Hurra por la hermana que salta desde un aparcamiento de varias plantas y lleva ropa interior sin combinar. Hurra por imaginar un entierro al que van Harry Potter, las últimas vaquitas marinas y los dos Murakamis. Hurra por dormir hasta tarde, las cervezas para desayunar y los universos paralelos donde todo es un poco mejor. Hurra por los tatuajes importantes hechos con tinta de boli y aguja de coser. Hurra por el padre que vive en una tienda de campaña y por la madre que siempre dice «yo también tengo derecho a salir». Hurra por la huida a París, Berlín y Barcelona.
Hurra por la única chica que te entiende. Hurra por Ben Brooks, que brinda la historia del duelo por una hermana en una familia que es la versión desesperada e hilarante de las de Salinger. Hurra, tres hurras, por «Hurra», su novela más emocionante, tierna y desesperada.
«Nadie entiende mejor el mundo de hoy que Ben Brooks.» THE GUARDIAN
Ben Brooks (born 1992 in Gloucestershire) is the author of the novels: Grow Up, Fences, An Island of Fifty, The Kasahara School of Nihilism, Upward Coast and Sadie, Lolito, Everyone Gets Eaten, and Hurra. Writing for children, he has published the Sunday Times and New York Times bestseller Stories For Boys Who Dare to Be Different, Stories For Boys Who Dare to be Different 2, Stories For Kids Who Dare to be Different, The Impossible Boy, and The Greatest Inventor. His first non-fiction book for adults, Things They Don't Want You To Know, was published by Quercus in September 2020.
He contributed the story Kimchi or a Partial List of Misappropriated Hood Ornaments to Frank Ocean's Boys Don't Cry, accompanying the release of 2016 album Blonde.
Tenía ganas de una lectura así este año. En Hurra he encontrado a un Ben Brooks mucho más maduro y más reflexivo, aunque también más escatológico. Me he reído, me he parado a pensar y he puesto muecas de asco mientras iba pasando las páginas, y cada vez que avanzaba me daba cuenta un poquito más de lo realmente buen escritor que es Ben Brooks.
Me ha costado terminarlo a pesar de que me estaba encantando. A pesar de su juventud, Ben Brooks sabe cómo transmitir, cómo llegar a ti a base de reflexiones que no puedes evitar leer, releer y subrayar. Hurra por él. Hurra por los personajes. Hurra por esa manera tan certera de hablar de la pérdida y el dolor. Directo, soez y doloroso, así es Ben Brooks. No obstante, nunca había sentido tanto asco leyendo un libro. El autor escribe para abofetearte, para revolverte las tripas y hacerte fruncir el ceño. Lo he terminado y estoy encantada de haberlo leído y seguramente probaré con los otros dos libros del autor, pero no creo que sea una lectura para todo el mundo.
La última novela del escritor británico se yergue en mitad del escenario editorial de nuestro país como una intempestiva vorágine de teatralidad adolescente. Nunca había leído nada de Ben Brooks antes de Hurra y lo cierto es que no sabía muy bien a qué atenerme. Sin embargo, pocas páginas pasan cuando uno se da cuenta de que lo más sensato cuando se trata de Brooks es hacer como los protagonistas de esta novela: no atenerse absolutamente a nada y disfrutar del viaje. Dicho esto, Hurra se podría calificar como el desolador y deprimente lamento de un joven por la trágica muerte de su hermana. Un grito narcotizado y sin rumbo fijo que se alza desde el corazón de los suburbios ingleses para reventarnos los tímpanos poco a poco. A lo largo de los años, Ben Brooks parece haberse especializado en canalizar un tipo muy específico de voz narrativa: la de los tristes jóvenes desorientados y sin propósito específico que entrecortan su visión del mundo dominada por las tecnologías y los mass media con improbables pero demoledoras reflexiones sobre cosas tan anodinas como la vida, la muerte, la amistad y el trabajo u otras más cruciales como quién se folla a quién o en qué casa es la fiesta de esta noche —al más puro estilo Skins—. Pues bien, Hurra no es sino el epítome de lo anterior. Así, en la última obra de Brooks, el cáncer es descrito como «el único tema importante que queda» y se dice que el asesinato está mal porque «significa que has impedido que alguien vea la nueva temporada de Juego de tronos». Sí, es afectado. Sí, es pueril. Pero funciona. Ben Brooks tiene un estilo personalísimo que, o bien adoras, o bien te saca de quicio (cuando no ambas cosas), pero lo cierto es que la mayor parte del tiempo encuentras verdad y autenticidad sangrantes entre sus páginas. Así que no dudéis. Id a por él.
Lo siento, Ben, lo he intentado, pero nuestra relación no tiene futuro. Su forma de escribir es embriagadora, llena de metáforas y descripciones increíblemente gráficas, pero ya está. La historia se resume en una familia rota, dos chicos que siempre están borrachos, cuya vida es una mierda. Fin. No me ha transmitido más que asco, frustración e impaciencia por unos personajes tan repetitivos y sumidos en la oscuridad, que sí, que tienen depresión, pero ¿qué más? No hacen más que dar tumbos por el mundo buscando más cervezas que beber. Este libro se salva por su portada y lo bien que escribe su autor, pero el contenido me es insoportable.
Libro malo y pretencioso. Lleno de "metáforas" (si es que se pueden llamar así) absurdas y que no aportan absolutamente nada. Historias sin sentido y sin conexión entre ellas, personajes incoherentes e irreales y situaciones totalmente incoherentes, todo salpicado con buena dosis de porquerías, alcohol y drogas. Vaya, que de este libro solo se salva la portada.
Pretenciosa y pedante. Si Ben Brooks es la voz de su generación (que también es la mía), nuestra generación es un popurrí de drogas, McMenús, abortos y enfermedades mentales (aquellas más fáciles de fetichizar, a pesar del odio confesó de Brooks a la fetichización de la salud mental). A decir verdad, no creo que pueda decirse que esta novela tenga un argumento. No trata del duelo. Trata de un chaval privilegiado que al parecer dejó embarazada a una chica un par de veces (la chica abortó, pero el tema no se vuelve a tratar, así que no sé a qué viene meterlo) y que ahora se permite ser un gilipollas egoísta porque su hermana se suicidó (tranquis, porque deja de ser un gilipollas egoísta cuando su Manic Pixie Dream Girl particular se enfada con él durante un par de horas. Oh, y la hermana también abortó porque al parecer ahora no puedes llegar a ser mujer adulta sin abortar en su adolescencia). Los diálogos se resumen en: drogas (y aquí TODOS se meten de todo, porque al parecer en Reino Unido lo de poner droga en el Cola Cao sí que pasa), sexo (todo el mundo tiene ganas de follarse a todo el mundo porque, sí, nada define mejor a la juventud que el sexo desenfrenado), autocompasión y chistes malos (que son súper revolucionarios, tíos, porque son chistes sobre racismo y sexismo y salud mental! Pero todo es irónico, así que no vale ofenderse, oks?). En fin, que lo único que salva a la novela de quedarse con una triste estrella es la prosa, bastante decente aunque con un par de metáforas de las que hacen daño a la vista.
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La sinopsis sonaba interesante y la portada era preciosa, así que caí. Así de tonta soy. Lo he terminado y me ha dejado una sensación de MEH enorme. Ben Brooks no es para mí. Los autores aspirantes a Bukowski me dan una pereza feminista que no puedo con mi vida ni con mi body. Todo es mierda, pota, drogas y alcohol. Y tratar mal a las mujeres de tu vida. No sé qué esperaba de un autor que se gastó lo que ganó con su primer libro (que fue un bombazo) en alcohol, drogas y putas en Barcelona (de esto me enteré a mitad de libro porque no sabía si el chaval incluía experiencias personales en la historia y lo busqué). No sé ni de qué me sorprendo.
No todo ha sido malo. Lo que cuenta Ben Brooks es real y hay miles de casos así, ya no sólo en la sociedad británica, sino en todo el mundo (no hablo tanto del suicidio como del hecho de que los protagonistas son gente de clase baja en una sociedad capitalista con un sistema educacional capitalista que se dan a las drogas y el alcohol para ahogar su depresión y/o ansiedad). Desde ese punto de vista, me ha parecido interesante, pero desde el feminista... Poto. No creo que vuelva a tocar un libro de este chaval o no ser que se le aparezca la Virge y le dé por leerse un libro feminista (y ya si se le pega algo, mejor).
Un vómito maestro de la tontería (como la mayoría de arte contemporáneo [el kitsch de Jeff Koons es un ejemplo y síntesis perfectos, que tampoco es momento de explayarme]). Pueril hasta sonrojarse de vergüenza ajena a solas en casa.
Desde Grow Up que no levanta cabeza (y los americanos y británicos lo saben, que desde Lolito, una especie de precuela y movimiento de marketing sin más, poco caso le han hecho [mirad el número de votaciones de su libro Everyone Gets Eaten, que Hurra ni se lo han publicado en inglés aún, si es que lo van a hacer, que lo dudo, claro...]). España es un país un «poquito» más pobre, y por ello cacique, que Estados Unidos o cualquiera de Gran Bretaña, así que, mientras la marca «Ben Brooks» a los de por allí (¡anglohablantes como él!) se la refanflinfla, aquí es España les da unos buenos números a Blackie Books. Enhorabuena. Las editoriales son un negocio, claro está, pero tan poco glamuroso, en Hispañistán, que molesta de veras...
El problema de Ben Brooks (aquí mi apuesta: nunca más va a hacer nada de provecho) es que fue un geniecillo literario adolescente (Fences y Grow Up son muy buenos), y pasados los 18... en mitad de los 20... uno ve lo ridículo que es que siga escribiendo, porque todo lo que tenía y tiene que decir es cosa de chavales, y no se puede ser young 4ever, no se puede tener 15 4ever, gov'na...
Como en muchos otros casos (la enchufadísima poetapija del tatuaje hispañola, ya sabéis en quién pienso) lo gracioso de Ben es que, admirando tanto a Bukowski, representa todo lo que este odiaba: el escritor escribiendo demasiado joven, publicando demasiado joven, haciéndose un hueco en el mundillo literario demasiado joven y disfrutando más de la verbena literaria y estatus de escritor que de escribir algo valioso a lo suyo (con todo, no se puede culpar a Ben por querer vivir de la literatura y dejar un poquito eso del arte [tan decimonónico, jeje] de lado, y hay más ben brookses en el mundo que zachary germans, ¿no creéis?)
P. D. ¡Hurra por el cat disuelto en Redbull a las 2 de la mañana que nos tomamos en una casa okupa en Shoreditch el año pasado! (La contraportada en sí es una obra maestra de la tontería, desde luego, y al leerla siento como si me estuvieran cortando conexiones sinápticas con tijeras oxidadas.)
Mi libro 50 del reto. Es lo primero que leo del hombre este pero me ha convencido. Yo digo sí al descerebramiento ilustrado plagado de metáforas irresistibles (los charcos de luz de las farolas, las hamburguesas son rodajas de vacas) al Bukowski adolescente posturero, al hijo random de Frank Gallagher de la "Shameless" británica. Realmente nos importa poco la trama solo queremos escuchar las reflexiones del protagonista (que pueden hacer que la muerte nos parezca hasta divertida) y pasar un rato junto a él y a su chalado hermano. Ahora necesito imperiosamente leer sus dos primeras obras "Crezco" y "Lolito" para encontrar esa vision hedonista barra nihilista, que una vez que te atrapa ya no te suelta hasta la última página. Curiosamente este libro no tiene version inglesa porque el editor lo rechazó alegando que no le iba a interesar a nadie un libro así. Ya le vale al tío...
He encontrado un libro realmente genial. Hace que vuelva a creer que puedes leer algo bueno con aire fresco. Me gusto por ser real y algo crudo, no anda con sutilezas. Este par de hermanos -bueno trío- son geniales.
Amor-odio es lo que siento con este libro, lo justo sería darle un 3.8 de puntuación. A veces se merece un tres, y otras veces un cuatro, es una montaña rusa de emociones.
Hurra por los personajes rotos. Hurra por no saber aceptar una muerte. Hurra por las resacas. Hurra por esa persona que es la única que te entiende. Hurra por Ben Brooks.
Creo que a los personajes de Hurra no les pasa nada realmente bueno en todo el libro, pueden llegar a ser incluso más depresivos que su hermana suicida y aún así llegas a cogerles cariño a lo largo del libro. Me encanta como escribe este hombre, pero hay veces que se me ha hecho un poco pesado.
Nunca había leído un libro en donde los personajes vomitaran con tanta frecuencia. El libro inicia y termina con una diversidad espectacular de vómitos, diarreas y demás descripciones tremendamente coloridas. Pero una de las cosas que encontré más sorprendentes, es que aún siendo así de escatológico terminara pareciendome tan enternecedor. Brooks consigue presentar a un grupo de protagonistas que inicialmente parecen detestables, pero pronto entenderemos que su situación no podría haberlos llevado a ser de otra manera, y que la misma dureza que presentan nos hablará del enorme dolor que llevan dentro. Hurra por Dan y Adam, y sobre todo hurra por Saskia, la única persona en el mundo capaz de aceptar y entender a esos hermanos que nunca se lograrán explicar por qué su hermana decidió suicidarse, pero que saben que, por más espantosa que parezca la vida, se tienen el uno al otro.
Curioso que en Sentido y sensibilidad, el libro que leí antes, y ahora en Hurra, la relación entre hermanos sea fundamental. Con sus diferencias en gusto y refinamiento, claro, pero tanto Elinor y Marianne como Daniel y Adam son hermanos que voy a recordar con mucho cariño.
Me habría gustado que el autor utilizara su gran talento para contar esta historia sin detallar a cada página todos los fluidos y desechos corporales de los protagonistas. La interesante premisa del libro (cómo una familia desestructurada trata de superar el suicidio de la hermana menor) se reduce a una serie de episodios de drogas, alcohol y resacas que no ayudan nada a empatizar con los protagonistas, inalterables a lo largo de la historia. Creo que con un buen trabajo de edición se podría haber sacado la mejor novela de Ben Brooks, y no ha sido así. De todas formas me quedo con su brillante estilo y muchas frases para recordar.
7/10. Mi última lectura del año. Es el segundo libro que leo de Ben Brooks porque me gusta su forma de escribir tan directa, real y políticamente incorrecta. Me gusta el punto de partida, el cómo dos hermanos de personalidad despreciable tienen que asumir el suicidio de su hermana. También me pareció interesante su desarrollo, las interacciones con los padres y las investigaciones para conocer las causas tras el suicidio. La parte que más flojea para mi gusto son los viajes, ya que terminan siendo un bucle de alcohol, vómitos y mierda. Aunque entre medias siguen pasando cosas interesantes. En mi opinión, Hurra está por debajo de Crezco. Me queda pendiente Lolito.
M'agrada com escriu aquest noi. Et llegeixes tres-centes pàgines com si res, hi ha un inici, un nus i més nus, més nus, més nus i el llibre s'acaba i hi ha un munt de coses que no estan tancades. I no passa res, és normal, són adolescents, els reis de tenir mil batalles obertes i encetar-ne mil més, perquè no passa res tenen tota la vida per acabar-les, o per abandonar-les o per oblidar-les. Per en Dan i l'Adam, els protagonistes, tenir tota la vida no vol dir necessariament tenir molt temps, sobretot si tens en compte que van drogats o beguts bona part del dia...
cada vez que dan vomita yo respiraba un poco mejor. este libro me ha hecho empatizar mogollón y esto que estoy escribiendo no es nada elocuente pero es para que me acuerde que me ha gustado mucho y hacía mucho que no me pasaba y me gusta el alt lit a pesar de todo y nah pues eso. #relatable
Es el tercer libro que leo de Ben Brooks. La primera fue Crezco hace un año y fue algo completamente nuevo, recuerdo que lo disfrute, luego me encuentro con Lolito y sin duda es mi favorito. Hoy terminé de leer Hurra y a pesar que la historia tiene muy buenos momentos siento que Jasper (Crezco), Etgar (Lolito) y Daniel (Hurra) fácil podrían ser la misma persona en diferente etapa de vida; o por otro lado Ben Brooks no conoce otra fórmula para sus protagonistas. Todos son rebeldes, sarcásticos, nobles con cierta chica en específico pero mala persona con el resto, eso es lo que no me hizo disfrutar del todo la Novella de Hurra. Aún así Ellen era un personaje interesante (a pesar de no sobresalir). En general el libro lo recomiendo pero en lo personal temo leer otra novela de Ben y que siga el mismo formato.
Es preciso mencionar algo muy destacable de Ben y es su habilidad para crear metáforas, llevando su prosa casi poética. Eso siempre disfruté de él.
Seguramente Ben Brooks va a escribir clásicos de la literatura en el futuro (de hecho, si tuviese que hacerlo apostaría por ello) pero creo que al estilo tan propios, personajes tan reales que los ves a tu lado y a las descripciones tan breves y concretas a la vez le faltan una cosa: algo que contar. Ben se queda en la nada tras un potente inicio y se le queda grande esa sucesión de escenas de las cuales pocas quedan en la memoria.
La verdad es que no las tenía todas conmigo cuando elegí "Hurra" como regalo tradicional de la Feria del Libro 2016 (sí, creé la tradición de sacarles a mis progenitores un libro en cada Feria del Libro; ellos no se quejan). Motivos no me faltaban. Pros: a) La historia parecía interesante; b) Todo el libro, portada incluida, tenía un aire muy hipster; c) Ben Brooks, a juzgar por su foto al menos, tiene cara de tío interesante. Contras, sospechosamente parecidos a los pros: a) La historia parecía interesante. Parecer no es ser. b) Todo el libro, portada incluida, tenía un aire muy hipster. Y llevaba el sello de aprobación de los cuatro niños bonitos hipster del mundillo y las redes sociales. Puaj. La última vez que me dejé llevar por una de esas recomendaciones, acabé gastándome la pasta en las memorias inenarrables de la narcisista incorregible de la Mary McLane, con artículo delante porque creo que le habría dado mucha rabia, a ella que tan especial se creía para luego no ser naaaadie. Nunca mais. c)Ben Brooks, a juzgar por su foto al menos, tiene cara de cretino interesante. Así que no las tenía todas conmigo, pero piqué. Y la apuesta salió bien esta vez. "Hurra" es un libro, por encima de todo, profundamente deprimente. De verdad. Deprimente hasta tal punto que a veces te entran ganas de soltarlo, antes de que acabes como uno de los tres hermanos, y no sé hasta qué punto Ellen, la suicida, es la peor opción. Bueno, sí, sí que lo es. Al fin y al cabo, se borra ella solita del mapa y con ello acaba reducida a un puñado de cenizas, y con eso no hay mucho que hacer, y la gente sigue adelante y ella no. Pero acabar como uno de sus dos hermanos tampoco resultaría mucho mejor. El abanico de sentimientos que el lector puede experimentar hacia Daniel y Adam abarca desde el asco manifiesto a la pena; sí, la pena por fin, cuando empiezas a ver por qué están tan hundidos en la mierda. Pero es que incluso esa pena es como el palito con el que, a una sana distancia, tocas al animal en el suelo, a ver si está tieso. A diez metros de mí, por lo menos, piensas. A la distancia necesaria para que no te llegue el olor a meado, a la vomitona por la última intoxicación etílica. Daniel y Adam son auténticos virtuosos en el arte del fracaso y la miseria. Motivos les han dado, entre todos, pero ellos cogen ese capital inicial de desgracia y lo transforman en un imperio de mierda. En la Bolsa de la Mierda, Daniel y Adam serían los brokers más feroces y temibles. No tienen apaño. Nada en torno a ellos lo tiene. Y si lo tuviera (Saskia parece tener un 1% de apaño), ellos se encargarían de arruinarlo. Estoy segura de que a Ben Brooks le entrevistarán, o le han entrevistado ya, los de VICE. He leído por ahí que se ha dejado ver junto a Tao Lin. Menudas credenciales, ¿eh? Pero, a diferencia de Tao Lin, Brooks sabe escribir, o eso parece en "Hurra." Ciertamente, hay momentos en los que una pone los ojos en blanco, piensa "claro que sí, Ben" y el tryhardómetro pita. Piiii, piiiii, alerta poser. Pero también hay frases bastante buenas a lo largo de toda la historia, frases que se sostienen por sí solas como candidatas a citas, que quieren ser originales y lo son, en la medida de lo posible. Frases que podríamos incluir en el interminable tratado sobre la soledad, la angustia existencial, el amor y el desconcierto ante el circo que es el mundo que los seres humanos llevamos escribiendo desde la noche de los tiempos. Es acertada la comparación que The Guardian realizaba entre la familia Catherty en "Hurra" y esa otra familia, más famosa, de Salinger. Hay algo de los Glass en la familia de Brooks. Son más salvajes, están más alcoholizados y desestructurados, y no parece que hayan vivido jamás el espejismo de felicidad que los Glass sí tuvieron. Aquí, además, sería Franny la que decide hacer mutis por el foro y salir por la puerta de atrás. Pero la comparación es aceptable y cierta. El único momento que me desagradó del libro fue hacia el final, con la reacción de Saskia a un determinado suceso. Todo iba muy bien en su forma de reaccionar a ese suceso hasta que la respuesta final del personaje es la que es. No me parece lo correcto. "Hurra" debería acabar con Saskia fuera de la foto, por dignidad propia y por el bien de la otra persona implicada en ese suceso. Pero el autor no coincidía conmigo, probablemente. Así que un buen libro, que me ha dejado con la curiosidad de leer más de Brooks, si bien volver la vista atrás sobre sus primeras novelas quizá no sea lo más prudente. "Crezco" está de segunda mano por ahí y en inglés, al menos, así que estoy dispuesta a seguir con el experimento. Lo cual me lleva a mi última observación, más bien una curiosidad, pero me tiene realmente intrigada. "Hurra" es una novela inédita; titulada Indestructible Everything en inglés, aún no ha sido publicada por esos lares. ¿Cómo es posible que salga antes una traducción que el original? ¿Y por qué a español, de todas las lenguas posibles? Igual le escribo a los de Blackie Books, a ver si satisfacen mi curiosidad. Hurra por las preguntas que encuentran respuesta.
Con Ben Brooks pasa una cosa, y es que, te puede gustar o no lo que cuenta (y como lo cuenta) pero está claro que no te dejara indiferente. De hecho cuando terminas alguna de sus novelas acaba quedando cierto regustigllo amargo, como si te hiciera ver que lo que estas viviendo "no es tan guay" como te hacen ver.
En esta novela coge a una familia disfuncional (todos los personajes de sus historias lo son de alguna manera) en la que uno de sus miembros ha muerto y a partir narra como sobrellevan la perdida el resto de la familia, en concreto sus dos hermanos Dan y Adam.
La historia esta dividida en dos partes: en la primera nos muestra el suceso que da origen a la trama (aunque se va desglosando a lo largo de la novela en pequeños datos y sobre todo en las "anotaciones" que hay entre capítulos en donde es Ellen que de alguna manera da pistas) y el camino de autodestrucción, no solo de los hermanos, sino del resto de la familia. Algo que puede ser visto como una forma de llevar el luto ante la perdida de un familiar.
La segunda parte, en cierto modo, rompe con la tristeza de la primera al cambiar de escenario. Ya que salen de Inglaterra para embarcarse en un viaje por Europa. Para mi, y en contra de las opiniones sesudas de los críticos profesionales, esta parte me gustó más o por lo menos me pareció más interesante porque por un lado me recordó a películas como Al Final de la Escapada, en la que los personajes se embarcan en un viaje/huida hacia adelante donde el pasado y futuro no existen, y donde el destino no importa.
Como ya he dicho las novelas de Ben Brooks no te dejan indiferente, y esta no ha sido menos. Creo que en el fondo, lo que viene a decir (o por lo menos yo lo veo asi) es que las personas no tenemos libre albedrio (eso lo dice mucho a lo largo de la historia) aunque asi lo creamos, y de alguna manera u otra acabamos haciendo "lo que debemos hacer" según dicta la socieda.
Y por supuesto: HURRA por Ben Brooks y HURRA por Blackie Books por traer sus obras para que las disfrutemos.
"La ansiedad se acumula, a diferencia de los momentos de tranquilidad o satisfaccion. Te visita esporadicamente como ciertos parientes y despues desaparece sin dejar rastro. Mi ansiedad es como una mascota: siempre esta ahi aunque a veces se echa la siesta acurrucada entre mis pies. Cuando esta despierta no para de intentar que la haga caso"
Cuando lei "Crezco" de Ben Brooks no consegui empatizar con el protagonista... cuando escogi "Hurra" para leer pense que tambien podria pasarme, pero ha sido al contrario. "Hurra" es todo. Ben Brooks no solo habla del duelo en este libro, sino que se sirve de ese acontecimiento para hablar de identidad, familia, infancia, ansiedad, etc. Basicamente todas las cargas que llevan los adolescentes/jovenes ahora mismo.
Llegué a Ben Brook sin saber muy bien que esperar y, honestamente, con la idea de que no me iba a gustar. Sin embargo con "Hurra" me llevé una muy grata sorpresa: divertido, ágil, conmovedor... Un libro verdaderamente recomendable.
El desorden, la profundidad y lo random de los diálogos de estos personajes se alternan en distintos escenarios. Todo hiperbólico, todo ambivalente, todo oscila entre esa necesidad de abandonar cada una de las responsabilidades de una vida 'adulta' que no pedimos y unas ganas de vivir intensas.