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199 pages, Paperback
First published January 1, 1963
A writer —and, I believe, generally all persons— must think that whatever happens to him or her is a resource. All things have been given to us for a purpose, and an artist must feel this more intensely. All that happens to us, including our humiliations, our misfortunes, our embarrassments, all is given to us as raw material, as clay, so that we may shape our art.
- Jorge Luis Borges, Twenty Conversations with Borges, Including a Selection of Poems: Interviews by Roberto Alifano, 1981–1983
All the lonely people
Where do they all belong?
- The Beatles, Eleanor Rigby
El principal problema del escritor
Tal vez sea el de evitar la tentacion de juntar palabras para hacer una obra. Dijo Claudel que no fueron las palabras las que hicieron La Odisea, sino al revés. (16)
The main problem for the writer
Perhaps, to avoid the temptation of putting words together to make a literary work. Claudel said that it wasn't the words the ones that created The Odyssey, but the other way around.
De la cosa a la angustia
Lanzado ciegamente a la conquista del mundo externo, preocupado por el solo manejo de las cosas, el hombre terminó por cosificarse él mismo, cayendo al mundo bruto en que rige el ciego determinismo. Empujado por los objetos, títere de la misma circunstancia que había contribuido a crear, el hombre dejó de ser libre, y se volvió tan anónimo e impersonal como sus instrumentos. Ya no vive en el tiempo originario del ser sino en el tiempo de sus propios relojes. Es la caída del ser en el mundo, es la exteriorización y la banalización de su existencia. Ha ganado el mundo pero se ha perdido así mismo.
Hasta que la angustia lo despierta, aunque lo despierte a un universo de pesadilla. Tambaleante y ansioso busca nuevamente el camino de sí mismo, en medio de las tinieblas. Algo le susurra que a pesar de todo es libre o puede serlo, que de cualquier modo él no es equiparable a un engranaje. Y hasta el hecho de descubrirse mortal, la angustiosa convicción de comprender su finitud también de algún modo es reconfortante, porque al fin de cuentas le prueba que es algo distinto a aquel engranaje indiferente y neutro: le demuestra que es un ser humano. Nada más pero nada menos que un hombre. (89)
Tristeza, resentimiento y literatura
Por otra parte, la autenticidad está probada por el hecho de que nuestra mejor literatura es triste, melancólica o pesimista: desde Hernández hasta Borges y Marechal, pasando por Payró,
Lynch, Güiraldes y Arlt. Cada vez que somos profundos, expresamos esa tonalidad de sentimientos. Cada vez que, forzados por teorías o recriminaciones, intentamos ser alegres ofrecemos en nuestros libros un espectáculo tan torpe y apócrifo como cuando un argentino intenta divertirse en una boîte. Como los rusos del siglo pasado, empieza riendo y tomando, y termina llorando y tomando; cuando no concluye rompiendo todo lo que tiene a mano. (136)
"Los hombres escriben ficciones porque están encarnados, porque son imperfectos. Un Dios no escribe novelas."