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Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusion
Esta obra discute la experiencia personal como argumento de verdad y, en una epoca saturada de informaciones y documentos sobre la crueldad sufrida en carne propia, reivindica el valor de la teoria y la reflexion en la continuidad de la cultura. Es mas importante entender que recordar, aunque para entender sea preciso, tambien, recordar.
- GenresNonfiction
166 pages, Paperback
First published January 1, 2005
9 people are currently reading
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About the author
Beatriz Sarlo
62 books87 followersBeatriz Sarlo was an Argentine literary and cultural critic. She was also founding editor of the cultural journal Punto de Vista ("Point of View"). She became an Order of Cultural Merit laureate in 2009.
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Community Reviews
Displaying 1 - 9 of 9 reviews
December 4, 2016
La propuesta de esta discusión es sumamente estimulante: ¿dónde puede trazarse un límite entre la verdad de la memoria y la verdad histórica?, ¿a cuál de las palabras anteriores habría que rodearla de comillas?, ¿"verdad"?, ¿"memoria"?, ¿"historia"? Mediante una revisión del testimonio, como procedimiento y como género, Beatriz Sarlo consigue presentar un amplio espectro de problemas frente al modo mediante el cuál se ha teorizado al respecto, tocando, mientras lo hace, temas como la producción artística, la herencia, la veracidad de lo vivido, y la postmemoria.
En Tiempo pasado: Cultura de la memoria y giro subjetivo se hace un breve resumen del ocaso de las historias monumentales, para luego enfrentar la panacea de la memoria subjetiva (y sus derivados ídolos dorados) y enumerar cada una de sus grietas, de sus problemáticas, buscando abrir un escenario donde sea posible argumentar, a favor o en contra, de la efectividad de ésta al momento de construir comprensión.
En ese sentido, Sarlo toma ejemplos del holocausto durante la Segunda Guerra y de los desaparecidos argentinos durante la época de la dictadura, los analiza bajo el doble foco de la memoria y la historia, y se detiene, particularmente, en los puntos de encuentro y de división, para construir de ese modo un entramado que permita un análisis más allá de la empatía y la solidaridad, sobre el cual pueda cimentarse una corriente teórica y la construcción paralela de la comunidad y los individuos.
El testimonio, como género, se critica, entonces, debido a la imposibilidad que presenta para ser trabajado desde una perspectiva crítica. De alguna forma, propone la autora, el haber padecido la tragedia blinda los textos (en el sentido amplio de la palabra) de cualquier aproximación sospechosa: los documentos expedidos por las víctimas deben ser considerados ciertos, y su valoración pasa a un muy relegado segundo plano, lo que sacrifica la posibilidad de construir, en base a ellos, un sistema de comprensiones explicativas más allá de la observación de la experiencia.
En contraste con esto, se mencionan dos ejemplos de testimonios no-testimonios, donde los autores hacen uso de sus saberes específicos para filtrar la experiencia vivida, e intentar sacar de ella el provecho de un conocimiento comunicable. En ese sentido, la vindicación del oficio académico (de la antropología, la sociología, la psicología, etcétera) ofrece un breve atisbo del deber ser de la formación profesional, una recuperación de la labor intelectual en un escenario contemporáneo donde levanta, a veces inmerecidamente, sospechas y desdén.
La crítica al fetiche del concepto de la postmemoria, en los apartados finales del libro, podría extenderse a muchos otros conceptos aplicados en los estudios literarios (el de diáspora, o el de sujeto de frontera, por ejemplo), y plantea, en un segundo plano, la importancia de la labor intelectual, de la crítica atenta. Finalmente, la reflexión sobre el papel de la literatura en la comprensión de los traumas históricos, es, además de bellísima, esperanzadora.
Dice Sarlo:
La idea, si bien leída ya antes, no deja de ser, cada vez, bienvenida.
En Tiempo pasado: Cultura de la memoria y giro subjetivo se hace un breve resumen del ocaso de las historias monumentales, para luego enfrentar la panacea de la memoria subjetiva (y sus derivados ídolos dorados) y enumerar cada una de sus grietas, de sus problemáticas, buscando abrir un escenario donde sea posible argumentar, a favor o en contra, de la efectividad de ésta al momento de construir comprensión.
En ese sentido, Sarlo toma ejemplos del holocausto durante la Segunda Guerra y de los desaparecidos argentinos durante la época de la dictadura, los analiza bajo el doble foco de la memoria y la historia, y se detiene, particularmente, en los puntos de encuentro y de división, para construir de ese modo un entramado que permita un análisis más allá de la empatía y la solidaridad, sobre el cual pueda cimentarse una corriente teórica y la construcción paralela de la comunidad y los individuos.
El testimonio, como género, se critica, entonces, debido a la imposibilidad que presenta para ser trabajado desde una perspectiva crítica. De alguna forma, propone la autora, el haber padecido la tragedia blinda los textos (en el sentido amplio de la palabra) de cualquier aproximación sospechosa: los documentos expedidos por las víctimas deben ser considerados ciertos, y su valoración pasa a un muy relegado segundo plano, lo que sacrifica la posibilidad de construir, en base a ellos, un sistema de comprensiones explicativas más allá de la observación de la experiencia.
En contraste con esto, se mencionan dos ejemplos de testimonios no-testimonios, donde los autores hacen uso de sus saberes específicos para filtrar la experiencia vivida, e intentar sacar de ella el provecho de un conocimiento comunicable. En ese sentido, la vindicación del oficio académico (de la antropología, la sociología, la psicología, etcétera) ofrece un breve atisbo del deber ser de la formación profesional, una recuperación de la labor intelectual en un escenario contemporáneo donde levanta, a veces inmerecidamente, sospechas y desdén.
La crítica al fetiche del concepto de la postmemoria, en los apartados finales del libro, podría extenderse a muchos otros conceptos aplicados en los estudios literarios (el de diáspora, o el de sujeto de frontera, por ejemplo), y plantea, en un segundo plano, la importancia de la labor intelectual, de la crítica atenta. Finalmente, la reflexión sobre el papel de la literatura en la comprensión de los traumas históricos, es, además de bellísima, esperanzadora.
Dice Sarlo:
La literatura, por supuesto, no disuelve todos los problemas planteados, ni puede explicarlos, pero en ella un narrador siempre piensa desde afuera de la experiencia, como si los humanos pudieran apoderarse de la pesadilla y no sólo padecerla. (166)
La idea, si bien leída ya antes, no deja de ser, cada vez, bienvenida.
January 18, 2020
Un libro que hila muy fino diferentes telas: la subjetividad y su importancia en nuestro presente, el individuo y la identidad como objeto de estudio y sujeto de la historia e importancia, cada vez mayor, del testimonio como fuente histórica. Telas e hilo que conforman un tapiz inteligente sobre la relación entre la memoria y la historia en nuestro presente con los sucesos acontecidos en Argentina bajo su dictadura como telón de fondo. Muy bueno.
April 11, 2023
Está catalogado en sociología, pero es mucho más: son métodos de historiar y análisis del discurso (y literatura, y... adelantadísimo al tag de no ficción, de autoficción y etcéteras que no vienen al caso).
Valientemente lanza la daga al ruedo y pregunta: tons, ¿los testimonios son incontrovertibles?, ¿pertenecen a otra categoría (distinta, cuasietérea) imposible de analizar?, ¿se quedan en lo "visto", entonces", en la experiencia por la experiencia? Ah jijos. Son preguntas bien incómodas, pero ¡por fin aparecen! Ahora, aunque ella se enfoca en los testimonios de la dictadura, la discusión podría extrapolarse al infinito.
Pone el caso de Pilar Calveiro (no la he leído), quien al parecer elaboró un análisis desde una tercera persona, privilegiando otros testimonios, no el suyo, a pesar de que ella misma había sido víctima (esto solo se sabe por paratextos). Es interesantísimo ese pedo. Interesantísimo.
(Sí se siente una mal de estar hurgando en los horrores, analizando el análisis; casi que es medio pecado encontrar gozo intelectual en la experiencia del dolor). (Pero ¿no se necesita?).
Palabras clave: testimonio, víctima, experiencia, posmemoria (penúltimo capítulo, también interesante pero ya se me prolongó mucho esto). Ah, y al final hace un listado de literaturas desde las cuales también se puede acercarse.
Valientemente lanza la daga al ruedo y pregunta: tons, ¿los testimonios son incontrovertibles?, ¿pertenecen a otra categoría (distinta, cuasietérea) imposible de analizar?, ¿se quedan en lo "visto", entonces", en la experiencia por la experiencia? Ah jijos. Son preguntas bien incómodas, pero ¡por fin aparecen! Ahora, aunque ella se enfoca en los testimonios de la dictadura, la discusión podría extrapolarse al infinito.
Pone el caso de Pilar Calveiro (no la he leído), quien al parecer elaboró un análisis desde una tercera persona, privilegiando otros testimonios, no el suyo, a pesar de que ella misma había sido víctima (esto solo se sabe por paratextos). Es interesantísimo ese pedo. Interesantísimo.
(Sí se siente una mal de estar hurgando en los horrores, analizando el análisis; casi que es medio pecado encontrar gozo intelectual en la experiencia del dolor). (Pero ¿no se necesita?).
Palabras clave: testimonio, víctima, experiencia, posmemoria (penúltimo capítulo, también interesante pero ya se me prolongó mucho esto). Ah, y al final hace un listado de literaturas desde las cuales también se puede acercarse.
August 11, 2024
a veces se iba mucho por las ramas y enredaba de más lo que podía ser más legible; pero es un libro interesantísimo sobre el origen (al menos latinoamericano) del poder político y formal de la primera persona a la hora de narrar lo padecido en el cuerpo propio. hay un montón de preguntas bien poderosas que si nos animáramos a pensar más, podrían ayudar a desestancar un poquito la producción literaria de lo no-ficcional. mucho, mucho que pensar. eso lo adoro, que me dejen con ganas de seguir pensando. 💭
December 18, 2024
«La literatura, por supuesto, no disuelve todos los problemas planteados, ni puede explicarlos, pero en ella un narrador siempre piensa desde afuera de la experiencia, como si los humanos pudieran apoderarse de la pesadilla y no sólo padecerla».
TIEMPO PASADO. CULTURA DE LA MEMORIA Y GIRO SUBJETIVO. UNA DISCUSIÓN de Beatriz Sarlo
TIEMPO PASADO. CULTURA DE LA MEMORIA Y GIRO SUBJETIVO. UNA DISCUSIÓN de Beatriz Sarlo
April 21, 2021
Sinuosa belleza de la inmisericordia.
August 28, 2023
Jorge el curioso se ha hecho daño a sí mismo
September 15, 2024
Amo forte
March 7, 2013
El libro está adelantado a su época en muchas cosas, aunque también discute temas que luego podría haber ampliado con el avance de los gobiernos kirchneristas y con películas como M de Nicolás Prividera. No es un tema que me toque tanto en lo personal, estoy medio harto de la memoria, la dictadura y todo eso, pero Sarlo siempre es un placer, tira un par de frases buenas.
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