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465 pages, Paperback
First published January 1, 1955
“I bet there’ll be a lot of people today.”
“Yes, it’s too hot to do anything, even here in the country. So what must it be like in the town?”
“The river will be swarming with people.”
“It must have been ninety or ninety-five in the shade there yesterday and the day before.”
“Yes, they’ll come today. Crowds of them’ll come today to swim in the river.”
Down there, in the scorching light that burnt the eyes, there was a multitude of heads and chests in the reddish water, and the flash of limbs threshing the current. All along the river there was a chaotic swarm of bodies, and from everywhere came strident cries, interspersed with more distant echoes of shouts metallically magnified from under the arches of the bridge. A colourless sun, very high in the sky, shone at the zenith like a little trembling mirror. But down below, the light was red, thick and blurred. It crushed the earth like a giant’s foot, pressing all shapes and outlines to the ground.
“You and me,” said White Shoes to Lucio, “each in our own way, we’ve both been left with the dud ace in this life. But he’s had a raw deal as well. Four children to provide for must give you a headache.”
Lucio agreed. “When we die,” he said, “at least we know that no one will miss us. Quite the opposite, in fact; they’ll be pleased to have us out of the way.”
“… la media trompa, simpatía de prestado. Cuando se pase, se acabó. En cuanto baje el vino, vuelta a lo de siempre, no nos hagamos ilusiones”Allí, amigos míos, avistaremos el desenfadado comportamiento de una joven y urbana manada humana y sus insustanciales conversaciones, aunque, si se fijan bien, podrán advertir las soterradas relaciones, los apegos y desapegos que entre ellos se establecen, sus cuitas. Más arriba, otra manada, esta de especímenes adultos y nativos del lugar, conversará, entre un sinfín de trivialidades y lugares comunes, sobre todo aquello que la vida les ha ido enseñando, con poco provecho al parecer, en torno a la barra de un bar de uno de los muchos merenderos que jalonan este río de aguas turbias y parsimoniosas.
“Lo que es a usted y a mí, a cada uno en su concepto, nos ha tocado el seis doble en esta vida”Soportando las temperaturas sofocantes típicas de estas tierras en el mes de agosto, comprobaremos las férreas jerarquías que rigen en ambas manadas, así como el acatamiento a un variado abanico de protocolos sociales que, no obstante, no siempre son respetados, dando lugar a trifulcas de distinta consideración que alterará, casi siempre sin consecuencias resaltables, el orden imperante. Les ahorraremos juicios y comentarios, solo verán los hechos y poco leerán, aunque siempre con una prosa excelente, más allá de las palabras, estas sí con profusión, que entre los miembros de las manadas se dirijan, conformando estos diálogos un testimonio de incalculable valor sobre los modos y maneras de un tiempo y un espacio ya pasado en sus formas, pero que en buena parte sigue vigente en su fondo.
“La experiencia, cuando a lo último la tienes, ves que tan cara te ha salido, tan cara, que igual como no tenerla; lo mismo te da”Ustedes serán testigos de la admirable destreza técnica con la que el autor, con una sorprendente agilidad y economía de medios, consigue la soberbia mezcla de planos con la que realzar el protagonismo del grupo sobre el de este o aquel personaje, sin que estos individualmente queden desdibujados. Así mismo, no será menos llamativa la fabulosa capacidad del novelista para retratar el sentir, el pensar y el decir de la gente común de la España de los cincuenta sin que por ello la materia se circunscriba a este único ecosistema, de la misma forma que en un río, pongamos el Jarama, el agua corre siempre distinta mientras su cauce permanece inalterable.
“El orgullo es una cosa que hay que saberla tener. Si tienes poco, malo; te avasallan y te toman por cabeza de turco. Si en cambio tienes mucho, pero; entonces eres tú mismo el que te pegas el tortazo. Lo que hay que tener es aplomo, en esta vida, para no ser la irrisión de nadie ni tampoco romperte la cabeza en tu propia arrogancia”Este regalo que nos hizo Rafael Sánchez Ferlosio al reflejar de forma tan perfecta el habla y la sociedad de la época se complementa admirablemente con la que García Calvo definió como «la epopeya de lo vulgar». No hagan caso, por tanto, de aquellos que creen ver en estas inanes conversaciones, que sin descanso encadenan los miembros de ambas manadas, únicamente el efecto analgésico de una guerra fratricida, una posguerra miserable y una dictadura atroz. La instantánea de estos grupos humanos en un domingo cualquiera va más allá de este estado coyuntural, es un retrato que supera tiempos y espacios, achacable a la gente común de distinta índole y procedencia, la que vive al día, la que carece de futuro e ideales, esas gentes cuyos pensamientos diarios, dejando a un lado los dramas inevitables en toda vida humana, también presentes en este documento sin precedentes, no van más allá del pesado trabajo diario, de los pequeños o grandes conflictos familiares, de los chismes vecinales, del ligue de turno o del próximo partido de fútbol. Nada dirán de importancia, nada especial veremos en sus personalidades, y aun así, la novela mantiene su excelencia e interés durante sus más de 400 páginas.
“… no es uno mismo el que se da por vencido ni deja de darse”

El Jarama, (The River), ★★★★
by Rafael Sánchez Ferlosio
1955, Premio Nadal of the same year,
also Premio de la Crítica de narrativa castellana, 1957
One of the best 100 novels in Spanish in the XIX century
