Diez relatos en los que la música, el ingenio y el lirismo toman el mando para generar atmósferas oníricas que dejarán en el lector una sensación similar a la de los cuentos de Eloy Tizón o Clarice Lispector.
«Toqué la sonata más triste de mi vida, de un tirón, girando las páginas de la partitura con desgana, con los dedos manchados de sangre, pensando en una cabeza rota, maltratada por el arte, asesinada por el arte, descuartizada por el arte.»
La matemática de la música y la matemática de la vida arrojan el resultado sonoro que registra "La acústica de los iglús", primer libro de relatos de Almudena Sánchez.
Una madre a la deriva por carreteras secundarias con sus dos hijos en el asiento de atrás; dos ancianos en un teleférico cumpliendo su último sueño; una esmerada estudiante en paro que acaba trabajando como astronauta; y muchas, muchas adolescentes que se pelean entre ellas, aprenden a tocar instrumentos o se enamoran de nadadores recorren las páginas cordiales y alucinadas de esta antología.
Aunque las lágrimas sean una opción inútil, cada vez más inútil, hay que tragárselas. ¿Y cómo se hace eso? Así, por la boca, con suavidad. La lágrima se desliza por el túnel de la garganta y, como si fuera un suicidio acuático, desciende hasta desvanecerse en las tripas. A partir de ese punto, ya no se sabe que es lo que pasa con algo tan delicado. Si se rompe o qué. Si desaparece, cómo. Si se multiplica, por cuánto. Si desemboca, dónde".
Comencé leyendo uno de los relatos al azar(siempre me ha gustado ir en contra del orden establecido),y aterrizo en el texto que da inicio a este post. Desde ahí,se convierte para mi en un libro subrayable sin remedio.... Diez textos maravillosos,frágiles,frescos,puros,en torno a la soledad,a la música,a personajes que parecen huir constantemente,diez historias en las que habitan mujeres y niñas que te atrapan con sus voces. Ojalá siga viendo crecer el número de ediciones gracias al boca a boca.
El librito de la novia de Eloy Tizón tiene perlas como ésta:
«De vez en cuando, me acuerdo de una canción que se llama «Edelweiss» y me asalta el sabor de una pizza con aceitunas que comí, con muchísima hambre, cerca del Ponte Vecchio. Edelweiss, Edelweiss, Every morning you greet me, Small and white, Clean and bright. De todas esas cosas me acuerdo, sobre todo en los meses de otoño, cuando caen las hojas verdes, sucias y desconsoladas. Y cuando no hace frío ni calor. El aire es denso, aerostático. Me acuerdo del principio de Arquímedes: «Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja». A los primeros relámpagos del año se les suma una condensación ambiental, una polvareda que se me agolpa en las pestañas: un mueble viejo. Durante el día soy una figura decorativa; un unicornio de mármol a veces, una candelabro de hierro, otras».
Y así todo: lo único que hay en estos cuentos es humo que no dice absolutamente nada. Pero claro, los amigos de Eloy Tizón son todos los críticos y escritorcillos que le están haciendo de palmeros a la muchacha. Si no fuera así, estaría muy lejos de haber publicado semejante tedio y de que se lo alabaran tanto.
Este libro es indescriptiblemente malo. Una mezcla de sentencias naif a lo Mister Wonderful con psicología coelhista de baratillo, completada con tramas a cual más absurda y aderezada con un onirismo destartalado al más puro estilo Murakami. En resumen, puro humo, el arte de hablar sin decir nada. Hay que sentir ternura por quienes se emocionen con esto. Lo que no se puede entender es cómo Alberto Olmos, tan iconoclasta y exigente él con la buena literatura, accedió a publicar esto. Me gustaría preguntárselo y que respondiera con total sinceridad.
“Nadie se ha dado cuenta de que está en mi sueño, metido, como la muerte se mete en las casas, en los dormitorios, en el borde de las aceras donde se agolpa enormes puñados de flores, unos encima de otros, formando un ecosistema de otoños secos, sauces distraídos y monótonas grietas” Almudena es poeta. O lo ha sido, o lo será. He disfrutado leyendo este libro de cuentos...
Frases bonitas, vacuas, vacías, sin decir nada. Pretenciosas. Básicamente este libro de relatos está plagado de ellas. En general, los diez relatos llaman la atención, pero la ejecución, la forma de narrarlos y las palabras sin sentido, el escribir sin explicar nada, simplemente los acaban deteriorando. Creo que solamente salvaría un par, al máximo tres.
«Acústica de los Iglús», de Almudena Sánchez, es un collar de diez perlas engarzadas. Diez relatos hipnóticos que traspasan la secuencia lógica de contar una historia y la sustituye, con una facilidad y una naturalidad pasmosas, por otras fórmulas inesperadas, y todas ellas funcionan. Almudena Sánchez tiene el don de poder hacer lo que quiera con sus historias: puede estirarlas, modelarlas, introducir el elemento insólito donde quiera y luego darle la vuelta como un calcetín y llevarla hasta el límite sin que aparentemente le cueste ningún esfuerzo y sin que nunca pierda la naturalidad ni la verosimilitud. Puede encadenar imágenes una detrás de otra con una imaginación que parece no tener límites, que obedece la lógica antinatural de los sueños y, sobre todo, uno tiene la sensación, leyendo una prosa que no es poética, de estar leyendo poesía pura. ¿De dónde saca tantas imágenes maravillosas?
Pocas veces me gustan tanto los libros de cuentos. Este es un libro que desborda imaginación, paisaje, voces. Lo tengo como uno de mis preferidos. Ahí donde pensás que va la narración cambia y te sorprende. No me canso de leerlo y recomendarlo. Qué gran hallazgo.
#LaAcústicaDeLosIglús de #AlmudenaSánchez . "Las lágrimas las inventaron las cebollas y no el amor. Eso decía mi madre." . Me gustaron mucho estos cuentos. Todos dan la sensación de ser soliloquios de mujeres de diferentes edades. . Algunos me llevaron a mi infancia cuando iba a clases de piano, claro que terminamos muy distinto 😁 . #Eclipse fue el cuento que más me gustó: "Mientras tanto, el mundo cambiaba a toda velocidad. La Tierra comenzaba a convertirse en un páramo de cenizas blancas... Fuera del hogar, tanto en las ciudades como en el campo, el mundo se había convertido en un cráter bastante doloroso: cada día las autoridades alertaban de un grave incendio, huracán o epidemia a la vista. No se podía salir de casa, ni siquiera para comprar arroz... Los medios de transporte tradicionales ya no funcionaban como era debido, porque en el aire flotaban partículas inflamables que podían causar la muerte a cualquiera que, por casualidad, se olvidara la mascarilla en casa." . "Yo intentaba no mirar a mamá a los ojos. No hay que mirar a los animales salvajes a los ojos. Y empecé a sospechar que aquello se parecía mucho a un secuestro." Del cuento #ElFríoATravésDeLosEngranajes . Del cuento #LaSeñoraSmaig: "El espejo es una confirmación demasiado realista de la vida. Una vez leí un cuento infantil muy conocido: una mujer que tenía un espejo que hablaba y le decía que era la más bella. El espejo se lo repetía continuamente. Una tarde, el espejo se incendió y dejó de hablar. En poco tiempo, la mujer acabó convertida en una bruja. Y todo salió mal y se estropeó por culpa de un espejo parlante. Si el espejo no hubiera hablado, sería como todos los demás espejos: un objeto mudo. La mujer se habría visto como una mujer cualquiera, con el pelo enredado por las mañanas y no habría ocurrido nada insólito. Pero entonces no sería un cuento y tampoco se parecería a la vida." . #MisLecturas2020
«(...)la mirada única de una narradora que templa el estilo para poner del revés la trama mágica del mundo.» Así es como termina la contracubierta de esta singular antología de cuentos de Almudena Sánchez. Poner del revés la trama mágica del mundo... como ver el dolor o la muerte o el amor a través de un filtro: por el reflejo de un retrovisor que muestra el pliegue de una realidad que no todos vemos y que desemboca en un estado de extrañamiento en el que la ficción siempre supera a una cotidianeidad vista casi de soslayo.
El clima de ensoñación, la soledad, la fragilidad, la nostalgia, la vejez, la juventud, la amistad,... Temas que aparecen en estos cuentos que, más que independientes, diría que tienen vida propia. Y la sensibilidad de su manera de narrar está repleta de matices, como pinceladas húmedas de acuarela que mutan al secarse y devienen en trazos de lirismo.
La alucinación de estos relatos arrulla, y su sonoridad, cobija; aunque hablar sea un acto de desesperación –como abre la cita de Eloy Tizón al principio del libro– y la voz en primera desee unos ojos que la escuchen.
En esta antología encontramos relatos que le dan mucha importancia a los detalles. Maximizan eso que la mayoría considera de poca importancia. Si bien me parecieron interesantes, no me terminaba de enganchar con las historias. A veces eran muy introspectivas, o simplemente me terminaban aburriendo. Aunque sí rescato que cada una tenía al menos una reflexión interesante. Quizás no fue mi momento adecuado para leerlas. El relato que más me gustó fue "El triunfo humano".
Apuntes desde la bóveda celeste, El nadador del hotel Minerva y El arte incrustado son sencillamente excelentes. Todo el libro te lleva a ina atmósfera en la que más que leer se te invita a experimentar y atravesar con cada personaje la emoción fría recorriendote el cuerpo. Hermoso.
La autora tiene una pluma muy interesante, casi poética. Algunas historias me gustaron. Otras me resultaron entreveradas y me hacían perder el hilo. Creo que en general le faltó emoción. Estuvo bien para pasar el rato...
Después de leer Fármaco he comprado estos relatos... Son muy diferentes a su novela y a pesar de ello conservan una cierta magia de desconsuelo. Hay uno o dos más difíciles de entender... aún así he disfrutado mucho
Es un librito de cuentos. Tiene muchos altibajos pero la voz de la autora es curiosa y me ha gustado. A veces le falta madurez a los relatos, son un poco inocentes, pueriles... Quizá, el mejor es el de las dos niñas y el piano, muy interesante la forma de contar el despertar sexual. Leerlo seguido cansa bastante, es mejor, ir poco a poco.
No sé si Almudena Sánchez consiguió llegar a la búsqueda que empezó a emprender en esta antología/obra/compendio/trocitos. La metaliteratura puede ayudar, porque también nos hace partícipes de ese tortuoso proceso creativo al que llamamos escribir, como si fuera tan sencillo. Tampoco lo es leer, pero leer así. En cursiva. Un poquito más allá. Desangrándonos. Desangrándonos.
Almudena Sánchez es periodista y, gracias a la editorial Caballo de Troya, ha podido ver publicado su primer libro. Un pequeño libro de 10 relatos que se afianzan entre ellos y nos llevan por diferentes caminos, diferentes miradas, diferentes vistas.
La autora, en ellos, nos habla de la vida, de la enfermedad y sus recovecos. De cómo aprendemos a sobrellevarla e intentamos que las cicatrices no nos afecten demasiado, aunque tengamos que convivir con ellas. Hay viajes en el espacio, donde la filósofa y erudita protagonista nos muestra el vaivén de la vida.
La manera de hacernos ver los pequeños detalles de cada historia son bellos y tiernos. Son relatos delicados donde los sentidos cobran vida. Sánchez es una narradora emocionante y vivaz. Lo que leemos nos hace imaginar así como también nos hace pensar. Se pueden ver ciertos ecos a Clarice Lispector en su forma de narrar, ecos que nos hacen adentrarnos en el mundo de la escritura y la palabra.
«Nadie sabe, tampoco imagina, lo que es coger tanto aire, llenarse el cuerpo de nada. Acabar exhausta, herida de respirar de pie, de respirar sentada, de respirar mañana y el mes que viene y seguir respirando siglos de respiraciones que ya han sido respirados por egipcios, romanos y fenicios. Esa actividad frenética que no descansa ni en los sueños ni en las pesadillas. Ni en estado permanente de shock. Ni en el coma más profundo.»
Cada relato se nos logra escapar, todos, diferentes unos de otros, nos hacen ver diferentes aspectos de la vida en sus más íntimos detalles. La visión de la autora es sin duda única y veloz, y es capaz de coger al vuelo hermosas metáforas de la vida que cada protagonista en este libro tiene. Es una mirada peculiar, llena de luces y sombras que hacen de cada relato algo mágico.
El relato “Compostura: la linea imaginaria” es toda una maravilla. Basta con imaginarla después de leerla para dejarnos llevar por ella. Y la música. En el fondo los relatos de Almudena Sánchez hablan de eso, de la música que podemos experimentar a través de los sentidos y la imaginación. Aquí es todo armonía que la autora ha sabido plasmar literalmente en esta serie de historias.
El libro puede llegar a compararse con la teoría de la armonía de las esferas, en la que cada relato conformaría un cuerpo celeste que estaría en perfectamente armonía con los otros. No cabe duda que para ser el primer libro (publicado) de Almudena Sánchez, la autora tiene un dominio de las palabras emocional, intelectual y poderosamente estético, esto es, el placer que obtenemos de la lectura de este libro es muy completo y nos logra llenar por dentro.
A través de estos relatos, Almudena crea diez voces preciosas de mujeres (muchas de ellas niñas y preadolescentes, o adultas que recuerdan ese periodo de sus vidas) que aunque desorientadas tratan de sobrevivir a un mundo misterioso y doloroso, en el que no saben cómo mantenerse en pie. La inocencia y, a veces, la negación y la reinvención las ayudan a comprender de un modo diferente circunstancias como la enfermedad (La señora Smaig), la locura de una madre viuda (El frío a través de los engranajes), la ruptura de un noviazgo (Apuntes desde la bóveda celeste), la separación de los padres (El nadador del Hotel Minerva), el amor y la iniciación sexual (El arte incrustado), etc.
Los relatos están construidos a través de pequeñas situaciones, recuerdos, detalles, disrupciones, pensamientos (casi todos las narradoras escriben en primera persona), muchos de ellos con toques surrealistas u oníricos y con una prosa poéticos llena de imágenes y sentimientos.
Mis favoritos fueron "Apuntes desde la bóveda celeste", "El arte incrustado" y "La victoria humana".
cajones y cajones llenos de dinero. la promesa de un gran viaje. un viaje en telesférico. alrededor del mundo. en un mundo a punto de eclipsar. pero no te acerques demasiado no vaya a ser que la barba te empiece a crecer más deprisa de lo habitual, que envíes un curriculum y termines de estrella de la galaxia o que de repente te encuentres inmerso en la piscina del hotel nirvana. lanza un boomerang y dime si realmente vuelve a ti como esa melodía que suena de fondo sin saber muy bien donde la escuchaste por primera vez. no hace falta morir para ser leyenda. hay un gato cerca de ti pero tampoco pasa nada porque entonces no sería un cuento y no se parecería en nada a la vida real. . .
“La acústica de los iglús” se lee como lectura para adolescentes. Un compendio de cuentos cortos narrados casi todos por voces de niñas, en su mayoría ingenuos con algunas frases obvias e infantiles, como que “los monos se parecen a los humanos y son graciosos y agradables”. Sin embargo, “Eclipse” y “El arte incrustado” (y algunos otros) muestran elementos imaginativos y de alguna trascendencia que vislumbran potencial y entretienen. El título de los cuentos, que solo se menciona en “El triunfo humano” me parece ingenioso, aunque sólo se haga referencia en el libro para describir el continuo ruido, el canto de chicharra, incesante y poco acogedor de una joven parlanchina.