Las cartas de Eros es un libro escrito por Enrique Lihn a comienzos de los 80 y que hasta ahora se mantenía inédito. Está compuesto por seis textos dirigidos a mujeres imaginarias, en los que el narrador, junto con reconstruir su historia con Gabriela, Adelina o Consuelo, se confiesa y va aclarando para sí mismo otros aspectos de su vida en forma fragmentaria y circular, de modo que la serie funciona también como una pequeña autobiografía velada.
"Caí lona en cualquier tipo o cantidad de contradicciones, pero con la blandura de un sentimental, no la dureza de un cínico", escribe Lihn, cuyo lenguaje recuerda aquí la precisión hiriente, la lucidez y el doble juego de dramatización y desdramatización que caracterizó lo mejor de su obra y, especialmente, de su poesía amorosa.
Enrique Lihn Carrasco was a Chilean poet, playwright, and novelist. The son of Enrique Lihn Doll and María Carrasco Délano, he married Ivette Mingram and they had one daughter: Andrea María Lihn Mingram, an actress.
Born in 1929 at Santiago, Chile, Lihn aspired to be a painter but after a failed attempt during university, he abandoned that dream to pursue writing. Lihn proceeded to develop into a poet, playwright, and novelist. He taught literature at the University of Chile. Lihn views both the past and the future as forms of death, and his emphasis on this point is evident throughout his literary works. His work revolved around his contempt for the contemporary dictatorship, as Chile was governed by a military junta. Works layered with social, political, and religious commentary are common throughout Lihn's canon. His final book, Diario de Muerte was written in the six weeks preceding his death from cancer in Santiago, and the evening before he died, he corrected the proofs.
Entre más voy leyendo a Lihn, más quiero conocer. Es muy confesional, y este libro de cartas imaginarias inconcluso, está lindo y dice mucho de su relación con las mujeres en general, aunque los nombres particulares sean imaginados. Gran carta la que dirige a la única que no es imaginaria, aunque la carta sí lo sea porque fue escrita después de que murió ella, la gran Gabriela Mistral. Muy recomendado.
Primer libro que leo este año ññ. Lo tenía pendiente desde hace tiempo (2019 aprox.) y por fin tuve la oportunidad de encontrarlo barato en la librería de la usach en Lastarria. Disfruto mucho del género epistolar y me pareció curioso que estas cartas fueran dirigidas a mujeres mitad ficticias mitad reales (exceptuando a Mistral que es 100% real no feik). Lihn de hecho en una de las cartas escribe: "alguien que, en alguna parte, es de verdad y aquí una ficción, un simulacro, una figura de papel". En conclusión, Lihn se tomó en serio el ejercicio de "escríbele una carta a esa persona pero no se la envíes" que te dan las psicólogas de instagram.
Son seis cartas a mujeres, entre ellas, Gabriela Mistral. Después de leerlo pensé en una banalidad: Enrique Lihn calificaría hoy como un deconstruido. Tiene unas frases duras, listas para pisotear tu corazón roto.
Esto le escribí a alguien que amo cuando leí este libro: “Terminé de leer Las cartas de Eros, y tengo cosas que decir-te porque estuviste amando mucho este librito y la verdad es que yo igual, y como me compartiste en su momento lo que pensabas voy a hacer lo mismo (hablar de libros contigo me hizo quererte) aquí voy: La portada del libro es un objeto imposible, estos objetos se pueden imaginar y dibujar, pero no pueden construirse en la realidad, además no es cualquier objeto imposible es el triángulo de Penrose, y al terminar de leer el libro solo pensaba que acertada la portada por la chucha, 1) coloquialmente se usa la expresión triángulo amoroso para graficar una infidelidad, pero en el fondo lo que se intenta decir es siempre sobre un tercer elemento que irrumpe en un par armónico (lo que supone debería ser una pareja?) y en Lihn este tercer elemento es cualquier cosa que imposibilite la realización del amor, más bien me parece que la vida misma “la vida no tiene el sentido que quisiéramos darle, es absurda perse” dice por ahí y entonces 2) que mejor forma de graficarlo con el triángulo de Penrose, siempre hay una tercera arista impredecible, imposible en lo que se supone como una pareja, que ironía que nunca sea de a dos y que siempre este la vida-normalidad-trabajo-etc incluso la pareja misma (como más de una vez le paso a Lihn). Otra cosa que destacaría mucho mucho es la aberración y la necesidad de normalidad que habitan en todo el libro “había evitado las situaciones que normalizan la vida o las había malogrado viviéndolas a medias, a la defensiva, sin esa inteligencia que tienen los normales”, me parece que está todo el tiempo luchando entre hacerse sus propias reglas de lo que es estar con alguien y de lo que te dicen que debería ser estar con alguien, y no puedo no estar de acuerdo con él y entenderlo, me he visto todo lo que llevo de relación contigo en esa dualidad propia y externa, aunque a diferencia de Linh no le escribo a un imaginario.”
Desde que leí el primer poema de Enrique Lihn - hace quizás 11 años - pensé que era mi segundo poeta favorito chileno, después de Vicente Huidobro, pues Parra no necesita un lugar en mis "rankings" personales. Por eso, tal vez, al terminar de leer esta recopilación de cartas quedé con un sabor muy amargo. No es el Enrique que conozco, que prefiero. Si bien, es todo un reto escribirle a cartas, aunque ficticias, íntimas a mujeres, pienso que no le hace para nada justicia a su estampa de escritor y hombre de poesía. Lo que más rescato, sin duda, de esta obra es la carta escrita a Gabriela. Me emocioné y en ella pude volver a ver al Lihn de mi 2011.
Es el libro favorito de una de mis amigas, y esa es la única razón que me motivó a desempolvar del estante este libro, para mi sorpresa me encanto, fui completamente cautivada por su manera de usar el lenguaje.
Si tuviera que resumir el libro en una frase: hombre heterocis enamoradizo dando un cierre a los amores que ya no son. Pero, eso resulta reduccionista, porque me generó la sensación de estar en la mente de alguien que ha masticado una y otras vez sus errores y sus heridas, y que el libro es el resultado de romantizar cada uno de esos amores que no fueron o que terminaron.
Bonus a la carta que le escribe a Gabriela Mistral, es sin duda la más hermosa del libro.
amo las cartas. amo la intensidad. amo el dramatismo y la desdramatización. este es un libro hermosísimo y mi primer acercamiento a enrique. quedé con muchas ganas de adentrarme más.
Un librito que me llegó en un momento curiosamente apropiado, me hizo sentir acompañada en una de mis ridículas, melodramáticas, pero no por eso menos dolorosas penas de amor. Y por lo mismo me encantó, aunque en sí mismo no sé si tendrá o no un mérito extraordinario (en general soy escéptica de los textos póstumos). Podría decirse que calza dentro de esta idea moral del autor, de la suerte como "caótica lotería, en la que se reciben al azar premios o castigos. La vida no tiene el sentido que quisiéramos darle. Es absurda per se." (10)
En el espíritu de su naturaleza fragmentaria, solo quiero reproducir en esta reseña algunas de las frases que más me cautivaron.
"La mecánica de las relaciones erótico-sentimentales lleva ineluctablemente a esta situación: uno ama, el otro es amado; desequilibrio intrínseco que nunca se somete a la ley de la transformación en lo contrario. El equilibrio de las atracciones es imposible. Eros –el maestro del sufrimiento– lo rechaza, porque ese equilibrio destruiría sus lecciones intrínsecamente sadomasoquistas, el maricón." (10)
"Resignarse a la aceptación de unos hechos –esas señales ambiguas de desamor– sin ambigüedad, sería mi única actitud razonable. ¿Podré tomarla?" (11)
"Vivimos eligiendo, vale decir encerrándonos en una red cada vez más apretada de frustraciones. Todo para hacer de nuestra vida una pequeña historia más o menos coherente, una especie de proyecto, una seudorrealización, una novelita." (18)
"Y todo para qué." (18)
"La risa tiene mucha importancia en estos casos: los que no tienen nada de qué reírse en común, concluirán rápidamente en la lata; las tristezas son bienvenidas cuando vienen detrás y no antes del buen humor y, de ser así, muy luego puede prepararse el batido 'risa con lágrimas', el más sabroso de todos." (23)
"Yo no daba un cinco por mí y tú me hiciste millonario de cuerpo y alma: 'me enamoré de ti cuando te miré la nuca' y al trazar, con la varilla mágica, una frontera –para qué llamarla artificial– entre yo y los otros. 'Tú no eres de esos que pululan por aquí' y 'cuídate' y 'a ti ya nadie te puede hacer nada'. Cosas así. Regalos." (27)
"Te escribo porque ya no me desespera tu juego: puedes aparecer, puedes desaparecer cuándo y cuánto quieras: estoy acostumbrado a la idea de que eres una idea y sólo ocasionalmente un ser de carne y hueso." (43)
"Te repito que ya no me desespera tu juego, lo comparto. Y lo encuentro a la vez estúpido y razonable. No todo lo real es racional. Porque ¿qué otra cosa hubiéramos podido hacer tú y yo, fuera de inocularnos, mutuamente, una buena dosis de angustia e intercambiar los síntomas diferentes de una misma especie de mal?" (45)
"Llegamos a ser, a un mismo tiempo, escépticos y conformistas: la mala mezcla." (49)
Empecé a leer a Enrique Lihn con mayor escrúpulo después de leer en Roberto Bolaño: 'La poesía chilena va a cambiar el día en que leamos correctamente a Enrique Lihn.' Lúcido, sincero, reflexivo, total, vividor, lindo, amoroso, agradecido, comprendido, incomprendido, correspondido, no correspondido, amante, amado. Estas cartas nos enseñan, con una maravillosa honestidad, la función del amor en su día - o noche - y contrasta con gran correlación a lo que es el amor hoy por hoy. Amor libre, amor bello, libre de ataduras u obsesional, a veces dirigido por el azar. ¿Pero quién no quisiera vivir sus últimas horas en la intimidad? Lihn me recuerda que el amor, a diferencia de la amistad, no es recíproco, y si se ama, que se muera por ese amor, que, sin escrúpulos ni moderación lo amemos todo antes de morir. No fueron tan amorosas las cartas, tampoco, pero mientras vea un poco, poco poquito, de amor, recuerdo las palabras de Zurita: 'Toda declaración de amor es urgente, porque vamos a morir'.
Me gustó mucho (mucho) lo que dijo de Mistral: 'Unos cuantos versos, Gabriela, eso es lo que te diferencia de la mayor parte de los vivos y de la gran mayoría de los muertos. Y no son didácticos, con el favor de Dios, ni optimistas. Son disfóricos y verbalmente felices: una pura conjunción de la experiencia y del lenguaje.'
Es el primer acercamiento real que tengo con un libro físico de Enrique Lihn y considero que fue una experiencia de lectura positiva.
El libro es corto y la lectura es amena. Considero que la mano de Lihn es bastante precisa al momento de escribir y también, en ocasiones, bastante bonita.
Si bien las cartas presentes en el texto son escritas pensando en vínculos imaginarios, creo que sirven en cierto modo para reflexionar sobre algunos aspectos de la vida y, puntualmente, de las relaciones. Teniendo esto en claro, debo señalar que, al menos desde mi perspectiva, la lectura de estas cartas podría ser más significativa en un momento avanzado de la vida, a una edad mayor, y no en la década de los 20 como es mi caso.
Como último punto, me gustaría señalar que, si tuviera que quedarme con una parte del libro, sería con los primeros pasajes de la obra, donde se habla sobre la realidad implícita previo a una ruptura. De cierto modo me sentí identificada.
Notable rescate literario el realizado por Ediciones Overol. Estas seis cartas de Enrique Lihn se dirigen a mujeres ficticias. Una de ellas tiene como destinataria a Gabriela Mistral, pero la poeta ya había fallecido dos décadas antes. En este corpus se puede apreciar una permanente tensión entre razón y sentimiento; deseo y decepción, entusiasmo y desesperanza. Sin duda, estas epístolas constituyen un ejercicio de gran vuelo literario por su densidad significativa. La complejidad del sentimiento amoroso se plasma con elementos autobiográficos, metaliterarios, filosóficos y poéticos. Escritura inteligente, crítica y reveladora. Valiosa contribución del poeta chileno al género epistolar.
En una primera instancia lo leí como lo que creía que eran: cartas. Pero, al entender de que son ficciones (a medias, quizás) se transformaron en un acercamiento hacia la perdida, el fracaso, un desasosiego generacional, herencias. No quiero expandirme más para no hacer spoiler. Finalmente "La realidad tiene pasajes abusivos".
Me gusta mucho el estilo de Lihn en estas cartas a mujeres imaginarias. La prosa está íntimamente ligada a lo poético, y ocurre una mezcla de sentimentalismo e intelectualidad que es muy fluida de leer, además de interesante.
A estas alturas, Lihn se perfila como uno de mis descubrimientos literarios favoritos.
Sin duda alguna, la prosa de Enrique Lihn es de lo mejor en cuanto a narrar se trata. Este libro compila una suerte de cartas ficticias que el autor dedica a distintas mujeres. Lleno de un lenguaje sumamente poético, digno de uno de los mejores poetas de Chile, Lihn nos pasea por distintos lugares y distintos cuerpos, nos lleva de la mano junto a las musas que le dieron inspiración.
Cuando por fin pude hacerme de una copia, estaba leyendo "Fragmentos de un discurso amoroso" de Barthes, casualidad de casualidades, porque ambos libros son casi sobre lo mismo. Desde este Lihn entendí a los otros Lihn. Ahora, cuando puedo, lo regalo.
Se me hizo fome, como inconsistente, siento que le faltan puntos a los párrafos y hace que cueste leerlo todo de corrido, igual el contenido en sí no es malo, pero es prácticamente un monólogo más que una carta sobre cada mujer, quizá en un futuro lo vuelva a leer más detenidamente.
No había tenido el placer de leer a Lihn y su trazo me pareció tan suave y poético. Las primeras dos cartas son un bálsamo. Seguramente leeré algo más de él.
El acercamiento con este tipo de obra es nuevo. Anteriormente, había leído a Lihn, pero nunca de esta forma. En ese entonces, hace unos 3 años reflexioné y encasillé a Lihn como un poeta en entre la lírica clásica y Nicanor Parra. El uso de lenguaje común mezclado con uno más embellecido, aunque dígame usted estimado lector ¡qué más poético que decir “caí lona”! Me demuestra que mi idea sobre el autor no estaba muy alejada de la realidad.
Lihn, tiene una facilidad para decir lo que quiere decir con las palabras justas. Creo y pienso mucho en cómo es que algo tan bello y mundano como el amor, da paso a tantas reflexiones. Luego, pienso y callo. El amor, las relaciones y la realidad. Las palabras y la experiencia. Esbozo una pequeña sonrisa y comprendo de dónde proviene tantas reflexiones.
Personalmente, me gusta que el autor se exponga así. Recuero a Zambra cuando decía que “leer era ocultar la cara y escribir es mostrarla” este libro es el ejemplo de eso. Aunque se mezcle ficción y realidad, es muy interesante el poder conocer al autor más allá de su obra poética.
En la prosa de Lihn hay una visión nostálgica. Este libro es una serie de cartas dedicadas a distintas mujeres - quién sabe metafísicas o de carne y hueso - cargado de recuerdos, errores, disculpas no pronunciadas, sentimientos que no vieron la luz y palabras que quedaron en la punta de la lengua, pero no supieron encontrar espacio. Trata de amor y desamor, de saber comunicar, perdonar. De que la vida es a prueba y error, también lo es amar. Y de que incluso el amor más grande y más puro no es garantía para entendernos. Simplemente un libro precioso.