El 5 de diciembre de 1872 se encontró el Mary Celeste a la deriva y sin su tripulación. Los platos y cubiertos preparados, la comida caliente, las lámparas de aceite encendidas, el vino en los vasos, las sillas bien colocadas. Todo listo para una perfecta cena sin comensales. Muchos años más tarde, en 1958, Alfred Hitchcock se propone hacer una película sobre lo que ocurrió.