Pocas veces los temas de la población indígena mexicana han sido tratados en forma tan fidedigna como en este libro. Para elaborar estos retratos sobre la cultura indígena Rojas González creó ambientes, escenarios, situaciones y personajes, que nosotros como lectores reconocemos con claridad como parte de una geografía física, mítica e ideológica.
Durante muchos años, una de mis obras favoritas. Una recopilación de cuentos basados en las andanzas de Francisco Rojas González por el México de mediados del siglo XX, pero un México misterioso, alejado de la "civilización" gracias a la falta de vías de comunicación, terrestres o electrónicas. Y gracias a lo cual, se pudieron rescatar las costumbres y las entrañas de esos lugares que seguramente ya no existen. Los cuentos son fuertes, pesados y en parte graciosos. Transmiten sentimientos encontrados ante la lógica y la forma de actuar de los personajes de los mismos. Me impresionó "el diosero", un chaman que se pone a hacer un dios en medio de la tormenta para que ésta termine, también "la triste historia del páscola Cenobio" sobre un danzante galán y su triste destino, o, ahí está también "la venganza de Carlos Mango", "La Tona" y "la parábola del joven tuerto. Son para leerse y releerse. Superrecomendable!
Parece un libro para leer en salas de espera o mientras uno viaja en camión, pero en sus doce cuentitos hay más contenido y trasfondo que en un tomo de Cuentos Completos de muchos escritores (no pun intended). Es un libro chiquito con historias mexicanas cortas, chuscas, tristes, crueles, de desiertos desolados y de indios ignorantes y sabios. Un libro puro mexicano. Le doy cuatro estrellas nomás de puro coraje, la quinta se la daría si no me hubiera dejado tantas con ganas de más.
Excelente libro, con seguridad lo tendrá que volver a leer en alguna ocasión. Quizá sea lo mejor que he leído este año. Un retrato fiel de las etnias del México antiguo, descritas con un estilo y un manejo del lenguaje exquisito. El autor resulta ser un gran observador de la vida de aquellas comunidades que conservan las costumbres y tradiciones ancestrales, y con una maestría se convierte en un contador de historias que no deben olvidarse. Cada uno de los cuentos pasa de la trivilidad a la sorpresa, en donde destacan y resaltan los valores de nuestros antepasados y su filosofía, sin olvidar el ingenio, la inocencia y la picardía que todavía caracterizan a la raza de bronce. Definitivamente un libro que se debe de leer para amar más a la cultura mexicana, que deja un sabor agridulce, un sentimiento de nostalgia, pero también de esperanza, por que los mexicanos tenemos una cultura y un pasado grandes.
Un libro sin igual, ya que nos narra cuentos de origen indígena de las comunidades pertenecientes a estos fascinantes grupos étnicos en mi país México. Un poco difícil de leer ya que no está escrito en un español correcto, pero es una grata aventura darles la oportunidad a estas historias.
Unos buenísimos relatos, entre diario etnográfico y plena fantasía, en los que los acercamientos a los pueblos indígenas mexicanos dan cuenta de su realidad cotidiana, de sus creencias y de los elementos mágicos que habitan en ellas, tanto como en la realidad de aquellos que se aproximan a estas culturas.
Cada relato condensa un acontecimiento de un pueblo distinto, pero siempre deja al narrador y al lector transformados, justo por esa mezcla inevitable entre el diario vivir y la plenitud cósmica de los pueblos.
Algunos relatos son más místicos, otros, la mayoría, tristes, dolientes, algunos otros rayan en lo cómico, producen un sabor mezclado que se disfruta bastante.
El Diosero es verdaderamente triste. La colección desordenada de historias chuscas y cómicas, ridículas y trágicas; oculta una verdad terrible, que se escapa a la primera impresión, y es que el libro es un retrato de seres humanos hundidos por otros en la más profunda y brutal miseria, miseria que destruyó con el paso de las generaciones el entendimiento, la razón, el deseo de progreso, incluso la identidad de pueblos enteros, otrora grandiosos. Aislados, viviendo paralelamente al mundo, mostrándole hostilidad bien merecida, encerrados en una mentalidad legendariamente conservadora, los pueblos de Cenobio, de Damián "Becicleta" y del Hículi Hualula existen tan desconocidos como si habitaran en otro planeta, y no a nuestro lado. ¿Qué hacer?
Se trata de una antología de historias escritas por Francisco Rojas González a lo largo de sus años de estudio y contacto directo con etnias de todo el territorio mexicano. Entre otras anécdotas interesantes nos cuenta acerca de lo sucedió cuando a una grupo étnico apartado de la civilización se le muestra un catálogo con las pinturas más importantes del mundo y México actual (Da Vinci, Ticiano, David, pero también Siqueiros y Rivera) ¿qué opinan los indígenas de tales pinturas? ¿qué reacción tienen cuando las ven? ¿cuáles les gustan más y por qué?.
Un libro de relatos excelentes que incluso algunos han llegado a la cinematografía, con la temática de las comunidades indígenas de México; sus tradiciones, religión, festejos, generalmente con un final sarcástico que invita a la reflexión. La narrativa es buena y la trama muy bien estructurada, ya que el autor fue un estudioso y de las diferentes etnias y su cultura. Un libro digno de leerse, lo recomiendo ampliamente.
Cuentos sobre etnias mexicanas que nos hablan de sus tradiciones, creencias y lenguaje
Mis cuentos favoritos son:
La tona Los novios Las vacas de Quiviquinta La venganza de "Carlos Magno" Nuestra señora de Nequetejé La cabra de dos patas El diosero La plaza de Xoxocotla La triste historia del pascola Cenobio
Una mirada hacia los ritos y tradiciones. La vida cotidiana y el espíritu de las comunidades tribales mexicanas. La cosmogonía y las sociedad indígenas. Simplemente hermoso. Fresco, húmedo y viscoso estudio étnico y espiritual.
El Diosero es una recopilación de cuentos y tradiciones indigenistas que hay a lo largo y ancho del país mexicano: desde cuentos de la península de Yucatán y una zona de Chiapas, hasta el extremo más alejado de Nayarit, o el más cálido del Sonora. Cada uno de los cuentos narrados es un reflejo del hermetismo, o la claridad, con la que se han presentado los pueblos originarios al mundo moderno: desde "El diosero" o "Hículi Hualula", donde el folclore se siente en la más honda raíz; pasando por "La venganza de Carlos Mango" o "La parábola del joven tuerto" donde el humor negro mexicano, el sincretismo de la cultura originaria y cristiana se han fusionado hasta crear una amalgama de creencias cuanto menos interesante; y llegando hasta "Los novios" y "Los diez responsos", donde la ternura y el dolor por la gente se hace presente y nos presenta rasgos completamente humanos que conmueven cualquier corazón, este libro es una recopilación literaria que nos abre las puertas a una narrativa que, si bien no nos pertenece del todo, sí nos abre distintas perspectivas a lo que se siempre ha existido y compartimos en nuestro suelo patrio: no todo es la gran urbe mexicana o el pueblo olvidado de la mano de Dios, también las regiones que son azotadas por las lluvias, el racismo y las antiguas raíces están aquí y merecen un espacio de honor en el podio de las letras mexicanas.
Criminalmente poco leído, esta antología es una valiosa y bien trabajada ventana a un mundo de tradición y conflicto lejos de mi comprensión. Tiene un acercamiento antropológico a las costumbres de diversos pueblos indígenas en México y un poder narrativo impresionante. Cada cuento, a mi parecer, es un knockout en su composición y es el libro tan sencillo y bien hecho que lo leí en una sentada, incapaz de soltarlo hasta que hube acabado con él.
¡Fascinante! Un compendio de cuentos que nos acercan al pensar y sentir del alma indígena que pueblan el territorio que ahora se llama México. En unas pocas páginas, el autor crea una llamarada de emociones, que van desde la risa, la tristeza y el asombro. A pocos libros les he dado 5 estrellas, y no por malos o buenos, sino por lo que me hicieron sentir e imaginar al momento de leer sus líneas. Sin lugar a dudas, El Diosero se lo merece.
Es un librito precioso. Me encantó completamente. Se trata de una antología de cuentos que rescatan la esencia de los pueblos indígenas en México. Algunos cuentos me dejaron con una gran sonrisa, otros con lágrimas, pero siempre, todos, lograron moverme algo dentro de la cuerpa y la mente.
Simplemente me parece que todxs deberíamos leerlo porque es maravilloso, muy real y conmovedor.
Un conjunto de cuentos donde el escritor logra crear diferentes escenarios de la vida de diferentes grupos indígenas de México. Lo disfruté muchísimo y el hecho de venir de familia de pueblos pequeños ayudó bastante a la lectura de los diálogos de los indígenas. Lectura recomendada para la relectura.
Pequeñas historias que unidas forman parte de la riqueza cultural mexicana. Cuando lo leí por primera vez, sentí que me faltaba vocabulario étnico, pero con ayuda de mi abuela entendí mis raíces orgullosamente mexicanas. No es sencillo de leer, pero vale la pena.
Una recopilación de cuentos cortos con un trasfondo se análisis social agudo, a veces místico, a veces mordaz, una lectura obligada para quien quiera aprender un poco nuestra parte indígena, súper ameno para leer.
Un libro muy corto, fácil de leer y que te hace darte cuenta que la realidad donde uno vive, no es igual para todos. Hace voz a los indígenas de una manera tan real. No todo siempre es lo que parece, existe el transfondo.
Honestamente no me gustó pero creo que eso radica en un solo hecho: no lo entendí. Y creo que para eso me faltan muchos años de vida. No parece un libro de conocimientos, sino de experiencias.
Me pareció un libro excelente, mucho contenido y una magistral descripción de las creencias de pueblos indígenas diversos mexicanos, un aire de comicidad y simplemente un deleite leerlo.
Los cuentos son audaces, tristes, divertidos, enseñan y te hacen sentir que ahora eres parte de esas historias, porque después de todo los mexicanos somos una misma cultura.
Ficción documentalista; Francisco González Rojas pinta con el diosero un pequeño libro que pareciera anecdotario de su Diario de campo como etnólogo en su paso por distintas culturas y pueblos de Mexico en el contexto pos revolucionario (40-50’s). A veces cae más en la ficción en tercera persona de un personaje, a veces toma tono documental y él se introduce dentro del cuadro de sus narraciones como personaje activo que interactúa y lleva la historia. Los cuentos se inundan de formas y palabras del habla muy particulares de region a region. A veces el cuento es el estudio de caso ficcionalizado de un ritual social, como el casamiento dentro de un pueblo, o el sepelio de un campesino que muere en la carretera por parte de su pueblo, las leyes y tradiciones que se cumplen o rompen dentro de las comunidades y sus premios o castigos, en otras es un ritual religioso o mágico el núcleo del relato, la elaboración de un Dios-animal de barro para combatir y detener la lluvia en la selva lacandona, el nombre prohibido del tata Dios que también es una sustancia que da felicidad y pérdida dentro del pueblo huichol, la glorificación de un cuadro de la Mona Lisa en Virgen santa en un pueblo de Morelos... los temas y personajes son diversos, y los cuentos como pequeñas viñetas nos asoman e imaginan a un conglomerado de mundos, cosmos visiones, ideas, personajes, pero también es cierto que a veces se lee la mirada del científico social que observa al otro como un objeto de estudio que acaba por medirlo, estudiarlo, analizarlo, deshumanizando al ser humano qué hay detrás bajo la categoría de indígena, primitivo, etc. No es algo que sesgue el libro completamente, pero si es algo que se encuentra en algunos cuentos, donde se nota más el interés de la academia que el de la sensibilidad. Aun así, es un libro que atrapa ese elemento de cosmovision y pensamiento dentro de estas naciones bajo la línea de algunas de sus historias.
We create our gods, and if they don’t provide for us, we create others. This is how I interpret the title story of this collection of tales. The book is a stimulating mix of ethnography and fiction. It draws on the beliefs and traditions of different indigenous groups in Mexico. You visit peoples situated from the west coast to the east coast to the sierra to the jungles, with a thin thread of a narrating ethnographer holding them together. Also I was enlightened by the observation that the Mona Lisa resembles a religious icon, so why not worship her? This book has a pretty steady stream of the supernatural. Some of the scenes are comical, some are tragic. Rojas does a good job of presenting ideas that seem backward to the modern mind without making them look ridiculous. He had much respect for these folks he was writing about, and seems to have been immune to the prejudices of his times (1952). El Diosero was recommended to me by one of my Spanish tutors. She said this book is common knowledge among Mexicans, one she read in high school. I had never heard of it; but that’s why I still seek out tutors.