Construido como si fuera un objeto cientifico, este libro instala un mundo o, mejor, un ghetto mas grande que el mundo. En ese ghetto las cosas funcionan extranadas del sentido. Por alguna arbitraria razon, el signo se ha puesto boca abajo. Un arbol no es ahora un "arbol," sino un tronco con ramas y hojas; a secas. El tiempo se resuelve en una frase enigmatica: EL FUTURO YA FUE. La interpretacion desfallece, y entonces Freud se dedica a escribir un texto invisible. La pintura no admite comentarios: es apenas la callada comunion fisica de un cuadro y un observador. Los diarios son puro grafismo, unicamente existen para "darle mirada a los ojos". Y hasta la lectura mas acabada la ejercen los analfabetos. En el interior de ese sistema con leyes perfectamente articuladas, Libertella desliza la mas estremecedora de las preguntas: ¿qué será de nosotros cuando haya desaparecido el signo? ¿Cómo asumiremos la sociedad, el yo, la comunicación, el arte, la vida misma y la muerte? El árbol de Saussure no es un relato de anticipación (no podría serlo, porque "el futuro ya fue"). Es simplemente una utopia que promete la felicidad y el terror. Y es un libro extraordinario: la visita a un mundo extraño y ordinario en el que quizás estamos viviendo sin darnos cuenta.
Releído por segunda vez en el año. Es un libro infinito y de menos de una hora. Enigmático, profundo, gracioso, inteligente, fino, sintético. El potencial de un escritor llevado al máximo de su depuración. EL FUTURO YA FUE.
El futuro ya fue, de Libertella (p). Retrato (o intento) de una aldea, un ghetto, en el cual el signo tiende a la desaparición, siendo "la interpretación y el sentido ilusiones ópticas".
Uno de los mejores libros que leí acerca del mercado literario y el estado de la escritura en América Latina. Críptico, místico, divertido. Dice citar a Aleister Crowley, y eso me puede.