What do you think?
Rate this book


288 pages, Hardcover
First published January 1, 1951
Tal vez sea difícil explicarlo y quizá si más difícil comprenderlo, pero así era y así es: dame tiempo para mirar y quédate contando tu mercadería; dame tiempo para sentir y continúa con tu discurso; dame tiempo para escuchar y sigue leyendo las noticias del diario; dame tiempo para gozar del cielo, del mar y del viento y prosigue vendiendo tus quesos o tus preservativos; dame tiempo para vivir y muérete contando tu mercadería, convenciendo a los estúpidos de la bondad de tu programa de gobierno, leyendo tu diario o traficando con tus productos, siempre más baratos de lo que los pagas y de lo que los vendes. Si además de tiempo me das espacio, o, por lo menos, no me lo quitas, tanto mejor: así podré mirar más lejos, caminar más allá de lo que pensaba, sentir la presencia de aquellos árboles y de aquellas rocas. (318)
No tenía ningún resentimiento contra el hombre cuyo nombre acababa de conocer; sospechaba que cumplía, como mi padre y como todos los demás hombres, un deber que no podía eludir sin dejar de ser lo que obligadamente era; pero nuestros planos eran diversos y debíamos mantenernos en ellos, sin pasar del uno al otro sino algunas veces, forzados por las circunstanicias y sin dejar de ser lo que éramos: un policía y un hijo de ladrón. (40)
(Bueno, yo nací en Buenos Aires, pero eso no tenía valor alguno; lo valioso era el certificado; nunca me sirvió de nada decirle y las personas a quienes le dije no demostraron en sus rostros de funcionarios entusiasmo ni simpatía alguna; faltaba el certificado; y los peores eran mis compatriotas…(23)
No tenían nada que ver, es cierto, con el alza de las taridas de tranvías, pero muchos hombres aprovecharon la oportunidad para demostrar su antipatía hacia los que, durante meses y años explotan su pobreza y viven de ella, robándoles en el peso, en los precios y en la calidad; la mezquindad de algunos, el cinismo de otros, la avaricia de muchos y la indiferencia de todos o de casi todos, que producen resquemores y heridas, agravios y odios a través de largos y tristes días de miseria, reaparecían en el recuerdo …( 153)
El monólogo interior, el regreso en el tiempo, la digresión, la corriente de la conciencia, los pasos entre un hecho y otro, y de la primera a la tercera persona y viceversa son, sin duda alguna, preciosos recursos, pero no creo que se pueda hacer un libro únicamente para mostrar que se los domina o que hay muchos; es necesario cuidar también del asunto. (376)
Y piensa que en este mismo momento hay, cerca de ti, muchos seres que tienen su misma apariencia de enfermos, enfermos de una herida real o imaginaria, aparente u oculta, pero herida al fin, profunda o superficial, de sordo o agudo dolor, sangrante o seca, de grandes o pequeños labios, que los limita, los empequeñece, los reduce y los inmoviliza.)