What do you think?
Rate this book


112 pages, Paperback
First published August 27, 2004
"¿Cómo habría sido mi vida si no hubiera dejado mi país? Más dura, más pobre, pero también menos solitaria, menos rota; quizá feliz. De lo que sí estoy segura es de que hubiera escrito lo que fuera, en cualquier lengua."Esa lengua nueva, el francés, a la que se tiene que adaptar en su nueva vida tras huir de su país por motivos políticos es la causa de que a su llegada se sienta como una analfabeta. Un idioma que nunca dominará, que nunca hará suyo, como tampoco lo será esa tierra nueva, como tampoco se sentirá nunca más parte de un pueblo. Llegó a Suiza buscando un futuro y se encontró viviendo siempre en su pasado.
“…no tengo nada más que hacer salvo pensar en el trabajo, la fábrica, las compras, la colada, las comidas y nada más que esperar que los domingos para dormir y soñar un poco más con mi país.”De ahí la rabia que encierra esta, en apariencia, ingenua forma de contar su historia. Una rabia que se dirige no solo contra aquellos por los que tuvo que abandonar su país, sino también por todos aquellos disidentes rusos a los que reprocha no haber denunciado los atropellos que perpetró su país, por dudar de su sentimiento de vergüenza por lo que su país hizo a tantos millones de personas dentro y fuera de Rusia. Una rabia que también siente contra esa lengua nueva que advierte que está matando la suya, como sintió rabia contra las lenguas, alemán y ruso, que en distintos momentos de ocupación fueron obligados a aprender y a usar en su propio país. Una rabia que la invade cuando piensa en las esperanzas que albergaban en su huida, cuando creían que estaban haciendo algo importante, algo revolucionario, descubriendo al poco tiempo que lo único que habían hecho era abandonar familia y amigos.
“Dos de los nuestros han regresado a Hungría, a pesar de la pena de prisión que les espera. Otros dos, más jóvenes, solteros, se han ido más lejos, a Estados Unidos, a Canadá. Otros cuatro, más lejos aún… se suicidaron durante los dos primeros años de nuestro exilio.”
"In Hungary I left my journal with its secret handwriting, and also my first poems. I left my brothers, my parents, without any warning, without saying farewell or goodbye. But above all, that day, that day at the end of November 1956, I lost forever my sense of belonging to a people." pg. 35
"I have spoken French for more than thirty years, I have written in French for twenty years, but I still don’t know it. I don’t speak it without mistakes, and I can only write it with the help of dictionaries, which I frequently consult. It is for this reason that I also call the French language an enemy language. There is a further reason, the most serious of all: this language is killing my mother tongue." pg. 28
"How many victims did he have on his conscience? Nobody knows. In Romania, the deaths are still being counted; in Hungary, there were thirty thousand in 1956. What we will never be able to measure is the pernicious role the dictatorship exerted on the philosophy, art and literature of the countries of Eastern Europe. By imposing its ideology on these countries, the Soviet Union not only obstructed their economic development, it also tried to stifle their national culture and identity." pg. 31
"What would my life have been like if I hadn’t left my country? More difficult, poorer, I think, but also less solitary, less torn. Happy, maybe." pg. 38