What do you think?
Rate this book
La cuadra
Con una energia y un dolor latentes, como si no hubieran transcurrido veinticinco años desde la muerte de su hermano, el narrador recuerda como fue crecer en Aranjuez, su barrio, en la turbulenta Medellin de finales de los años ochenta. Acorralados por la pobreza, el tedio y la desesperanza, los adolescentes de la cuadra no tenian otra alternativa que la violencia: para ser alguien debian empuñar un arma, sin importarles que a la vuelta los esperara, inevitablemente, la muerte. Desoladora, emotiva, apasionante, esta novela testimonial es mas que la historia de unos jovenes; es, de algun modo, el espejo de una epoca y de un país."En La cuadra, Gilmer Mesa recrea de primera mano la vida de una de las comunas de Medellin en los años ochenta-noventa, desde un angulo absolutamente nuevo y original: el de un sobreviviente, alguien que estuvo ahi y que, al evocar la muerte de su adorado hermano mayor, transforma ese mundo inquietante, con toda su violencia y a la vez su extraña ternura, en un poderoso espacio literario."
Santiago Gamboa
Santiago Gamboa
196 pages, Paperback
Published February 28, 2017
67 people are currently reading
1097 people want to read
Ratings & Reviews
Friends & Following
Create a free account to discover what your friends think of this book!
Community Reviews
Displaying 1 - 30 of 216 reviews
August 23, 2017
(Pueden leer otra reseña de este libro, donde lo abordo más desde la problemática del género en la novela testimonial, en el siguiente enlace: http://www.puntoycoma.pe/cultura/rese... )
Entré a leer esta novela cuatro o cinco veces, y hasta esta ocasión siempre me expulsaba en las primeras páginas: el ritmo del narrador, una suerte de oralidad culta y de calle, no conseguía ningún efecto. Por el contrario: repelido por sentir el artificio terminaba cansado después de un par de minutos. En esas oportunidades venía de lecturas complejas donde el peso estético del lenguaje aparece primando: el tremendo Bomarzo , la modelo de Mendoza , el Viaje al interior de una gota de sangre .
Por contraste, el narrador de La cuadra aparecía torpe, poco ducho en el lenguaje, aburrido en su forma de contar... Ese es el mayor problema en este libro: el narrador no tiene fuerza, ni ritmo, y es dado a pontificar con tanta frecuencia y de forma tan políticamente correcta que consigue hartar al lector sin conseguir comprometerlo en ningún momento con los motivos o las acciones de su narración. A esto se suma una promesa incumplida al lector; para su buena/mala suerte, Gilmer Mesa logra una de esas primeras líneas donde la literatura muestra sus dones: "Particular historia esta que paso a relatar, pues todos los que en ella aparecen están muertos" (11). ¿Cómo después de eso va el narrador a darme cosas como "era un 31 de octubre, día de Halloween o, como se conoce en mi ciudad, día de los brujitos" (11) o como "y por el lado del Estado miles de jóvenes policías que fueron masacrados sin distingos ni compasión, cuando al jefe de jefes del cartel se le ocurrió que la muerte sistemática de policías era la mejor respuesta a los ataques del adversario y una excelente forma de presionar contra el proceso de extradición a un país del norte" (145)?
No funciona, no para mí: las páginas del libro rezuman sangre pero no hacen sangrar. Cada párrafada está impregnada de violencia pero no te hiere. El dolor, la desesperanza, la jodida soledad del narrador hay que intuirla como un acto de fe, porque narrativamente no está ahí. Y cuando hablamos de literatura debe estar presente esa dimensión estética que permita al lector habitar la lectura.
Ahí, quizás, otro problema: esta novela puede leerse bajo el formato de testimonio y así parece encargarse el mercadeo de promoverla. He leído reseñas y entrevistas que apuntan a esa perspectiva. Novela de no ficción, basada en hechos reales, biografía novelada del autor. Y eso, que narre ese momento doloroso de la historia de Medellín, ese horror del narcotráfico y el surgimiento y declive de un combo de Aranjuez, eso parece justificar sus deficiencias (lo suficiente al menos para hacerla merecedora al Premio de Novela Cámara de Comercio). No debería ser así. No dudo de la honestidad catártica en el proceso de escribir la novela, no dudo del beneficio para el autor, ni de lo útil que pueda ser como documento a futuro. Es tenaz lo que cuenta, es tenaz esta ciudad, pero sin la densidad estética necesaria la Medellín vista aquí (así como la presentada en Rosario Tijeras, aprovecho para echar la puya) es un entarimado morboso donde los lectores no hacen más que reproducir sus mitos y calmar sus afanes de caricatura.
"Pero es que eso es así, el autor lo vivió, esa fue -y esa es- la realidad". No, la realidad no es sólo la realidad, y el papel del arte es recordarnos esas fisuras. Desafortunadamente, cuando la oportunidad se presentaba para hacerlo, La cuadra, enlagunada en el monocorde tono de su narrador, perdía el encuadre y mantenía su letanía de horrores con la misma desatención de quien hace sudokus para matar el tiempo. La muerte de Chicle, por ejemplo, es una escena dramática tensísima, cuyo destino, pasada la página, es el olvido. Y es una lástima que así sea.
Terminada la lectura pensé en Helí Ramírez, en su poemario En la parte alta abajo, donde narra también un barrio, una cuadra, entre los ochentas y los noventas, esta no en Aranjuez sino en Castilla. El libro de Ramírez, con alto contraste, es conmovedor y logra, junto al lector, una comunión espiritual.
En La cuadra, y esta es su verdadera tragedia, parece no haber alma. Adolece, gravemente, de boletín informativo.
Y pese a lo anterior, si se es de Medellín y si se tiene el tiempo, debería leerse (junto a En la parte alta abajo). Porque tenemos una deuda la hijueputa, y hay que pagarla, así en el proceso nos toque aguantarnos libros malos.
Entré a leer esta novela cuatro o cinco veces, y hasta esta ocasión siempre me expulsaba en las primeras páginas: el ritmo del narrador, una suerte de oralidad culta y de calle, no conseguía ningún efecto. Por el contrario: repelido por sentir el artificio terminaba cansado después de un par de minutos. En esas oportunidades venía de lecturas complejas donde el peso estético del lenguaje aparece primando: el tremendo Bomarzo , la modelo de Mendoza , el Viaje al interior de una gota de sangre .
Por contraste, el narrador de La cuadra aparecía torpe, poco ducho en el lenguaje, aburrido en su forma de contar... Ese es el mayor problema en este libro: el narrador no tiene fuerza, ni ritmo, y es dado a pontificar con tanta frecuencia y de forma tan políticamente correcta que consigue hartar al lector sin conseguir comprometerlo en ningún momento con los motivos o las acciones de su narración. A esto se suma una promesa incumplida al lector; para su buena/mala suerte, Gilmer Mesa logra una de esas primeras líneas donde la literatura muestra sus dones: "Particular historia esta que paso a relatar, pues todos los que en ella aparecen están muertos" (11). ¿Cómo después de eso va el narrador a darme cosas como "era un 31 de octubre, día de Halloween o, como se conoce en mi ciudad, día de los brujitos" (11) o como "y por el lado del Estado miles de jóvenes policías que fueron masacrados sin distingos ni compasión, cuando al jefe de jefes del cartel se le ocurrió que la muerte sistemática de policías era la mejor respuesta a los ataques del adversario y una excelente forma de presionar contra el proceso de extradición a un país del norte" (145)?
No funciona, no para mí: las páginas del libro rezuman sangre pero no hacen sangrar. Cada párrafada está impregnada de violencia pero no te hiere. El dolor, la desesperanza, la jodida soledad del narrador hay que intuirla como un acto de fe, porque narrativamente no está ahí. Y cuando hablamos de literatura debe estar presente esa dimensión estética que permita al lector habitar la lectura.
Ahí, quizás, otro problema: esta novela puede leerse bajo el formato de testimonio y así parece encargarse el mercadeo de promoverla. He leído reseñas y entrevistas que apuntan a esa perspectiva. Novela de no ficción, basada en hechos reales, biografía novelada del autor. Y eso, que narre ese momento doloroso de la historia de Medellín, ese horror del narcotráfico y el surgimiento y declive de un combo de Aranjuez, eso parece justificar sus deficiencias (lo suficiente al menos para hacerla merecedora al Premio de Novela Cámara de Comercio). No debería ser así. No dudo de la honestidad catártica en el proceso de escribir la novela, no dudo del beneficio para el autor, ni de lo útil que pueda ser como documento a futuro. Es tenaz lo que cuenta, es tenaz esta ciudad, pero sin la densidad estética necesaria la Medellín vista aquí (así como la presentada en Rosario Tijeras, aprovecho para echar la puya) es un entarimado morboso donde los lectores no hacen más que reproducir sus mitos y calmar sus afanes de caricatura.
"Pero es que eso es así, el autor lo vivió, esa fue -y esa es- la realidad". No, la realidad no es sólo la realidad, y el papel del arte es recordarnos esas fisuras. Desafortunadamente, cuando la oportunidad se presentaba para hacerlo, La cuadra, enlagunada en el monocorde tono de su narrador, perdía el encuadre y mantenía su letanía de horrores con la misma desatención de quien hace sudokus para matar el tiempo. La muerte de Chicle, por ejemplo, es una escena dramática tensísima, cuyo destino, pasada la página, es el olvido. Y es una lástima que así sea.
Terminada la lectura pensé en Helí Ramírez, en su poemario En la parte alta abajo, donde narra también un barrio, una cuadra, entre los ochentas y los noventas, esta no en Aranjuez sino en Castilla. El libro de Ramírez, con alto contraste, es conmovedor y logra, junto al lector, una comunión espiritual.
En La cuadra, y esta es su verdadera tragedia, parece no haber alma. Adolece, gravemente, de boletín informativo.
Y pese a lo anterior, si se es de Medellín y si se tiene el tiempo, debería leerse (junto a En la parte alta abajo). Porque tenemos una deuda la hijueputa, y hay que pagarla, así en el proceso nos toque aguantarnos libros malos.
April 11, 2021
Haber vivido de primera mano la violencia de los ochenta y noventa en Medellín, ser un sobreviviente, una victima y un victimario, es una cualidad que le entrega al autor la capacidad de narrar con profundidad la historia de aquella convulsionada época desde el microuniverso de su cuadra, en el barrio Aranjuez, comuna 4 de Medellín.
Leer a los buenos autores contemporáneos colombianos, todos con diferentes perspectivas narrativas, me ha llevado a condensar estas experiencias literarias en una frase que he repetido en varias reseñas ya: este es un país donde los sueños casi nunca se cumplen. Y eso fue crecer para el autor, y su parche de amigos en esa belicosa y agresiva Medellín de Pablo Escobar. Familias enteras acorraladas por la pobreza, el desamparo, el aburrimiento y esa constante falta de identidad en la leyenda nacional, conforman un coctel demasiado perfecto donde como todos sabemos, pescaron los grupos al margen de la ley que participaron en aquella guerra entre estado y hampones que dibujó el panorama nacional durante aquella época y que en Medellín, vivió su epicentro.
Pero esa historia, que a grandes rasgos todos conocemos y que incluso criticamos en una y otra telenovela más que engrosa la parrilla de los canales nacionales, es una historia de dolor individual y de conciencia social en las líneas de Gilmer Mesa. La Cuadra es una obra testimonial, que nos regala ese perfil humano que se encuentra al otro lado de la historia. Gilmer Mesa nos introduce en la vida de aquellos que se pusieron en el lado incorrecto de la historia, para mostrarnos esa vida detrás del sicario, del asesino, del delincuente y entender de una vez por todas que esa violencia es el producto de una ciudad sin alternativas y que en este país, hoy como ayer, empuñar un arma es el único futuro que como sociedad le brindamos a muchos jóvenes.
“Fui malo pero como sustantivo no como adjetivo, al igual que la mayoría de mis amigos, porque era lo único que se podía ser en una ciudad infame y en una época infernal en donde el lobo siempre se comía a caperucita”. Casi cierra Mesa esta brillante obra donde se declara víctima, victimario y testigo de una época confusa que a todos dejó marcados. Ojalá estos relatos sirvan para comprender un poco el presente, que no dista mucho de aquella realidad dibujada en esta obra. Que no suenen bombas y secuestren grandes personajes de la vida nacional, no significa que como sociedad estemos condenando a muchas personas en la periferia a ser victimarios, victimas y testigos de esta segregación espacial tan hpta a la que nos han condenado en las ciudades modernas.
Leer a los buenos autores contemporáneos colombianos, todos con diferentes perspectivas narrativas, me ha llevado a condensar estas experiencias literarias en una frase que he repetido en varias reseñas ya: este es un país donde los sueños casi nunca se cumplen. Y eso fue crecer para el autor, y su parche de amigos en esa belicosa y agresiva Medellín de Pablo Escobar. Familias enteras acorraladas por la pobreza, el desamparo, el aburrimiento y esa constante falta de identidad en la leyenda nacional, conforman un coctel demasiado perfecto donde como todos sabemos, pescaron los grupos al margen de la ley que participaron en aquella guerra entre estado y hampones que dibujó el panorama nacional durante aquella época y que en Medellín, vivió su epicentro.
Pero esa historia, que a grandes rasgos todos conocemos y que incluso criticamos en una y otra telenovela más que engrosa la parrilla de los canales nacionales, es una historia de dolor individual y de conciencia social en las líneas de Gilmer Mesa. La Cuadra es una obra testimonial, que nos regala ese perfil humano que se encuentra al otro lado de la historia. Gilmer Mesa nos introduce en la vida de aquellos que se pusieron en el lado incorrecto de la historia, para mostrarnos esa vida detrás del sicario, del asesino, del delincuente y entender de una vez por todas que esa violencia es el producto de una ciudad sin alternativas y que en este país, hoy como ayer, empuñar un arma es el único futuro que como sociedad le brindamos a muchos jóvenes.
“Fui malo pero como sustantivo no como adjetivo, al igual que la mayoría de mis amigos, porque era lo único que se podía ser en una ciudad infame y en una época infernal en donde el lobo siempre se comía a caperucita”. Casi cierra Mesa esta brillante obra donde se declara víctima, victimario y testigo de una época confusa que a todos dejó marcados. Ojalá estos relatos sirvan para comprender un poco el presente, que no dista mucho de aquella realidad dibujada en esta obra. Que no suenen bombas y secuestren grandes personajes de la vida nacional, no significa que como sociedad estemos condenando a muchas personas en la periferia a ser victimarios, victimas y testigos de esta segregación espacial tan hpta a la que nos han condenado en las ciudades modernas.
December 18, 2017
La cuadra, es un libro que narra la violencia y las atrocidades que vivieron miles de personas y que fueron protagonizadas por niños y jóvenes de un barrio de Medellín, quizás por el afán de llegar al poder, de ser "respetados" o simplemente por el afán de sobrevivir. Me impactó mucho el capítulo "El Revolión", sentí asco, rabia y repudio. Es un libro más de la época más sangrienta de Medellín, pero esta vez contada desde una esquina de Aranjuez y a través de la voz de un sobreviviente.
July 15, 2022
Una narración tan cruda y real de la Medellin de finales de los 80 e inicios de los 90, un retrato de lo que sucede en una cuadra de “La ciudad más peligrosa del mundo” en ese tiempo y es entendible si esto sólo pasa en una cuadra, que pasará con toda la ciudad?
Cada historia es desgarradora, donde la vida es algo que solo vale para acabarla, donde las “amistades” se traicionan y el dinero es el rey de esta ciudad de la furia.
Es desgarrador escuchar todo lo que pasaba, las violaciones, los asesinatos, las venganzas y los “negocios” que fueron escalando hasta que se salió de control.
No es una historia para cualquiera, es demasiado cruda y detallada, pero que si te interesa la historia, será una lectura demasiado impactante.
Cada historia es desgarradora, donde la vida es algo que solo vale para acabarla, donde las “amistades” se traicionan y el dinero es el rey de esta ciudad de la furia.
Es desgarrador escuchar todo lo que pasaba, las violaciones, los asesinatos, las venganzas y los “negocios” que fueron escalando hasta que se salió de control.
No es una historia para cualquiera, es demasiado cruda y detallada, pero que si te interesa la historia, será una lectura demasiado impactante.
February 5, 2018
4.5 la cruda historia de la violencia que azotó a nuestra ciudad pero contada desde la mirada de un sobreviviente. Tiene algunos capítulos desgarradores
Read
January 15, 2018Es notable cómo la muerte cambia todo de golpe, es el fin de toda posibilidad,
y cuando la muerte pasa deja una pátina de desolación, de aridez y desamparo, imponente y sólido,
que hace intransitable cualquier camino que tuviéramos prefigurado como seguro con antelación,
y nos cambia hasta las certezas más claras que habíamos afianzado en la personalidad durante años de cavilación, dejándonos la vida vuelta un guiñapo con un desbarajuste imposible de recomponer.
Esta novela es forma de lucha contra el desconocimiento y la indolencia ante los fuertes acontecimientos de violencia y desesperanza en el conflicto urbano de la ciudad de Medellín.
Todo el mundo conocido para los personajes se reduce a la cuadra y sus dinámicas de droga, atropello, exceso e injusticia donde lo único importante es el dinero y el amor fácil, el poder de y en la pandilla, y habitar la esquina.
Cada uno de los hombres y mujeres que aparecen en el texto llevan consigo la pluradidad dicotómica y contradictoria del ser humano, es decir, están inmersos en contextos donde se es víctima y victimario, ya que la maldad no es la única característica del hombre y por lo tanto no lo es en los personajes. Lo que conlleva a apreciar a los sicarios y drogadictos como humanos, no como la escoria que sólo carcome a la ciudad.
Y una fragmento que me gustó muchísimo:
el delito siempre ha sido patrocinado más por la gente que se dice de bien que por los mismos delincuentes, quienes sólo son la cara visible del crimen, pero bajo la superficie se mueven los verdaderos favorecedores de todas las fechorías, los que compran lo robado, los que mandan a matar, los que consumen lo ilegal, ahí está la verdadera cara de la sociedad que inculpa y sataniza al criminal pero tolera, disculpa e incluso ampara la infracción.
March 30, 2022
Hay una escena de una vi*lación grupal (por así decirlo), que no es verdaderamente condenada y cuestionada de la forma en que se debe. Simplemente se la menciona, de una forma explícita porque este libro se respalda sobre "mostrar la realidad colombiana" para hablar de situaciones delicadas con muy poca empatía hacia la víctima/s. Ahora bien, ¿Cuál es la explicación que se nos da para justificar los actos abominables del escritor y sus amigos? "éramos unos niños" "es que éramos muy jóvenes" o algo parecido, el punto es que se escuda constantemente bajo la justificación de que era un niño y a su edad no sabía lo que hacia realmente, cómo si eso de verdad hiciera sus actos menos censurables y lo eximiera de la culpa. DISGUSTING
November 2, 2023
Un libro que quema, que arde en las manos. Un libro que desgarra el alma.
El poeta Rilke afirmó que la infancia es la patria del hombre, y esa patria está soportada territorialmente nada más ni nada menos que en el barrio. La cuadra, esa porción territorial del barrio tan cercana al corazón y ligada a la memoria y que hace parte de nuestra intimidad más profunda, esa micro soberanía personal que nos funda y nos delimita como individuos y que se ama y se defiende como soldados feroces.
La cuadra, cuadra de barrios periféricos y populares de Medellín, esos barrios populares formados por el éxodo campesino a las ciudades huyendo de la violencia. Esos barrios y esas cuadras que son repúblicas independientes, donde los valores sociales se trastocaron y la cultura sufrió una malformación a causa del factor del narcotráfico. Nuevas formas llegaron para dictar a los niños y jóvenes que la vida era corta y que lo que más valía era el poder, un poder fundado en el dinero, el miedo y la violencia.
El poeta Rilke afirmó que la infancia es la patria del hombre, y esa patria está soportada territorialmente nada más ni nada menos que en el barrio. La cuadra, esa porción territorial del barrio tan cercana al corazón y ligada a la memoria y que hace parte de nuestra intimidad más profunda, esa micro soberanía personal que nos funda y nos delimita como individuos y que se ama y se defiende como soldados feroces.
La cuadra, cuadra de barrios periféricos y populares de Medellín, esos barrios populares formados por el éxodo campesino a las ciudades huyendo de la violencia. Esos barrios y esas cuadras que son repúblicas independientes, donde los valores sociales se trastocaron y la cultura sufrió una malformación a causa del factor del narcotráfico. Nuevas formas llegaron para dictar a los niños y jóvenes que la vida era corta y que lo que más valía era el poder, un poder fundado en el dinero, el miedo y la violencia.
March 7, 2022
Este libro es una constante confrontación con la realidad de mi país pero que al mismo tiempo no es mi realidad y nunca lo fue, es una realidad muy lejana que yo solo vivía desde el sillón de mi casa mientras veía las noticias y que aun sigo viviendo de la misma forma. Es ese malestar que no te deja en paz porque sabes que no es tu situación ni la de tu familia y que a pesar de saber que no puedes hacer nada para ayudar o mejorar la situación de las personas que lo vivieron o que lo siguen viviendo te queda ese mal sabor de boca. Es ese agradecimiento constante de no haber tenido que vivir estas situaciones y que ninguno en tu familia tuviera que vivirlo. Pero al mismo tiempo es sentirme apenada, triste y ofuscada por y con todas las personas que vivieron esto.
Definitivamente una historia que merece ser leída y merece ser contada.
Y ahora que? Necesito tiempo para digerir este libro.
Definitivamente una historia que merece ser leída y merece ser contada.
Y ahora que? Necesito tiempo para digerir este libro.
January 31, 2024
"Particular historia esta que paso a relatar, pues todos los que aparecen en ella están muertos".
La Cuadra es un libro rotundo y honesto, es un libro que hace mirar la realidad de los barrios de Medellín en los ochenta, en una época y en una ciudad palmeada por la violencia.
En este libro, Gilmer Mesa hace una radiografía del barrio de Aranjuez, centrándose en la cuadra en la que vivía y en su grupo de amigos. Jóvenes que se vieron envueltos en los combos y los carteles que acechaban la ciudad en ese momento. Es un libro crudo y fuerte, porque narra no solo la historia de vida del autor, sino la de sus amigos, y conocidos, la de su hermano Alquivar... y relata el hambre de poder de los jóvenes de los barrios por ser "los duros", por ser "respetados", siendo la violencia y el sicariato los medios para ello. Es aún más duro el saber que todo eso pasó, y que esa es la realidad de tantas personas. Más duro aún para mí conocer que esa realidad se vivió y se sigue viviendo en mi tierra, y es que aunque no soy ajena a la historia de Medellín y sé por todo lo que ha pasado esta ciudad tan bella y tan emblemática, todo me ha tocado de muy lejos porque soy afortunada, pero sé que es a la vida a la que muchas personas deben enfrentarse.
El libro me lo leí de una sentada porque engancha de principio a fin, totalmente recomendable e indispensable si quieren conocer la historia de esta ciudad desde una mirada más personal y conmovedora.
La Cuadra es un libro rotundo y honesto, es un libro que hace mirar la realidad de los barrios de Medellín en los ochenta, en una época y en una ciudad palmeada por la violencia.
En este libro, Gilmer Mesa hace una radiografía del barrio de Aranjuez, centrándose en la cuadra en la que vivía y en su grupo de amigos. Jóvenes que se vieron envueltos en los combos y los carteles que acechaban la ciudad en ese momento. Es un libro crudo y fuerte, porque narra no solo la historia de vida del autor, sino la de sus amigos, y conocidos, la de su hermano Alquivar... y relata el hambre de poder de los jóvenes de los barrios por ser "los duros", por ser "respetados", siendo la violencia y el sicariato los medios para ello. Es aún más duro el saber que todo eso pasó, y que esa es la realidad de tantas personas. Más duro aún para mí conocer que esa realidad se vivió y se sigue viviendo en mi tierra, y es que aunque no soy ajena a la historia de Medellín y sé por todo lo que ha pasado esta ciudad tan bella y tan emblemática, todo me ha tocado de muy lejos porque soy afortunada, pero sé que es a la vida a la que muchas personas deben enfrentarse.
El libro me lo leí de una sentada porque engancha de principio a fin, totalmente recomendable e indispensable si quieren conocer la historia de esta ciudad desde una mirada más personal y conmovedora.
June 16, 2023
Autorretrato del Victimario posando de Víctima.
Las historias narradas en el libro, brillan por su crudeza y seguro por la semejanza con la que seguramente ocurrieron, despertando sentimientos de impotencia, impunidad y dolor en el lector; muchas líneas se leen con un agrio sabor de boca, si era la intención del autor, lo consigue.
Retrato del Medellín de los 80s y 90s... La realidad que nos tocó... La degradación del ser humano... La ausencia de estado... La cultura del dinero fácil... Todos temas manidos que siguen teniendo cabida en la actualidad, no hemos aprendido de la historia, no hemos solucionado de raíz los problemas de fondo y las causas de estas acciones que tristemente se volvieron parte de la idiosincrasia de la ciudad, del país.
Se me dificulta empatizar con la visión del narrador, me disgusta el romanticismo cínico con que se justifica el mal proceder, el delito, la ofensa, la violencia. solamente para enumerar uno de los puntos flojos de la narración, me parece que no puede escribir la palabra TRABAJAR sin comillas, cuando lo asocia con delinquir.
Capitulo aparte queda el rosario de delitos narrados y que seguramente quedaron impunes, gracias a la bien conocida incapacidad de la justicia local.
Finalmente, no lo recomiendo, no aporta nada nuevo al "género" de la novela/realidad de la ciudad, espero que sea el último que lea de este estilo.
Las historias narradas en el libro, brillan por su crudeza y seguro por la semejanza con la que seguramente ocurrieron, despertando sentimientos de impotencia, impunidad y dolor en el lector; muchas líneas se leen con un agrio sabor de boca, si era la intención del autor, lo consigue.
Retrato del Medellín de los 80s y 90s... La realidad que nos tocó... La degradación del ser humano... La ausencia de estado... La cultura del dinero fácil... Todos temas manidos que siguen teniendo cabida en la actualidad, no hemos aprendido de la historia, no hemos solucionado de raíz los problemas de fondo y las causas de estas acciones que tristemente se volvieron parte de la idiosincrasia de la ciudad, del país.
Se me dificulta empatizar con la visión del narrador, me disgusta el romanticismo cínico con que se justifica el mal proceder, el delito, la ofensa, la violencia. solamente para enumerar uno de los puntos flojos de la narración, me parece que no puede escribir la palabra TRABAJAR sin comillas, cuando lo asocia con delinquir.
Capitulo aparte queda el rosario de delitos narrados y que seguramente quedaron impunes, gracias a la bien conocida incapacidad de la justicia local.
Finalmente, no lo recomiendo, no aporta nada nuevo al "género" de la novela/realidad de la ciudad, espero que sea el último que lea de este estilo.
October 16, 2024
Libro autobiográfico que narra la adolescencia del autor y sus compañeros de un barrio pobre de Medellín en las épocas más grises de la ciudad. A pesar de ser un libro muy duro y crudo, especialmente por la verdad que hay detrás de cada historia y la narrativa en primera persona, la lectora acaba generando compasión por todos esos personajes tan jóvenes y profundamente atravesados por violencias estructurales y de clase. Además de una gran admiración por el autor del libro, que no solo ha sobrevivido a un auténtico infierno social, sinó que consigue llegar al lugar adecuado para contar su historia con el dote de la escritura y la narrativa.
October 16, 2021
El debut literario del escritor colombiano Gilmer Mesa me ha gustado mucho. Su relato desprende honestidad y es el retrato triste de un lugar y una época. Situada el el barrio de Aranjuez de la ciudad de Medellín en la década de los 80, la novela nos cuenta cómo los jóvenes eran abducidos por la espiral de violencia que gobernaba las calles. Y es que para ser alguien en la vida y sentirse respetados, los jóvenes tomaban a los bandoleros, narcotraficantes y violadores como referente. La novela toca muchos temas interesantes y es un testimonio muy estremecedor y verdadero.
July 26, 2020
El lenguaje ampuloso y solemne con el que busca describir la violencia del barrio pareciera reflejar una carencia y una perspectiva estética: el autor no cree en el lenguaje sucio de la calle. No cree, o no logra recatar, su verdadera poesía. Ese desajuste entre lo que cuenta y cómo lo cuenta revela una impostura. Sin embargo, como testimonio de una época (esa memoria anecdótica) es un texto significativo.
August 19, 2022
3.5 La historia es dura y entretenida aunque le falta estilo. La historia del chicle y el calvo me pareció particularmente conmovedora
January 18, 2025
"...porque los seres humanos no somos uno solamente, inmutable y parejo, somos antes que nada plurales, con una pluralidad dicotómica y contradictoria que nos hace levantarnos angélicos virtuosos y acostarnos demoniacos asesinos sin que el universo haya notado nuestra mutación, porque en ambos estados mantenemos la misma mueca." 62
"...ya sabía yo de la inutilidad de tratar de detener un tren con la mano pelada y más si ese tren está conducido por el destino..." 78
"Eso es lo que ocurre tantas veces en nuestras vidas, que por sentir dejamos de observar y terminamos cayendo en abismos infernales de crueldad auspiciados por la necesidad y cuyo fondo es nuestra perdición: por esa soledad de los años que se convierten en daños..." 96
"En estos barrios pobres la calle es el sitio en donde se pasa la mayor parte de tiempo en la infancia, a falta de guarderías y jardines infantiles, la calle suplía con ardor la sed de aprendizaje y aventura propia de la edad, es en ella donde uno descubre las cosas esenciales para la existencia, la amistad a toda prueba, el amor correspondido, el desamor doloroso y sobre todo la viveza y la malicia para enfrentar la ruda cotidianidad, es ahí donde se crean los códigos que se han de seguir el resto de los días y donde se le endurece a uno el cuero para resistir los embates de la suerte y combatir o crear el propio destino." 115
"...y a pesar de que todo el mundo sabía de dónde salía la mercancía, en esta ciudad alcahueta, el delito ha sido siempre patrocinado más por las gentes que se dicen de bien que por los mismos delincuentes, quienes solo son la cara visible del crimen, pero bajo la superficie se mueven los verdaderos favorecedores de todas las fechorías, los que compran lo robado, los que mandan a matar, los que consumen lo ilegal, ahí está la verdadera cara de la sociedad que inculpa y sataniza al criminal pero tolera, disculpa e incluso ampara la infracción." 121
"...detrás de esa máscara de benefactores de barrio se encontraban seres siniestros capaces de los crímenes más horrendos, y al ir creciendo comprendí la fuerte dicotomía que exhibían personas como ellos, no solo en mi barrio, sino en toda la ciudad y en general en toda la sociedad en Colombia, país transitado por el hambre y la necesidad y gobernado por un sinfín de ladrones y gente tanto o más asesina que los mismos delincuentes, donde todo el mundo busca la plata fácil, la sonrisa fácil, el amor fácil, donde se persigue y se quiere todo lo regalado, el país del mínimo esfuerzo. Por eso nos levantamos queriendo que todo se nos dé gratis, que sean los otros los que hagan nuestro trabajo: el Estado que nos mantenga, los medios que nos opinen, los dirigentes que nos piensen, la sociedad que nos tolere, la justicia que nos absuelva, la Iglesia que nos confiese y la vida que nos viva, pero como en la realidad nada de eso se da de verdad porque el Estado nos estafa, los medios nos engañan, los dirigentes nos manipulan, la sociedad nos desprecia, la justicia nos condena, la Iglesia nos reprueba y la vida nos mata, entonces empezamos a creer en supercherías y seducciones de personajes tan oscuros como sugerentes que saben endulzar la píldora para que candoroso vea en su obrar la solución rápida a todos sus problemas. Eso explica de alguna manera el que este barrio, al igual que tantos otros de similares tesituras, haya sido el caldo de cultivo ideal para los planes del cartel y que la mayoría de los jóvenes adolescentes y algunos mayores hayan optado por el crimen como forma de vida, o mejor sería decir, dado lo conciso de sus carreras, como forma de muerte." 139
"...porque, pese a los cambios de época, modos y dirigentes, el mal siempre ha encontrado la manera de permanecer vigente en este barrio y en esta ciudad." 149
"Estaba impulsado por la gratitud, un sentimiento tan altivo como inconveniente porque conlleva una deuda de sometimiento absolto a quien ejerció el socorro que no se acaba nunca de pagar, y por más que se haga, en la mente siempre habrá un pendiente abierto que solo se cierra con la muerte." 155
"Es notable como la muerte cambia todo de golpe, es el fin de toda posibilidad, y cuando pasa deja una pátina de desolación, de aridez y desamparo, imponente y sólida, que hace intransitable cualquier camino que tuviéramos prefigurado como seguro con antelación, y nos cambia hasta las certezas más claras que habíamos afianzado en la personalidad durante años de cavilación, dejándonos la vida vuelta un guiñapo con un desbarajuste imposible de recomponer." 179
"La tristeza es un sentimiento que se padece en soledad, que necesita del aislamiento para poder ejercer su virulento desgaste en el alma de quien la sufre, por eso cuando se está inmerso en ella la demás gente sobra, estorban su pleno desarrollo y más si es por culpa de una muerte cercana. Los deudos se ven imposibilitados para afrontar plenamente su duelo porque tienen que estar pendientes de la gente que invade no solo su casa sino también su dolor, y en esos momentos lo que uno más quisiera es enfrentarse a su martirio con las pocas fuerzas que le quedan, sin testigos ni mirones, ejerciendo su derecho al absoluto retraimiento, a la soledad, pero en este barrio eso es imposible." 179
"...la memoria repele lo nuevo, el futuro siempre se interpone para aquellos que vivimos de prestado en un presente difuso y somos carne del recuerdo, por difícil que sea ese recuerdo, por daño que nos haga siempre volvemos a él, a sus muertos, esos que siguen tan vivos que parece que su muerte solo fue el traslado a otra cosa, a una suerte de inmortalidad que los eterniza en sus épocas más vivas y de mayor lustre." 190
"El pasado nos constituye pero también nos frena, nos ata a paisajes y voces que nos enturbian el presente y nos conmueven el futuro." 191
"...ya sabía yo de la inutilidad de tratar de detener un tren con la mano pelada y más si ese tren está conducido por el destino..." 78
"Eso es lo que ocurre tantas veces en nuestras vidas, que por sentir dejamos de observar y terminamos cayendo en abismos infernales de crueldad auspiciados por la necesidad y cuyo fondo es nuestra perdición: por esa soledad de los años que se convierten en daños..." 96
"En estos barrios pobres la calle es el sitio en donde se pasa la mayor parte de tiempo en la infancia, a falta de guarderías y jardines infantiles, la calle suplía con ardor la sed de aprendizaje y aventura propia de la edad, es en ella donde uno descubre las cosas esenciales para la existencia, la amistad a toda prueba, el amor correspondido, el desamor doloroso y sobre todo la viveza y la malicia para enfrentar la ruda cotidianidad, es ahí donde se crean los códigos que se han de seguir el resto de los días y donde se le endurece a uno el cuero para resistir los embates de la suerte y combatir o crear el propio destino." 115
"...y a pesar de que todo el mundo sabía de dónde salía la mercancía, en esta ciudad alcahueta, el delito ha sido siempre patrocinado más por las gentes que se dicen de bien que por los mismos delincuentes, quienes solo son la cara visible del crimen, pero bajo la superficie se mueven los verdaderos favorecedores de todas las fechorías, los que compran lo robado, los que mandan a matar, los que consumen lo ilegal, ahí está la verdadera cara de la sociedad que inculpa y sataniza al criminal pero tolera, disculpa e incluso ampara la infracción." 121
"...detrás de esa máscara de benefactores de barrio se encontraban seres siniestros capaces de los crímenes más horrendos, y al ir creciendo comprendí la fuerte dicotomía que exhibían personas como ellos, no solo en mi barrio, sino en toda la ciudad y en general en toda la sociedad en Colombia, país transitado por el hambre y la necesidad y gobernado por un sinfín de ladrones y gente tanto o más asesina que los mismos delincuentes, donde todo el mundo busca la plata fácil, la sonrisa fácil, el amor fácil, donde se persigue y se quiere todo lo regalado, el país del mínimo esfuerzo. Por eso nos levantamos queriendo que todo se nos dé gratis, que sean los otros los que hagan nuestro trabajo: el Estado que nos mantenga, los medios que nos opinen, los dirigentes que nos piensen, la sociedad que nos tolere, la justicia que nos absuelva, la Iglesia que nos confiese y la vida que nos viva, pero como en la realidad nada de eso se da de verdad porque el Estado nos estafa, los medios nos engañan, los dirigentes nos manipulan, la sociedad nos desprecia, la justicia nos condena, la Iglesia nos reprueba y la vida nos mata, entonces empezamos a creer en supercherías y seducciones de personajes tan oscuros como sugerentes que saben endulzar la píldora para que candoroso vea en su obrar la solución rápida a todos sus problemas. Eso explica de alguna manera el que este barrio, al igual que tantos otros de similares tesituras, haya sido el caldo de cultivo ideal para los planes del cartel y que la mayoría de los jóvenes adolescentes y algunos mayores hayan optado por el crimen como forma de vida, o mejor sería decir, dado lo conciso de sus carreras, como forma de muerte." 139
"...porque, pese a los cambios de época, modos y dirigentes, el mal siempre ha encontrado la manera de permanecer vigente en este barrio y en esta ciudad." 149
"Estaba impulsado por la gratitud, un sentimiento tan altivo como inconveniente porque conlleva una deuda de sometimiento absolto a quien ejerció el socorro que no se acaba nunca de pagar, y por más que se haga, en la mente siempre habrá un pendiente abierto que solo se cierra con la muerte." 155
"Es notable como la muerte cambia todo de golpe, es el fin de toda posibilidad, y cuando pasa deja una pátina de desolación, de aridez y desamparo, imponente y sólida, que hace intransitable cualquier camino que tuviéramos prefigurado como seguro con antelación, y nos cambia hasta las certezas más claras que habíamos afianzado en la personalidad durante años de cavilación, dejándonos la vida vuelta un guiñapo con un desbarajuste imposible de recomponer." 179
"La tristeza es un sentimiento que se padece en soledad, que necesita del aislamiento para poder ejercer su virulento desgaste en el alma de quien la sufre, por eso cuando se está inmerso en ella la demás gente sobra, estorban su pleno desarrollo y más si es por culpa de una muerte cercana. Los deudos se ven imposibilitados para afrontar plenamente su duelo porque tienen que estar pendientes de la gente que invade no solo su casa sino también su dolor, y en esos momentos lo que uno más quisiera es enfrentarse a su martirio con las pocas fuerzas que le quedan, sin testigos ni mirones, ejerciendo su derecho al absoluto retraimiento, a la soledad, pero en este barrio eso es imposible." 179
"...la memoria repele lo nuevo, el futuro siempre se interpone para aquellos que vivimos de prestado en un presente difuso y somos carne del recuerdo, por difícil que sea ese recuerdo, por daño que nos haga siempre volvemos a él, a sus muertos, esos que siguen tan vivos que parece que su muerte solo fue el traslado a otra cosa, a una suerte de inmortalidad que los eterniza en sus épocas más vivas y de mayor lustre." 190
"El pasado nos constituye pero también nos frena, nos ata a paisajes y voces que nos enturbian el presente y nos conmueven el futuro." 191
December 30, 2024
"Al poco tiempo llego a ser el dueño del taller de partes de autos y motos robadas más grandes de la localidad y a pesar de que todo el mundo sabía de donde salia la mercancía, en esta ciudad alcahueta el delito ha sido siempre patrocinado más por las gentes que se dicen de bien que por los mismos delincuentes, quiénes solo son la cara visible del crimen. Pero bajo la superficie se mueven los verdaderos favorecedores de todas las fechorias, los que compran lo robado, los que mandan a matar, los que consumen lo ilegal. Ahí está la verdadera cara de la sociedad que inculpa al criminal pero tolera e incluso ampara la infracción."
May 11, 2020
Creo que es un libro muy difícil de calificar. Cuenta la historia del fenómeno del sicariato desde adentro, desde lo íntimo y la perdida. La cuadra es ese lugar donde creció la banda de los Priscos -los malos de Medellín por la época de los 80s- Narra la percepción del mundo desde lo malo y desde lo bueno que falta y se embolata en el crecimiento, lo que se enreda con el maltrato y el abandono; lo que se gana con el dolor.
El libro sacude, hiere sensibilidades, da miedo, hace llorar.
Viví en uno de estos barrios, en esa época, y por fortuna estuve embotada, aislada de esa realidad, pasaba callada, miraba al piso. Tal vez era ese el instinto de supervivencia que salva, talvez. Pero al leer el libro abrí los ojos a lo que negué por más de 5 lustros.
Ahora en cuanto a lo literario... Es un libro que engancha, no sé si por morbo o masoquismo, pero es rápido, y uno no puede parar de leer. Las historias se enlazan y funcionan por separado como estampas o cuentos. Tiene algunos lugares comunes y eufemismos, pero se le perdona al autor y hasta se le agradece ya que es un tema que se trata de forma ordinaria la mayoría de las veces y sinembargo aquí hay un cuidado que atenúa de cierta forma lo rudo del tema.
Los personajes son potentes, generan odio y compasión.
Pero definitivamente es un libro que no volveré a leer, que quiero olvidar en su mayoría y que me hizo buscar desesperadamente un poquito de otras cosas. Tuve que leer Los cronopios y Famas después del capítulo de "El revolión", a ver a si se me quitaba el sabor y el dolor.
El libro sacude, hiere sensibilidades, da miedo, hace llorar.
Viví en uno de estos barrios, en esa época, y por fortuna estuve embotada, aislada de esa realidad, pasaba callada, miraba al piso. Tal vez era ese el instinto de supervivencia que salva, talvez. Pero al leer el libro abrí los ojos a lo que negué por más de 5 lustros.
Ahora en cuanto a lo literario... Es un libro que engancha, no sé si por morbo o masoquismo, pero es rápido, y uno no puede parar de leer. Las historias se enlazan y funcionan por separado como estampas o cuentos. Tiene algunos lugares comunes y eufemismos, pero se le perdona al autor y hasta se le agradece ya que es un tema que se trata de forma ordinaria la mayoría de las veces y sinembargo aquí hay un cuidado que atenúa de cierta forma lo rudo del tema.
Los personajes son potentes, generan odio y compasión.
Pero definitivamente es un libro que no volveré a leer, que quiero olvidar en su mayoría y que me hizo buscar desesperadamente un poquito de otras cosas. Tuve que leer Los cronopios y Famas después del capítulo de "El revolión", a ver a si se me quitaba el sabor y el dolor.
June 1, 2021
«Fuimos testigos de la violencia, es cierto, pero también fuimos sus realizadores y sus victimas, tanta insolencia tuvimos y ¿para qué?, si al final ganó la muerte y este escrito es solo un intento , quizás fallido, de arrancarle un jirón de anuencia al olvido que es, de todas, la suprema muerte» (191)
Es un imperativo moral leerlo. Volveré con una reseña más detallada.
Es un imperativo moral leerlo. Volveré con una reseña más detallada.
August 20, 2025
Logra ilustrar de una manera increíble cómo la violencia y la muerte terminan trastocando hasta el último rincón, que no se puede hablar tan fácil de víctimas y victimarios, que lo que queda intacto son las memorias y los afectos
September 6, 2024
*”Advertencia de contenido: Esta reseña discute temas sensibles que aparecen en el libro, como violencia extrema, ab*so s*xual, y la realidad del crimen organizado. Si estos temas pueden resultarte perturbadores, te sugiero leer con precaución o evitar este contenido. Mi análisis tiene como objetivo reflexionar sobre la obra literaria y no justificar las injusticias descritas.”*
Difícil de leer por los horrores descritos. Me fue sumamente difícil de digerir ciertos capítulos.
Este libro me hizo sentir una amplia variedad de emociones: me hizo reír en el mero principio, justo antes de que el autor se soltara contando los horrores, también me hizo sentir tristeza y lástima por el origen de algunas de las personas más violentas de Aranjuez:
“Empero, Kokorico era distinto, desde niño mostró una fuerte tendencia a la violencia y a la maldad, quizás porque en su casa no aprendió nada diferente desde su alumbramiento. Hijo de un zapatero remendón completamente alcoholizado y de una ama de casa agresiva y déspota con sus hijos. […] Aprendió desde pequeño a hacerse compañía él mismo y a ir masticando en su soledad el rencor contra los que lo rodeaban, y pronto entendió que no tenía sitio en su hogar ni entre la gente.” pg.19
“A Mambo la desgracia le cayó de golpe y sin aviso a la edad de trece años, cuando al llegar del colegio se enteró de que su padrastro todo borracho acababa e matar a su mamá a golpes y la estaba picando con un cuchillo de carnicería para enterrarla en el patio […]”. pg. 89
Con estas historias me nacieron preguntas: ¿Cómo creces en un contexto como estos sin volverte en un problema para la sociedad tú mismo también? ¿Cómo evitas a tan temprana edad convertirte en una persona también violenta? La violencia puede ser transgeneracional y si no hay nadie en tu entorno cercano con principios que te guíe, ¿entonces cómo?
“Fui malo pero como sustantivo no como adjetivo, al igual que la mayoría de mis amigos, porque era lo único que se podía ser en una ciudad infame y en una época infernal en dónde el lobo siempre se comía a Caperucita.” pg. 191
Este libro también me provocó un enojo y asco irremediable, especialmente por el capítulo tres. No me esperaba la confesión del autor de haber vi*lado a niñas/mujeres junto con sus otros diez o más ‘malparidos’ en ese juego que llamaban ‘el revolión’, donde esperaban y se turnaban para violarlas entre todos los ‘bandidos’. Qué horror, qué verdadero infierno. Da muchísimas impotencia, especialmente el pensar que ese pasado violento sigue presente de alguna manera en Medellín, a una mayor escala, con el llamado ‘turismo malo’ con la cada vez más creciente explotación s*xual infantil, el tráfico de personas y quién sabe qué otros horrores más.
“Fueron muchos años y muchas mujeres ab*sadas, destruidas por nosotros por el hecho de existir, de ser mujeres guapas en un ambiente hosco y tiránico, donde lo que no se puede tener buenamente hay que dañarlo para que nadie más lo use: esa es la lógica del pillerío, lo que quieren lo toman y punto, sin importar a quién se lleven por delante.” pg. 59
Es muy complejo, porque, a pesar de lo denso de la problemática de leer a una persona que destruyó y que ayudó a destruir vidas, también concuerdo con otras reseñas que dicen que “como testimonio de una época (esa memoria anecdótica) es un texto significativo” en el sentido de que se está dando a conocer “el espejo de una época y de un país.” Esta novela testimonial nos permite ser capaces de entender el origen de estos acontecimientos, pero, al mismo tiempo, sabemos que eso no justifica las injusticias cometidas. La persona que escuché que recomendaba este libro dijo que hay que leerlo para entender lo que pasa en Medellín hoy en día, el lugar donde ocurrió este ‘fenómeno’, lo llamó, en que la ciudad se estaba matando a sí misma, que la gente mataba como si fuera desayunar.
Qué pesadilla que se vivió en Colombia, y que se sigue viviendo, ahora, de maneras menos públicas que antes.
Difícil de leer por los horrores descritos. Me fue sumamente difícil de digerir ciertos capítulos.
Este libro me hizo sentir una amplia variedad de emociones: me hizo reír en el mero principio, justo antes de que el autor se soltara contando los horrores, también me hizo sentir tristeza y lástima por el origen de algunas de las personas más violentas de Aranjuez:
“Empero, Kokorico era distinto, desde niño mostró una fuerte tendencia a la violencia y a la maldad, quizás porque en su casa no aprendió nada diferente desde su alumbramiento. Hijo de un zapatero remendón completamente alcoholizado y de una ama de casa agresiva y déspota con sus hijos. […] Aprendió desde pequeño a hacerse compañía él mismo y a ir masticando en su soledad el rencor contra los que lo rodeaban, y pronto entendió que no tenía sitio en su hogar ni entre la gente.” pg.19
“A Mambo la desgracia le cayó de golpe y sin aviso a la edad de trece años, cuando al llegar del colegio se enteró de que su padrastro todo borracho acababa e matar a su mamá a golpes y la estaba picando con un cuchillo de carnicería para enterrarla en el patio […]”. pg. 89
Con estas historias me nacieron preguntas: ¿Cómo creces en un contexto como estos sin volverte en un problema para la sociedad tú mismo también? ¿Cómo evitas a tan temprana edad convertirte en una persona también violenta? La violencia puede ser transgeneracional y si no hay nadie en tu entorno cercano con principios que te guíe, ¿entonces cómo?
“Fui malo pero como sustantivo no como adjetivo, al igual que la mayoría de mis amigos, porque era lo único que se podía ser en una ciudad infame y en una época infernal en dónde el lobo siempre se comía a Caperucita.” pg. 191
Este libro también me provocó un enojo y asco irremediable, especialmente por el capítulo tres. No me esperaba la confesión del autor de haber vi*lado a niñas/mujeres junto con sus otros diez o más ‘malparidos’ en ese juego que llamaban ‘el revolión’, donde esperaban y se turnaban para violarlas entre todos los ‘bandidos’. Qué horror, qué verdadero infierno. Da muchísimas impotencia, especialmente el pensar que ese pasado violento sigue presente de alguna manera en Medellín, a una mayor escala, con el llamado ‘turismo malo’ con la cada vez más creciente explotación s*xual infantil, el tráfico de personas y quién sabe qué otros horrores más.
“Fueron muchos años y muchas mujeres ab*sadas, destruidas por nosotros por el hecho de existir, de ser mujeres guapas en un ambiente hosco y tiránico, donde lo que no se puede tener buenamente hay que dañarlo para que nadie más lo use: esa es la lógica del pillerío, lo que quieren lo toman y punto, sin importar a quién se lleven por delante.” pg. 59
Es muy complejo, porque, a pesar de lo denso de la problemática de leer a una persona que destruyó y que ayudó a destruir vidas, también concuerdo con otras reseñas que dicen que “como testimonio de una época (esa memoria anecdótica) es un texto significativo” en el sentido de que se está dando a conocer “el espejo de una época y de un país.” Esta novela testimonial nos permite ser capaces de entender el origen de estos acontecimientos, pero, al mismo tiempo, sabemos que eso no justifica las injusticias cometidas. La persona que escuché que recomendaba este libro dijo que hay que leerlo para entender lo que pasa en Medellín hoy en día, el lugar donde ocurrió este ‘fenómeno’, lo llamó, en que la ciudad se estaba matando a sí misma, que la gente mataba como si fuera desayunar.
Qué pesadilla que se vivió en Colombia, y que se sigue viviendo, ahora, de maneras menos públicas que antes.
This entire review has been hidden because of spoilers.
August 3, 2024
Puntaje: 4.3 Estrellas.
Gilmer Mesa es tal vez el autor colombiano de quien más he escuchado hablar en los últimos años. Amigos y conocidos de Medellín hablan muy bien de su obra, por lo que no tenía la más mínima duda de que tarde o temprano lo iba a leer.
Gracias a Libby tuve la oportunidad de iniciar la obra de este autor con su novela debut: La Cuadra, una historia cruda y real que nos llevará en el tiempo para conocer al barrio Aranjuez en los años 80 y 90, momento en el que la ciudad de Medellín vivió una de sus temporadas más violentas de su historia.
En este libro seremos testigos de cómo la inocencia de unos niños es tomada por bandas criminales, quienes los reclutan para apoyarlos en sus crímenes y que, con el paso de los años, irán ascendiendo en las organizaciones criminales. Esta es, además, una historia personal, pues Gilmer Mesa es uno de los personajes de la historia, y nos contará, a partir de una foto de su infancia, qué fue lo que sucedió con cada uno de los muchachos que aparecen en ella.
Al leer la novela, te encontrarás con capítulos muy fuertes y con escenas violentas que marcan el desarrollo de cada uno de estos personajes. Para mí, el capítulo más pesado fue el de “El revolión", pues seremos testigos de actos inhumanos que quedaron impunes y que de seguro marcaron a las víctimas para toda la vida.
Algo interesante de esta obra es que Gilmer Mesa es sobreviviente de esta época violenta de Medellín. Después de las tragedias que conocemos en el libro, él decide alejarse de esta realidad en la que vive para estudiar y salir adelante.
Mi “pero” más grande no tiene nada que ver con la novela, sino con el audiolibro. No entiendo cómo un producto de audiolibros decide que es una buena idea asignar a un narrador que no es paisa para narrar este libro. Y ojo, porque mi problema no es con el narrador, él hizo un gran trabajo, el asunto es que la historia y los personajes son muy paisas, y es muy extraño escuchar los diálogos en un acento que no corresponde a los personajes y al contexto de la historia.
En fin, esta ha sido una lectura brutal y podría estar luchando por ese puesto de la mejor lectura nacional del año.
Gilmer Mesa es tal vez el autor colombiano de quien más he escuchado hablar en los últimos años. Amigos y conocidos de Medellín hablan muy bien de su obra, por lo que no tenía la más mínima duda de que tarde o temprano lo iba a leer.
Gracias a Libby tuve la oportunidad de iniciar la obra de este autor con su novela debut: La Cuadra, una historia cruda y real que nos llevará en el tiempo para conocer al barrio Aranjuez en los años 80 y 90, momento en el que la ciudad de Medellín vivió una de sus temporadas más violentas de su historia.
En este libro seremos testigos de cómo la inocencia de unos niños es tomada por bandas criminales, quienes los reclutan para apoyarlos en sus crímenes y que, con el paso de los años, irán ascendiendo en las organizaciones criminales. Esta es, además, una historia personal, pues Gilmer Mesa es uno de los personajes de la historia, y nos contará, a partir de una foto de su infancia, qué fue lo que sucedió con cada uno de los muchachos que aparecen en ella.
Al leer la novela, te encontrarás con capítulos muy fuertes y con escenas violentas que marcan el desarrollo de cada uno de estos personajes. Para mí, el capítulo más pesado fue el de “El revolión", pues seremos testigos de actos inhumanos que quedaron impunes y que de seguro marcaron a las víctimas para toda la vida.
Algo interesante de esta obra es que Gilmer Mesa es sobreviviente de esta época violenta de Medellín. Después de las tragedias que conocemos en el libro, él decide alejarse de esta realidad en la que vive para estudiar y salir adelante.
Mi “pero” más grande no tiene nada que ver con la novela, sino con el audiolibro. No entiendo cómo un producto de audiolibros decide que es una buena idea asignar a un narrador que no es paisa para narrar este libro. Y ojo, porque mi problema no es con el narrador, él hizo un gran trabajo, el asunto es que la historia y los personajes son muy paisas, y es muy extraño escuchar los diálogos en un acento que no corresponde a los personajes y al contexto de la historia.
En fin, esta ha sido una lectura brutal y podría estar luchando por ese puesto de la mejor lectura nacional del año.
April 29, 2023
No puedo negar que el tema de la violencia en colombia en los 80 y 90 me causa muchísima curiosidad. Saber y conocer de un tema que sin lugar a dudas ha marcado nuestra vida. En este caso desde un punto real y crudo en los barrios de Medellín y con personajes que fueron víctimas y victimarios de nuestra realidad.
Sin embargo no me gustó mucho la mezcla de un lenguaje y vocabulario sofisticado y complejo, con el lenguaje de la calle, las groserías y la jerga de la calle. De igual forma creo qué hay un par de contradicciones y errores de tiempo en la historia que no pude dejar de pasar de largo. A los que les gusta el tema se los recomiendo, pero les advierto de la crudeza y lo explícito de la realidad.
Sin embargo no me gustó mucho la mezcla de un lenguaje y vocabulario sofisticado y complejo, con el lenguaje de la calle, las groserías y la jerga de la calle. De igual forma creo qué hay un par de contradicciones y errores de tiempo en la historia que no pude dejar de pasar de largo. A los que les gusta el tema se los recomiendo, pero les advierto de la crudeza y lo explícito de la realidad.
September 4, 2024
Un libro que vino y se fue en un santiamén, pero que probablemente sea de los mas importantes que he leído. La historia de mi ciudad ha sido escondida bajo capas de falsos perdones y olvidos y es hora de que se cuenten las historias más duras, porque la verdad es muy importante. Una vida tan dura como la de estos muchachos pudo ser la mía de haber nacido varias décadas en el pasado, y es impactante de tapa a tapa el testimonio de un personaje que participó y se rodeó con lo que fue una de las organizaciones criminales más temidas de la época, en un contexto oscuro de drogas y violencia. Necesitamos más libros así, con la verdadera historia de Medellín y Colombia.
June 2, 2022
Lo leí motivado por el club de lectura al que asisto, aunque no es el tipo de historias que escogería en primera instancia, tal vez porque imaginaba lo que encontraría entre sus páginas. No me equivoqué, es demoledora e incómoda. No puede ser de otra forma.
Es difícil explicar qué se siente al leer. Lo menos que puede hacer uno es apenas intuir lo que sí vivió y sintió el narrador en esa Medellín de los 80’s y 90’s del siglo pasado. Porque uno sabe que fue apenas el testimonio de una de tantas cuadras, y solo de algunas de muchas historias duras y crudas.
Es difícil explicar qué se siente al leer. Lo menos que puede hacer uno es apenas intuir lo que sí vivió y sintió el narrador en esa Medellín de los 80’s y 90’s del siglo pasado. Porque uno sabe que fue apenas el testimonio de una de tantas cuadras, y solo de algunas de muchas historias duras y crudas.
September 30, 2023
Me gustó mucho que exista un testimonio como este, que sale directamente desde el barrio a contar las historias que el autor vivió. También me conmovió hasta las lágrimas el capítulo de la muerte de su hermano (creo que fue lo que más me gustó). Sin embargo el estilo no me gustó, en muy pocos momentos me sentí cómodo con él. Adicionalmente, sentí un profundo desacuerdo con algunas de las reflexiones que proponía el autor.
July 3, 2025
4.5
"Cada golpe que inflingimos es también una autoflagelación que va desbarrancando el único y real lugar que somos nosotros mismos, porque al fin de cuentas nosotros con nuestras historias y nuestras tragedias no logramos inmutar al universo que sigue imperterrito, empecinado en demostrar que la vida es simplemente una nada llena de muertes entre otras dos muertes, la de antes de nacer y la propia".
"Cada golpe que inflingimos es también una autoflagelación que va desbarrancando el único y real lugar que somos nosotros mismos, porque al fin de cuentas nosotros con nuestras historias y nuestras tragedias no logramos inmutar al universo que sigue imperterrito, empecinado en demostrar que la vida es simplemente una nada llena de muertes entre otras dos muertes, la de antes de nacer y la propia".
December 20, 2025
Me compré este libro en Bogotá, en una librería que me pareció muy original , recomendada por una librera que parecía “alternativa” (entiéndase por “alternativa” que parecía querer evitar por todos los medios que se la considerase “mainstream”.
Me encanta toparme con sorpresas literarias, así que le tenía muchas ganas a esta novela. Pues bien, me dejó indiferente. Recrea realidades y escenas duras, sí. Me emocionó? No. No sé qué le puede faltar… en algunas reseñas critican su estilo ampuloso, puede ser… el caso es que me ha parecido una lectura, aunque fácil y fluida, bastante prescindible.
Me encanta toparme con sorpresas literarias, así que le tenía muchas ganas a esta novela. Pues bien, me dejó indiferente. Recrea realidades y escenas duras, sí. Me emocionó? No. No sé qué le puede faltar… en algunas reseñas critican su estilo ampuloso, puede ser… el caso es que me ha parecido una lectura, aunque fácil y fluida, bastante prescindible.
March 26, 2023
Una escritura en primera persona impecable, un texto lleno de toda la jerga paisa, nos transporta, nos permite ser parte de lo que fue una época oscura de nuestro país. Nos muestra la realidad de muchas personas aún hoy en día que aunque ha disminuido la violencia siguen siendo parte de ese gran grupo que ha vivido con unas oportunidades nulas para ser mejores y lograr más cosas.
Tristezas, desolación, desamparo, traición pero también un poco de felicidad, amistad, hermandad y lealtad es lo que podemos encontrar.
Un texto imperdible de leer.
Tristezas, desolación, desamparo, traición pero también un poco de felicidad, amistad, hermandad y lealtad es lo que podemos encontrar.
Un texto imperdible de leer.
November 28, 2025
Es mi segundo acercamiento al autor. En la cuadra, de nuevo, Mesa nos sumerge en un mundo caótico, terrorífico pero tan real.
Aún siendo su primera novela, esta cuenta con un poder narrativo superlativo. Tiene forma, afán y contenido.
Me muero por seguir descubriendo más y más del vericueto mundo de la mente de este autor.
Aún siendo su primera novela, esta cuenta con un poder narrativo superlativo. Tiene forma, afán y contenido.
Me muero por seguir descubriendo más y más del vericueto mundo de la mente de este autor.
Displaying 1 - 30 of 216 reviews