Carta sobre el poder de la escritura. Este pequeño pero mítico libro, que publicamos en una edición especial de tapa dura, con tela roja, como un breviario casi, contiene algunas grandes frases inolvidables, que serán siempre muy singulares tanto para los lectores como para aquellos que confían todavía hoy en el poder de la escritura: Nadie puede escribir, dice Claude-Edmonde Magny, si no tiene el corazón puro, es decir, si no se ha desprendido lo suficiente de sí mismo… A lo que Semprún responde en su emocionante prólogo, escrito muchos años después: Me esfuerzo en ello. «Claude-Edmonde Magny me leyó su carta un amanecer de agosto, la víspera de Hiroshima. ¿Por qué ese día precisamente? Desde mi regreso de Buchenwald, me sentía atrapado en el inmóvil vértigo de dos necesidades o, mejor, dos deseos acuciantes pero contradictorios: el deseo de vivir, o de revivir, es decir, de olvidar, y el deseo de escribir, de elaborar y de trascender la experiencia del campo de concentración por medio de la escritura, es decir, de recordar, de revivir una y otra vez en la memoria la experiencia de la muerte. En esta situación, llegaba a experimentar momentos de felicidad: el placer violento de la vida recuperada no parecía privarme del ejercicio de memoria necesario para la escritura. Mientras que los demás momentos eran de una abominable angustia: la escritura me encerraba en el universo de la muerte, me asfixiaba inexorablemente. El día que evoco aquí, llamé a la puerta de Claude-Edmonde Magny, en la calle Schoelcher, a las seis de la mañana, después de una noche en vela de pesadilla y angustia. Me recibió, me ofreció un café muy cargado (café de verdad, se entiende: una proeza en 1945) y hablamos. En el contexto de aquella conversación me leyó su carta» (Del prólogo de Jorge Semprún).
À défaut de me montrer digne des préceptes de cet écrit, je vais tenter de dire pourquoi il doit être lu. À travers un petit parcours littéraire personnel, Claude-Edmonde Magny retrace sa conception de l’écriture particulièrement exigeante et dangereuse également. Le terme « pouvoir » du titre s’entend ici dans deux sens : à la fois le pouvoir, la magie de l’écrit – qu’il faut apprendre à maîtriser et surtout ne pas prendre à la légère – et le pouvoir, le comment de l’écriture. Tout en idéalisant l’acte d’écriture, l’épistolière n’en fait pas un don divin et inaccessible, mais explicite au contraire quelle est selon elle la condition pour parvenir à cet art et y être bon. Cette idée est résumée dans la formule reprise sur le bandeau promotionnel et dans la préface de Jorge Semprún à qui était adressée cette lettre : « Nul ne peut écrire s’il n’a le cœur pur, s’il n’est assez dépris de soi. » Ce qui peut paraître simple est en réalité quelque chose de très difficile et prend vraiment tout son sens au terme de ce texte. Celui-ci doit être lu selon moi, car au-delà des conseils d’écriture, il replace la littérature à un certain niveau et la « débanalise » ; il véhicule toute une conception forte de la littérature.
"Η Γραφή είναι μια πράξη πολύ σοβαρή και δεν αφήνει ανέπαφο όποιον την πραγματοποιεί. Αφ'ης στιγμής κάποιος ακολουθήσει αυτόν τον δρόμο δεν είναι δυνατόν να κάνει πίσω" γράφει η Κλώντ Εντμόντ Μαγνύ στο βιβλίο της "Η προϋπόθεση της γραφής." Και γω μπήκα σε αυτόν το δρόμο, δεν ήταν απόφαση δική μου, πάρθηκε από το ίδιο μου το χέρι που γράφει και γράφει και γράφει.. Αυτό το βιβλίο μίλησε μέσα μου σαν κανένα άλλο. Τόσο μικρό στην έκταση, τόσο μεγάλο σε αυτά που σου αφήνει!
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“Yo también me he preguntado con frecuencia qué justificaciones dar a esa fe que profeso por el valor del Libro”.
“No existe una edad precisa para ese fuego, (…); no es obligatorio «tener experiencia» para alcanzar ese punto en el que finalmente uno puede escribir de verdad, realizar una obra y no simplemente gritar o contarse”.
Esta es la hermosa carta que Claude-Edmonde Magny escribió a Jorge Semprún, en febrero de 1943, sobre el poder de la escritura. 50 páginas llenas de sabiduría.
Esta carta es el desarrollo de una filosofía de la Literatura. Claude-Edmonde Magny muestra todo el conocimiento que tiene sobre el arte de escribir a un joven que tiene la tentación de dedicarse a dicha profesión.
Esta carta fue escrita para Jorge Semprún, quien la conoció dos años después, debido a que él estaba recluido en Buchenwald. Según lo relata él mismo en el prólogo, Claude leyó la carta el día siguiente en que fue detonada la bomba en Nagasaki (1945).
En esta epístola, Claude describe lo que para ella es el verdadero significado de la literatura. A partir de su conocimiento de diversos autores y obras, busca explicar lo que implica ser un verdadero escritor.
El texto es fascinante, para los que disfrutamos de los libros nos muestra el inmenso abismo al que se enfrenta un escritor al momento de decidir desarrollar una historia, la forma en que debe desprenderse de sí mismo, la importancia de la autenticidad. De otra manera, el texto no comunicará gran cosa.