Ramón fortuna, con apenas 15 años de edad, ve cómo un golpe inexplicable y salvaje del azar cambia su vida y amenaza con destruirla. Contra la evidencia de la sangre derramada, Ramón sabe que es inocente, pero su tarea, al revés que en las películas o novelas de juicios, no será demostrar su inocencia, sino desprenderse de
At the age of 12 Lindo moved to Madrid, where she studied journalism. She did not get her degree, as she began to work in television and radio as a speaker, actress and scriptwriter. Her first novel was based on one of her fictional radio characters, the madrileño boy Manolito Gafotas, who has become a classic of Spanish children's literature. Manolito is the son of a trucker and lives a humble life in the working-class quarter of Carabanchel. The character was the protagonist of several first-person novels written with a solid style that includes humour, irony and sharp social criticism.
Lindo has also written adult novels and plays; she is the screenwriter of the film La primera noche de mi vida, and collaborated with director Miguel Albadalejo on the screenplays for Manolito Gafotas and Ataque verbal. She also adapted the screenplay Plenilunio from the novel by her husband, Antonio Muñoz Molina.
Ever since her husband Muñoz Molina was appointed director of the Instituto Cervantes of New York, Lindo has lived in New York City. She often writes for the Spanish-language newspaper El País, contributing editorials, and writes freelance work for other magazines and newspapers.
In 1998 Lindo was awarded the Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (National Award for Children's and Youth Literature) for her book Los trapos sucios de Manolito Gafotas, and she received the Biblioteca Breve (Tiny Library) Award for her adult novel Una palabra tuya.
Después de haberlo abandonado, con exámenes, preparación de campa, Benasque y Jubileo volví a retomar la lectura. Me ha encantado el libro, la forma en la que Elvira relata la historia la hace muy cercana y fácil de leer. Con un lenguaje muy natural y normal del día a día. Aunque he de decir que me esperaba otro final más detallado, ya que deja algunas cosas por atar.
Es lo primero que leo de Elvira Lindo desde las aventuras de Manolito. Llegó a mis manos de casualidad y probablemente no le hubiese prestado mucha atención si no fuera por dos motivos: que buscaba algo ligero y que recuerdo a Manolito como un amigo más de la infancia.
Vaya sorpresa. Elvira te abraza y te cuenta una historia con mucha ternura, describiendo la personalidad y la historia de sus personajes a través de sus expresiones, sus remordimientos y sus miedos. No sé si le cuesta escribir con tanta delicadeza y de forma tan fluida o si le sale natural (me encantaría preguntárselo algún día), pero sea como sea, tiene un estilo que muchos intentan y pocos consiguen.
Me he sentido como un niño que va sentado en el asiento trasero de coche y observa las calles pasar mientras su madre conduce. La historia te atrapa, pero es la conducción suave y sin frenazos la que te hace disfrutarla de verdad. Me deja con las ganas de leer más de ella, y de darle a una visita a mi amigo de Carabanchel.
Me ha parecido una novela maravillosa. Después de haber leído solo Manolito Gafotas -y de pequeña, que tendré que releer-, esto me ha hecho descubrir a Elvira Lindo como una escritora polifacética y grandiosa. Esta novela de coming-of-age con el barrio siempre de fondo, para que nunca nos olvidemos de los orígenes, nos ofrece el mejor telón de fondo para la vida de Ramón Fortuna, con su irónico apellido. A lo largo de sus casi 200 páginas no cuenta sus desfortunas, 200 páginas que se hacen cortísimas porque se devoran, dejándote con ganas de más. Eso sí, el resumen de detrás induce a error. Últimamente me compro los libros sin leerlo, para llevarme sorpresas tan gratas como estas. Sin duda leeré más a esta autora.
Un libro interesante con unas cuantas reflexiones que merecen mucho la pena. Aún así no es mi favorito de Elvira, de alguna forma se nota que estamos ante una primera novela "no infantil" aunque creo que también se podría presentar como juvenil puesto que el protagonista no tiene más de 15 años y los lectores adolescentes podrían identificarse con él hasta cierto punto.
Si eres fan de Elvira Lindo recomiendo desde luego leerlo. Si no le eres tanto, sería mejor empezar por otro de sus libros.
Me encontré este libro sin querer y decidí leerlo para reconectar con la persona que me descubrió a Elvira Lindo y su Manolito gafotas y que ahora, como diría Marcelo, es un eco que me llega desde el otro barrio. Me he encontrado una novela muy fácil y un recuerdo de mis primeras lecturas de la autora. Un libro de los que te acabas en dos sentadas por la conexión que creas con todos los personajes, las carcajadas que me ha arrancado y los achuchones en el corazón
la primera vez que leí este libro fue porque nos hacían un examen sobre él en el instituto. tenía 15 años y ahora tengo 20. he decidido releerlo porque le tengo un cariño especial a esta lectura obligatoria por los recuerdos que contiene: yo acababa de volver de una semana de erasmus que organizaban en mi instituto, y mi mejor amiga salma y yo decidimos leerlo la tarde antes del examen con la excusa de que trabajamos mejor bajo presión... al principio nos envolvió una sensación de pereza tremenda como suele ocurrir con las lecturas obligatorias, pero poco a poco empezamos a comentar todo lo que leíamos, cada vez más metidas en la historia, empatizando mucho con los personajes tan complicados y reales. me emocionan siempre las relecturas cuando las separan tantos años (cinco años no son muchos, pero sin duda me separa mucho de esa niña de 4º de la eso estando ahora en el tercer curso de la universidsd) y ésta ha sido especialmente nostálgica porque me ha transportado durante un rato a esos momentos sencillos en la ESO en los que mi mayor preocupación era leerme un libro maravilloso en una tarde con mi mejor amiga.
Elvira Lindo es conocida por su sentido del humor y su gran obra Manolito gafotas, aquí no se desprende del humor, pero la historia desgarra porque es la realidad de muchos niños. Esta novela es un torrente de emociones y reflexiones que me han zarandeado hasta el final. Capas psicológicas y sociales que la autora teje con maestría. Me fascina como crea esos personajes secundarios que se anclan en la memoria, Aníbal y Vicente, memorables y humanos. La falta de afecto y la ausencia de figuras masculinas estables marca el tema de la novela, en lugar de la introspección, buscamos la excusa. El duelo, la memoria, los secretos y sus consecuencias, como el miedo al qué dirán, son otros temas de esta historia. El dualismo entre el humor, conocido de esta autora, y la cruda realidad hace que la obra me guste tanto como para recomendarla. La complejidad de la vida, la ausencia, la violencia y la búsqueda de identidad, no os dejará indiferentes.
Me ha parecido una novela muy interesante. Me gusta la forma de ilustrar la vida en los barrios obreros. La historia se puede categorizar como un drama. Es cortita de leer y me ha gustado. Aunque es cierto que me ha parecido demasiado surrealista la trama principal. La forma de escribir de Elvira es muy característica, me ha encantado.
3.5 Ramón Fortuna perdió a su padre cuando tenía tan solo dos años de edad. Ello le ha llevado siempre a despertar cierta pena entre sus allegados: su madre, una señora crónicamente infeliz; su hermana, 15 años mayor que él; e incluso las Eche, sus dos vecinas, sobreprotegen al muchacho para evitarle mayor sufrimiento. Es por ello que Ramón alberga en su interior una rabia escondida, la rabia de a quien se le presupone inútil y termina sintiendo serlo.
Sin embargo, la ira de Ramón encuentra la forma de salir el día que, tras invitar a un mal amigo a casa, éste acopla a su novia para poder darse el lote con ella en el salón. Una serie de catastróficas y en cierto modo hilarantes desdichas acaba con los dos novios heridos de gravedad y con un vecino, una de las Eche y su perro muertos. Es entonces cuando Ramón pone algo de distanciamiento con su núcleo familiar, al tener que esperar la resolución de su caso en un centro de menores. Allí conoce a Aníbal, un muchacho siempre enfermo del que Ramón empezará a cuidar, resultando ser protector y no protegido por una vez. En su búsqueda de un referente masculino, Ramón entabla además cierta relación paterno filial con su abogado, amigo de la infancia de su madre.
A priori, la idea de Lindo me parece atractiva. Un chico al que se le ha privado de la oportunidad de crecer, conocerse y evolucionar y que en consecuencia, ha desarrollado un carácter débil y alberga un sentimiento de ira en su interior. Sin embargo, la llevada a término me pareció más floja. Con una facilidad tan pasmosa que hace al lector preguntarse, cómo es entonces posible que Ramón no se hubiese dado cuenta antes, el protagonista termina por averiguar que la que creía su hermana es en realidad su madre. La revelación de este secreto los despoja a todos de sus fantasmas, a la hermana, por poder ahora ejercer el papel de madre que se le negó y a Ramón, que una vez resuelto el caso, decide mantener el contacto y la vida que el centro de menores le brindó. Pero Ramón gana además al padre que le arrebataron. El que creía su padre muerto y que en realidad era su abuelo, se le aparece una noche en sueños para decirle que quien dejó embarazada a su madre es quien ahora ejerce como su abogado. Un final convenientemente sencillo para un libro que de entrada planteaba temas más profundos.
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El poder del pasado y lo que nos define como personas es el tema central de esta novela, en la que los sucesos a priori primarios pasan a ser secundarios y simple desencadenante de lo que de verdad importa: la importancia de nuestro legado, de aquello que no conocemos por nosotros mismos sino por las vidas de quienes nos precedieron, y de cómo sus vidas también influyen en las nuestras.
Cuenta de forma muy realista la crueldad de los barrios marginales pudiendo empatizar con todos los personajes. Aún así, hay puntos de la trama que quedan sin resolver a mi parecer
Soy profesora, y una compañera me recomendó este libro como posible lectura para clase en tercero de la ESO.
Me gustó mucho la presentación del personaje: sobreprotegido por sus cuatro madres. Me hizo mucha gracia el relato del suceso que cambió la vida de Ramón Fortuna, y lo absurdo de la situación me llevó a pensar que en todo el libro habría este poso de humor. Sin embargo, la segunda mitad de la novela se pone muy metafísica y no sigue por esa línea.
Una cosa que me ha gustado mucho sobre esta novela es el hecho de que esté narrada en tercera persona pero con múltiples perspectivas. Eso nos ayuda a conocer bien a todos los personajes, pero también nos limita el acceso a cierta información de la que el personaje carece, por lo que caemos en la trampa: creemos que tenemos todas las piezas del rompecabezas y no es así. Está muy bien hilado, la verdad. Tengo que reconocer que, aunque a posteriori veo que había ciertas señales, yo no vi venir el desenlace de la historia.
Pero aunque sí que consiguió sorprenderme, el final de este libro no me dejó esa sensación de satisfacción, de resaca lectora. A pesar de ello, me ha gustado lo suficiente. Está bien escrita y creo que puede generar debates interesantes en clase, así que creo que me la guardo para usarla en este contexto.
Elvira Lindo es de lo mejorcito que hay en cuanto a autores españoles contemporáneos, en mi opinión. Este libro roza las 5 estrellas. La premisa es muy intrigante y la autora sabe aprovecharla al máximo pero también hace que los personajes sean reales e indaga en el pasado que los ha hecho ser como son ahora. Creo que es un buen reflejo de los jóvenes excluidos, hay variedad en sus delitos y en sus actitudes. Además, Elvira Lindo es una maestra al describir los suburbios de Madrid, ya lo hizo en Manolito Gafotas con Carabanchel (Alto) y lo vuelve a hacer en El otro barrio con Vallecas: Desde los muebles de las casas hasta la madre planchando la camiseta del Rayo pasando por el gordo en camiseta que está siempre en la terraza. También valoro mucho la prosa de esta autora, aunque utiliza palabras muy coloquiales y hasta tacos, su escritura no deja de tener encanto y además fluye de una manera muy orgánica. Por sacarle un fallo, me sorprendió un poco que la narración, normalmente centrada en el protagonista, pase de vez en cuando a otros personajes, contando un capítulo desde su punto de vista. No interrumple la fluidez de la historia, pero a veces el contraste me chocaba un poco.
En resumen: te lo recomiendo si te intriga la sinopsis.
Un libro genial. Me lo leí en un día, y terminé llorando en un avión. Divertido hasta la saciedad, pero también con guiños acerca de los prejuicios a lo cotidiano, a lo normal, a lo que no resulta a simple vista especial o valioso. Hace falta libros así para darse cuenta de que lo especial no siempre nace de lo extraordinario.
Ramón Fortuna, que parece tener de fortuna solamente el apellido, es el protagonista de esta novela de Elvira Lindo en la que nos relata una sucesión de catastróficas desdichas (superando incluso a las de la película de similar nombre) por las que pasa el chaval de quince años. Y es que, ¿¡Y todo sin querer!?
Y a pesar de que todo fue, digamos, “sin querer”, es normal que la vida de Ramón a partir de ese momento nunca volviera a ser la misma. Era carne de reformatorio, o bueno, colegio para chicos jóvenes que han pasado por ciertas cosas, donde quizá no le termine yendo tan mal y pueda dejar de ser el niño que han intentado modelar a su gusto las mujeres de su alrededor para ser Ramón Fortuna.
Este es un libro, que no llega a 200 páginas, que ha llegado a mí como préstamos precisamente de mi librera, ya que trata de Vallecas, el barrio donde ambas residimos, en el que yo nací, crecí y decidí quedarme. Precisamente, esa ambientación me ha parecido lo mejor del libro. Me ha gustado la forma en que está escrito, aunque no tanto lo que nos cuenta. Estoy muy harta de ver o escuchar noticias sobre niñatos que, saturados por sus emociones, hacen daño a la que tienen a su alrededor, sin pensar en las secuelas de sus actos. Y resulta que en esta lectura, es precisamente lo que me he encontrado. Os diré que cuando se lo he devuelto a mi querida amiga me he pasado cerca de 5 minutos poniendo verde al protagonista. Puede parecer extraño para la gente que no me conozca, pero nadie puede matar a un perro sin pagar consecuencias. Os aseguro de que si es mi perro el que sale mal librado por la estupidez de un vecino, el susodicho no tiene mundo para correr y no va a salir de rositas. Que conste que la historia que está oculta, esa que trata de las relaciones familiares de Ramón Fortuna sí que me ha gustado, y por eso no sus suspende en la valoración, pero justo esa historia es la que está menos desarrollada, me llevo una sensación que me gustaría saber si es cierta o no, pero tengo claro que es algo que nunca sabré. De acuerdo que cuando se escribió el libro, los animales no tenían los derechos que tienen ahora, pero en mi casa los han tenido siempre y por ahí no paso.
De ritmo sostenido y atractivo, una muy buena historia de eventos azarosos que quizás no lo sean tanto. Ramón (mamón, le dicen sus compañeros que lo hostigan), es un adolescente criado por cuatro mujeres y ningún padre. Por un accidente poco probable, casi asesina a un amigo y en un enredo de accidentes consecutivos, asesina a la pareja de aquel y a un vecino entrometido. En la maraña, mata a un perro y hiere a una vecina. Es sujeto a proceso y mientras tanto vive en una casa de acogida para rehabilitarlo. Un abogado (Marcelo), conocido de la familia se encarga de su defensa. Este acepta aparentemente, por nostalgia, ya que sus respectivos padres fueron amigos. En el transcurso de la novela, Ramón intenta liberarse de la sobre protección de las mujeres, intenta hacer amistad con un compañero de cuarto, y formarse una identidad propia. Por accidente, se entera que en realidad su "hermana" es su mamá pues se embarazó muy joven y su familia quiso ocultarlo. Se deja entrever, que quizás el abogado sea el papá. Esta posibilidad entusiasma a Ramón. Mientras lees, tienes suficientes pretextos para reflexionar en torno a varios temas: las razones por las que un adolescente puede delinquir; el sistema social para intentar rehabilitarlos; la fuerza vital e irrenunciable de la sexualidad y todos los giros de vida que puede provocar; la amistad; la paternidad; la deuda que asumimos con la nostalgia; la maternidad adolescente, etc. ¡Me gustó la novela!
Es la primera novela para adultos que de Elvira Lindo, y el primer libro suyo que leo, aparte de todos los de Manolito Gafotas. Lindo mantiene el estilo ameno, directo y "de andar por casa" tan característico de los libros del simpático Manolito. Me ha hecho recordar mi infancia y lo mucho que me gustaba la forma de escribir de Elvira Lindo. La premisa es muy interesante y el argumento es simple, y a la vez complejo, repleto de emociones profundas que a priori parecen vagas y que hacen que sea fácil identificarse con alguno de los sentimientos de los personajes, aunque nunca se haya vivido nada parecido a la rocambolesca historia de la novela. Lindo sigue apostando por los barrios humildes y por las personas normales y corrientes, casi vulgares, que a menudo no protagonizan novelas, pero que esconden historias incluso más edificantes que las de cualquier héroe épico. En definitiva, me ha gustado mucho. Es un libro ameno, corto y que se hace corto, pero que no debería ser más largo.