Barsut, Ergueta, Hipólita y la Bizca, además del recuerdo persecutorio de Elsa, que lo abandonó. Todos, a su modo, van torciendo su espíritu hacia lo más oscuro y ominoso. Por otro lado, el personaje del Astrólogo con sus ideas utópicas y radicales lo aproximan nuevamente al personaje de Piotr Stepánovich Verjovenski de "Los demonios" con su plan criminal de generar una verdadera explosión en la sociedad utilizando su idea de esparcir gas fosgeno para controlar desde los cuarteles de policía hasta el Gobierno y así tener el poder del país. El Astrólogo parece un Thanos de arrabal que tiene metida la sola idea de hacer desaparecer con un simple chasquido de dedos la mitad de la población para llegar a cumplir su irrealizable sueño de grandeza. Arlt toma además, elementos de la Primera Guerra Mundial, especialmente en el caso del gas tóxico junto a los ideales más extremos de los anarquistas para terminar delineando la mente criminal del astrólogo. En personajes como Barsut y Ergueta volvemos a encontrar conexiones con otros dos de "Los demonios" como Shátov, con su estoicismo y Kirilov con su fanatismo y su devoción por la Biblia. En el caso de las mujeres, están vistas desde una óptica extremadamente machista y cruel, sobre todo en las frases y el pensamiento del "rufián melancólico", Arturo Haffner. Recordemos que este libro vio la luz en 1931 en donde el término 'feminismo' no existía y la mujer estaba relegada a un humillante espacio reducido y controlado por los hombres. Gracias a Dios, esto ha cambiado radicalmente en nuestros días, pero más allá de lo que uno lee en la novela, dudo que Arlt mismo tuviera una visión tan misógina de las mujeres. Quiero creer que quiso retratar como eran muchos hombres de su época, pero eso es algo que no se puede negar dado que por aquellos tiempos y durante varias décadas más adelante fue realmente así. Tanto Hipólita, la coja como Elsa, la esposa de Erdosain que lo abandona y la Bizca, una chica de catorce años que se enreda amorosamente con Erdosain, ofrecen distintos contrastes acerca del rol tan precario que la mujer poseía en esa época en la Argentina. Increíblemente, escribo esta reseña en los febriles tiempos del debate instalado en Argentina por la aprobación de la controversial "Ley de despenalización del aborto" e para mi asombro, me encuentro con un pasaje en el que se narra de una manera tan visceral y realista esa situación tan fuerte que shockea. Decidí incluirla tanto para los que están a favor como los que se oponen a esta ley, pero la intención es ayudar a pensar y reflexionar sobre ello: "Un panorama de preñeces que espantan al damnificado: la visita después de cenar al farmacéutico de la esquina pidiéndole confidencialmente un abortivo, la esterilidad de los baños de mostaza y agua caliente, y luego la inevitable visita a la partera, a esa partera “diplomada en la Universidad de Buenos Aires", y que entre sonrisas agridulces se resuelve a “colocar la sonda”, “pero como un favor”, hablando entre paréntesis de la partera de la otra cuadra, “que dejó morir por falta de escrúpulos a una muchacha que estaba lo más bien”. Remo se sumerge en la escena del aborto, en una noche terrible, que transcurriría en compañía de la Bizca. Ella revuelve sus piernas de jamón de Westfalia, y los dolores cruentos desfiguran el semblante de la muchacha que, en cuclillas sobre una “chata”, espera expulsar el maldito feto. La partera, trasijada como una prostituta de bajo fondo, expone preocupaciones técnicas: “¿Saldrá o no entera la placenta?” Erdosain se achucha, afiebrado ante la perspectiva de un raspaje a la matriz, alternado todo ello con los alaridos de la muchacha y el ruido de un irrigador que se prepara y cuyas cánulas ahora no aparecen. Le pregunta por tercera vez a la partera: “¿Saldrá entera la placenta?”, pues entre sudores mortales piensa que si hay que efectuar un raspaje, tendrá que endeudarse con un usurero que le cobrará el veinte por ciento mensual. Más vivos que los relieves de un pirograbado saltaban los espantables detalles ante sus ojos. Luego el “ya está” de la partera, el golpe de lástima al contemplar un cuerpo color pizarra y sangre, el afán de cuervo de la comadrona revisando la placenta, introduciendo el brazo hasta el codo en la vagina de la paciente, desjarretada como una res, y la medianoche, esa terrible noche en que suenan los pitos de todos los vigilantes mientras la partera examina pedacitos de tejido parecido al hígado podrido y deja correr el agua del irrigador, que arrastra hasta la palangana un lodo de sangre negruzca, de Filamentos de tejidos y telarañas de glóbulos rojos." Volviendo a Erdosain, veo que Arlt maneja de manera aceitada y certera el intelecto de Erdosain al mejor estilo existencialista de Camus, pero a la vez penetrando las distintas capas psicológicas del personaje como Dostoievski, tan exhaustivamente que llega hasta el hueso. A su vez, Erdosain puede ver al prójimo, al otro, para reconocer algo que un personaje de otra novela de Dostoievski llamada "El idiota" que afirma que "Los hombres han sido creados precisamente para que se atormenten unos a otros". Erdosain, casi con las mismas palabras sostiene: "Los hombres se martirizan entre sí hasta el cansancio, si Jesús no viene otra vez a nosotros." Finalmente, vuelvo a reconocer la maestría y grandeza que Arlt le dio a la literatura Argentina. Escritores de gran renombre como Borges, Cortázar, Sábato y Piglia supieron reconocer en él a un verdadero pionero literario. Dejo algunas frases que Arlt escribe al comienzo del libro: "Se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de sus familias...." "Me atrae ardientemente la belleza. ¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela que, como las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…!" "No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo. Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras". ¡Qué va a escribir mal, Maestro! Si usted hizo poner de pie a la literatura argentina para siempre...
“Muove la testa. Darsi al fuoco. Lasciarsi bruciare vivi. Andare in montagna. Perdere l'anima triste delle città. Curare con mille attenzioni qualunque bestia inferma. Piangere. E' il gran balzo, ma come spiccarlo? E in quale direzione? E il dato di fatto è che io ho perduto l'anima. Si sarà spezzato il filo unico...? Eppure, io ho bisogno di amare qualcuno, di concedermi a qualcuno, non ne posso fare a meno. “Sarai sottoterra e non vorrai restare dentro la bara. Il tuo corpo non vorrà restarci". Erdosain si alza in piedi. Un sospetto nasce in lui: sono morto e voglio vivere. Questa è la verità”.
Arlt è uno scrittore che conosce la vita di strada, le deviazioni e gli incroci della criminalità, il labirinto e la prigione della follia: le messinscene e le finzioni che vi si svolgono e rappresentano, in uno specchio della vita. Si esprime in una lingua sanguigna, il castigliano ibrido degli emigranti, con accenti e errori, il cocoliche, il dialetto degli italiani di Buenos Aires, mescolato al lunfardo, il gergo della malavita portegna. In questo stile di vita che è forma di narrare e temperamento ribelle, Arlt esprime le sue differenti tonalità e modalità di essere, l'estremismo profetico e distruttivo da un lato, l’ozio, la pigra contemplazione, la libertà dal lavoro dall'altro. Al centro, la ricerca di una soluzione ai tormenti esistenziali, alle difficoltà economiche, ad una vita di disperazione e miseria, ad una angoscia inarrestabile e l'amore per le donne radicali, antitetiche e irraggiungibili, simbolo di verginità o lussuria, purezza o corruzione, vergogna e desiderio, spirituale o corporeo. Uno dei primi titoli di questo romanzo doveva essere Los Monstruos: a indicare l'eccesso di perversione e crudeltà che consegna i personaggi al circolo della violenza e del nichilismo, alla ferocia ossessiva dello scontro sociale e psicologico, alle tenebre geometriche del complotto e del delitto, di una società segreta e occulta che sovverte ogni legame e verità conosciute. Tradisce sempre una sorta di pathos nero, la scrittura di Arlt, così involuta e imperdonabile, improbabile e indefinita: svuota di senso ogni azione e gesto e idea, per portare il lettore in un luogo dove la rabbia grottesca e la trasgressiva e delirante dissoluzione del potere disegnano scenari inquietanti e ineluttabili, di inesorabile crudeltà e macabro surrealismo. Sprofondare, scendere sempre più in basso, raggiungere gli strati inferiori della sofferenza e del disprezzo, dove la sensibilità avverte i movimenti istintuali e pulsionali, inconsci e insensati e informi. Come si vive per essere felici? Ogni aneddoto del testo arltiano è un tentativo di seduzione o inganno rispetto a questo interrogativo insolubile, una risposta fantasmatica e scarabocchiata al metafisico metastorico. La legge della logica incombe a condannare ogni antieroe alla fuga, alla prostituzione, al crimine, all'esilio, alla sparizione, al peccato, alla morte. Si percepisce in ogni monologo un desiderio di appagamento, una speranza di riscatto, una tensione verso la salvezza, tutta umana eppure trascendente, irrealizzabile ma sempre attuale. La narrazione assume prospettive avverse all'immedesimazione, trasformandosi con una dedizione antipatica ed egoista al degrado e all'odio in una profezia apocalittica e malvagia, dove demoni e angeli intimidiscono con intense paranoie e persistono nel male senza causa, testimoniando quel realismo testardo e orgoglioso che vede nel mondo esterno e altro una pessima e brutale deformazione della sporca e infernale solitudine. Arlt vedeva nella propria ostile sfortuna una forma di elezione, serbava la fede nell'eccellenza del suo lavoro, denunciando per se stesso un destino di marginalità, turbamento e malattia, tra irremovibile rifiuto e barbara accoglienza. L'uomo è una bestia triste capace di emozionarsi solo per prodigi o massacri: solo fuori da se stesso vive, senza posizione, indegno di considerazione, indegno di condivisione, indegno di amore.
“L'angoscia si libra su di lui, simile alla nuvolaglia delle grandi ciminiere nei cieli delle città industriali. Quando pensa che il cuore gli può scoppiare in frammenti, un sentimento di consolazione conforta il suo martirio. La morte non è tremenda. E' un riposo amoroso, tenero, spugnoso. Adesso sa che cos'è la morte. Riposerà sempre e la sua carne si volatizzerà nel silenzio del verminaio. “E il sole?”, implora la sua anima.”Il sole della notte?”. Erdosain scruta nel mistero. Sa perfettamente che c'è una festa. La festa si svolge in silenzio, sulla superficie del sole della notte. Che cos'è il sole della notte? Non lo sa, ma si trova in qualche angolo della traiettoria gelata, al di là dei pianeti dai colori e dalle vegetazioni ritorte, dagli alberi del desiderio”.
This is the first ever English translation of the second half of Roberto Arlt's novel that begins with the legendary The Seven Madmen which was always published in English translation as if complete. Now, finally, after nearly 80 years, the whole book can be read. River Boat Books re-issued the Naomi Lindstrom translation of 7 Madmen along with this translation, and now, finally, readers who don't read Spanish will be able to read the entire masterpiece that influenced such luminaries as Cortazar, Onetti, Donoso, Bolano and Piglia. This is visionary fiction with some of the most extraordinary scenes you will ever come across.
Be advised that the book must be ordered directly from the publisher, which does not sell through Amazon.
Truly a huge letdown after reading Naomi Lindstrom's translation of The Seven Madmen. This translation from Riverboat Books, the first ever into english, was clumsy and lacked style, it felt close to a literal word for word translation without any kind of intention of replicating the feel or mood of the book. On top of this, the book was riddled with spelling typos and formatting errors—errant or unpaired quotation marks, quotations that bleed into description but are captured within the context of the speech, margin irregularities. It appears as if the final MS was never even proofread as these are not one-off mistakes, but repeated and incredibly distracting problems.
This is all to say that it is hard to get a feel for a book when it was so carelessly put into the world. I would love to reread it in a better translation in a more cared-for edition, or perhaps it is just time that I read the original.
A pesar de tener algunos capítulos muy densos, la segunda parte de "Los Siete Locos" me pareció una novela muy vívida y atrapante que no podía dejar de leer; por momentos con una melancolía existencialista muy fuerte, y por otros con un entusiasmo enorme por saber qué es lo que iba a pasar. Los dos libros se ganaron en seguida su lugar entre mis favoritos.
Mentre "I sette pazzi" è stato scritto nel 1929, quando la rivoluzione della dittatura militare era nell'aria, ma ancora non accaduta, "I lanciafiamme", benché ambientato nello stesso momento del libro precedente, fu scritto nel '31, a dittatura militare istaurata, all'inizio di quello che verrà definito in Argentina il Decennio Infame. La differenza - probabilmente vista più con il senno di poi che altro - per me si percepisce nei due romanzi. Il primo, infatti, pur non essendo questo mostro di dinamicità, segue una trama classica, con un certo dinamismo e sviluppo. "I lanciafiamme", invece, abbandona, quasi, ogni pretesa di narrazione e diventa un lunghissimo grido d'angoscia. L'impressione, cioè, è che Arlt, nel momento di scrivere "I lanciafiamme" si sia reso conto che ormai era tutto già successo, intendo proprio nella realtà, e quindi l'unica cosa che si può fare è gridare e disperarsi. Ecco, quindi, che "I lanciafiamme" sono una vivisezione dettagliatissima dell'angoscia e della disperazione, personificate in Erdosain. Romanzo molto più statico, fatto quasi unicamente di dialoghi o di analisi nella cupezza psicologica dei suoi personaggi - che non è altro che riflesso dello squallore del mondo che li circonda -, "I lanciafiamme" è un distillato di orrore e nichilismo, che non lascia la minima speranza per nessuno.
UNA LOCURA ESTA OBRA MAESTRA. PERCEPCIÓN PSICOLÓGICA, LUCUBRACIONES METAFÍSICAS, CHARLAS FILOSÓFICAS, CONCIÁBULOS CONSPIRADORES REVOLUCIONARIOS, POLÍTICA, MAFIAS, DIOS, ARMAS Y SANGRE. Una Buenos Aires cubierta de sombras que gesta locos por doquier. Una preciosidad, perturbadora y catalizadora de los peores pensamientos.
Me gustó bastante más que Los siete locos. Creo que se beneficia muchísimo de ampliar los puntos de vista: cada personaje tenía algo interesante que aportar y el contraste entre lo que realmente pensaban o hacían y lo que los otros personajes imaginaban me pareció genial, sobre todo en el caso de Erdosain, cuya narración nos acostumbramos a leer y cuyas aseveraciones cada vez más cuestionamos. Tiene momentos realmente angustiosos. Arlt logra una atmósfera repelente, incómoda, turbia, en más de una ocasión. También tiene más argumento y menos soliloquios que Los siete locos, lo cual personalmente disfruté, y los comentarios sobre la realidad política son fascinantes; es verdaderamente una novela que no podría existir en un período distinto a la entreguerra.
Pero diría que realmente los motivos que me llevan a considerarlo excelente son dos: Hipólita, que es un personaje fascinante del que me enamoré al instanté, y la exploración más sincera del deseo de humillación y violencia de Erdosain.
Una lectura disfrutable, si bien de a momentos demasiado incómoda. Ocasionalmente la sentí arrastrarse y me costó tener ganas de agarrarla, pero a mí parecer sabe mantener mejor ritmo que su primera parte.
Неслучайно книгата първоначално е носела името „Чудовищата“ – в онея огрубяването на света, на човека е изведено на преден план и докато в „Лудата седморка“ Арлт нежно разкрива упадака на героите си, в „Огнехвъргачките“ те отварят сърцето си към омнипотентното зло, чиято паст не щади нито невинните, нито самотните, а красотата е само подтик към още по-голям ужас, към по-голямо страдание. http://knijno.blogspot.bg/2015/12/blo...
“Vorrei sapere se lei è un commediante, un cinico o un avventuriero”. “Tutti e tre i concetti esprimono la medesima cosa”.
Questo il dialogo tra l’avvocato amico di Haffner e l’Astrologo, questa più o meno la definizione di Arlt data da Onetti (“non so se sia stato un angelo, un figlio di puttana o un commediante, o forse tutte e tre le cose insieme”). Arlt, il più “irregolare” dei grandi scrittori argentini del Novecento, che con I lanciafiamme firma un grande romanzo, che non perde un’oncia del peso specifico de I sette pazzi, opera della quale rappresenta il seguito. Un romanzo dalla struttura quasi frammentaria, privo di un centro forte intorno al quale ruoti la trama e costituito da tanti nuclei che portano acqua alla storia. Un romanzo di personaggi, l’identità dei quali viene fuori da quello che dicono e fanno ma anche da come appaiono nel racconto degli altri. I protagonisti sembrano porsi le domande giuste (il senso della vita, il loro ruolo nel mondo…), ma poi non hanno strumenti sufficienti a costruire le risposte adeguate: vanno per approssimazione, per convenienza, per sopravvivenza. Sono uomini e donne che sembrano appartenere al sottosuolo dostoevskijano, e in effetti si sarebbe tentati di leggere questo libro come un Delitto e castigo porteño se non fosse che il delitto di Erdosain non è tanto quello (mancato) di Barsuit o quello della Guercia, quanto quello che la società ha commesso nei suoi confronti e che lui tenta in qualche modo di espiare, con il risultato sorprendente di condurre la storia dalle parti del dramma esistenziale (e con un certo anticipo sui tempi). Erdosain e l’Astrologo sono le figure che dominano la trama, accomunati dall’idea di distruggere lo status quo attraverso una rivoluzione sociale che prevede uno sterminio di massa preludio di una ricostruzione che spetterà ad altri, ma profondamente diversi nei loro caratteri. L’Astrologo è un cattivo maestro, un teorico che ammalia con il fascino dei suoi discorsi e ha facile presa sulle personalità più influenzabili, una mente lucida e folle al tempo stesso che, come tutti i cattivi maestri, manda gli altri a morire in nome delle sue idee. Erdosain è un solitario, un uomo privo di speranze ma anche di illusioni, uno che odia la società per quello che è diventata, che ama la vita ma odia quello che le hanno fatto gli uomini, uno che soffre davvero e da così tanto tempo da essere stato profondamente cambiato dal dolore fino a diventare una miscela esplosiva di sadismo, sensi di colpa, odio, frustrazioni, cattiveria, debolezze e fanatismo, un individuo amorale che vive con l’unica certezza che la liberazione alle sue sofferenze arriverà con il suicidio.
I mostri avrebbe dovuto essere in origine il titolo di questo libro, poi modificato in I lanciafiamme, probabilmente perché più “letterario”, meno disturbante. In realtà I mostri sarebbe stato più indicato perché mostri sono per un motivo o per l’altro tutti i personaggi che incontriamo durante la storia: gente disposta a vendere la figlia minorenne, gente che uccide o lascia morire gli altri senza manifestare compassione o altri sentimenti. Mostri ma con una vita interiore, abitati da angosce profonde e legati mani e piedi da nodi che non riescono a sciogliere. A ben pensarci però, se i personaggi creati di Arlt dimostrano di essere così contraddittori è giusto che anche l’autore, almeno nel titolo del libro, si ponga al loro stesso livello.
Aggiungo che nell’albero genealogico di Roberto Bolaño, da qualche parte deve esserci un antenato di nome Roberto Arlt.
Esta última entrega me costó bastante. La maldad y la crueldad sin sentido de los personajes, casi sin ninguna cualidad que los redima, se me hizo un poco dura. Además, el libro es bastante repetitivo, incluso repitiendo frases en un mismo párrafo. Probablemente, como dice al final, porque se escribió de un tirón mientras se publicaba la primera parte; quizás no tiene suficiente edición.
En todo caso, me alivia haberlo terminado. Otro clásico tachado de la lista, pero hasta ahora el que menos me gusta de Arlt.
Roberto Arlt: Los lanzallamas; The flame throwers; De vlammenwerpers This novel by the Argentinian author Roberto Arlt is the sequel to Los Siete Locos; The seven madmen; De zeven gekken. It ‘s a fascinating crazy story of the same seven people of its predecessor. The characters try and form an organization that wants to begin a sort of revolution. All kinds of ideas they argue about, like in general in Latin-American fiction, there’s much talking. In this argueing Arlt brings the language to life. His particular kind of literary use of the Spanish language was critized almost as fiercely as the originality in speech with which Arlt led his characters to the novel-stage. Many times during the story there is certainly tension in the air, so however ‘working his way toward existentialism’, Arlt puts a good plot in a fascinating setting. The short description of the novel by De Groene Amsterdammer, a leading cultural magazine in the Netherlands, is as follows: “Arlts’s Argentinian characters break through all bounderies of madness, and they get drowned in sexual and political conspiracies. The reader, in the end, is in despair.” Good luck with this masterpiece.
Remo Erdosain esta roto y aqui vamos observando sus fragmentos y la descomposicion, junto a el los otros personajes van encontrando la costa, aquel cinico intento de anarquia va encarnandose en sus vidas a tal punto que uno a uno los retuerce hasta tumbarlos y provocar el punto sin retorno. Sublime prosa, magnifica crudeza en sus palabras, una conclusion necesaria e inevitable.
Incluso teniendo en cuenta que "Los lanzallamas" es la continuación de "Los siete locos", pueden considerarse dos piezas independientes que casan perfectamente. Además, ya no se trata sólo de la angustia perpetua de Endorsain, sino también de lo que piensan y sienten otros personajes como Elsa, la mujer que lo abandonó; Ergueta, un farmacéutico con delirio de profeta; el Astrólogo y su plan revolucionario; e Hipólita, la esposa de Ergueta que siempre busca al mejor postor y que se dedica a la prostitución.
Por otra parte, al igual que con "Los siete locos", la historia pasa a un segundo plano dentro de la novela y, por eso mismo, todo lo que sucede es impredecible y sorprendente. De hecho, si por un momento se olvidaran los monólogos interiores de todos los personajes en ambas novelas y, por el contrario, la atención se centrara exclusivamente en la historia, también se podría dar cuenta de los giros inesperados que ésta toma y que derivan en contradicción con los mismos pensamientos de los personajes. Y quizás esto último sea el encanto de la novela: el ser sólo una muestra de las batallas interiores que libra cada quien en su día a día; el explicitar el lado más humano de las personas, quienes se debaten entre lo que desean, quieren, pueden y/o están en la obligación de hacer.
Cómo lo sufrí este libro. No sé cuál me desesperó más, si este o Los siete locos. Y debo ser medio masoquista, porque sufriendo y todo me encantaron los dos, aunque quedé tan agotado que hace años que no leo otra cosa de Arlt. De todos modos, ahora me surgió la duda de si verdaderamente lo terminé o dejé el final perpetuamente pospuesto, así que quedará pendiente una (re)lectura para uno de estos años..
Arlt scrisse I sette pazzi nel 1929 e I lanciafiamme nel 1931. Eppure, come pochi altri autori hanno saputo fare, eternandosi, è arrivato al nocciolo della questione. Ha capito e descritto cosa vuol dire essere uomo. http://www.piegodilibri.it/recensioni...
Los lanzallamas ¿Qué puede ser más triste que la tristeza de Erdosain? En él se representa la tristeza del ser humano, en él se encuentra el juego inaudito en el que todos los seres humanos estamos inmersos: el juego entre el bien y el mal. Erdosain nos representa a todos los que leemos sus acontecimientos en la medida que la narración nos va poniendo del lado de él con respecto a su actuar, que es tan variable como su manera de estar dentro del mundo, a veces diáfano, disperso, ausente, pero generalmente melancólico, él es tan nosotros que nos va mostrando en cada palabra suya nuestro cotidiano. Al actuar de Remo es criticable en la medida que sentimos nos violenta, pero en eso nos identificamos los humanos, pues todos hemos pasado por estados del ser en el que deseamos desaparecer medio mundo y sin embargo buscamos mantener la armonía, porque salirnos del molde que hemos construido a alrededor de nosotros, es permitir que salga la esencia primera y natural que nos posee he invade, tratamos de ser coherentes con las normas sociales y con nuestro pensamiento, así muy adentro el deseo primario de supervivencia nos vuelque en odio hacía aquellos que despreciamos o solemos no ser compatibles con sus existencias. La tristeza de Erdosain es la tristeza de la humanidad, ha caído en mutismo tan grande que lo siniestro es la única salida, la muerte, por eso cuando planteamos que conocemos, terminamos desconociéndonos a nosotros mismos, parafraseando al filólogo Nietzsche en su Genealogía de la moral. Roberto Arlt a través de Remo Erdosain es pues lo bueno y lo malo de la raza humana, nos desnuda ante las perversiones de nuestro pensamiento y de nuestro actuar, pone de manifiesto los deseos humanos oscuros y nos muestra frágiles, por ello nos reprimimos. Ya he dicho, la tristeza de Erdosian es la tristeza de la humanidad, porque él y su tristeza es lo que aspiramos a ser, pero esa voz que nos grita en los adentros, lo real que somos en el pensamiento, la terminamos acallando.
Del libro no voy a opinar. Leelo, te lo recomiendo. Quizás podría decir que hay capítulos enteros que son demasiada sal para una comida pero, lo que más me impresiona, es la cabeza de Arlt para poder crear personajes incomprensibles como Erdosain, muy carismáticos (Haffner) o extremadamente específicos en cuanto a su filosofía de vida (el Astrólogo). Me tengo que parar y aplaudirlo, eso lo hace una cabeza prodigiosa.
Voy a hablar, eso sí, de la Editorial Gárgolas, de paso, mandaré al editor bien a la concha puta de su madre. Jamás, en todas mis lecturas, JAMÁS tuve la pésima suerte de toparme con un spoiler en el prólogo. Por algo se llama prólogo y no epílogo ¿no? No es la culpa de Fabián Casas (un poco sí) ni de Gárgolas (un poco más, también) sino del forro hijo de re mil puta del editor.
En el prólogo, Arlt —quiero creer, abandonando toda presunción de humildad— dice (y dice, como tantas cosas que dice) que se le acusa de no saber escribir. Asumiendo nada menos que honestidad en sus intenciones, pienso que las acusaciones apuntan a su manera de ver la geometría en el ambiente, a la manera en que sus personajes manejan la poesía con indiferencia y donde sus descripciones funcionan como una monotonía intermitente —las descripciones parecen hechas por alguien que no sólo ve el mundo con fatiga, sino que necesita nombrarlo una y otra vez para no ser devorado por él—. Los diálogos son una cinchada: en el tire y afloje, cualquier mínimo traspié de alguno de los contertulios lo hace caer a los pies del otro. Pero hasta que eso sucede, te pasean por lugares oscuros que justifican verdades menores como lo son la culpa, el goce, el achaque y muy lateralmente el amor, que es un rato (o un eco). Y ese paseo no es mucho Roro para decir Roberto, sino más bien para dejar constancia de que la única verdad institucionalizada es el cuerpo, y que todas aquellas presuntas verdades no lo son si no son verdad en el cuerpo.
1. Que le pase lo que a muchas segundas partes en el cine solo me confirma lo "cinematográfico" de la novela.
2. Leopoldo Torre Nilsson hizo una película -que no he visto- sobre esto en 1973 y me extraña que nadie hasta la fecha haya intentado hacer otra versión o transformarla en una serie.
3. ¿Breaking bad? Ya, eso.
4. Entre "El socio" de Jenaro Prieto y las dos novelas de Artl se puede armar 2/3 partes de El Club de la Pelea. Lo curioso es que el socio es de 1928, los siete locos de 1929 y los lanzallamas de 1931. ¿Habrá alguna novela latinoamericana de 1930 que sirva para armar el puzzle de Palahniuk?
“Y la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco: cuando una musa te dé un hijo, queden las otras ocho encintas”
En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.
yo creo que voluntariamente soy un hombre antisocial.
apretarán con un dedo un botón, y escucharán simultáneamente las músicas de las tierras distantes y verán bajo el agua, y adentro de la tierra, y no por eso serán un ápice más felices de lo que son hoy…
pienso que cada uno tiene que conocer en la vida muchas tristezas. Lo notable es que cada tristeza es distinta de la otra, porque cada una de ellas se refiere a una alegría que no podemos tener.
Los hombres han perdido la costumbre de mirar las estrellas.
Unos falseando el conocimiento de la verdad y otros aplastando la verdad. El primer grupo está compuesto por artistas, intelectuales. El grupo de los que aplastan la verdad lo forman los comerciantes, industriales, militares y políticos. ¿Qué es la verdad?, me dirá usted. La Verdad es el Hombre. El Hombre con su cuerpo. Los intelectuales, despreciando el cuerpo, han dicho: busquemos la verdad, y verdad la llaman a especular sobre abstracciones. Se han escrito libros sobre todas las cosas. Incluso sobre la psicología del que mira volar un mosquito.
Usted sabe que tiene un diente, no por mirarlo; mirar no es comprender la existencia. Usted comprende que en su boca existe un diente porque el diente le proporciona dolor.
Para no sufrir habría que olvidarse del cuerpo; y el hombre se olvida del cuerpo cuando su espíritu vive intensamente; cuando su sensibilidad, trabajando fuertemente, hace que vea en su cuerpo la verdad inferior que puede servir a la verdad superior.
Nuestra civilización se ha particularizado en hacer del cuerpo el fin, en vez del medio, y tanto lo han hecho fin, que el hombre siente su cuerpo y el dolor de su cuerpo, que es el aburrimiento.
El remedio que ofrecen los intelectuales, el Conocimiento, es estúpido. Si usted conociera ahora todos los secretos de la mecánica o de la ingeniería y de la química, no sería un adarme más feliz de lo que es ahora.
Esa diferencia entre el objeto y la definición es la que hace inútil para nuestra vida las verdades o las mentiras de la ciencia.
Conocemos las mismas verdades; es una ley: los hombres que sufren llegan a conocer idénticas verdades. Hasta pueden decirlas casi con las mismas palabras, como los que tienen una misma enfermedad física, pueden, sepan leer y escribir o no, describirla con las mismas palabras cuando ésta se manifiesta en determinado grado.
sé que el amor salvará a los hombres; pero no a estos hombres nuestros. Ahora hay que predicar el odio y el exterminio, la disolución y la violencia. El que habla de amor y respeto vendrá después. Nosotros conocemos el secreto, pero debemos proceder como sí lo ignoráramos. Y Él contemplará nuestra obra, y dirá: los que tal hicieron eran monstruos. Los que tal predicaron eran monstruos… pero Él no sabrá que nosotros quisimos condenarnos como monstruos, para que Él… pudiera hacer estallar sus verdades angélicas.
En los únicos que creo es en los que no tienen nada que perder.
nada más que recuerdos es la vida…
Cuando un hombre o una mujer comprenden que deben destinar su vida al cumplimiento de una nueva verdad, es inútil que traten de resistirse a ellos mismos. Solo hay que tener fuerzas para sacrificarse.
Yo creo en un único deber: luchar para destruir esta sociedad implacable. El régimen capitalista en complicidad con los ateos ha convertido al hombre en un monstruo escéptico, verdugo de sus semejantes por el placer de un cigarro, de una comida o de un vaso de vino. Cobarde, astuto, mezquino, lascivo, escéptico, avaro y glotón, del hombre actual debemos esperar nada. Hay que dirigirse a las mujeres; crear células de mujeres con espíritu revolucionario; introducirse en los hogares, en los normales, en los liceos, en las oficinas, en las academias y los talleres. Solo las mujeres pueden impulsarlos a estos cobardes a rebelarse.
“Estoy monstruosamente solo. ¿A qué grado de insensibilidad he llegado para tener el alma tan vacía de remordimientos?”
No me importa nada. Dios se aburre igual que el Diablo.
Me han jodido. No seré nunca feliz.
ciudades tremendas en cuyas terrazas cae el polvo de las estrellas, y en cuyos subsuelos triples redes de ferrocarriles subterráneos superpuestos arrastran una humanidad pálida hacia un infinito progreso de mecanismos inútiles.
la actitud de Erdosain provenía del deseo inconsciente de vengarse de todo lo que antes había sufrido.
El hombre es inútil, yo lo digo siempre. Para ser algo en la vida debe acompañarse de una mujercita buena y que lo ayude.
Si los hombres tuvieran un sentido religioso de la vida, no jugarían.
El sentido religioso de la vida significa una posición dentro del mundo. Una posición mental y espiritual…
—Es que usted está loco de veras.—¿Hay locos en broma, acaso?—Sí; a veces hay locos en broma. Usted es en serio.
—Primero dijo que estaba loco… ahora dice que lo hago pensar…
Usted pertenece a esa clase de gente que necesita acumular deudas sobre deudas para olvidarse de la primera deuda…
A momentos se me ocurre que el sentido religioso de la vida consistiría en adorarse infinitamente a uno mismo, respetarse como algo sagrado…
—No entregarse sino a la mujer que se ama, con el mismo exclusivo sentido con que lo hace la mujer al entregarse al hombre.
Está atado como por un cordón umbilical al pasado.
“Podrían dibujarme. Se han hecho mapas de la distribución muscular y del sistema arterial; ¿cuándo se harán los mapas del dolor que se desparrama por nuestro pobre cuerpo?”
un enigma abre su paréntesis caliente en sus entrañas; este enigma es la razón de vivir.
Está perdido, ésa es la verdad; perdido para sí mismo.
comprende que lo que extingue su fuerza es la terrible impotencia de estar solo, de no tener junto a él un alma que recoja su desesperado S. O. S.
Es necesario odiar a alguien. Odiar fervientemente a alguien, y ese alguien no puede ser la Vida.
llevarse la mano al pecho y sacar como de adentro de un estuche el corazón, cubierto por esa película de sangre pálida que conserva el calco de su amor.
¿Con qué hay que castigarlo al hombre? ¿Con odio o con amor?
“Con mi pensamiento se podría escribir una historia tan larga como la de la humanidad”, decía otra vez. “Más larga aún”
“¿Adónde te podría llevar? Donde vayas irá contigo la desesperación. Sufrirás y dirás como ahora: «Más lejos todavía», y no hay más lejos sobre la tierra. El más lejos no existe. No existió nunca. Verás tristeza adonde vayas”
Dios vale menos que el último hombre que yace destrozado sobre el mármol blanco de una morgue.
he perdido el alma. ¿Se habrá roto el único hilo?… Y, sin embargo, yo necesito amar a alguien, darme forzosamente a alguien.
como es ciega, piensa cien veces más que el resto de las mujeres, y eso me entretendría.
Hay que ser positivo. ¿Otra mujer puede hacerme feliz? No. Son todas unas yeguas.
Claro está que casarse con una ciega no deja de constituir un disparate. No seré tan obcecado de negarlo. Pero casarse con una mujer que tiene los ojos habilitados para ver lo que no le importa es más disparate aún.
Nada tiene objeto en la vida, ya lo sé, soy un hombre positivo…
Mujeres honradas no existen. La ciega de nacimiento es la única mujer absolutamente honrada, pura.
—No, no, la vida tiene que ser otra. Lo evidente es su crueldad. Unos se comen a los otros. Es lo evidente. Lo real. Los únicos que escapan a esta ley de ferocidad son los ciegos y los locos.
Supongamos que yo pudiera convertirme en Dios. ¿Qué haría yo? ¿A quién condenaría? ¿Al que hizo mal porque su ley era hacer mal? No. ¿A quién condenaría, entonces? A quien habiendo podido convertirse en un Dios para un ser humano, se negó a ser Dios. A ése le diría yo: ¿Cómo? ¿Pudiste enloquecer de felicidad a un alma y te negaste? Al infierno, hijo de puta.
Los que deben tener una sensación precisa de la muerte deben ser los ciegos.
—Me causa alegría pensar que una media docena de voluntades asociadas pueden poner patas arriba a la sociedad mejor constituida.
La verdad es que me indigna el funcionamiento de esta maquinaria capitalista, que tolera las organizaciones más criminales siempre que estas organizaciones reporten un beneficio a los directores de la actual sociedad.
yo me siento fuerte. Y únicamente triunfan los que están seguros de triunfar.
—Cuando hay un gran deseo, aún durmiendo se desea… ¡qué he dicho!, aun en el delirio de la fiebre se continúa deseando… en la agonía se desea… ¿Qué digo? Hasta los condenados a muerte desean. Muchos piden, como gracia postrera, poder poseer a una mujer. Tan maravilloso es el instinto creador del hombre.
Cuando usted encuentra un imbécil que diserte sobre su inercia, puede estar seguro de que se encuentra frente a un monstruo de la envidia y de la impotencia.
De allí que me indigne cuando se dice de un hombre que ha vencido: “tiene suerte”. Lo que ha sucedido es que ese hombre estaba buscando un agujero por donde escapar. ¿Ha visto usted un tigre en una jaula? Lo mismo es el hombre que quiere conseguir algo grande. Va y viene frente a los barrotes. Otros se fatigarían. El no. Va y viene como una fiera.
—¿Y cómo se busca la verdad?—Buscándose a sí mismo.—¿Y qué hay que hacer para encontrarse a sí mismo?—Obedecer.—¿A usted?—Al que usted sienta… no a mí. Algún día tendrá que obedecerse a sí mismo.
Cada hombre lleva en sí una distinta cantidad de voluntad de vivir. Cuantas más fuerzas, más pasiones, más deseos, más furores de plasmarse en todas las direcciones de inteligencia que se ofrecen a la sensibilidad humana. Querrá ser general, santo, demonio, inventor, poeta…
—Hay muchas felicidades terribles de las que no conviene hablar. Si usted busca sinceramente la verdad, las conocerá.
Cuanto más intensa y pura sea la voluntad de vivir, más extraordinaria será la sensibilidad que capta conocimiento, de manera que en un momento dado el cuerpo humano llega al estado del hermafrodita…
Este hermafroditismo es psíquico; el cuerpo envasa a la mujer y al hombre tan perfectamente con sus dos distintas sensibilidades, que la personalidad doble absorbe las energías sexuales, y entonces la resultante es un hombre o una mujer sin las necesidades sexuales de uno u otro. Es decir, es perfecto en su perfecta soledad sin deseos. Está más allá del hombre. Es el superhombre.
Algún día, acuérdese usted, será pronto, los psicólogos harán encuestas para averiguar lo que piensan los hombres antes de dormirse. Sería interesante saberlo, pues ello permitiría establecer cuál es la tendencia psíquicamente humana desviada de su camino por el régimen de esclavitud a que están sometidos los hombres.
—Para ser algo… hay que saber en qué consiste ese algo. A mí no me interesa. Desmuéstreme que es capaz de ser algo y entonces conversaremos…
Diga siempre lo que piense; no por mi seguridad, sino para su tranquilidad. No se olvide de esto. Si a usted le ocurre una monstruosidad, no la oculte; porque si no la comunica, la monstruosidad lo trabajará intermitentemente, de tal forma que va a llegar un momento en que no podrá dominar el impulso de cometerla.
Si nuestros comunistas tuvieran un poco de inteligencia, lo hubieran hecho…, pero ni aun algo malo es posible esperar de ellos. Se la pasan escribiendo proclamas con una sintaxis ridícula y una ortografía pésima. De los socialistas no hablemos. Muchos de ellos son pequeños propietarios. Fueron socialistas cuando vinieron desnudos casi de Europa al país, y por sentimentalismo continúan siéndolo, cuando explotan a otros desgraciados que llegan más desnudos que ellos.
una revolución sin condenados a muerte es como un guiso sin salsa. Hay que ejecutar a los que son peligrosos y a los que no lo son también. Precisamente la ejecución de estos últimos es la que más terror inspira. En los tiempos de revolución hay individuos que habiendo sido conservadores se convierten instantáneamente en revolucionarios. El caso es continuar en el poder para ellos.
La pólvora sola arde en el aire; encerrada en un recipiente, forma lo que se llama una bomba.
Usted sabrá que en el organismo humano existen bacterias que no resisten una temperatura de cuarenta grados. Estas bacterias provocan enfermedades. Entonces el sistema es provocar artificialmente en el organismo otra enfermedad que al suscitar la fiebre de cuarenta grados extermina los microorganismos realmente nocivos.
—Dentro del régimen capitalista, el militarismo es una institución a su servicio. Ningún sistema de gobierno capitalista puede resolver los problemas económicos que cada año aumentan de gravedad. El capitalismo de estos países es tan ingenuo que cree poder hacerlo… pero fracasará. Ha fracasado con la democracia; ahora tiene que fracasar con la dictadura. Es lo mismo que pretender curar la sífilis con inyecciones de agua destilada.
criminal sería negarse a ayudar a los militares a que opriman al pueblo y le despierten por catálisis la conciencia revolucionaria. Más útil es un generalito déspota y loco, que un revolucionario sentimental y bien intencionado.
en los tiempos de inquietud las autoridades de los gobiernos capitalistas, para justificar las iniquidades que cometen en nombre del Capital, persiguen a todos los elementos de oposición, tachándolos de comunistas y perturbadores.
Todo idealista sincero, que sistemáticamente se ve obligado a representar una comedia que contradice sus sentimientos, se convierte en un eficientísimo elemento revolucionario ocultando sus sentimientos. El sujeto acumulará en su psiquis una fuerza de odio tan enconada, que el día de la revolución la explosión será formidable. En síntesis, el individuo debe convertirse en un maquiavelo organizador.
—Tengo confianza en todo. Pero procedo como si no tuviera confianza en nada.
nuestro ejército, examinado con un criterio técnico, no sirve absolutamente para nada.
—¿Cuántas verdades tiene cada hombre? Hay una verdad de su padecimiento, otra de su deseo, otra de sus ideas.
Todo es cierto en la vida. Pero ¿en dónde se encuentra la verdad que pide a gritos el cuerpo de uno?
“Una no tiene la culpa de pensar ciertas cosas”
—Nom de Dieu, va t'en faire enculer…
—La vitta e denaro, strunsso.
Oi Marì , oi Marì / quanto suonno aggio perso pe' tte / Famm' addurmì una notte abbracciato cu' tte
A veces he pensado que debía odiarme profundamente, y que sólo se quedaba a mi lado para martirizarme.
El odio en él estaría mezclado por la estima que se siente hacia las personas a las que se hace sufrir injustamente…
llegó un momento en que perdió la confianza en su fuerza de voluntad, y entonces todas las insolencias que me hacía eran para ver si conseguía perderme y así no perderse; pero si ése era su fin, ya ves, lo ha conseguido.
¿Por qué la vida trataba así a los pobres seres humanos? ¿Por qué los rompía en pedazos?
Y sin embargo, pienso que si te he hecho sufrir era porque te quería. Mas si te quería, era porque sentía necesidad de humillarte. Cuando te atormentaba, el remordimiento me acercaba a vos…
—¿Y qué harías si me encontraras por la calle con otro?—¿Qué haría?... Preguntarte si eras feliz.
A vos te quiero contra mi voluntad. Decime si no es algo terrible esto.
“Soy un civilizado. No puedo creer en el coraje. Creo en la traición”
lo que hacía temible a un hombre era la memoria de las ofensas y la paciencia en aguardar la revancha.
Por principio, acepto únicamente el asesinato que reporta utilidad social…
—¡Odio! ¿Y por qué? No. Al contrario… le estoy agradecido de que me haya dado oportunidad de presentarme ante él como un hombre cuyo temple está por encima de las pequeñas reacciones humanas.
—Todo es inútil. Si se hiciera un agujero que pudiera llegar al otro lado de la tierra, allí también se encontrarían sufrimientos.
Comprenderás que la vida ha perfeccionado la angustia, como un fabricante perfecciona su motor a explosión…
Me pregunto, tristemente: ¿estoy en un planeta que me corresponde, o he venido a la tierra por equivocación? Porque sería gracioso que uno se equivocara de planeta.
—¿Es posible que se tema tanto a la muerte? ¿Qué la muerte preocupe tanto a los hombres, si es su descanso?
—No te digo que me quieras. No. El querer y el no querer no se mandan. ¡Pobres nuestros corazones, si es así!
No estoy loco, pero estoy angustiado que es lo mismo.
El que le hace daño a los demás, en realidad fabrica monstruos que tarde o temprano lo devorarán a él.
Los teólogos todavía no se han puesto de acuerdo en lo que consiste el “pecado que no se puede nombrar”. Sólo el alma es capaz, con su extraordinaria sensibilidad, de clasificarlo… Pero no puede nombrarlo.
“¿Por qué, viviendo, realizamos tantos actos inútiles, cobardes, o monstruosos?”
La revé en una casa de inquilinato, desventrada y gorda, leyendo entre flato y flato alguna novela que le ha prestado la carbonera de la esquina. Holgazana como siempre, si antes era abandonada ahora descuida por completo su higiene personal, emporcando con sus menstruaciones sábanas que nunca se resuelve a lavar.
Los jóvenes, en cambio: [..] no se habitúan a las cosas y al modo que están dispuestas. Quieren romper los moldes de vida, viven angustiados, como si fuera ayer el día en que los echaron del Paraíso.
Sin una tierra nueva, que no hayan infestado los viejos, esta humanidad joven que se está formando no podrá vivir.
si Dios no existe, hay que guardar el secreto.
la creencia de que soy extraordinariamente hermoso ha modificado mi vida substancialmente. porque ha hecho que yo me coloque frente a los demás en la actitud de un comediante. Siempre estoy en comediante. Indiferentemente de los sucesos que me ocurren.
un día tuve la ocurrencia de enamorarme. Por cínico que sea, aquí está el error de la gente en creer que un cínico no puede enamorarse; yo me enamoré. Me enamoré en serio de una chiquilla.
Posiblemente yo la odiara por el poder que ella ejercía sobre mí.
cuando analicé lo que significaba esa indiferencia respecto a su pecado…, recién entonces empecé a odiarla.
Usted ha hecho lo que hacen todas las almas vulgares. Queriéndola mucho, empezó a odiarla.
Entregarse a. las mujeres no se puede. Por ese lado, el problema no se resuelve.
Hay gente que sufre cuando descubre posibilidades de éxito en sus prójimos. Hay otros tan envidiosos, que a uno no le perdonan ni que sueñe disparates.
qué profunda es la perversidad humana? Aborrece hasta las quimeras que lo distraen a un desdichado. ¿Qué pasaría si esos sueños se realizaran? No sé. Posiblemente, de poder matarlo a uno, lo matarían.
Ribadisco quanto dissi nel commentare "I sette pazzi": Roberto Arlt è il secondo dioscuro della letteratura argentina, il gemello opposto e complementare a Jorge Luis Borges. Entrambi hanno portato l'immaginazione e la visionarietà letteraria ai livelli più eccelsi, seguendo strade creative diverse ma ugualmente geniali. Se Borges è la creatività razionale, la costruzione architettonica perfetta e vertiginosa, il moderato, intelligente e ironico sguardo sulle meraviglie dell'impossibile, Arlt è la furia del piromane, la disperazione del folle, il dolore esistenziale del creatore posseduto. E qui, nel secondo tomo dedicato ai "Sette Pazzi", questa selvaggia e sconvolgente avventura senza senso e senza limite raggiunge il suo apice e la sua disperata conclusione. I protagonisti del primo libro qui procedono in modo scomposto e scoordinato senza mete chiare, persi e dissociati nei propri incubi e deliri personali. Più che la narrazione della composizione di un gruppo terrorista questo è un coacervo visionario e simbolico dello smarrimento disperato e dell'abiezione assoluta dell'uomo moderno.
Secondo me Arlt raggiunge il suo zenit creativo nella descrizione della anatomia del dolore: la pagine dedicate alla sofferenza esistenziale di Erdosain sono di una forza espressiva e di una modernità letteraria uniche - la sua scrittura vulcanica produce piroclasti di visionarietà potentissimi e molto originali, in particolare nelle descrizioni della natura che turbano e affascinano. E non si ferma davanti a nulla, colpendo il lettore con pagine davvero difficili da sostenere che sia quando si dilunga nel descrivere un aborto (ed il fatto che sia immaginario non aiuta per nulla -mostrando come realtà ed irrealtà siano parole vuote in letteratura) o quando riporta il progetto dei gas di Erdosain. Un vero scrittore sa arrivare anche ai livelli più bassi e spietati dell'abiezione umana per esprimere quanto di urgente ha in corpo, come il rifiuto dei rapporti intimi tra umani, che sembrano per Arlt solo fonte di violenza, miseria e disperazione.
Sì, è notevole il fatto che l'autore sappia anche rendere lo spirito apocalittico e palingenetico della politica dei regimi totalitari nel 1929: molte parole dell'Astrologo e di Erdosain non possono che echeggiare quanto la storia stava preparando (e non in SudAmerica, ma nella "civilizzata" Europa) - ma è comunque lo stile letterario il motivo per cui Arlt deve essere citato tra i più grandi letterati del SudAmerica.
Peccato solo per la conclusione del libro, in cui arriva un cambio di tono verso uno stile "giornalistico" in cui si vede come Arlt porti della propria esperienza di vita, ma che banalizza e rende corrivo un materiale letterario che per la maggior parte delle pagine viaggia su altri livelli: anche la spiegazione "psicanalitica" della follia di Erdosain affidata a delle note dissonanti in stile e freschezza letteraria riduce il valore visionario e simbolico del masochismo cinico del protagonista, riducendolo ad un fenomeno psicopatologico molto meno originale.
Bueno, en teoría este libro completa la serie iniciada por "Los 7 Locos", es su continuación, cierra la historia. Sin embargo , a pesar de ser una gran novela, podría decir que se trata de un texto complementario, en el sentido que la primera novela, "Los 7 Locos", se sostiene por sí sola, no necesita de "Los Lanzallamas" para brillar, en cambio "Los Lanzallamas" no logra esa autonomía, no funciona bien sin "Los 7 Locos". Repito: es una gran novela, inclusive tiene momentos más brillantes que su antecesora, pero pierde mucho si se la separa de ésta.
La novela arranca en el mismo punto en que culmina "Los 7 locos", en el momento en que el AStrólogo se despide de Erdosain, y continúa la trama como si fuese el mismo libro, sin explicar nada, sin dar un contexto, confiando que el lector viene de "Los 7 locos". En este libro se profundizan algunas historias, se narra qué pasó con la esposa de Erdosain, con Ergueta, se desarrolla el personaje de Hipólita, se aclaran algunas cuestiones del pasado de los personajes, se permite atar cabos sueltos que habían quedado en la novela anterior y, por supuesto, se narra el desenlace fatal de las aventuras de Erdosain y sus amigos.
Tiene grandes escenas, grandes momentos: El monólogo de Elsa en el convento, el diálogo de Hipólita con el Astrólogo, el compromiso de Erdosain con La Bizca, y los monólogos interiores atravesados por la angustia de algunos personajes. Son momentos geniales, que complementan lo que empezó en Los 7 locos, pero como unidad, la novela no es autónoma.
Los Lanzallamas es menos que Los 7 locos, cierto, pero eso no quiere decir que no sea una enorme novela. Al que leyó Los 7 locos no lo va a dejar indiferente. Además el prólogo de Arlt a esta novela es uno de los grandes fragmentos de la literatura argentina, está aquello de la literatura como "cross a la mandíbula" y la famosa sentencia arltiana que sigue siendo universal:
"En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches."
Al fin se terminó!! No tardé tanto en leerlo, pero debido a lo ajustado de las fechas de la uni y a todo lo que tengo que leer, no poder terminar este libro pronto me desesperaba. Creí que me iba a gustar más que "Los siete locos", pero después de la pág. 100 me di cuenta de que no iba a ser así... Digan lo que digan, no es un libro fácil ni entretenido. Siendo honesta, es inverosímil y a ratos incoherente. Endorsain era insufrible, sus capítulos eran los que más odiaba (que eran la mayoría). Leerlos me producía asco, rabia y una tremenda incredulidad. Sin embargo, los demás personajes sí me resultaron más interesantes, y los capítulos de éstos se dejaban leer hasta con gozo por mi parte. Pero Endorsain era otra cosa.
Ya veremos si cambio de opinión cuando estudie estos dos libros con más detalle. Pero por ahora me alegro de que se haya terminado...
"Quando si ha qualcosa da dire, si scrive ovunque. Su un rotolo di carta o in una stanza infernale. Dio, oppure il Diavolo, ti sono vicini e ti dettano parole inesprimibili." (Parole dell’autore, p. 11)
"Esiste la pazzia? Oppure è stata stabilita una forma convenzionale per esprimere le idee, in modo tale che queste possano nascondere sempre e sempre l’altro mondo all’interno, quello che nessuno si azzarda a mostrare?" (p. 113)
La terrible banda de Temperley desata un caos digno de ser filmado. Un desenlace al que las prisas de su autor tornaron interesante, tras páginas de aburrimiento. La depresión de Remo Erdosain será de mis más grandes referentes al tema en Literatura.