"Desconocer las Escrituras, es desconocer a Jesucristo". San Jerónimo, Concilio Vaticano II, Papa Francisco.
La lectura del Evangelio de San Marcos, es comparable como el proceso de entrada en una capilla pequeña donde falta mucha luz. No sabemos que imagen está al fondo en el altar.
Solo a medida que avanzamos "poco a poco" en un proceso de paso de la sombra a la luz, en una transformación interior, reconocemos que se trata de Jesucristo.
me llama la atención la cantidad de veces que este evangelio alude a alguien consumido por genuino miedo hacia jesús. sus apóstoles, su seguidores, su familia - marqué cada vez que alguien decía que le tenía miedo. y no hablo de miedo iluminado por admiración - miedo de verdad. no vi eso en el evangelio de san mateo. tengo pendientes los dos restantes. no estaría de más agregar que, además, tiene un par de parábolas que no tienen sentido alguno (hay una sobre la sal que tuve que releer mil veces y me causaba mucha risa) y que está MUY, MUY mal redactado.
El Evangelio según Marcos, la más antigua relación de la vida de Cristo, se centra en la declaración de la condición de Jesús, es decir, Hijo de Dios y Mesías.
"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mc 13, 31).
¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
San Marcos escribió su versión de la historia de Jesucristo antes de los otros tres evangelistas (Mateo, Lucas, y Juan). El evangelio de Marcos fue el primero. Además, éste evangelio es más breve, sencillo, y sucinto que los otros tres; y en muchos aspectos, es más fácil leer y comprender. Sin embargo, contiene tanto de la esencia de las enseñanzas de Jesucristo. Es algo que todo el mundo deberían leer.
"Desconocer las Escrituras, es desconocer a Jesucristo". San Jerónimo, Concilio Vaticano II, Papa Francisco.
La lectura del Evangelio de San Marcos, es comparable como el proceso de entrada en una capilla pequeña donde falta mucha luz. No sabemos que imagen está al fondo en el altar.
Solo a medida que avanzamos "poco a poco" en un proceso de paso de la sombra a la luz, en una transformación interior, reconocemos que se trata de Jesucristo.