In 1946 Juan Perón launched a populist challenge to the United States, recruiting an army of labor activists to serve as worker attachés at every Argentine embassy. By 1955, over five hundred would serve, representing the largest presence of blue-collar workers in the foreign service of any country in history. A meatpacking union leader taught striking workers in Chicago about rising salaries under Perón. A railroad motorist joined the revolution in Bolivia. A baker showed Soviet workers the daily caloric intake of their Argentine counterparts. As Ambassadors of the Working Class shows, the attachés' struggle against US diplomats in Latin America turned the region into a Cold War battlefield for the hearts of the working classes. In this context, Ernesto Semán reveals, for example, how the attachés' brand of transnational populism offered Fidel Castro and Che Guevara their last chance at mass politics before their embrace of revolutionary violence. Fiercely opposed by Washington, the attachés’ project foundered, but not before US policymakers used their opposition to Peronism to rehearse arguments against the New Deal's legacies.
Ernesto Semán (1969) es escritor y profesor de historia en la Universidad de Richmond. Trabajó como periodista en Página/12 y Clarín y en el 2000 se mudó a Estados Unidos, donde estudió en la Universidad de Nueva York. Su último libro es “Ambassadors of the Working Class: Argentina’s International Labor Activists and Cold War Democracy in the Americas” (Duke University Press, 2017). “Soy un bravo piloto de la nueva China” lo publicó en 2011 (Mondadori). En 1999 cubrió la campaña electoral que llevó a De la Rúa a su breve presidencia. Parte de aquella cobertura terminó en un libro: “Educando a Fernando” (1999, Planeta). Es, además, autor del guión de la instalación del grupo Buenos Aires Sonora, Mayo. Los sonidos de la Plaza. Antes que nada, Semán es hincha de Boca. También lo fue de Talleres, cuando en el club cordobés jugaban la Pepona Reinaldi, el Hacha Ludueña y hasta Chocolate Baley. En el patio de la casa de su abuela en Ramos Mejía, montaba una final imaginaria Talleres-Independiente, en la que él interpretaba a los 22 jugadores, al público y al árbitro. Y siempre perdía en el último minuto.
El fútbol está presente en un relato (“Antebrazo”), publicado en la antología “Golpes. Relatos y memorias de la dictadura” (2016, Seix Barral). Semán evoca un partido entre Argentinos Juniors y All Boys, con Maradona como protagonista.