Barcelona. 18 cm. 156 p. Encuadernación en tapa dura de editorial ilustrada. Bullrich, Silvina 1915-1990 .. Este libro es de segunda mano y tiene o puede tener marcas y señales de su anterior propietario. 8422605058
Una historia melancólica de un amor arrebatado por una enfermedad. Si bien tiene construcciones poéticas muy lindas no pude conectar con la historia ni con la forma de contar. Me resultó lejana, no me convenció la necesidad de marcar su diferencia con los otros, ese recordar a cada rato la intelectualidad y el construir algo desde allí porque todo lo demás es menos. También creo que es uno de esos libros que no lleva bien el paso del tiempo. Toda la estructura está apoyada en la idea de una mujer que se construye alrededor del hogar y que todo lo piensa en ese recortado contexto, no hay posibilidad ni de pensar en ir más allá. Hay algunos fragmentos que son muy explícitos en esto de representar una forma de pensar y ver el mundo que por suerte quedó atrás. La protagonista marca un lugar muy específico en su relación con su entorno y con los otros y es un lugar tan lejano para mí que me impidió entrar en su propuesta.
Esta es una novela autobiográfica en el que la autora repasa la historia de amor que vivió hasta la aparición de una enfermedad terminal que le arrebató todo lo que conocía y había construido en la vida.
Es una historia muy melancólica, con poco diálogo y si bien las descripciones están embellecidas aunque tristes, se hacen un poco pesadas. De por si las biografías no son de mi agrado, y lamentablemente esta no fue mejor. Sin embargo sirve para ver la expresión de un amor doméstico y platónico a la vez.
Se habían conocido casi por casualidad, y desde ese momento prácticamente ya no se separaron. Supieron que eran el uno para el otro y no necesitaban nada más. Ellos se entendían y sabían que su amor era más que suficiente. Pero el miedo latente de una burbuja que va a explotar es un sentimiento común para varios, y también puede ser una premonición que amenaza con arrebatar la felicidad. Esta es una historia de amor y de muerte.
Se trata de una historia narrada en primera persona y en pasado, aunque muchas veces el tiempo se confunde con el presente del relato. La trama gira en torno a una mujer, en pareja con un hombre unos años mayor que ella, Franckie, que es el dueño del vivero más grande de la zona. Su relación es bastante apasionada, tal vez más desde un lado que del otro, al punto de aislarse en sí mismos. El problema surge cuando, medio en secreto, la mujer se entera que su pareja padece una enfermedad terminal y que le queda poco tiempo de vida.
Hubo un par de cuestiones que no me permitieron conectar con el libro como creo se esperaba. En primer lugar, la prosa tiene un estilo muy poético. Desde el inicio las oraciones están cargadas de descripciones y personificaciones, que a mí gusto son demasiadas e innecesarias. Cuando los recursos son tan reiterativos, hasta parecen superficiales, como si quisieran simular un estilo. Incluso en muchas ocasiones me parecieron un poco tontos. A eso hay que sumarle que está escrito a modo de monólogo (un intento de corriente de conciencia), y ello no siempre sale bien.
Otra particularidad con la que tuve inconvenientes fue la actitud de la narradora. Por algún motivo que desconocemos, nunca se devela cuál es la enfermedad.
A eso debemos añadir que la personalidad de la narradora es muy dependiente. Cuando conoció a Franckie, dejó todo por él. Su vida giraba a su alrededor; su trabajo era encuadernar libros en su casa y pegar flores del vivero en un herbario para tener de recuerdo. No digo que esté mal, pero esa dependencia hace que su vida esté tan yuxtapuesta con la de su pareja que, al momento de enterarse de la noticia de la patología, todo se desmorona. Hay algunas reacciones resultan algo machistas desde mi punto de vista, tal vez tenga que ver con la época en la que está ambientado.
Las partes del libro que más disfruté fue cuando la protagonista salía de su ensimismamiento y contaba un poco sobre la historia de otro personaje o se enfocaba en algún diálogo del pasado.
Lo que sí destaco es que, es tanto el énfasis que se hace en este pesar constante, la desolación y la amargura por vivir una situación así, que traspasa las páginas y te contagia. Es un libro corto, pero demasiado largo en mi opinión. El final fue tan anunciado, que casi no sucede.
Los pasajeros del jardín es un relato que intenta contar la historia sobre dos personas enamoradas, que deben enfrentarse a la imposición del destino. El inconveniente es que nunca se enfrentan realmente, sino que lo niegan y esperan que los días pasen. Una idea buena, con frases que buscan tapar todo con la belleza de las flores, ejecutada con un estilo pretendido, que termina por resultar poco natural y quizá hasta fastidioso.
Más que una novela, es el diario de una pérdida. El tono sombrío, los sucesos que desaniman, el pesimismo general de la novela pueden sorprender ya que en su momento fue un best seller (uno de esos libros que en mi infancia estaban en todas las bibliotecas de mi familia, la de mi abuela, la de mis padres, la de mis tías...). Es un bajón, pero no es un mal libro.
Me desconcierta un poco que muchos de estos autores populares del ayer sean hoy desconocidos, y no se los reedite, y por otro lado se ensalce a autores mediocres "modernos", "de moda" que me dejan fría y tienen una calidad literaria comparable a un fanfic de Wattpad.
Una joyita que me encontré en la biblioteca. No sabía qué esperar y me encontré con una historia tanto preciosa como desgarradora. Una pareja que vive en felicidad y armonía se ve atravesada por una enfermedad terminal. Descubrimos toda la historia a través de los ojos de ella, mientras vemos a él y a los dos como pareja, atravesar el largo camino de una enfermedad de la cual no hay mejora. La narración el clara y describe en detalle el sentir de alguien que está haciendo el duelo previo al final. También se relatan muy bien las conversaciones en pareja, las preguntas y dudas internas, las reflexiones de ambos, la belleza del otro desde los ojos de la narradora. Una historia conmovedora, preciosa, delicada y fuerte como un terremoto. Me encantó!
Esa manera tan tierna y desgarrada de afrontar lo inevitable. La vida reconstruyéndose antes de la tragedia que precede, también de lo que fue antes de haber sido mientras está siendo vivido y relatado. La voz femenina de esta historia, que es la que narra el fervoroso amor que precede a la pérdida y todas las triquiñuelas de una mente que trata de salvaguardarse a su propia condición e identidad, nos expresa a su vez la condición y estado de su amado, atado por un inevitable y prematuro destino. Esa voz de mujer, un profundo y claroscuro hálito gris, luminoso e invisible en qué me he reconocido verdaderamente.
"¿cómo decirte ahora esa estúpida y trivial verdad surgida de un análisis de laboratorio: estás enfermo?" . "La vida es una suma continua de deseos altivamente expresados como derechos inalienables; en el camino hacia la muerte, hay que dejarlos caer sin ruido como hojas secas sobre el césped, viajeros cargados con un bolso sin fondo."
Hay que amar para ser feliz, ser feliz para vivir, y vivir para morir. Todos los sabemos y todos asumimos nuestra indefectible muerte. Pero cuando se trata de la muerte de alguien mas, de la muerte de esa persona que le da peso a nuestra existencia y nos permite estar con los pies sobre la tierra -quien nos une a la ley de gravedad que rige el universo-... estamos perdidos.
Y la protagonista de esta historia no es la excepción.
Ella comienza a perderse en un duelo que empieza mucho antes de lo debido gracias a la ansiedad que le provoca ver cómo la vida de Frankie se escurre como agua entre los dedos, y reacciona ante la inminente desgracia, gobernada por la esperanza, el amor y una actitud protectora. Porque se supone que con esas tres cosas basta para que el universo les proporcione a ella y a su amado mas años de esa maravillosa y entrañable vida domestica, ¿no?
Es un libro para reflexionar, con poco dialogo, corto. Y autobiográfico, algo que lo hace aun mas desgarrador.
Situandolo en su época y su contexto no me parece malo; si la mujer se desvive por un hombre, hace todo por él, centra su vida alrededor de su existencia y cree que no hay nada más allá del amor. Pero el libro tiene más de 50 años y es el descargo de una mujer en fuelo así que se entiende el sentimentalismo exacerbado. En un principio me costo engancharme, pero después de un par de capítulos consigue engancharte y envolverte en esa atmósfera de melancolia y desesperación. Aún asi no me apasiono, no me dejo con ganas de leer más a la autora, lo que me parece una lástima. Igualmente pienso leer "Los burgueses" por curiosidad, pero si es una lastima que sea tan inconseguible la obra de Silvina Bullrich.
después de pasar un rato hablando con un señor que tenía un puesto de libros de segunda mano en un mercadillo de san telmo, me recomendó este libro prometiendo que me iba a encantar y sino me devolvía los 200 pesos que costaba
de esto pasaron dos años y la verdad es que no me timó: a pesar de que tienes todo el rato la sensación de que va a pasar lo peor (se sabe que eventualmente el marido se va a morir), está contado de una manera tan bonita que lo amargo de la enfermedad y de ver como poco a poco se apaga la persona a la que más quiere la narradora, se relega a un segundo plano por la nostalgia y los recuerdos del mundo que creó esta pareja y que solo ellos entendían
Hermoso hermoso hermoso y tan triste. Siento que tengo que releerlo para disfrutar la prosa de nuevo, en un momento en donde no esté tan vulnerable y pueda prestar más atención a la artesanía de las palabras. Pobre Silvina, realmente que desdicha que un amor así se termine de esa manera. Literalmente mi peor pesadilla 💔
Primero que nada amiga si tenés tantas de ganas de cojerte a otro cuando tu marido todavía ni se murió muy enamorada no estabas me parece. Segundo, insoportable esa mujer, el marido, y absolutamente todos los personajes que aparecen, no me banqué a ninguno. Me gustó el final. (jajsja)
Hermoso, de mucha profundidad y sensibilidad. De a momentos un poco repetitivo pero siento que quizás es el clima que se quiere dar, de aquello que comienza a volverse pesado con el tiempo. Un texto muy poético y con las palabras justas.