"Bayley es de los viejos animosos que piensan que el derrumbe tiene sonidos parecidos a los de la construcción, así como se parecen las luces del amanecer y las del crepúsculo. Ninguna poesía ha sido quizá tan constructiva, tan adánica, como la de Bayley en su generación . La ecuación, para él, se resuelve de este modo: si hay luces y sombras, hay finalmente luz, porque la luz es el acto, en tanto la sombra es solo ausencia. Bayley vislumbra, como todo creador de buen cuño, que las razones por las cuales las imágenes como los objetos, las palabras como las cosas, se imantan y atraen permanecen siempre invisibles para el propio autor. La poesía fragmentaria de una conversación, el pastiche, las enumeraciones arbitrarias son las herramientas de las que a menudo se vale para ver la vida en la infinita riqueza abandonada . Si el terreno de la poesía ha sido en el siglo xx el del terror, la alienación y el desastre, también fue el de la iluminación tardía, el de la esperanza en que lo volátil se torne revelador. Y la lucidez acompañó no pocas veces ese proceso intuitivo, esa inmersión más allá de la línea de sombra. Edgar Bayley fue uno de los que se metió en esa aventura con los ojos bien abiertos. Su poesía llega desde aquellos derrumbes y produce ecos insospechados en el siglo de la transformación definitiva del planeta " (Del prólogo de Jorge Aulicino).
Nacido en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía castellana, su padre se trasladó a Barcelona para trabajar en la Compañía de Tabacos de Filipinas. El que fuera su despacho puede ser visitado hoy en día en el Hotel 1898 en La Rambla de Barcelona.
Gil de Biedma estudió Derecho en Barcelona y en Salamanca, donde obtuvo la licenciatura en dicha materia. Su poesía evoluciona desde los primeros poemas intimistas de Las afueras al compromiso social de Compañeros de viaje. Al mismo tiempo es una poesía que evita constantemente el surrealismo y busca la contemporaneidad y la racionalidad a toda costa a través de un lenguaje coloquial, si bien desnudo de toda referencia innecesaria. Verdadero exponente de lo que se suele denominar una doble vida, Biedma desarrolla actividades empresariales (su padre le introdujo en el negocio tabaquero familiar) y al mismo tiempo coquetea intelectualmente con el marxismo y su vida interior queda por completo marcada por su condición de homosexual, circunstancia que, en el seno de su profundo pesimismo, le va a llevar a vivir al límite toda una serie de experiencias íntimas autodestructivas.
Si bien hasta entonces había sido un gran lector de poesía francesa, en particular de Charles Baudelaire, en 1953 se trasladó a vivir a Oxford, lo que le puso en contacto con la poesía anglosajona del momento, hecho que ejercería la influencia más determinante en su obra posterior. A partir de 1955 trabaja en la empresa de tabacos de su familia. En 1959 publica Compañeros de viaje, que juntamente con Moralidades (1966) integra la parte más social de su poesía, con piezas llenas de denuncia política en las que evoca la hipocresía burguesa, la miseria que presidía el sistema capitalista, la opresión del pueblo por la España franquista y la discriminación de la mujer.
En 1965 aparece A favor de Venus, una colección de poemas de amor impregnados de erotismo, y en 1968, por último, publica Poemas póstumos. A partir de entonces Biedma publicará diversos poemas en revistas literarias, así como unas memorias: Diario de un artista seriamente enfermo.
En 1974, Biedma padeció una crisis que le lleva a dejar la vida literaria y se recluye en un férreo nihilismo. El determinismo de una sociedad incapaz de cambiar su historia y el conformismo y desencanto que impregna el mundo intelectual de izquierdas después de la transición a la democracia le abocaron a la desesperación. Fracasaron sus esfuerzos por sobrevivir a la apatía del conformismo burgués del que no conseguía escapar. Esto le condujo a abandonar prácticamente su producción literaria hasta su muerte por sida en enero de 1990, al lado de su último compañero, el actor Josep Madern. Sus restos fueron incinerados y enterrados en el panteón familiar de Nava de la Asunción (Segovia) donde vivió largas temporadas (incluyendo toda la Guerra Civil) y donde escribió muchos de sus poemas.
Miembro destacado de la llamada Escuela de Barcelona, se relacionó con sus componentes Gabriel Ferrater, Carlos Barral, seguramente el más sólido de ellos, y Juan Marsé, que no es estrictamente de esta generación, y se carteó con uno de sus modelos, el poeta de la Generación del 27 Luis Cernuda. En su obra poética recurrió al coloquialismo y a la ironía para destacar asuntos sociales y existenciales y, aún cuando no es muy extensa (siempre prefirió la calidad a la cantidad), se ha considerado como una de las más interesantes de su generación, la de los llamados poetas sociales de la España de los años 50. También escribió algunos ensayos literarios.
Dos de sus sobrinas han alcanzado relevancia en el mundo del arte y la política, por un lado Ouka Leele (Bárbara Allende y Gil de Biedma), una de las fotógrafas más internacionales de España y artista muy representativa de la Movida madrileña, y por otro Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, expresidenta de la Comunidad de Madrid y anteriormente, presidenta del Senado y ministra de Educación.
"Passado já o píncaro da vida, precisamente do outro lado, contemplo uma paisagem não isenta de beleza em dias de sol, mas inóspita no inverno. Aqui seria doce erguer a casa que em outros climas jamais necessitei, aprendendo a ser casto e a estar só. Uma ordem de viver, é a sabedoria. E que estremecimento, purificado, me percorreria ao encarar o mundo de outro modo melhor, menos intenso, e ao meditar às horas tranquilas da noite, quando o tempo convida a estudos nobres, ao severo discurso das ideologias - ou o aviso das constelações na abóbada azul ... Ainda que o prazer do pensamento abstracto seja igual a todos os prazeres: reino de juventude."
La poesía de Gil de Biedma es fascinante. No solo por lo mucho que transmiten sus poemas, sino por la originalidad de la forma que les da, combinando la tradición y la modernidad. También me sorprende lo actuales que son muchos de los temas que trata, incluso los de contenido político, que no parecen haber caducado, sino especialmente los que hablan de la vida y de su sentir hacia ella. Algunos poemas me han resultado especialmente potentes y conmovedores, de esos que sabes que van a quedarse contigo siempre.
Por otro lado, resulta magnífica la manera que tiene Gil de Biedma de utilizar la métrica para retorcerla, experimentar con ella e ir más allá dentro del terreno poético, en busca de nuevos horizontes en ese mundo ignoto de la Poesía. Lo único que lamento es que no haya más poemarios de este estupendísimo autor, que su obra sea tan corta. Aunque esta antología, sin duda, da para muchas lecturas atentas, calmadas y con ojo de explorador para encontrar los múltiples tesoros que esconden sus versos.
Poeta irrepetible, nihilista por necesidad (“no es el mío este tiempo”), hombre único que vivió una vida fascinante —durísima, pero fascinante— y que la supo trasladar a sus poemas.
En esta antología están todos los grandes temas: vida y la muerte, lo divino y lo humano. De todo habla Gil de Biedma con ironía, humor negro, autocrítica y el sello propio de la poesía de la experiencia (poesía emocional, muy prosista, a menudo sin rima y con verso libre).
Hablando más puramente del estilo, el autor maneja con maestría múltiples recursos: encabalgamientos, hipérbaton y el verso corrido, que se repite con fuerza, sobre todo en la primera parte.
Dejo los poemas que más me han gustado, aunque podrían ser casi todos:
De todas las historias de la Historia sin duda la más triste es la de España, porque termina mal. Como si el hombre, harto ya de luchar con sus demonios, decidiese encargarles el gobierno y la administración de su pobreza (...).
Pido que España expulse a esos demonios. Que la pobreza suba hasta al gobierno. Que sea el hombre el dueño de su historia.
Apología y petición.
Porque estamos en España. Porque son uno y lo mismo los memos de tus amantes, el bestia de tu marido.
A una dama muy joven, separada.
Para saber de amor, para aprenderle, haber estado solo es necesario. Y es necesario en cuatrocientas noches con cuatrocientos cuerpos diferentes haber hecho el amor.
Pandémica y celeste.
Pero, sobre todo, el mejor poema de esta antología —y uno de los más bellos y universales que se han escrito— es este:
Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería y marcharme entre aplausos envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra.
"Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio // arriba, más arriba, mucho más que las luces // que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados. // Queda también silencio entre nosotros, // silencio, y este beso igual que un largo túnel."
"Aunque la noche, conmigo, // no la duermas ya, // sólo el azar nos dirá // si es definitivo. /// Que aunque el gusto nunca más // vuelva a ser el mismo, // en la vida los olvidos // no suelen durar."
Los mejores y más conocidos poemas de Jaime Gil de Biedma compensados en 150 páginas. No hay mucho que decir, excepto que en esta Antología es posible percibir algunos de sus dolores en relación con el mundo y con España en particular. Por supuesto hay varios poemas de amistad, de amor y de la vida en general con ese lenguaje suyo que es tan sencillo, pero al mismo tiempo tan expresivo.
[la humillación imperdonable de la excesiva intimidad]
…..quiero aplastar los labios invocando la imagen de su cuerpo y de todos los cuerpos que una vez amé aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo. Para pedir la fuerza de poder vivir sin belleza, sin fuerza y sin deseo, mientras seguimos juntos hasta morir en paz, los dos, como dicen que mueren los que han amado mucho.
Gil de Biedma tiene una visión interesante sobre la juventud fugaz, dos guerras vividas desde sus entrañas y las pasiones desbordadas que recuerdan a otros amantes pasados. Solo conocía a García Lorca de esta generación, pero Jaime Gil de Biedma tiene uno de los poemas más potentes sobre la nostalgia de la juventud que he leído. Me gustó.
Un "must" en mi colección. Para quien no conozca a Jaime Gil de Biedma, este libro es perfecto, con una excelente recopilación de sus mejores (o más conocidos) poemas.
"Y dramáticas sombras, revestidas con el prestigio de la prostitución, a mi lado venían de un infierno grasiento y sofocante como un cuarto de máquinas."