Alma es declarada VIH+ a los 17 años, lo que provoca un quiebre en su vida: renuncia a su sueño de integrarse a la PDI y decide estudiar periodismo, pero no como opción de carrera sino simplemente como una manera de pasar los días. Estos hechos detonan el inicio de la nueva novela de la Colección 80 Mundos #Novela. Esta crisis de la protagonista cambia cuando conoce a León, un joven excéntrico que intentará conquistar el corazón de la niña solitaria; sin saber que entre ambos existe un secreto que los reúne en una paradoja. Descubrir este vínculo despertará en Alma una oscura lógica de venganza que la sumergirá en los parajes más hondos del terror humano. Con el peso de la muerte persiguiéndola y una nueva vida en torno a sus medicamentos, Alma comenzará una última búsqueda para intentar enmendar sus errores. El viaje de Alma nos invita a reflexionar acerca de la ignorancia de ciertas condiciones que conviven con nosotros, de cómo la discriminación es más mortal que un virus y de cuánto influye el prejuicio en nuestros tabúes, acercando al lector a miedos y temores insospechados
Daniel es abogado, gestor cultural y escritor de la región del Maule. Sus creaciones artísticas están ligadas a la dramaturgia y a la literatura juvenil con enfoque a las contingencias sociales. Dentro de su producción teatral destacan sus obras dramáticas estrenadas profesionalmente: “Hospital del Trueno” (Fondart, 2015), “Impulso” (Fondart, 2018), “Súper” (Fondart, 2019), Terrario (Fondart, 2020), RAM (Fondart, 2020) y “Delivery” (2021). Entre sus publicaciones destacan la novela “Alma es +” (2015), “Nueva dramaturgia Maulina” (2016) y “Juventud entre líneas” (2019), todas estas en Ril Editores. Dentro de su carrera artística como gestor ha sido responsable y ha ejecutado diversas iniciativas financiadas por Fondos de Cultura sobre publicación de libros, creación de obras literarias y montajes teatrales, actividades de fomento a la lectura y escritura, difusión artística, circulación de obras, entre otras. Actualmente es Gestor Cultural y Productor General en Niebla Gestión Cultural. Sígue su trabajo en Instagram: @mejorllamaaldany @nieblacultural
<<¿Has pensado en el suicidio? Yo sí. Muchas veces. Pero como por hobby. He descubierto y, sobre todo, he optado por el método más cruel y doloroso de cometer suicidio. Este bendito mecanismo lo he puesto por título a mis días: la espera>>. "El problema es que no tengo moral. Esa pequeña vocecita en la cabeza que te dice lo que está mal. Creo que esa voz la perdí. No sé en qué momento de mi vida. Sólo sé que simplemente dejé de oírla. Se cauterizó mi conciencia. Pepe Grillo se aburrió de tanta pega y se mandó a cambiar." . Alma es un libro que me ha gustado mucho leer. Te introduce en una realidad desconocida para muchas personas. Te presenta una enfermedad con la que tienes que decidir vivir o simplemente dejarte sucumbir y apagarte ante ella. Una realidad con la que viven muchas personas alrededor del globo y de la cual quizás nunca puedes estar completamente a salvo. . Yo les recomiendo si tienen alguna vez la posibilidad de leerlo que lo hagan. La historia te lleva por un recorrido a lo largo de los sentimientos, riendo en momentos y angustiado en otros.
"Alma es + ofrece una narración escrita con buenas intenciones, pero que pierde su rumbo y termina desorientada. La voz de su narradora, Alma Soto Reyes, impresiona al lector desde sus primeras palabras. Tiene veinte años y confiesa que desde hace mucho tiempo ha vivido siempre con miedo. El propósito inmediato de su discurso es, pues, como ella misma declara, exponer al lector las razones de su precariedad existencial: "Tengo que contar la historia desde un comienzo para que puedan comprenderlo todo". Asumimos que su texto será, entonces, confesional y justificatorio; nosotros, sus lectores, deberemos acomodar consecuentemente nuestra mirada para leer un relato de expiación, para enterarnos de las consecuencias de una falta cometida antes de la redacción del texto. Pero, además, la historia que Alma promete cautiva la atención desde las primeras páginas de la novela debido a la naturaleza del estilo utilizado por su narradora y por la fisonomía que adjudica al destinatario del discurso. Sus palabras reflejan las características más sobresalientes del habla cotidiana de la juventud chilena de hoy. Es un lenguaje donde el desenfado y la espontaneidad lingüística revelan la honestidad radical del hablante, pero también conducen alternativamente a la sarcástica ironía y a una agresiva coprolalia. Alma escribe con la franqueza de su juventud, como si mantuviera una conversación oral con destinatarios afines a ella: "Estamos en el 2015. O sea, hello...", lo cual otorga a su estilo un dominante sello de familiaridad cotidiana. Para referirse a un desconcierto momentáneo escribe: "De todos modos no escuché nada. El mundo se puso en mute por aproximadamente cinco minutos...", o para describir sus temores interiores: "Poner mute a una y mil sensaciones". Esta misma familiaridad se manifiesta también en las trampas que el texto jocosamente coloca a nuestro paso: "Mamá es abogada y papá es doctor, y yo soy rubia y de ojos azules. Ya. Mentira". Pero además, y por razones que Alma no pretende silenciar, el lector también descubre que esta narradora veinteañera no relata su historia a cualquier persona. Su destinatario posee una identidad nacional y generacional definida: está interesada en hablar solo a chilenos jóvenes. Por lo mismo, a sus posibles lectores extranjeros les explica, por ejemplo, que "cuea" significa tener buena suerte.
Sin duda alguna, lo mejor de la novela de Daniel Acuña es su programación. Sus momentos iniciales han sido construidos con meticulosidad para diseñar la fisonomía de una narradora convincente que no enfada con su procacidad lingüística debido a la simpatía con que capta la atención del lector y lo prepara para el relato que sigue. Alma es una muchacha marcada por un error cometido en su pubertad cuyas consecuencias justifican la actitud de agresivo sarcasmo que domina la mayor parte de la narración de su vida. (...)"
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Alma es + es un libro que me atrapó desde la primera página, me tuvo atenta y sin poder dejar de leer hasta que pude terminarlo.
Una historia bien lograda, que toca muchos temas importantes de los que hace falta hablar: A veces tener dinero puede ser la diferencia, incluso entre la vida y la muerte. ¿Por qué es todo tan injusto y debe ser así?
Recomiendo totalmente la lectura para aprender, porque en la ignorancia crecen los prejuicios.
Un comentario en la sección de Artes y Letras de El Mercurio, de ayer 28 de febrero de 2016, me despertó algo que guardaba en silencio. Un crítico se refería a mi recientemente publicada novela “Alma es +”. Leí con agilidad sus palabras y caí en cuenta del gran milagro de la literatura; no estamos solos con la pluma. Alma, mi princesa desencantada, ha pasado de mente en mente, y hoy vive en el recuerdo de otros tantos que se alejan de mi. Es gracioso pensar que de pronto, lo que parece un simple juego, pueda transformarse en algo cierto y real. El crítico desentrañó una serie de comentarios, positivos y negativos, prefiriendo obviamente los segundos finalmente, pero sin tomar en consideración uno de los puntos esenciales de mi propuesta: jamás nombró el VIH/SIDA. Y fue de tal impacto ese hecho que me obligó a venir hasta este podio y contarles mi impresión. WOW. El relato no descansa en su temática, la historia se sujeta en las letras. Saber eso, es glorioso. Lo que comenzó siendo un proyecto sociocultural enfocado a un restringido público juvenil para justificar fondos de cultura financiados por el gobierno, terminó convirtiéndose en una real obra de arte, una que merece crítica en uno de los diarios más prestigiosos de nuestra nación. Es bonito, creo yo. Es bonito y a la vez impactante. Al menos para mi. Se podría decir entonces que cuando digo que soy escritor, no estoy del todo equivocado. Tal vez sí lo sea. Y aunque hoy dejara de escribir obras, historias y novelas, seguiría siéndolo, porque tal calidad no se pierde por el no ejercicio. Hace un año, una de mis obras dramáticas fue publicada en una Revista Mexicana de Teatro con una elocuente presentación de manos de uno de los dramaturgos más importantes de Chile. Elogiaba mi trabajo y me prometía un buen futuro en las letras. Pues bien, en ese entonces, no le creí demasiado a don Juan Radrigán. Tal vez aun no confiaba en mis talentos. Creía demasiado que todo dependía de las temáticas. Que sin mi necesidad de generar algo en lo mediático-social no podría tener un trabajo concreto. Y es que siempre he creído que el objetivo es más fuerte que el método, pero esta vez, ha sido distinto: el elogio ha venido al estilo. Se criticó el melodrama y la suntuosa trama de la historia de Alma, y no es para menos, siempre supe que la historia bordeaba los límites de la realidad porque intencionadamente fue construida de esa manera. Necesitaba capturar a un público diferente, atrapar al que no se plantea tomar un libro por su buena redacción. En tales situaciones, lo más ajeno a la realidad puede ser lo más atractivo; los sueños se mezclan con el deseo y así el impulso literario puede atrapar al extranjero. Y en el intento de conseguir una trama casi hollywudense con una perfecta estructura aristotélica, pues que sin quererlo, a la vez, he desarrollado un estilo. Pues que sin quererlo, mis palabras valen sin el objetivo, sin la meta, porque existen y ya. Y eso, saber eso, vale oro.
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De lectura rápida y comprensión fácil, profunda de argumento y ligera de palabras. El autor sabe crear tensión, como buen dramaturgo, y se agradece el uso de un lenguaje cotidiano a la altura del personaje de Alma. El viaje de la protagonista representará para cada lector una temática distinta y en mi caso no se me viene a la mente otro concepto más que el de libertad... Alma es libre y su libertad contagia. Recomendado al 100%.
Alma es +: una novela que nos sitúa en el existencialismo propio del siglo XXI”
La novela Alma es + del escritor chileno Daniel Acuña publicada en 2015, nos muestra la realidad que debe enfrentar una adolescente de 17 años al enterarse que tiene VIH justo en un momento crucial de su vida, donde debe tomar distintas decisiones que dejarán huellas en los diversos escenarios de su existencia.
Daniel Acuña nos sitúa frente una realidad que muchos invisibilizan, la que tiene que ver precisamente con los prejuicios y tabúes propios de una sociedad chilena que lleva aún puesta la etiqueta del conservadurismo. Si bien estamos en el siglo XXI y hemos avanzado en cuanto a la tecnología y por ende al acceso de la información, la educación integral aún está lejos de lograr su objetivo. A pesar de que hoy en día hay mayores oportunidades para acceder a una educación de calidad, muchas veces esto se logra a un alto costo humano, el que tiene que ver precisamente con las carencias en la comunicación familiar, la falta de compromiso en aspectos valóricos y sobre todo en lo poco y nada que se logra educar las emociones. Una tarea que debiese desarrollar su mayor potencial en el núcleo familiar y ser reforzado en los centros educativos e incluso en las Instituciones de educación superior. Es aquí donde llegamos a la génesis del drama de Alma y de alguna manera a la causa de su infortunio. Esta adolescente no mantenía comunicación efectiva ni afectiva con sus padres, quienes estuvieron presentes en toda su niñez y adolescencia, pero muy ausentes en un aspecto esencial de la vida y que representa aquello que nos hace visibles frente al otro: la comunicación. Sin ella difícilmente se encontrará una armonía en la existencia. Los padres de alma, así como el común de las personas pertenecientes a la clase media chilena, estaban tan imbuidos en la idea del progreso, donde el máximo objetivo pareciera ser generar mayores ingresos para tener una mejor calidad de vida, lo cual no es negativo en sí mismo, sino cuando junto con ello sacrificamos la parte humana que nos aterriza a la vida y nos une a nuestras emociones. Alma a menudo se sentía sola, desorientada, ensimismada y con muchas ganas de explorar la vida en una etapa donde todo pareciera ser bastante simple y donde los miedos no coartan la libertad. Por lo tanto, las falencias en la comunicación del grupo familiar, sobre todo respecto a temáticas tan importantes relacionadas con la sexualidad, sumada a la transición en que se encontraba Alma, provocaron que tomara decisiones equivocadas. Esto vendría siendo la piedra angular del contagio de VIH, donde claramente Alma no tenía la capacidad suficiente para discernir un posible peligro, pues en su experiencia o aprendizaje no había indicios de que pudiese ser algo negativo salir con un hombre desconocido y aventurarse ciegamente a tener una relación con él, lo cual además de provocarle un daño irreversible a su salud (física y psicológica), llega incluso a denigrarla. Este quiebre en la vida de Alma, el cual Daniel Acuña nos revela desde las primeras páginas del libro, pone en jaque la fragilidad humana y cómo a partir de una simple decisión, los miedos nos someten y nos empujan abruptamente en un insondable abismo del cual muy pocos logran salir y aquellos que lo hacen, salen bastante lastimados, evidenciándose en sus cuerpos fracturas y huellas imborrables producto del golpe que provoca la caída, donde algunos quizás hasta quedan imposibilitados de volver a caminar o correr como lo hacían antes. Muchos de ellos se quedan ciegos, enfrentando lo que sería en la realidad la depresión, cuya ceguera no les permite dimensionar ningún aspecto positivo más que el resultado de su examen. Es bastante interesante la forma en que el escritor nos involucra en este escenario, haciéndonos parte del viaje sórdido y a la vez enigmático de la vida de una adolescente, con la cual podemos sentir cierta complicidad. Precisamente esta cercanía con el lector es lo que nos hace ser más conscientes aún de la decadencia que vivimos actualmente en materia educativa. Esta novela nos obliga a despertar del mundo vertiginoso en el que transitamos a diario, donde pareciera que vivimos anestesiando las emociones y nos sitúa de plano en un contexto hostil y concreto: una enfermedad de transmisión sexual que cambia radicalmente la vida de una joven, víctima de una familia y sociedad que no supieron educarla en materias esenciales de la vida. La ignorancia de Alma frente al VIH, no es más que una réplica de la falta de responsabilidad de los padres, de informarse ellos mismos en primer lugar sobre estos temas y luego ser capaces de orientar efectivamente a sus hijos de modo que estos puedan tener las herramientas necesarias para enfrentar cualquier decisión de una manera acertada y teniendo siempre presente la valoración de su cuerpo y persona.
Finalmente quiero señalar que en el contexto actual en que vivimos, esta novela representa un desafío para la sociedad actual, sobre todo para padres y profesores, quienes debemos educar integralmente a las futuras generaciones, enseñando a encauzar las emociones y potenciar a su vez la comunicación en sus diversos contextos, así como también la valoración de la vida humana. Sin duda Daniel Acuña nos invita a valorar la vida desde una mirada crítica y existencial, viéndonos y aceptándonos como lo que realmente somos: "personas frágiles, imperfectas, llenas de miedos e incertidumbres, y desde esa consciencia lograr respetarnos y olvidar nuestras diferencias y egocentrismo, con el propósito de superar nuestras barreras y continuar nuestro camino acompañados o no de nuestros fantasmas y cicatrices".
Natalie Vallejos Grandón, docente de educación media en Castellano. Egresada de la UCSH.
Con un sólido argumento, entretiene y educa sobre una realidad para muchos desconocida. Una novela que habla del aprender a amar, pero amarse a uno mismo. Nos muestra la soledad en su máxima expresión, pero también la solidaridad genuina del ser humano. Debo confesar que me conmovió profundamente, lo leí en dos días y aún sigo reflexionando. Tuve momentos de alegría (tiene un humor bastante inteligente) y también de llanto. Con mucha intriga y realidad nos hace sentir que Alma podría ser cualquiera de nosotros. Destaco del autor el completo estudio de campo que es evidente en el relato del libro, lo que lo vuelve NECESARIO para nuestros tiempos. Sería una buena opción de incorporar en las lecturas complementarias de los colegios. Está escrito en un lenguaje fácil de entender y desde el primer momento engancha y quieres saber qué pasará en el siguiente capítulo. Prepárate porque no podrás dejarlo de lado, querrás llegar cuanto antes al final.