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211 pages, Paperback
First published January 1, 1894
“En lugar de permitir que mi excitación me condujera al placer, buscaba el placer en mi propio estado de excitación.”Cualquier atisbo de felicidad es rápidamente abortado por la idea de la derrota. Cualquier débil impulso por salir de sí mismo y entablar relaciones es inmediatamente frustrado por su presagio de rechazo.
“Siempre he detestado encontrarme con conocidos durante mis paseos. Esto se debe, en parte, a mi temor a saludar y que no me reconozcan; pero, en esencia, mi actitud huidiza se nutría de la sospecha de que, al cruzarse conmigo, se volvían para mirarme y criticarme, tal vez incluso para burlarse de mí.”Pero no es esta una segunda versión de la obra de Dostoievsky: las diferencias que podemos encontrar son importantes. Mientras el personaje anónimo del subsuelo se rebelaba ante su situación de una forma, eso sí, patética e impotente y solo en los momentos de gran bajón también desesperanzada, aquí la aceptación iracunda y la desesperanza son la norma. Mientras que allí la inacción (o la excusa para la inacción) era consecuencia de la inexistencia de bases firmes en las que apoyarse, del absurdo de la vida que impedía cualquier principio sólido de comportamiento, aquí es la más absoluta indolencia, la falta de iniciativa, de motivaciones, de estímulos concretos más allá de un abstracto sentido del placer que intenta saciar de una forma siempre desilusionada y a menudo humillante. Mientras allí se termina por despreciar, por minusvalorar aquello que no es posible alcanzar, aquí se envida profundamente y se denuncia la imposibilidad absoluta de acceder a ello por su parte. Mientras allí la culpa y la responsabilidad ahoga al protagonista y el castigo se persigue inconscientemente, aquí la condena se dirige a las circunstancias, a todo aquello que recibimos sin haberlo pedido, incluida la vida, a todo aquello que únicamente es producto de la suerte de los genes y de la educación recibida.
"Yo no puedo ser alguien que no soy."Así, nos grita la injusticia que hay en todo ello, la injusticia de esa lotería de los dones y la injusticia de la veneración de la sociedad a ese resultado azaroso:
"Quizá alguien haya dicho o escrito alguna vez de usted que siempre ha sido un hombre bondadoso, compasivo, generoso, atento y quién sabe cuántos epítetos más, y seguro que en más de una ocasión, semejante panegírico concluyó con la afirmación de que un hombre como usted, aunque quisiera, no podría ni sabría ser de otra manera.Un libro intenso, amargo, pero también fascinante, con un final abierto y magnífico; un libro que puede producir rechazo a un cierto tipo de lector tanto por el fondo como por la forma pero que a mí me ha seducido completamente, y es que yo tengo una debilidad.
Pues bien, a mí me ocurre lo mismo. Y yo me pregunto. ¿Por qué esa afirmación, que aplicada a usted constituye un elogio, se convierte en una acusación en mi caso?... ¿Existe alguna forma de altruismo que no responda a un instinto, una ambición o un simple afán de intromisión?”
If I am cold, indifferent, bent on sensual pleasure, beyond the reach of altruism, nevertheless a few bars of Wagner, a glass of champagne, a beautiful painting, the echo of church music, can -- or rather could -- fill me with enthusiastic, voluble friendliness, cerebral reverence, self-denying love. At such times I feel as if my sluggish blood suddenly begins to flow faster, a tension arises in my slack nerves, and it becomes light, colourful, lively in my exhausted, grey brain. I feel a revulsion for my ordinary sober self, with its indifference toward what interests people, what holds them together, and its singular desire some day to cause pain, particularly to women; and as the yearning to offer some great sacrifice makes my soul glow with sombre enthusiasm, there arises before my misty eyes the immaculately beautiful form in chastely girded attire of her whom I kneeling adore but never shall possess.