Un bolero lleva tu nombre es una obra que me sedujo por sus cuentos condensados y directos, cortos y rítmicos; por su economía narrativa -que rehúye del relleno inútil- pero a la vez por su riqueza; porque sentí en sus páginas, asimiladas, referencias patricias de la literatura latinoamericana; porque me gustaron mucho las observaciones tan casuales como poderosas que contiene; la exigencia de las frases y su efecto literario; el golpe final de cada cuento pero a la vez su naturaleza trunca, muchas veces sin trama o final, como en una deriva carveriana; aprecié también cómo el autor se apropia de su íntima cotidianidad llevándola a una zona imaginal y literaria; la evidencia en recursos; las maneras y micromaneras narrativas; el equilibrio, la madurez. Un bolero lleva tu nombre es un libro para la clase de lectores que están esperando cierto conjuro sensible e inteligente. En su claridad, su entrega, su disciplina, su formato, el lector despabilado, de cualquier latitud, encontrará algo muy valioso. Maurice Echeverría
Disfruté bastante varios cuentos de este libro. La cotidianeidad juega un papel constante en casi todos los cuentos, encontré situaciones que cualquier persona podría vivir, pero, aunado a eso, está siempre la voz del narrador dándoles final a modo de reflexión concisa. En unos cuentos lo íntimo de la idea (o situación) logra transportarse por el tiempo a través de la escritura, la tinta y el papel hasta alcanzarme. En otros, más oscuros, distingo esa fase oculta que todos tenemos. Algunos tienen cierta magia escondida entre las palabras y las frases. Pero, sobre todo, y respondiendo a lo que está escrito en la dedicatoria, debo confesar que sí, varios cuentos han sabido conmoverme y hacerme partícipe de las emociones que los personajes o el autor emitían.