Partiendo de una reestructuración radical del lenguaje y de sus posibilidades expresivas, usando con riqueza y libertad absolutas las dimensiones temporales y espaciales, del Paso nos cuenta la vida de José Trigo y con ella la de los trenes que salían y llegaban a las estación Nonoalco-Tlatelolco. Pero sobre la anécdota misma de su personaje, simultánea con la recreación del ambiente ferrocarrilero en un momento determinado de la vida de México, el autor ha construido una evocación total de la historia de su país, desde sus orígenes hasta el tiempo presente, José Trigo, como muy pocas obras de la literatura universal, está concebida dentro de una ambición de expresar en forma absoluta, con todas sus ramificaciones, con toda la fecundidad expresiva del mito milenario, un instante del tiempo sobre la tierra.
Fernando del Paso Morante es un cuentista y novelista mexicano. Cursó hasta el segundo año de la carrera de economía y llevó un seminario de literatura comparada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Trabajó en varias agencias de publicidad y fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1964-1965). Colaboró en diversas publicaciones, como La Palabra y el Hombre, Vuelta y Revista de la Universidad de México. Desde 1970 residió en Londres, donde se desempeñó como locutor y redactor para la BBC. En 1986 fue nombrado agregado cultural en la embajada mexicana en París.
Tras unos inicios como poeta (Sonetos de lo diario, 1958), se orientó hacia un tipo de novela total que integrara la historia y la ficción, el sentido del humor y la reflexión cultural, política y el mito. México es el escenario primordial que ya se recrea en su primer título, José Trigo (1966), para alcanzar un desarrollo y dimensión mayores en la siguiente novela, Palinuro de México (1979), obra que fue galardonada con varios e importantes premios.
Se trata de una obra sumamente ambiciosa, incluso exuberante, entre cuyos posibles modelos narrativos cabría citar el Ulysses de Joyce y Rayuela de Cortázar. Como éstas, aporta, con gran libertad, un abrumador caudal expresivo y temático, Palinuro, personaje extraído de la Eneida virgiliana (el piloto de Eneas que se quedó dormido mientras tripulaba), pasa a representar el muchacho soñador y constituye un instrumento para trazar una irónica reflexión sobre el hombre actual.
Entre los elementos y temas dispares que se dan cita en la novela pueden mencionarse la crónica de la represión policial en la Plaza de las Tres Culturas de México durante las olimpiadas del 68, la descripción minuciosa de la ciudad con carácter de personaje, el pastiche literario y la sátira de la publicidad.
No menos extensa es la tercera novela, Noticias del imperio (1987), sobre la trágica historia de Carlota, reconstrucción del imperio Maximiliano. El autor cede la voz a su personaje, quien, desde su locura, va desgranando recuerdos que arrancan de sus orígenes familiares y giran en torno a su esposo fusilado. Obtuvo el Premio Nacional de Letras y Artes en 1991. En 1996 publicó la novela de corte policíaco Linda 67: historia de un crimen.
Tercera novela que leo del tríptico dedicado a la historia reciente de México escrito por Fernando del Paso. Si en Palinuro de México se centraba en el Movimiento estudiantil mexicano de 1968 y su episodio más sangriento -la Matanza de la Plaza de las Tres Culturas- y en Noticias del Imperio narraba la aventura imperial de Maximiliano I de México, en esta novela, primera del autor, dedica sus páginas a la huelga de ferrocarrileros de 1959-1960 y a la Guerra Cristera.
Tanto en Palinuro como en José Trigo, Tlatelolco es principal zona de narración histórica; son sus acontecimientos sedimentados los que evoca Fernando del Paso con su reconocible prosa poética, muy influenciada en ambos libros por la de James Joyce. Y es el que el escritor mexicano despliega un torrente lingüístico comparable al del irlandés, con una multitud de registros y juegos, neologismos, recreaciones fonéticas y experimentos léxicos. Tanta es la riqueza de su hacer narrativo que, en varias ocasiones, se tiene la sensación de que este hombre ha embutido en sus novelas casi todo el español conocido. También es notable la cinematográfica forma de construir la historia, con la que se dota de una inmediatez y profundidad que posibilita el desarrollo mental nítido de lo que se cuenta.
En cuanto a la estructura y forma, el texto recrea la geografía de los campamentos ferrocarrileros de la zona, dividiendo la narración en dos: Oeste y Este, con un Puente que sirve de nexo entre ambas. Cada parte es reflejo de la otra, en juego especular, por lo que el libro alcanza también en lo formal una excelencia indiscutible. La primera parte consta de nueve capítulos en orden creciente, mientras que la segunda, teniendo el mismo número de partes, éstas van ordenadas en orden decreciente.
No es libro para devorar en poco tiempo. Exige máxima colaboración del lector, así como dosis de paciencia a la hora de enfrentarse a algunas de sus partes. La recompensa, sin embargo, está asegurada.
Acreedora al Premio Xavier Villaurrutia en el mismo año de su publicación. Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español «El Mundo». Es una verdadera fiesta del lenguaje, una novela interesante, con muchas historias por contar. Vale la pena agregar algunos datos más acerca de su estructura, datos que desconocía cuando la leí, pero que al descubrirlos me dejó con un palmo de narices y me hizo apreciar aún más la construcción de esta maravillosa obra y la dedicación del autor, con razón le tomó siete años terminarla: “La primera novela de Fernando del Paso se compone de 19 capítulos: 9 de la primera parte, llamada Del Oeste; 9 de la segunda parte llamada Del Este; y un capítulo intermedio llamado El puente, que en efecto, complementa elementos de la primera parte y menciona elementos del segundo. El orden de los capítulos en la segunda parte es inverso al primero y corresponde a los componentes de su episodio respectivo, un capítulo espejo: Así, la primera parte va del 1, 2, 3... hasta 9; luego, El Puente; y por último, los capítulos 9, 8, 7... hasta el 1. A la alternativa de lectura habitual (Del 1 al 1 "inverso"), cada episodio (y su "espejo") puede leerse de manera unida sin perder sentido y continuar ordinalmente los siguientes y concluir en "El puente". En otra, se puede partir de "El puente", y leerse normalmente; o de "El puente" y leerse los episodios con su "espejo" (1, 1 inverso, 2, 2 inverso,... etc.). O bien, más radicalmente, desde el 1 inverso al 1 inicial, es decir, del final al principio. Todo, sin perder sentido ni el hilo de la narración; aún menos, el desarrollo psicológico de los personajes y de la historia -esenciales para "entender" una novela-, incluso si ya de por sí el orden cronológico no es lineal o si se lee José Trigo por primera vez. Esta proeza por parte Del Paso de replantear aun la lectura de una novela -otro rasgo de la Novela Total-sólo se apreciará -y de forma más consciente- en Rayuela, de Julio Cortázar, publicada 3 años antes; ello le otorgó reconocimiento internacional a Del Paso y a la literatura mexicana, si bien en México la crítica fue relativamente fría en su recepción de la obra. Fue la segunda novela editada por el sello Siglo XXI Editores, y se empezó a imprimir faltando el capítulo del medio, lo que hizo del Paso al final. ¡Wow! Ahora, un fragmentito de muchos muy buenos: “De tanto andar entre los huisaches, algunos días se me enredaron en sus aguates, estoy seguro. El viento me desgastó otra parte de la vida. Tanta mojada de lluvia, me la encogió otro poco. Y de tanto mirar a las nubes, se me metieron a los ojos.”
«mientras un hombre, mientras un solo hombre sobre toda la tierra, no sobre la tierra redonda y grande, no sobre la hermosa tierra enmarañada de mares y continentes y ríos y montañas, sino sólo sobre esta tierra, sobre este pequeño mundo de José Trigo, sobre estos campamentos mágicos de ferrocarriles como serpientes luminosas que elevan al infinito infinitamente como una columna de aire sólido el gemido infinito de su vientre preñado de carbón al rojo vivo, un solo hombre, un hombre, él, el hombre, él amaba, él vivía, él soñaba; y con nuestras dos veces conchas alargadas, pabellones cóncavos retorcidos, hélices, lóbulos abultados y colgantes, oírlas, comprenderlas, retenerlas y contarlas; y sus labios se abren y escupen palabras y con nuestras orejas, oírlas, oír a don Pedro el carpintero que cuenta:...»
¿Cómo se reseña un libro de poesía? ¿Qué puedes decir en específico sobre ese libro que no suene a lo mismo o lo esperado en todo libro de poesía? ¿Que te gustó, que no te gustó, que te encantó, que te durmió, que te encandiló, o maravilló o decepcionó? Quizá un poco de todo eso, sí, añadiendo tal vez que las palabras del autor te arrastraron, te atraparon, te sujetaron con fuerza y no te dejaron ir, que la maestría con que maneja el lenguaje y juega con él, modificándolo, transformándolo, elevándolo, te hicieron saborear las palabras como pocas veces y deleitarte en su hechizo, gozando de veras, embriagándote y envolviéndote en su cálido abrazo...
No sé muy bien qué sea José Trigo, si novela o poesía, o poesía hecha novela o narrativa poética o largo poema en prosa, rara narración sin mucho sentido que malea, replantea, construye y hace todo tipo de malabares con el lenguaje, cuya historia no es más que una especie de excusa, o de medio, o de trasfondo a través del cual nos sumergimos y empapamos de palabras, pues más que el evanescente José Trigo, o Eduviges, o Luciano, o Manuel Ángel o el viejo Todolosantos o la madre Buenaventura, o la historia del movimiento ferrocarrilero que culminó en el año de 1960, es el mismo lenguaje el protagonista del relato, el medio y también el mensaje, la recreación que de él hace Fernando del Paso, no sólo llevándolo a sus límites sino traspasándolos, irreverente, desbocado, iconoclasta y forjador de mundos.
Todavía más que en sus dos posteriores novelas, Palinuro de México y Noticias del Imperio, en donde es también el lenguaje mismo parte esencial del relato, en José Trigo apenas y es posible encontrar una trama, sus personajes son como sombras, o fantasmas, o rumores, o recuerdos de hechos inexistentes o borrosos y ya desaparecidos; envueltos en sus frondosas frases, de la mano de los juegos de palabras e intrincados, casi ininteligibles largos enunciados, nos adentramos y exploramos la historia del ferrocarril en México y sus ferrocarrileros, su difícil existencia y siempre complicada lucha, centrada en la región de Nonoalco-Tlatelolco, en el año de 1960, que culminó con la desaparición del movimiento y el desvanecimiento de sus líderes, luego que el sacrosanto gobierno decidiera que ya era soportar demasiado jaleo.
A través de las vidas de sus personajes, el autor nos va pintando además un retrato de los tiempos, una panorámica de la pobreza, la impotencia, la desesperación del México posrevolucionario, con sus incongruencias, sus mezquindades, su indignidad y nula justeza, el mundo de los de abajo que entre basura, detritos, tierra seca y piedra dura nacieron, crecieron y murieron, aferrándose a lo poco que tenían, a lo casi nada que con el ferrocarril consiguieron, orgullosos de su casta.
Además, por intermedio de Buenaventura y el viejo Todolosantos atravesamos por la Cristiada y todas sus inconsecuencias, el absurdo de una bestial guerra a muerte en nombre de un dios de amor, liderada a final de cuentas por simples y sanguinarios cabezas duras, que en ella encontraron la mejor forma de descargar su demasiado coraje y esconder su mezquindad. La tragedia de entregarlo todo a cambio de nada, de sufrir y sufrir y sufrir más para al cabo seguir sufriendo más y más, con los ojos puestos no digamos ya en algún más allá sino en ninguna parte.
Así como el Ulises de Joyce, José Trigo es en parte un experimento, en parte un precursor, un derribamuros, abrecaminos, que intenta darle un giro renovador a toda la narrativa previa, reflorecer la palabra escrita, señalar sus infinitas posibilidades y sacarla de ese restringido marco en que, con el tiempo, en todo lugar, se le suele encerrar, pese a las mejores intenciones.
Ciertamente no es un libro para todo lector, su complejidad, enmarañamiento y llana incoherencia espantarán a más de alguno, pero, de nuevo, es su poesía lo que lo vuelve entrañable, provocador, y lo que de verdad hace que valga la pena su lectura.
Su valor literario es innegable y tiene fragmentos bellísimos como el capítulo del puente pero también tiene otros muy densos para ser siquiera disfrutables (para mí). Creo que esta novela se esfuerza demasiado en recalcar su contexto histórico y es tan experimental a ratos que eso impide al lector crear cualquier tipo de conexión (o al menos para mí fue así). Creo que esta historicidad fue perfeccionada más adelante en noticias del imperio en la que por muy densa que sea se lee como una maravilla literaria y es bastante disfrutable.
José Trigo es un texto interesante pero complejo. Rompe totalmente con los estilos tradicionales. El tema principal gira alrededor de los ferrocarriles, la huelga organizada en el 58 y la vida en los campamentos de la zona de Nonoalco y Tlatelolco. En ese sentido es también la narración de la historia de esa región, desde la época prehispánica hasta los años 60's. Lo interesante y a la vez complejo tiene que ver con el lenguaje, que es en momentos elevado y en otros popular. Tiene que ver también con la combinación de géneros literarios: narrativo y lírico (poesía, oda, elegía). Sin embargo, esa novedad y esa complejidad me gustó, me atrapó. Me resultó muy bueno leerlo de corrido y sin parar. Es increíble cómo logras adentrarte o sumergirte en la lectura. Sin darte cuenta, acabas inmerso en el relato. Definitivamente es un libro que invita a releerse porque seguramente, en cada uno de los momentos, será posible enriquecer la visión del lector, encontrado nuevos elementos y reconstruyendo las ideas... ¡Lo disfruté mucho!
Fernando del Paso tiene una forma bastante compleja de escribir, por supuesto nada banal. Este libro gira en torno a un sector social cansado, desolado y marginado de México en el siglo XX, refrenda no solo las injusticias que vivían los obreros de aquella zona de la Ciudad de México, sino también el grito sonoro y e ignívomo de todos los obreros de México. La historia que cuenta es interesante, muy mexicana; posee palabras tan rurales y coloquiales, pero por ratos maneja un vocabulario bastante amplio. El autor hace esta especie de novela, que concentra o parece amalgamar la prosa y el verso por ratos. Es difícil agarrar el hilo y muy muy fácil perderlo. Creo que Fernando del Paso mejoró mucho en Noticias del Imperio, que aunque más larga es mucho más digerible.
Me parece un atrevimiento criticar una presunta obra maestra e histórica… pero voy a hacerlo, que para eso me he tirado casi dos meses leyéndolo. Lo que se explica en 500 páginas se puede explicar en 100 y sin perder un ápice de lirismo. Y fíjate que es una buena idea. Casi un estilo por capítulo. Pero falla en la longitud de los mismos. Hay capítulos ingentes que podrían verse reducidos con la mitad de tamaño. He aprendido mucho mucho de vocabulario, esta novela tiene un léxico riquísimo.
En fin. Si te lo vas a leer paciencia. Creo que merece la pena. Pero es un verdadero salto de fe.
Una de las obras más grandes y complejas de la literatura mexicana. Fernando del Paso es mi escritor mexicano favorito y predilecto, me faltaba por leer esta, su primera obra, que ganó el Premio Xavier Villaurrutia. A través de más de quinientas páginas nos habla la época ferrocarrilera de la Ciudad de México, ubicándonos en las vías de los trenes que salían de la Estación Buenavista. Aquí, el personaje es un lugar. Pasamos todas las páginas por las vías de la Calle Crisantema, en Atlampa, desde Tlatelolco-Nonoalco hasta casi la Calzada de Camarones, pasando por las calles que aún atraviesan la zona industrial de Atlampa, con sus fábricas y sus predios y los campamentos a orillas de las vías. Del Paso nos narra una época convulsa de revoluciones y la guerra cristera, mientras de principio a fin nos preguntamos "¿Quién es José Trigo?". Una novela compleja en su lenguaje, forma y narrativa, pero es que Fernando del Paso juega con la literatura, la deshace y la crea, para hacer suyo un universo de letras, de líneas, de poesía.
De esos libros que no recomendaría leer pero por su complejidad. He terminado el libro y siento que salí de un remolino de ideas y conceptos.
Eso me encanta porque es un desafío, es prácticamente como el Ulises de James Joyce, siento que me metí a un laberinto con la ventaja de que estoy leyendo este libro en su idioma con el que fue concebido sin embargo, siento que se me escaparon muchas cosas, era como ver una pintura inconmensurable.
El contexto histórico es riquísimo, la historia, cómo las cosas van pasando frente a ti, puedes oír el sonido de los trenes, los cantos de los niños, el coro del pueblo y ferrocarrileros ...
Es una obra inmensa, magnánima y poco muy poco conocida por los mexicanos. Sin duda alguna, el Ulises de nuestro idioma.
Llevo un tiempito alargando el final de esta novela simplemente por el hecho de que me veía incapaz de comentar nada de ella, pero al final me he dado cuenta de que eso también está bien. Es una historia apasionante sin duda alguna pero es un proyecto narrativo tan complejo que a veces te puedes llegar a sentir un poco perdido o expuesto de más de alguna manera. Me gustaría volver a leerla dentro de diez años y volver a revisar lo que creo saber de ella y mis sentimientos hacia ella. Muchísimas gracias Alén por dejármela, ya entiendo por qué a ti te cautivó tanto. :-)
Una lectura muy densa y compleja. Me tardé un tiempo en acostumbrarme a los diferentes estilos literarios de capítulo a capítulo. Sin embargo, una vez entendidos y conforme avanza la historia, es excelente. Recomendable para alguien con tiempo y esfuerzo necesarios que este libro requiere.
Por muchos años guardé esta novela porque era lo último que me quedaba por leer de del Paso. El año pasado tuve que dejar mi biblioteca en México y mudarme a España. Solo traje unos pocos libros que no me acercaran al sobrepeso en la maleta. José Trigo fue uno de ellos porque ya era hora. Al principio, tomé notas: muchas, en varios colores, en varias libretas, pero con el paso de las páginas me di cuenta que no había modo de seguir haciendo eso sin terminar con un mamotreto de anotaciones. Hay una idea, una solita, que fue agarrando más y más fuerza hacia el final de mi lectura. Vamoaver si puedo aterrizarla aquí:
Cuando del Paso escribe José Trigo, hay un montón de cñores tratando de escribir la famosa novela summa, la novela total que contenga a todo el mundo. No hay criaturo del boom latinoamericano que no lo haya intentado. Y, a ver, claro que Cien años de soledad o Rayuela o La guerra del fin del mundo contienen en sí mismos un universo, pero creo que José Trigo es uno de los ejemplos más logrados que conozco. Logrado e inusual porque es casi enciclopédico en su extensión: por el lenguaje se cuelan animales, colores, plantas, alimentos, mitos, números y un sinfin de otras ramas de esa taxonomía que le aplicamos al mundo que habitamos. Pero eso: se cuelan en el lenguaje, no en la trama. La trama es increíblemente local, ubicada en dos momentos y geografías completamente identificables. Esa cualidad de doble novela: la local sobre ferrocarileros y cristeros y la otra (la total), sobre un lenguaje que se expande y que inventa y replica y copia y usa términos lo mismo de la botánica que de la más oral oralidad es una cosa asombrosa. Cansona, cómo no, pero increíblemente asombrosa.
Hago esta reseña sin temor a ser tildado de ignorante o poco sofisticado en mi lectura, porque, sin lugar a dudas, este es uno de los peores libros que he leído. De hecho, es de los pocos que no he querido siquiera terminar. Llegué a él atraído por su reputación como una obra maestra de la literatura mexicana y por su supuesta mezcla de estilos, pero me encontré con algo que, en mi humilde parecer, se siente más como un autor siendo innecesariamente complicado.
En ocasiones, intenta adoptar lo que imagino, erróneamente, que percibía como "la voz del pueblo"; en otras, se muestra con un exceso de intelecto, usando palabras innecesariamente rebuscadas. A veces parece querer ser una obra de jazz en formato literario, pero termina siendo más bien una sinfonía sin forma ni improvisación agradable, como debería ser el jazz.
Entiendo la estructura fragmentada de la obra y cómo intenta entrelazar diferentes arcos, pero para mí es como tomar una canción horrible, dividirla en pedazos y luego elogiarla solo porque fue difícil de componer y juntar. Creo que admirar este libro dice más sobre quien lo admira que sobre el libro en sí.
Fascinante y revelador; es lo primero que me viene en mente al pensar en José Trigo.
Sin duda un libro de formas aunque, fiel al estilo de Fernando del Paso, con un rico fondo histórico que se desvela en fragmentos que el lector va recogiendo a lo largo del viaje.
Primera novela del escritor. Novela transparentemente experimental. La convivencia magistral de estructura geométrica y narrativa desperdigada hacen de este un texto único. El misticismo que envuelve a la figura de José Trigo es digno de un xoloitzcuintle que nos guía a través de una realidad brutal, la cual alcanza su punto más álgido justo antes de llegar al Mictlán y brindarnos una perspectiva desencajada. Transmisión pura y bien lograda de la cosmovisión mexicana.
Una obra que no podría catalogarse como de fácil digestión pero que deja en su lectura un pensamiento y un sentir dignos de añejamiento.
El libro es un juego con el idioma español, está entero, vocabulario y frases hechas, utilizado con poesía para crear una novela. No he leído cosa igual.
Es como si para cada capítulo el autor hubiera querido utilizar un recurso estilístico llevado al límite, siempre con poesía y siempre con mucho vocabulario mexicano selecto que, personalmente, me encanta. Algo que también utiliza mucho es narrar a base de rumores o versiones particulares de los hechos, como hizo Faulkner en ¡Absalón, Absalón!
Por ejemplo: el capítulo 9 está en segunda persona, el narrador se dirige al protagonista (que no sabe que lo es), José Trigo, a medida que da uno de sus muchos paseos por la zona y le va dando consejos (pistas para el lector) sobre lo que va a ocurrir.
Tiene estructura en H: dos grandes secciones separadas por una breve intermedia que sirve de nexo, como hizo Virginia Woolf en Al Faro.
Obra maestra de las letras mexicanas. Construida en forma piramidal, con fuerte influencia de Joyce, pasa por la historia de México con los cristeros y la huelga de los ferrocarrileros. Jose trigo es un fantasma que hila la trama de los personajes, ya sea como partícipe, ya sea como figura simbólica detrás de la acción. La estructura es compleja, cada capítulo tiene su homólogo en cada una de las dos partes, jugando de manera rica con el lenguaje y poetizando la historia misma. Fue la primera novela de Del Paso, tardó ocho años en completarla. Es una novela monumental.
Una novela compleja, tanto por la forma narrativa como por el lenguaje. No obstante, la historia te engancha, te sumerge en el México de la época, con sus espacios y su léxico,con las experiencias de cientos de trabajadores que luchan por subsistir ante un mundo que está cambiando. Gran novela.
Es una novela poco leída y pienso que se debe a su complejidad. Relata sucesos poco hablados en México y les devuelve la vida a espacios que hoy ya no existen. Es una obra maravillosa; pero que no recomiendo a un lector principiante.
Una obra de largo aliento. Compleja, de una lectura que requiere un alto nivel de atención pero que, tal vez por eso mismo, se termina disfrutando como corresponde.
Hermosa novela de los sin tierra, de los intocables, los esclavos y repudiados de esta tierra. De gente pobre que va arrastrando su hambre allá donde va.
El autor nos narra un episodio olvidado en la historia de nuestro país México , la represión al movimiento ferrocarrilero en la década de 1960 , está fue consecuencia de la guerra cristera como las desigualdades sociales . La descripciones son muy explícitas de un México empobrecido y machista , a través de varios personajes que van sobreviviendo otros no , como fueron Luciano , Angel Miguel , Todos los Santos, Eduviges , Buenaventura, María Patrocinio Así como mencionarse la figura de José Trigo que al final queda solo como figura de lucha del movimiento ferrocarrilero y más como una leyenda sobre si existió El texto tiene inspiración al estilo narrativo de Juan Rulfo en Pedro Páramo.