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Nuevos juguetes de la Guerra Fría

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Desde Nueva York, Iván Morante recuerda o cree recordar como fue su infancia como alumno “pionero” en la embajada de Cuba en la Paz. Aún no ha caído el muro de Berlín y la guerrilla guevarista, el programa soviético y la injerencia de la Habana en América Latina componen una fuerza en colisión con las promesas y fantasías de otro imperialismo, el norteamericano.

Series de extraterrestres, sables laser y figuras de acción pueblan un imaginario que pone a prueba las resistencias del “hombre nuevo”, los primeros hijos del socialismo. Esta fricción funciona como un potente motor narrativo y le permite a Juan Manuel Robles contar una historia valiente y conmovedora, que interviene diversos géneros para responder, con una madurez creativa inusual, preguntas importantes: ¿Cuán fiables son nuestras memorias?, ¿ Es posible, a través de la evocación, alcanzar un tipo de verdad? ¿Cuáles son los héroes verdaderos y cuales los falsos? ¿ Quiénes son nuestros padres y qué han hecho con nosotros?

448 pages, Paperback

First published April 14, 2015

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Juan Manuel Robles

15 books7 followers

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11 (12%)
1 star
4 (4%)
Displaying 1 - 15 of 15 reviews
Profile Image for Jofre Mañá.
29 reviews3 followers
January 30, 2017
El peruano Iván Morante, joven de cierta formación y cultura, vive en Nueva York trabajando ilegalmente en un restaurante. Tiene novia americana y, aparte de su empleo, no tiene otra actividad regular. En un momento determinado, Morante es contactado por un misterioso individuo, Saldaña, un cubano que parece tener información sobre él y que comienza a presionarlo para que recuerde ciertos hechos del pasado. Con Saldaña colabora, de un modo que no queda del todo claro, Nuria, una psicóloga española especializada en memoria.

En la infancia de Morante hay un hecho curioso. Hijo de un periodista de izquierdas, él y su hermana Rebeca cursaron estudios primarios en una escuela cubana instalada en la embajada de Cuba en La Paz, Bolivia, donde la familia se afincara durante unos años, desde mediados de los ‘80.
Lo que Saldaña y Nuria buscan, y que progresivamente se revela como el foco de la novela, son referencias a una supuesta recuperación de los restos del Che Guevara, operación que habría sido organizada precisamente desde esa embajada. Un argumento paralelo lo constituyen las revelaciones relativas a las actividades del padre: su implicación en un atentado y su probable traición a los cubanos transfiriendo información a los EEUU.

Hay, también, dos temas no relacionados directamente con la trama con los que se busca una "resonancia metafórica", digamos: la informática (Morante ha diseñado un “generador de oraciones” que le provee regularmente de frases absurdas utilizadas como epígrafes), y cierta imaginería de los ‘80 (los muñecos bélicos de la época y la serie de televisión “V”). Junto con ello, y a modo de interludios científico-filosóficos, se suministran de manera regular datos irrelevantes y reflexiones superficiales sobre el tema de la memoria. Esta diversidad no aporta absolutamente nada, salvo páginas y tedio.

Ninguno de los personajes pasa de cumplir una función mecánica dentro del relato. No se exploran ni las personalidades ni, menos aún, las relaciones. Rebeca, a pesar de estar presente en toda la novela, es sólo la memoria fiel que sirve para medir las desviaciones de la de Iván. La deficiencia más seria se da en el caso del padre, en quien se descarga el dispositivo principal de la intriga, pero sin haber antes construido algún carácter digno de este rol. El impacto de las acusaciones, de terrorista primero y de traidor después, recae prácticamente en un personaje secundario.

La novela está narrada en primera persona y el relato fluye bien en los tramos de estricto relato. El autor sabe manejar las transiciones tanto entre recuerdo y presente como entre historia y reflexión, con algunos momentos notables, sobre todo al principio. Pero, al mismo tiempo, las interposiciones decorativas son tan excesivas que sólo sirven para poner de relieve la falta de espesor de la historia principal. No obstante, donde el texto falla más gravemente es en los diálogos, que al emplearse básicamente como vehículos de información, contribuyen al acartonamiento de los personajes y se tornan artificiales y aburridos.

El error del autor ha sido pensar que, al trabajar sobre una base autobiográfica (Robles, en efecto, estudió en una escuela cubana), el interés de la historia y los detalles reales se transferiría sin más a cualquier versión literaria. Pero no hay anécdota que resista tal acumulación de materiales inútiles.
Profile Image for Matias.
289 reviews15 followers
September 11, 2017
2,5 / 5

Respeto. Respeto es una de las cosas que estoy sintiendo ahora mismo. Acabo de terminar por fin esta novela de Robles que me ha traído por el camino de la amargura cerca de tres meses (por lo mala), que hasta esta mañana seguía leyendo ya sólo por una mezcla entre competitividad, curiosidad maliciosa y fuerza de voluntad (soy obsesivo), y que estaba seguro demolería con esta anti-review que al fin y al cabo sólo van a leer mis poquísimos amigos.

Sin embargo, en lugar de eso, después de cerrar la tapa, me provocó esta insatisfacción personal que me ha tenido como distraído durante la cena familiar posterior, o si quizá mirada con lupa es remordimiento, mala conciencia, por la forma en que he despreciado a este escritor desde el principio de la novela, más o menos desde que descubrí que no escribía bien a pesar de formar parte del Bogotá39, y el curso de escritura creativa en Nueva York, y periodista desde muy joven, y blablá.

Porque primero lo primero no? Y joder no escribe bien. Es decir, seguro que escribe bien en lo que respecta a corrección, conocimiento de fórmulas narrativas, o incluso cierto tipo de oficio, pero en términos artísticos, que puede ser la magia de ir más allá del lenguaje, Robles no está ni cerca de escribir bien. Hasta puedo señalar objetivamente los problemas de su prosa. Me agarro a piñas con cualquier embustero que venga a relativizar. Los errores están ahí. Se ven. A pesar de las oraciones cortas en tobogán, buscando máxima efectividad, vicio, y sólo consiguiendo ser legible, aburrir pero no tanto. Los diálogos son objetivamente terribles. Robles no tiene oído para los diálogos, hace lo que buenamente puede, intenta disfrazarlos (para diferenciarlos) bajo la variedad dialéctica de sus personajes (cubano, español, peruano), o a la hermana por ejemplo agregándole una permanente coletilla (“gil”, “así no fue, gil”, “papá no pudo ir, gil”), todas formas baratas, que cualquier lector medio-decente podrá si no identificar conscientemente sí procesar inconscientemente como escepticismo, y que yo particularmente he reconocido porque como escritor en aprendizaje he cometido también ese error algunas veces y otras muchas he tenido la tentación de hacer lo mismo. Porque es lo fácil. El parche. La salvación por la vía rápida del diálogo. Otra cosa sería reescribirlo. Aunque peor. Otra cosa sería replantear la forma de narrar toda la historia. Equivalente a empezar de nuevo. ¿Quién tiene tiempo para eso eh? Si igual Seix Barral te lo va a publicar y se la vas a colar a un montón de lectores ocasionales. El verdadero problema de Robles ni siquiera es no tener oído para los diálogos. Porque si no sabes escribir diálogos pues los dosificas, los dejas en digamos sólo un 10-20% de la novela. Pero es que este tío va y escribe una novela con algo como 40% de diálogos. Un suicidio.

De su estética podemos decir que no tiene nada de especial. La belleza que es capaz de impregnarle es escasa. Lo que mejor se le da es darle el condimento necesario de humor. Como escritor Robles tiene el oficio como para reconocer los momentos de fuegos artificiales pero luego en la ejecución su prosa se queda a medias, nunca sube hasta el cielo, es posible que por simple falta de talento.
Luego los arquetipos bastante pobres. Por ahí está la típica figura de la persona (en este caso mujer) que se exaspera al hablar en lenguaje de ciudadano medio, que no se da cuenta cuando se pasa de técnico al hablar, o la hermana inteligente y de lenguaje parco, o el mafioso que coacciona con un palillo entre los dientes.

Lo que sí hay que reconocerle a Robles es la ambición. Propone cosas diferentes. Presuntamente innovadoras. Se nota que Robles quiere ser un escritor moderno y de la generación del internet. Está dispuesto a no cortarse a la hora de hacer referencias a dibujos animados ochenteros, a juguetes, al mundo del comic, a las nuevas palabras de internet. Incluso a imprimir imágenes en su novela, estímulos visuales. También a propiciar un generador de oraciones random y utilizarlos casi de títulos de capítulo. Emails enviados desde el pasado etc. Elementos modernos, efectistas, que seguro a muchos viejos le puedes colar como innovador, como la narrativa de los chicos de la inmediatez, pero no lo es. No lo es de ninguna manera. Porque millones de veces los escritores han hecho investigación acerca de temas para adoptar el argot y así dar credibilidad a su historia (no digo que sea el caso de Robles, que sí debe ser nativo digital, lo digo para retratar lo trivial que es), para ser capaces de hacer referencias a lugares comunes del tema elegido, cosa muy respetable por el rigor, efectivo incluso, pero en ninguna forma innovador. El verdadero reto de los chicos de la inmediatez es capturar/contar/describir la poesía que yace en la dimensión del internet. El baile del humano en la nueva dimensión. Eso sería innovador. No simplemente ametrallar a referencias, a neologismos, a lugares comunes, hasta reducir las nuevas tecnologías a lo poco más que anecdótico.

Es una cuestión de ambición lo de Robles. Tiene mucha. Y eso yo creo que es muy bueno pero es necesaria la perspectiva. Antes de terminar la novela iba a decir que este tipo había escrito una novela sin tener nada que decir. Ahora ya no pienso lo mismo. Ya no la aborrezco. Pero sí sigo pensando, y estoy seguro, de que 465 páginas para una historia como esta es un despropósito. Joder Vargas Llosa sólo necesitó 200 páginas más para meter todo el Perú en un libro. Franzen con 500 páginas capturó una amistad, una época y un ideal. Piglia en novelas de 250 páginas ha escrito lo más lumpen y también lo más esnob intelectual. Si quieres ser un escritor serio ¿cómo te atreves a mandarte con 465 páginas para una historia como esta? Tan obviamente dilatada por su ambición. Kilos de paja. No es casualidad que hasta las últimas 80 páginas no te cuente nada. Las anteriores 385 son sólo un larguísimo preámbulo para engordar lo que pudo haber sido un relato interesante de 80 páginas acerca de las fronteras de la memoria, y convertirlo en la novela mediocre que es, pero novela, y primera novela!

¿Y entonces el respeto? Pues porque por lo menos la escribió. Una novela. El tipo tenía algo que contar, aunque fuera mucho más pequeño que 465 páginas, y lo escribió. El trabajo de investigación que hay en el libro, la ambición, el rigor, la disciplina. El tipo se lo propuso y lo hizo. Lo que tenía para contar resulta que era muy interesante. Le ha fallado la forma de contarlo. Quizá es que ha sobredimensionado su propio talento pero aun así ahí está. Una cosa que ha puesto en mi cabeza, que es interesante, que te hace reflexionar. Ahí está. Bien respetable. Uno se puede pasar años llenándose la boca de las grandes vainas que va a escribir y al final ni mierda. Porque el trabajo es necesario, la disciplina, no alcanza con un gran primer impulso, no es suficiente con estar en llamas un par de veces al mes, no alcanza con estar furioso, con escribir esta review. Hace falta más.

PD: Respecto a Robles. Debe haber aprendido mucho escribiendo esta novela. Puede mejorar. Va a mejorar si es que no se cree lo que algunos imbéciles pueden llegar a decir de él como que es la mejor novela de su generación o gran novela o demás cosas parecidas que se pueden atrever a decir desde la total indigencia literaria o desde el amiguismo.
Profile Image for Michael.
197 reviews55 followers
June 20, 2017
Mal escrita, no esta. Me interese por Robles despues de leer hace anios ya un blog suyo (ya olvide el nombre) en "El Comercio", un diario peruano. Ahi, era evidente la admiracion (mal dirigida) de Robles hacia Renato Cisneros, otro escritor peruano que tenia un blog (popularisimo -e hilarante-, "Busco Novia") en el mismo diario. Y digo mal dirigida porque aunque Cisneros era bastante mas divertido que Robles, este ultimo escribia mejor.

Y la novela tiene, para mi, el mismo problema: mal escrita no esta, pero el aburrimiento me costo terminarla. La trama basica tiene que ver con la memoria del protagonista sobre su vida de nino en la embajada cubana en La Paz. Ya de joven, mientras vivia en Nueva York, se le acerca un personaje misterioso que quiere remover los recuerdos del protagonista cuando era nino. La conclusion velada es que el padre de Ivan (el protagonista) estuvo de alguna manera involucrado en la busqueda del cuerpo del Che Guevara, en un atentado terrorista en el Peru y en la transimision de informacion, en traicion a su supuesta afiliacion comunista, al gobierno gringo. Parece una trama interesante, pero creanme que no.

Completamente prescindible
This entire review has been hidden because of spoilers.
Profile Image for Christian.
106 reviews5 followers
February 4, 2019
Cuando dejas pasar toda la ola y la moda que despierta un libro y de pronto lo ves en un estante de tu casa mientras también este te ve a ti como los toros a los toreros, piensas, en primer lugar, «¿cómo diantres llegó este libro a mi biblioteca?». En segundo lugar, ya acostumbrado a su presencia, te dices a ti mismo que es tiempo ya de desempolvarlo y empezar a transitar sus páginas. Porque vamos, si bien apareció en mi biblioteca por obra del amor —larga historia que aquí no puede ser contada—, desde que vi su portada en una librería me llamó mucho la atención ese superman soviético (Superman: hijo rojo) sosteniendo la bandera de la desaparecida (?) Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

A Juan Manuel Robles lo leo con regularidad en «Hildebrant en sus Trece», y sé de la agilidad de su pluma, de su eficacia para comunicar la indignación y de su habilidad para el sarcasmo y el humor ácido. Así que, ya pasada la moda y bien instalado en el 2019, decidí leer «Nuevos juguetes de la Guerra Fría», y me acomodé tranquilamente en mi cama para leerlo.

Esta novela nos cuenta la historia de Iván Morante, un pequeño peruano cuya familia estaba radicada en La Paz gracias al trabajo de su padre en Prensa Nueva, agencia de noticias cubana, y que comparte una parte de su vida con los demás niños de la Embajada cubana, en donde todos ellos son pioneritos.

Pero la historia es contada desde el punto de vista del Iván de treintaitantos que vive ahora en Nueva York, ciudad en la que entra en contacto con la española Nuria Ramón y con Saldaña, quienes se empecinan en hacerle recordar aquellos años paceños porque, al parecer, él ha sido testigo en esos años de un acontecimiento histórico y secreto: el hallazgo y exhumación de los restos de guerrilleros cubanos que murieron ahí en la década de 1960. Entre ellos, claro está, los restos de Ernesto «Che» Guevara. El camino que lleva el descubrimiento de la veracidad de esto trae consigo una serie de revelaciones que lo llevan a cambiar lo que él tenía como un verdadero recuerdo de esa época.

Robles no tiene mayor dificultad para plantearnos la premisa de su historia. Pero naufraga en la aplicación de una receta a la que sobran una buena cantidad de páginas para mostrarnos lo que quiere: obsesión por el pasado, obsesión por descubrir los años en que su padre estuvo ligado a los movimientos revolucionarios latinoamericanos de la década de 1970. Se disfrutan mucho los episodios que nos cuentan la infancia de Morante en esa escuela de la embajada, se pueden seguir con interés los capítulos en los que con la ayuda de Nuria y Saldaña llega a tener cierta claridad en los recuerdos de esa específica parte de su vida. Sin embargo, en el balance general se llega a sentir que la excesiva cantidad de páginas, que repercuten primero en la tardía llegada de la presentación del problema, hace que el lector deba esforzarse mucho más para terminar de leer la novela.

Nos queda claro que el tema de la memoria, para Morante, es un tema difícil de asimilar, al menos eso se sabe de propia confesión, pero también sabemos que su nostalgia puede más que él y que gusta de hablar mucho de sus años de pionero. Pero le teme a los encuentros con su hermana Rebeca, quien tiene una memoria inmisericorde y con la que no se puede transar: lo recuerda todo sin pizca de romanticismo. Pese a esta inconsecuencia, Iván Morante se va internando en su propia memoria y resuelve un puzzle prestado, algo que no era suyo hasta que lo hizo tal. Y como bien anunciaba cuando nos contaba su relación Rebeca, no puede soportar.

Hemos recorrido con él el mapa de palabras que Juan Manuel Robles propone y encontramos también símbolos bastante bien elegidos: los juguetes de la Guerra Fría, como los G. I. Joe o He-Man, figuras de acción que nos llevan a cuestionarnos si en verdad los Cobra eran realmente los malos. ¿No eran acaso los malos los G. I. Joe, miembros de un ejército que invadía y mataba a los revolucionarios la Latinoamérica unida?

Debo mencionar que tal vez sea uno de los mejores libros de ficción escritos en esta década en nuestro país, pero por ello mismo mereció una mejor revisión y edición, porque hay varias erratas, ociosas de enumerar aquí, que deslucen la prosa de Juan Manuel Robles.
Profile Image for Luis Munoz.
152 reviews9 followers
December 25, 2019
A Juan Manuel Robles muchos lo conocimos a través de las páginas de esa revista singular que fue Etiqueta Negra, y luego de ese libro de crónicas extraño y bizarro como su título, Lima Freak. Esta ves, Nuevos Juguetes de la Guerra Fría, es un intento de saltar de la crónica a la narrativa. Y es un intento que tiene sinsabores.

El libro es largo, innecesariamente largo mientras uno lo va leyendo, y el final termina justificándolo. Pero se nota que Robles le da mas peso a la técnica narrativa que al estilo narrativo en si mismo. El libo gira en torno a la memoria, a su naturaleza y la impronta que deja sobre cada uno de nosotros. El texto divaga por líneas argumentales, como quien escarba en los recuerdos y las vivencias, pero sin que parezca llegar a algún puerto firme. ¿Este es un ejercicio de psicoanálisis? ¿Es un volcado desordenado de vivencias, registros infantiles, referencias técnicas?

Lo cierto es que las editoriales le han hecho un flaco favor al libro, que lo llenaron de elogios, razón por la que uno espera encontrarse con un descubrimiento literario; y lo se que tiene a frente es un buen libro, una buena ficción (lo que me parece valiente y digno de elogio, ya que las últimas publicaciones de autores peruanos giran a torno a las crónicas o a los libros autobiográficos de corto alcance). Aunque muchos comentarios ahondan sobre el tema de la memoria, me impresionó aún más la historia de maduración, de querer entender las acciones de los demás, en tiempos ajenos y que no pueden evaluarse con los ojos del presente. La memoria como un registro que hace peligrosa la calificación de la vida ajena, la búsqueda de referencias y sentido.

Espero que Robles este trabajando en una nueva ficción, que mejore su estilo para que las 430 páginas sean llevaderas y que nos pueda realmente sorprender, fuera del marketing editorial, con un texto que nos lleve a una reflexión profunda. Tiene credenciales para hacerlo.
Profile Image for Franco Zavate.
14 reviews
May 26, 2018
Una potencia narrativa impresionante que encamina este relato de misterio cautivante. La memoria... Los recuerdos...
Profile Image for Al Eister.
69 reviews14 followers
September 25, 2018
Me remito al review de Jofré Maña.
La novela está bien construida pero había algo que no encajaba bien.
Lean ese review.
Profile Image for Ignatius.
22 reviews2 followers
March 13, 2019
Pésimo libro. Cursi (a su manera) y panfletario. Me costó terminarlo, solo para confirmar que se ponía peor. Le sobran muchas páginas, casi todas.
Profile Image for René  Llatas Trejo.
58 reviews3 followers
September 13, 2016
La memoria es ficticia por naturaleza, parte de un punto, de una línea, que no necesariamente va en dirección recta, porque esta, en sí misma, va entretejiendo y articulando su propio recorrido y contenido.

No sabemos por dónde empieza, mucho menos por dónde termina. Lo que sí sabemos es que todo lo que está depositado en ella no descansa jamás.

Iván Morante, el narrador de Nuevos juguetes de la Guerra Fría (Seix Barral), realiza un viaje interior a su infancia, a “las ideas que te dieron forma, los episodios que te moldearon”, en especial a la memoria, a pesar de que su “memoria no es tan potente”; con todo, pone en funcionamiento una búsqueda y a la vez exploración de una vida que el Tiempo parece no haber discutido debidamente, que ha necesitado, justamente, de más tiempo, para establecer una base, un núcleo literario y autobiográfico.

Entonces: ¿Contar qué? Estamos ante un niño, ante un adulto, un doble plano narrativo lleno de recuerdos, que puede establecerse a través de una fotografía, una frase cualquier o una llamada, pues estas son espoletas que abren un acontecimiento, un hecho en la vida de Morante, que ahora adulto siente que ha vivido dentro de un conflicto mundial, extenso, como son los años, la postrimería de la Guerra Fría. De ese modo, su relato va cobrando un matiz clave cuando ingresa como niño “pionero” en la embajada cubana de La Paz. Aquí el lector se convence de que Morante tiene algo que contarnos, que su historia personal adulta, en Estados Unidos, no solo se centra en sus inquietudes con el pasado, sino en una época histórica, que ciertamente un niño no percibe como tal, que ve indiferente el entramado político, económico y social, pese a estar y participar de dicho adoctrinamiento. La fábula de unos niños pioneros, lo llama él.

Así, con un lenguaje cronístico y estructura fragmentaria, Juan Manuel Robles, enlaza la historia de Morante sin evadir sus vínculos con la cultura pop, en especial, con serias de televisión como V., o dibujos animados como He-Man, contradiciendo de alguna manera con su formación, porque en lo que ve, con lo que juega su personaje, puede verse una preferencia genuina. Morante parece sentirse inocente en todo momento de lo que sucede a su alrededor, su único impulso pareciera ser la literatura; sin embargo, ser escritor no es tan determinante. “Programando para mí, escribiendo para mí”, también escribe. Y es que sabemos que Morante también posee un espíritu de programador -tiene un título técnico como programador de software. Por consiguiente nos damos cuenta de que esos episodios con rótulos extraños, a veces sin sentido -“oraciones del generador”, la llama-, también pueden ser parte de la propia creación del narrador, lúdica y a la vez compleja, es decir de la memoria o memoria “caché”, que en base de su propia historia y funcionamiento construya otra propia.

Ahora bien, un hombre que no puede recordar con claridad, que a menudo necesita de su hermana Rebeca para completar y ordenar dudas, situaciones y acontecimientos de infancia, por qué se convence de su historia. En este punto Morante es sincero. Dice: “¿Por qué será que cuando algo me preocupa me gusta extraviarme en cosas irrelevantes?” Buena parte de la novela se desliza precisamente por historias que no llegan a condensarse del todo con el argumento principal. El narrador divaga en anécdotas presentes que se pierden en el aire, que acaban con el punto. Verdaderamente qué le aflige a Morante, qué lo atormenta, cuál es su tribulación. ¿Que provenga de una familia con ideas y sentimientos comunistas? ¿Siente una lucha interna pero vive en Nueva York? ¿Se ha vuelto un socialista, un revolucionario? ¿Está comprometido con la causa antiimperialista? El título parece llevarnos a una radiografía de la Guerra Fría, con mucho, inducir las tensiones y pulsiones que se vivieron. Hay hechos referentes, eso sí, pero no más de lo que la vida de Morante nos ofrece.

Nuevos juguetes de la Guerra Fría, sin embargo, es una novela que apuesta por la memoria, “memoria autobiográfica” ha mencionado el autor, haciendo referencia a la neurociencia; un debut novelístico que parece haber agotado una historia, un tema, tan en boga en la literatura peruana: el de la reminiscencia, la relación con el padre, el recuento de un tiempo personal, un tema que sin embargo no ha logrado la profundidad en sus propuestas, cayendo muchas veces en lo periodístico, en lo cronístico. Por otro lado, un debut que genera expectativas por lo que vendrá después, pues no se pueden negar las virtudes de escritor de Juan Manuel Robles.

René Llatas Trejo
Profile Image for Jaime.
179 reviews11 followers
April 30, 2016
Hacía tiempo no leía a un novelista peruano que, además de escribir bien (como Roncagliolo o Renato Cisneros, por ejemplo) cuente una historia que trascienda su propia anécdota.
Esta es una novela sobre varios niveles de memoria: la memoria infantil, la memoria colectiva social, cultural y política, las memorias nacionales. Pero también es una novela sobre las relaciones familiares, sobre la comprensión y la incomprensión. La novela es envolvente y documenta ideales, ideologías y prácticas de la izquierda latinoamericana de antes de la caída del muro de Berlín, a partir de la reconstrucción de parte de la niñez del protagonista en una escuiela cubana en Bolivia. Y lo hace (y quizás allí radique su maestría) sin caer en el discurso panfletario ni nostálgico ni en la parodia. La historia, además, tiene varios novelas, con lo cual puede leerse tanto como Bildungsroman o como una novela de espías. Totalmente recomendable.
Profile Image for Pollo.
766 reviews77 followers
October 29, 2015
De La Habana a La Paz, de Lima a Nueva York, esta novela se suma a otras que se basan en la memoria y lo autobiográfico. Entre G.I. Joes y espías nos damos cuenta que los terroristas no son invasores ni extraterrestres como los de V., son como nosotros, son nosotros, pueden ser más cercanos de lo que te imaginas. Y eso es mucho más monstruoso. Y difícil de aceptar.

¿reseña? completa: http://0enliteratura.blogspot.pe/2015...
Profile Image for Carolina Ferrari.
4 reviews
September 25, 2015
Al comienzo... Difícil, medio lento. Pero luego me acostumbre al estilo y me fui enganchando con la historia. El final es increíble. Vale la pena!
1 review1 follower
July 11, 2016
Es un libro interesante, pero es mucho más largo de lo que tendría que ser. Llega a ser hasta aburrido por partes.
Displaying 1 - 15 of 15 reviews

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