«Los versos de todos los poetas de la Grecia Antigua están recorridos de ritmos y rumores marinos, de estertores de olas; de las espumosas crines de los hipocampos, del brillo elástico de los delfines, de los centelleantes senderos líquidos, solares o lunares. La imaginación helénica del mar es copiosa y tonificante. Nos surte de una memoria entrecruzada de barcos, de hombres y de dioses; de delfines miríficos, de golpes de remos, de vientos húmedos, de mástiles que no olvidan su destino amparador de árbol en el mar, de cadáveres semidevorados de marineros, de conchas ofrecidas como exvotos, de redes exhaustas, de olor de algas, de puertos saludados». Aurora Luque habría deseado que en su primera juventud existiera una antología de las múltiples voces que cantaron al mar en griego a lo largo de un periodo de más de mil años. Al no encontrarla, decidió emprender ella misma la tarea: Aquel vivir del mar es su invitación a compartir el trayecto que va de Homero y Hesíodo a poetas tardíos como Filodemo o Rufino con quienes, como ella, aman el Mediterráneo.
El mar. El lugar más bello, cementerio de guerreros, hogar de dioses y delfines, sendero de barcos, memoria del oleaje, cuna de Afrodita, invocador de tempestades, eterno jardín de palacios submarinos, aliado y enemigo, abismo que separa islas, tumba de marineros, eco de súplicas, blanco, negro, azul, rosa, vil y bondadosa, evocación erótica, reino salado, testigo de silencios en luto y musa de discursos grandilocuentes, orilla de rumores, metáfora y mito, prisión líquida, enigma nunca resuelto, lamentos del acantilado, excusa de libertad, río infinito, abismo de azares, viaje sin retorno, raíz de las montañas, baile de seducción, refugio de vestigios, matrimonio de cielo y tierra, compromiso del héroe, manantial de lágrimas, elogio y drama del poeta, escenario de leyendas, huella de odiseas, nostalgia de Safo, segundo cielo, naufragio del destino, pétalo del océano, madre de travesías, lo que uno ama. El mar.
Una recopilación de versos griegos dedicados al mar, no sé qué más necesitáis saber para embarcaros en esta maravillosa odisea. La edición de Luque es exquisita, con introducciones a cada época y autor que son la brújula de esta inolvidable aventura. Venga venid, vamos.
La Troya que te vio nacer en fuego se consume y sus acantilados junto al mar gritan con ecos como chillaría un ave que ha perdido a sus criaturas: aquí por los esposos, por los hijos aquí y aquí por las ancianas madres. Se han perdido tus baños frescos como el rocío y los paseos de tus gimnasios.
«Dicen unos que una tropa de jinetes, otros la infantería y otros que una escuadra de navíos, sobre la tierra oscura es lo más bello; más yo digo que es lo que una ama.»
Partiendo de la base de que tiene que interesarte la poesía griega antigua...es un gran libro. Se nota el cariño y el conocimiento de Aurora Luque en cada una de las páginas. Lo he leído a ratos, pero es como creo que debe leerse, a trocitos, para saborear cada una de los poemas -o trocitos de poemas- que se presentan. A mi me han interesado mucho los más antiguos y aquellos que mencionaban a mujeres de la literatura griega.
Impresionante, profundamente conmovedor. El mar nos ha dado sentido y forma desde el mundo clásico, cuando vaticinaron qué pasiones y qué tormentos nos guiarían. Volvemos a él irremediablemente, en un ciclo eterno de vida y de muerte.
Es exactamente lo que promete. Se agradece que se haya añadido poesía helenística y tardía. No obstante, algunas traducciones podrían mejorarse, así como la organización. Por lo demás, impecable.