Para evitar las celebraciones del falso milenio, en el ano nuevo de 2000, el profesor Manuel Artigas y Monique, su acompanante, han decidido huir de Paris y refugiarse en las playas de Jalisco. Durante el viaje, Artigas se arrepentira de varias cosas pero, sobre todo, de haber pronunciado, sin que nada salvo su nostalgia lo trajera a cuento, el nombre de Patricia. Con esa sola evocacion queda atrapado en el relato de su propia vida y enganchado al recuento de sus amores como de una cifra insuficiente. Destino, fatalidad o simple naturaleza humana, el trayecto desemboca en un pueblo casi perdido donde Patricia habia vivido con Josemaria rudo pescador, personaje enigmatico y pieza clave en este rompecabezas un oscuro romance que es la antitesis de sus desencuentros con Manuel. Atrapado en la narracion, el protagonista se ve impelido a resolver su propia historia ante los hechos. La realidad, sin embargo es insensible al ansia de saber.
Esta novela es la primera de una trilogía que el propio autor denomina como "de la experiencia". Siendo su segunda publicada, es posible notar menos destreza narrativa en comparación con otros trabajos suyos. No deja de ser, sin embargo, una novela remarcablemente bien escrita: el español de Uribe es exquisito.
Cae, de vez en cuando, en un par de lugares comunes, y puede llegar a pensarse que una que otra escena sexual sale sobrada: hay que ser pacientes. Al final todo cuadra, como las notas en una partitura.
Mi querido Álvaro Uribe no era novelista, en cambio su pluma brilla en el cuento. Terminé está historia como quien ya ha salido de su casa sin opción de retorno. Una historia forzada, con personajes poco convincentes. Más de 300 páginas que terminan en la nada y con la sensación de que algo falta.
Este libro me ha dejado mucho que desear en todos los sentidos: No encontre una historia interesante: hay poca estructura en los personajes: no posee un lenguaje literario atrayente: escenas de sexo con descripciones repetitivas que nisiquiera pueden ser clasificadas como eroticas por que narran situaciones rayando en lo patetico; encuentro un mal intento de imitar libros como Rayuela y travesuras de la ni;a mala perdiendo la originalidad y sin conseguir un buen resultado. Y lo mas desagradable es el tono de machismo implicito en el que se narra toda la historia.
Me lo encontré en uno de mis paseos por mi librería favorita. No conocía al autor, el libro estaba bien bara (de hecho compré varios) y es cuando aprovecho para aventurarme a conocer autores que no he leído o de los que no he oído hablar. En fin, me remito a dejar los comentarios históricos de lado y comparto mi experiencia, que es lo único que uno puede compartir al final. La lectura de la novela es sumamente fácil. Es una novela que parece de iniciación, es decir, la historia de un adolescente que cuenta sus aventuras, pero en realidad es de remembranza y nostalgia, y no sé si hasta cierto punto, de amargura. Lo cual no deja de facilitar la identificación del lector con el personaje. Hay literatura de por medio, puesto que hablamos de un estudiante y posteriormente profesor de letras, que además es un lector ávido (primera conexión entre el lector y el personaje), que se enamora, como todos, pero cuyo vínculo y relación se extiende por años, una relación que resultó doloroso presenciar, y de la cual se desprende un sinnúmero de ironías (segunda conexión entre el lector y el personaje). La estructura de la novela es más o menos la habitual: capítulos intercalados con dos líneas temporales, la del pasado que se rememora, narrado en primera persona; y el presente, narrado en tercera persona. Así que conocemos al personaje por dentro y también desde fuera. La única cosa que es digna de un “pero” es el uso del lenguaje, un lenguaje que por momentos podría decir que era no menos que desconcertante. Es decir, Uribe sabe escribir y su prosa es muy elegante, muy cuidada, sólo que en sitios puntuales, usaba vocablos que parecían un poco forzados, o quizás, demasiado elegantes para el acto tan trivial que se estaba narrando. Tal vez Uribe es un exquisito de la forma y bueno, necesito leer más de él para saber si es su estilo o andaba queriendo probar algo en esta obra.
Aquí unos fragmentos: “Pero en lo que en verdad me seducía de Patricia no derivaba de sus atributos o de sus proyectos. Estaba, para ser franco, en su voluntad de entregarme, sin que yo se la pidiera, una irrestricta admiración.” Pág. 17. “Escribir es sin embargo una forma disciplinada del ensimismamiento y lo que yo requería con urgencia era salir de mí. Sin saber que la buscaba desesperadamente, encontré una escapatoria en la lectura. Nunca antes había leído con menos cálculo ni con más voracidad. Dejó de importarme que los libros estuvieran bien o mal escritos, que fueran divertidos o sosos, que tuvieran un lugar en la vida de la gente o sólo en la historia de la literatura. Ahora los usaba no para instruirme o para entretenerme sino para anularme, como otros usan el alcohol.” Pág. 97. “Luego se convenció de que exponerse de nuevo al hombre que más la había impresionado era la mejor forma de valorar al hombre que cotidianamente la hacía feliz.” Pág. 144.