Vertiginoso, salvaje, Sudor es el colosal relato de un editor que describe, con desparpajo y humor corrosivo, el funcionamiento y las relaciones del mundo literario, que se ve convulsionado por la visita y las conductas tiránicas de un autor estrella y su hijo mimado y provocador.
Suerte de despiadada sátira a la feria de vanidades que pueden ser las giras de prensa de escritores y sus egos desatados, esta novela es también una indagación sin anestesia en un submundo gay donde los afectos quedan relegados a un segundo plano por el despliegue de una serie de relaciones carnales, efímeras y extremas, propiciadas por Grindr, la exitosa red social de contactos homosexuales que Alf, el protagonista de la novela, usa con la misma frecuencia con que sus autores lo utilizan a él como consejero, asesor o cómplice. Entre tanto, la ciudad de Santiago, donde transcurren los pocos días que Sudor relata, cobra una presencia inusitada en la narrativa chilena.
Tuve que leerlo para comprobar que sí, era tan malo como decían. Es un libro posero en el sentido más adolescente del término, un escritor ya viejo que intenta con demasiadas ganas ser la voz de un mundo y una generación que le pasó por al lado. El resultado es un libro terrible, larguísimo, mal escrito. Personajes planos que hablan exactamente igual, una obsesión terrible por los sinónimos y la sobre adjetivación, un derroche cultural e innecesario que nadie pidió, una cursilería incómoda, explicaciones terribles y quizás los peores diálogos que he leído en mi vida. Es como si Fuguet necesitara ser alguien que no es. Lo que resulta es un relato terriblemente conservador y adultocentrista, lleno de lugares repetidos como la crítica a los jóvenes que pasan pegados a los celulares o el discurso de un hipster que crítica a otros hipster porque él SÍ sabe quién es Nan Goldin. Hay una aspiración a narrar el deseo, tiene un rollo con el sudor, con el sexo, la axilas, grindr, soledad, sexo casual, bla blá. Pero la realidad es que es un libro terriblemente pacato y no se da cuenta. La salvación (literal, usa esa palabra) aún está en el amor romántico y en el cliché más cinematográfico, un imaginario al que Fuguet claramente llegó tarde. Es una novela que lo dice todo y no muestra nada, y pienso que si un libro se ve en la necesidad de tener que explicar que "este personaje está triste" para que yo, como lector, pueda saberlo, es un libro que fracasó irremediablemente. Así que: si quiere saber como no escribir un libro, léalo. Pero solo en caso de que no tenga otra cosa que leer.
Puta, hueón, acabo de terminar de leer esta hueá de Sudor y me gustó más que un pocket; está wena esta hueá: El factor Julián y Rafa y Santiago y los baños de vapor y el geek colorín de Renato y el caló chileno y muchos minos putos pendejos, y mucho Grindr y mucho porno y penetraciones y anos palpitantes y picos pegotes y semen derramado en barbas y pechos y mucha más hueas de ésas. Además, todo dentro del mundillo de las editoriales, de los escritores superestrellas, de esos que alguna vez escribieron algo bueno y ahora son dioses sobrados, realeza literaria mamona que ya no escribe nada bueno.
Entre todo este vértigo, rabia, cogidas y vacío, aquí va la lista de las cosas que descubrí en Sudor.
La conciencia del narrador; todo lo que se dice lo dice alguien. Y Fuguet lo sabe. Sabe que los narradores que se esconden en la tercera persona realmente no se pueden esconder. Porque ese narrador genérico no existe. Por eso, Sudor, el libro que está escribiendo el narrador, Alf, desvaría entre una tercera persona que de una idea a otra se convierte en una deliciosa primera persona, para revelarnos el truco, para aventarnos a la cara que todo lo que se dice es nuestro y nadie se puede esconder de lo que escribe.
1. Que Fuguet comparte mi idea de la literatura (o yo la de él, jeje): que una obra de arte, novela, libro, no es más que la huella de un proceso interno resuelto. Y que lo que el escritor intenta hacer al escribir es alumbrar esa oscuridad o, como lo dice Alf, extirpar ese dolor. Y eso es lo que hace el narrador en este libro, extirpar el tumor de Sudor.
2. Que soy aburridamente heterosexual, porque con tanto pico y bolas peludas y besos blancos y cogidas anales (¿pueden ser de otra forma?), no se me paró ni una sola vez.
3. Que las categorías valen madres. En serio. Clasificar cualquier cosa, etiquetarla para venderla, es una mamada. He oído decir que este libro es novela gay sólo porque el protagonista es gay. ¿Entonces El guardián entre el centeno es una novela para adolescentes o para jóvenes adultos, como dicen ahora? Un libro es un libro: eso de la literatura infantil y los libros para mujeres y la novela gay son puros choros mentales. Como dijera Dylan en su discurso de aceptación del Nobel: “En ningún momento me pregunté si lo que escribía era literatura. No tenía tiempo de eso”. Y el que escribe tampoco tiene tiempo de eso. Sólo escribe.
4. Sudor. Un chingo de sudor. Un putero de Sudor. Pero, sobre todo: lo que anhelamos que haya abajo de tanto sudor y vergas y orgasmos y grindrs y tinders y bocas abiertas al cielo esperando una buena eyaculación: conexión real; de humano a humano. Pololear. Compartir la vida, por más cursi que se oiga, con un compañero. Y con esto no quiero decir que las tetas, los picos, los culos, los anos sean malos. Ni pretendo sermonear, igual que no lo hace Fuguet, con el pecado de la carne: para nada. La carne es la carne y se debe consumir. Pero siempre, abajo de todo eso, los humanos deseamos más que consumir: queremos estar, ser, conectar: compartir.
5. Que hay que escribir de lo que te importa, de lo que te calienta. Hay que leer de lo que te importa, de lo que te calienta. No sólo calentura sexual, por supuesto. Lo que te calienta el corazón, las células, las ganas de estar más vivo: “Escribe calentón y lubricado o si no redacta un ensayo, perrito. En serio. Todo es personal y todo lo que es personal merece una historia.”, dice Fuguet en el libro.
6. Que se vale usar todo ese tipo de recursos que le revuelven las tripas al status quo literario que cree que la alta literatura debe de estar alejada lo más posible de lo que pasa en el mundo: ¡Alf usa transcripciones de conversaciones de mensajes del whatsapp en su libro! ¡Perfiles y mensajes del Grindr!
7. Que es un libro que todos los escritores deben de leer. Porque revuelve las entrañas y agita y bulea a ese mismo status quo literario que lo último que quiere es descubrir y transformar.
8. Que lo más importante de escribir no es aislarse en el pedestal mamón del rockstar que ve a todos por debajo del hombro, que la meta, igual que en las relaciones, es conectar:
"Dios me salve. Todo el Boom quiso escribir para trepar, para ser querido, para influir. Mucha novela totalizadora para así lograr el todo. Nadie quiso escribir para que lo odiaran. Bolaño tiene razón: acá todos quieren triunfar, todos quieren fondos, todos quieren becas y unanimidad y sobre todo respetabilidad.
¿Y tú?
Quiero más, hueón, Lo sabes. No vender más, no ganar más, no tener más traducciones. Lo que quiero es que algún día un hueón me subraye. Eso. Que mochilee con un libro mío. Que vomite por algo que leyó y lo alteró. Que se folle a un hueón porque yo lo excité. Eso. Y por eso estoy como estoy. Quiero que un tipo en bicicleta me pare en la calle y me diga: hueón, tú fuiste importante para mí, me ayudaste, quiero darte las gracias."
6 días y 608 páginas después. El primer libro que leo del autor, pero que ya había escuchado por varias recomendaciones, lo guardé desde noviembre para leerlo en el aniversario del blog.
Este libro con tematica gay (que creo que no le gustaría eso al autor, ya que es un libro, sencillamente) nos lleva por el mundo de Santiago. Chile me trae buenos, pero cortos recuerdos, hubiera deseado tener más oportunidad para conocerlo, pero este libro me ayudó a conocerlo un poco más.
Bajo el pretexto del Sudor (cosa que podemos tomar como esencia, e independientemente del genero de la persona, esto a muchos les vuelve locos, es decir las feromonas que secretamos) conoceremos el mundo de Alf, un editor gay, que además de mostrarnos la vida gay de la capital, nos contará algunas anecdotas, amores pasados y amores futuros, todo esto de con fondo de la FIL de Santiago, y la visita de un conocidisimo autor mexicano, y su problematico hijo.
La novela cargada de un sentimentalismo profundo en cada página, nos expone a varias situaciones que una persona debe enfrentar, y que la edad lo va consumiendo poco a poco. Esta mezcla de sentimientos, confunde, y se pasan al lector.
El libro podría parecer que tiene varias subtramas, lo cual lo hace un poco más pesado, se habla de muchas cosas y de nada. La narrativa me pareció un poco pesada por partes, pero la genialidad de la historia te mantiene leyendo.
El libro se mantuvo en 4 estrellas, pero el final lo coronó con cinco, es un final de aquellos que te imaginas pero no te lo esperas.
Es un libro que se tiene que leer con paciencia, y con un poco de apoyo si no conoces absolutamente todo del mundo gay (yo pregunté varias dudas a mis amigos gay), pero a resumidas cuentas, no es un libro para todos, es muy explicito a veces, y no a todos les encanta.
Primero debo decir que de lo poco que he leído de Fuguet es el que menos me gustó. Los diálogos siguen siendo tan buenos como siempre, reales y muy chilenos (colombianos-mexicanos también en este caso). Como he dicho en las otras reseñas, eso es lo que más me gusta de Fuguet, sus diálogos. Segundo, este libro toca temática gay pura y cruda. Hubo muchos términos que no conocía y tuve que preguntar a un amigo (él me recomendó que no googleara, mejor preguntar xD), mucho sobre Grindr, fiestas, drogas y sexo. No tengo problema con el tema y, de alguna forma, fue educativo, es un todo un mundo dentro de mi propia ciudad que desconozco (obviamente) y me gustó conocer algo de ese mundo con menos límites y restricciones morales (no estoy diciendo que los gays sean inmorales, quiero dejar claro, sino que los que se presentan en este libro son así, por supuesto que hay de todo tipo, como personas en el mundo). Sin embargo, no me gustó tanto como No ficción. No logré enganchar con los personajes y eso que este es como 6 veces No ficción. Siento que Rafa tardó demasiado en aparecer, para cuando lo hizo había olvidado que de eso se trataba el libro. Tampoco me gustó el cambio de narrador de la segunda parte, es algo muy típico de la literatura latinoamericana (Cortázar lo hace mucho, Donoso), pero en este caso no me gustó, lo encontré molesto. Sí disfruté mucho de cómo estaba escrita la primera parte, cuando Alf habla sobre escribir el libro, creo que fue mi parte favorita. El epílogo tampoco me gustó mucho, o sea, si me gustó que fuera con Julián, pero siento que faltó algo o quizá dos lineas, algo distinto, unas últimas frases diferentes. Algo así. Quizá si releo esa parte luego me guste más que ahora. Otra cosa que sí me gustó es la pincelada que nos muestra del mundo editorial, ese mundo de egos y palabras y todas las personas que están detrás de los libros que no son escritores. Me gustó mucho saber sobre eso. Vicente fue el personaje al que le agarré más cariño, encontraba tierna su relación con Alf, la forma en que se cuidaban y como bromeaban. Sí, por lejos lo mejor fueron ellos dos y sus conversaciones en la mañana. Esa amistad honesta y sin tapujos entre un homosexual y un heterosexual. En fin, disfruté del libro, no tanto como los otros, pero fue divertido. Quizá un poco largo y demasiado detallado, había cosas que no tenía sentido poner y otras de las que se habló muy poco.
Aunque me llevó mucho tiempo poder acabarlo, entre trabajo y otros libros que se me cruzaron por ahí, las últimas doscientas páginas le dan el sentido y el alma a ese cuerpo que Fuget nos entrega todo sudado y culeado.
Creo que mi edición terminó toda subrayada porque tiene unos pasajes tan chingones y profundos, pero no hay frase que se me va a quedar más grabada que esta: No hay que confiar en pendejos.
Sudor es que es una novela que lo tiene todo y es tan completa que al final no le quieres agregar ni quitar nada, la manera en que Fuguet la desarrolló es tan perfecta, que cada personaje hace su aparición en el momento oportuno para llevar la historia hasta su clímax.
No sé si vuelva a leer otro libro con el mismo ritmo, el mismo estilo o la misma forma de ser narrado, pero sin duda es uno que no se me va a quitar tan fácil de la piel ni a olvidar tan rápido.
Pero, ¿por qué Sudor, como muy pocos libros, me dejó tan excitado y tan fascinado?
1. La trama. Es una temática gay que hasta el autor se mofa con compararla con Roman Holiday, aquella película clásica con Audrey Hepburn.
2. El mundo de celebridades literarias que no parece existir pero está más planteado en la política y alta sociedad de lo que uno puede imaginar. En momentos hasta parecía ser una versión latina de La Dolce Vita y creo que por eso me encantó más.
3. Los personajes. Son muy fácil de relacionarse con ellos, en especial si eres gay. La voz del narrador y sus cambios de primera a tercera persona son esenciales para que el lector se convierta en parte de la trama y se identifique aún más con Alf, el personaje principal. De ahí en fuera todos los demás son un rasgo característico del gay moderno: Renato, el gay geek, con sobre peso desplazado y fácil de ilusionar; el Factor Julián, el chico instagrameable que te quieres comer entero cada vez que lo ves; Rafa, el chico "influencer" que tiene la vida con la que todos sueñan pero por dentro es peor de lo que parece. Cada uno a su manera tiene una característica que te hace sentirte identificado con ellos en este mundo de citas en línea, aplicaciones de ligue y sexo sin compromiso.
4. El Sudor y el Cuerpo. Fuguet nos muestra que más allá del sudor corporal, -que es lo que vemos junto con el cuerpo deseable-, hay seres y almas esperando hacer conexión con alguien más. Alguien a quien le puedas cantar Yo no te pido la luna o que lleves a pasear por tu ciudad una noche cálida de verano. Hoy en día es muy difícil encontrar eso.
5. El sexo. No diré mucho al respecto pero cada parte sexual es una joya bien narrada y bastante excitante.
En verdad una novela completa, satisfactoria y muy bien lograda. Ya está, aprobado.
Todo lo que escriba ahora es considerando que siempre me gustó lo que escribía Alberto Fuguet, incluso agregando que dejo constancia que le tengo aprecio ya que ha sido muy amable conmigo y con mis alumnos.
Esta novela definitivamente no me parece buena. Es un retroceso en la carrera de Fuguet. Da la impresión que todo lo que pasa es gratuito, nada tiene mucha motivación, es muy repetitivo, se hace tedioso a ratos (lo cual es una desilusión, Fuguet escribe entretenido). Los dos narradores que tiene no se justifican, creo que hay con eso una pretensión innecesaria. Además me cansa la referencia a un mundo tan cerrado como el de las editoriales. Puede, en un nivel, interesar o entretener, pero termina hastiando tanta apariencia que hay en esos personajes. Pura imagen. Es muy difícil empatizar con los personajes, no hay puntos en común que puedan lograr una identificación con ellos.
Es una novela de amor (creo), pero no lo hay. En fin, noto cierto desgaste en las temáticas que trata el autor, temáticas que había renovado con las Película de mi vida y Missing, dos estupendos libros. En fin, ahora la desilusión es evidente, pero nada que no se pueda recuperar más adelante.
Me costó tanto terminarlo, a veces ya quería rendirme, la verdad. Me parece una enciclopedia al mundo homosexual masculino de Chile, sin los eufemismos y ambigüedades literarias a las que estábamos acostumbrados con otros autores. al principio me chocó un poco, pero ya agarras la costumbre transcurridos los cientos de páginas.
No sé si era de suma importancia que haya sido tan largo, pero creo que la relación entre Rafa y Alf debió haber aparecido mucho antes, quizás podría haberse profundizado más en eso y habría aportado aún más poder al final, sección que consodero mucho mejor que la tibia temperatura de las primeras hojas. El valor de la verosimilitud de los diálogos es algo que Fuguet logra con maestría, y aquí no fue la excepción. No logra destronar a 'Missing' como mi favorito del autor, pero tampoco es tan malo.
Más tirado para 2.5 Este libro fue como leer un c&p de dos libros que quisieron meter juntos para vender más. Y uno era excelente (onda, 4/5) y el otro era una cuasi-bazofia (onda con suerte 2/5 si es que). Este libro podría tener 300 páginas menos y no solo sería igual: sería mejor. En fin. Le haré una reseña más exhaustiva en el canal, pero mi mayor problema fue ese. Dicho esto, hubo partes que disfruté intensamente. También hubo otras que me hicieron poner los ojos en blanco y pensar "srsly?"
Hace ya unos días que opté por abandonar la lectura del libro, pensaba que al iniciar la segunda parte la cosa mejoraría, pero no fue así.
Hasto dónde leí, tuve la sensación de estar siempre en el mismo punto: la presentación del personaje principal y el anuncio de la llegada del personaje que tenía que ser el desencadenante de la trama. Fueron unas 200 páginas repletas de tópicos del mundo gay y con unas expectativas que como no llegaban, acabé aburriéndome.
Empieza bien, como un libro muy ameno y bastante fluido — el equivalente a una película palomera. Sin embargo, se vuelve repetitivo y tedioso. Diálogos que en un principio parecen genuinos y después se tornan pretenciosos — así como todo el libro en sí con su narrativa y sus personajes — sus referencias al mundo literario; tanto name-dropping y (aparente) restregamiento del capital cultural; alternancia entre dos voces cuyo objetivo nunca logré entender pues ambas narran el mismo tiempo y el mismo suceso desde la misma perspectiva; esto y otros detalles más me hicieron disfrutar el libro cada vez menos conforme avanzaba.
Realmente quería amar el libro, quería recomendarlo como la obra de la literatura gay más reciente pero Alf — o Fuguet en general — me lo hicieron imposible. De haber sido más corto lo habría disfrutado más. En algún punto el protagonista menciona cómo en la cultura gay a veces una relación o aventura efímera puede ser más significativa que algo a largo plazo o más duradero (y podría ser el caso pues aunque no es una regla de oro, esta dinámica es muy usual e incluso ya se ha visto esto retratado en obras tanto literarias como cinematográficas como weekend de Andrew Haigh) y creo que a veces esto también aplica para la literatura, el cine, o cualquier arte: menos es más.
Con este monumental híbrido de roman à clef, guión cinematográfico, memoir, sátira del mundo literario y crónica de aventuras sexuales, y pasando por el inevitable (y trendy) name-dropping, Fuguet logra lo que no consiguió Tao Lin, ni la Alt-Lit, ni las deleznables What Belongs to You o Boy Erased: A Memoir: establecer un testimonio de nuestros tiempos, del aquí y ahora, de chats de Grindr y Whatsapp en combinación con diálogos descarnados, erigiendo (posiblemente) la mejor novela gay latinoamericana de los 2010s.
¿Por qué justamente la novela de Alberto Fuguet que trata sobre un editor es la más innecesariamente larga?
The joke writes itself, people.
En sus fatigantes 605 páginas, Sudor intenta ser una novela experimental trasgresora acerca del mundo gay chilensis, y creo que pudo haberlo logrado. Lamentablemente, detrás de las incontables menciones y definiciones de apps, clubs, encuentros, posiciones, culos, marcas, personajes sin personalidad (o profundidad alguna), y lugares varios, no hay una gran historia que contar.
Alf, nuestro personaje principal, es el pesimista cínico ácido clásico de Fuguet. Y es a través de su mirada que nos adentramos en dos mundos: el ya mencionado mundo gay santiaguino, y el mundo de las editoriales. Todo bien hasta ahí. My body is ready. Desgraciadamente, luego de que las 50 páginas introductorias se transforman en 200 y éstas en 350, simplemente te cansas de esperar que la trama tome algún curso. Cualquiera.
No es hasta pasadas las 370 páginas que aparece el tan esperado Rafa, un pendejo insufrible y detestable que no tiene más gracia que ser de plata. Y obvio, por cosas de la vida terminan juntos toda su estadía en Chile, never seen (read) that one before! Es ahí recién cuando el tan anunciado romance comienza a tomar forma, y es ahí también cuando piensas: "ya qué, ya llevo casi 400 páginas, mejor termino esta mierda no más".
Homofóbico, a ratos, machista, a ratos, racista, a ratos, y clasista, como siempre, Alberto Fuguet deja claro que, al menos en este tema, se le pasó la micro y que no estaba tan in respecto al mundillo gay de los 2010s como pensaba. Comencé ilusionado y con grandes expectativas después de No Ficción (que sigue siendo su más potente novela gay), me dejé de llevar por la portada (que es lo por lejos lo mejor del libro) y por el brand Fuguet y terminé decepcionadísimo y con la urgencia de un mouthwash.
Obra que promete mucho y cumple poco. Diálogos difíciles de seguir. Abundantes citas en Inglés, a mi juicio, innecesarias. Abundan las escenas prodigas en secreciones, humores y prácticas sexuales que lo transforman en un mini kamasutra gay. Con respecto a la sátira, no pude desentrañar que era lo satirizado: el mundillo literario, el arribismo de clase media, el abajismo de una suerte de " clase alta homosexual" o simplemente todas las anteriores. Si el propósito del autor fue el de "provocar" recurriendo a la pornografía. Me temo que hay autores que lo han hecho hace mucho tiempo y mejor. Creo recordar a un cierto marqués; ilustre libertino. En resumen, una guía introductoria al mundo gay contemporaneo, una apología a la promiscuidad, de esa que sólo busca satisfacer una necesidad que nunca se llena y que termina en una amarga soledad.
Lo dejo, tiene cosas muy interesantes, sí, el 20% está bien, es entretenido y curioso. El tema del mundo editorial mola, pero es que todo lo demás es pura paja y no avanza. Un rollo para mí
Un libro que leímos en nuestro club la Fraternidad, junto a Eduardo e Iván, un libro que la división es muy aleatoria y los capítulos si es que se dicen eso extremadamente grandes, muy difícil de leer.
Bueno hablemos de lo que trata este libro, nos adentra en el entorno tóxico de el mundo LGBT+, esas miradas al vacío emocional de las relaciones de este mundo.
Un mundo carente de empatía, de amistad, que solo piensan en darse contra la pared 🧱 todos ellos, de la red social GRINDR que es un asco y que solo piensan en lo que traen entre las piernas.
Habla de una manera asquerosa acerca de la prostitucion dentro del entorno colaborador de ciertas partes... No puedo decirlo porque todo está muy relacionado y si lo dice uno puede ser cancelado, si desean saberlo adelante, bienvenidos.
Una visión decadente de la humanidad que se comportan como simios y que solo anhelan ratos de placer, que cuando encuentran alguna relacion, la misma toxicidad del cerebro los vuelve no aptos para ello y se tornan esporádicas.
Solo decir que no volvería a leer algo del autor porque es muy denso y que si desean entrar a su mundo, adelante.
Es raro lo que pasa con Fuguet. Muchos lo desprecian, y muchos hemos disfrutado varios de sus libros. Yo no lo desprecio —es más, creo que ha sido una gran influencia para muchos de nuestra generación—, y he leído varios de sus libros y los disfruté, cuando era adolescente. Y cuando uno era adolescente lo pasaba bien haciendo muchas cosas. Lo pasaba excelente jugando a la pelota en la calle, tres jugadores por lado, con poleras o piedras como arco, por ejemplo. Leer a Fuguet hoy es como volver a jugar a la pelota en la calle: se siente bien por un rato, pero muy pronto termina aburriendo. Ya esa época pasó. Disfruté las primeras páginas del libro: la mirada irónica, irreverente. Pero pronto esa mirada irónica se hizo fastidiosa, repetitiva. La historia no progresaba. Llegando a la parte donde aparece en escena la caca en el sexo, supe que la novela, para mí, se había acabado.
Acabo de llegar a mi oficina, sentado en mi escritorio, recapitulo. Terminé el libro en las escaleras del metro, mientras bajaba, me sentía pesado, triste, siempre sucede después de un buen libro. Al principio, en los primeros capítulos, lo odié, pensé , pero con hoy digo, una pieza increíble. diferente. irónico, sincero, actual. Estuvo en el Hay Festival de Cartagena y me hubiese gustado haber estado allá para tener la oportunidad de decirle al autor, gracias y ¿qué putas? Muy buenas referencias en música, revistas, películas y otros libros. Lo sentí cercano y también lejano en muchos aspectos de la vida gay. vale la pena leerlo, a veces termina uno riéndose solo en un vagón del metro en dirección al trabajo.
Ansiedad sería una buena palabra para describir una sensación que me acompañó con frecuencia al leer este libro; ansiedad por las innumerables referencias a personas y personajes que pueblan el universo de Fuguet y que el lector debería conocer: Donoso, por ejemplo. Si no has leído nada de Donoso, te pierdes parte de la novela; los personajes reales e inventados, estos últimos trasuntos de otros que uno adivina o trata de. De aquí viene la ansiedad, de atisbar de pronto que tal nombre corresponde a..., ¿o no?; ¿a quién se referirá con estos?, no los ubico. Y eso que aún no he mencionado a Carlos Fuentes y su hijo. O a María Félix y su hijo. Una ansiedad que se convierte en frustración cuando uno advierte que no ha leído lo suficiente como para entender todo el extratexto (¿acaso no ocurre con todos los libros?).
Sudor es un libro cuyo contenido pudo haber sido fuerte en algún momento, pero honestamente hoy en día leer sobre el sexo homosexual sin pelos en la lengua, no creo que cause más que una mirada curiosa. La historia aborda cuatro días en la vida de Alfredo Garzón, chileno, cuarentón, editor de libros, y el hijo de un escritor mexicano famoso, pluma principal del boom. Aunque considerando que el personaje de Rafa Jr. aparece recién en la página 371, no resulta aventurado decir que, en realidad, el libro se trata de otra cosa.
¿De qué?
Sudor es una historia gay, pero no desde el punto de vista heterosexual para quien el término "gay" solo puede adquirir significado desde una perspectiva insuficiente. En Sudor se cuenta la firme sobre la vida gay, lugares gay, sentimientos gay, deseo gay, Santiago gay, sexo gay, es decir, todo aquello que es, que existe como un mundo alterno y que un no-gay simplemente no conoce; un mundo donde hasta el vocabulario es tribal: grinderear, rimear, fistear, twinkies, cubs, etc. Una historia en que los encuentros sexuales se producen a través de aplicaciones, contactos que comienzan con "¿subo?" y terminan con un bloqueo. En definitiva, es una historia sobre la búsqueda de la satisfacción sexual y del amor, ojalá de lo primero, pero que al final siempre es de lo segundo.
Todo esto mientras los empleados de Alfaguara esperan al escritor y su hijo que están presentando un libro de factura conjunta: el padre escribió los textos y el hijo aporta las fotografías. Un bodrio infumable, todos lo saben, pero el escritor es muy famoso y nadie le dirá que no.
Lo que sigue cuando aparece el hijo a mí me resultó hasta cierto punto incómodo. Rafa me resulta un personaje extraño, como una creación un poco forzada. No me parece natural como habla, entre afectado y artificial. Un veinteañero que lleva un oso de peluche a todos lados y que a veces huele a Azzaro —¿todavía se usaba Azzaro en el 2013?—, pero se redime con 212 de CH. Raro. Me parece un "weirdo" para usar una palabra que usaría el protagonista y eso no estaría mal si fuera un personaje almodovariano, pero no lo es.
La novela está escrita con dos narradores, uno en primera y otro en tercera persona que se intercambian aleatoriamente y a la manera de Fuguet, plagada de anglicismos que es una marca de su narrativa; con un lenguaje bastante crudo, genital, coprolálico y, por supuesto, muy pop. Y sí, durante toda la novela uno adivina en Alfredo Garzón al mismo Alberto Fuguet. Y es que en todo —o casi— lo que he leído de él se retrata en lo que hoy se ha dado en llamar autoficción. O sea, tomar la realidad para luego torcerla, modificarla, recrearla y transformarla.
Me gustó el final, pero honestamente hubo largos pasajes en que se me hizo un poco largo y excesivo.
Observaciones:
Página 51 Nuria Monclús (trasunto de Carmen Balcells) y Marcelo Chiriboga son personajes de "El jardín de al lado" de José Donoso (aunque de Chiriboga han escrito tantos que ya tengo que revisar Wikipedia para asegurarme de que sigue siendo una ficción).
"Su deseo de rodearse de un rat pack hacía sentido." > "Hacer sentido" es un anglicismo que tiene su origen en "to make sense". El autor llegó a Chile desde EE.UU. a los 11 años sin saber español.
Mi corazón dice 3 y mi cabeza 2, me iré por el medio y le daré 2.5. Una vez un amigo mencionó que no volvería a leer un libro con más de 250 páginas, porque más de esa cantidad era un despropósito. Pensé en su momento, qué estúpido, pero con este libro solo podía pensar en Juan y de verdad, jamás comprenderé como una historia de 100/200 páginas, se transformó en 600. Aunque para mi sorpresa, el libro contó con un ritmo de lo más agil y quizá el morbo o la ridiculez me hizo querer continuarlo. El inició, aunque confuso, me pareció bien: le daría la oportunidad a la vida de un editor que mencionaba editoriales absorvidas por el monopolio de Penguin Random House a diestra y siniestra, como sobre su vida sexual. Pero llegamos al segundo momento, de Alf y Alejo y me enamoré por completo de esta parte, pude captar todo el deseo, el amor entre líneas y tan secreto que ocurría entre estos dos. Pero Alejo, que aunque bastante pesado con su obesión con el sexo, me pareció un personaje de lo más atractivo, como Alf -en su momento-. Sin embargo, esta dicha solo duró durante ese capítulo, llegó la cosa más fastidiosa (con propósito de que fuera así) y la verdad Rafael sí terminó por sepultar el libro. Situaciones inverosímiles, lecciones de vida que NO PEDÍ y que resultaron absurdas; todo ese evento de la mitad del libro fue la cosa más tonta que pude leer en mucho tiempo. No hay que negar que Alberto Fuguet me parece un excelente narrador, en sus dos libros - aunque pecan y caben en lo mismo -, me he sentido atrapado (y hasta atraído, diría yo) en las situaciones a las que sumerge a sus personajes. Pero sigo sin creer que haya extendido un libro a tanto, dios mío.
Vértigo. No estoy seguro qué acabo de terminar de leer. No puedo decir que es una obra maestra, pero tampoco afirmar que es sólo un ejercicio narrativo más. No sé si usar dos voces narrativa de un párrafo al siguiente es una genialidad o se que queda en el intento. No sé si omitir los guiones de diálogo o no poner una coma dónde según las reglas debería ir, suma o resta. Esta novela por momentos me atrapaba, por momentos me hartaba, a veces "too much" y otras "not enough". De momento digo que a este libro le sobran 200 páginas, pero no sé si valdría la pena hacer una historia más concreta. El submundillo editorial gay llega a hártate, nunca la ciudad donde se desarrolla la historia. Lo efímero de las relaciones en la era de las redes sociales y las aplicaciones de ligue no está relacionado con la significancia que pueden llegar a tener. O eso parece sacar en claro Alf, el protagonista e hilo conductor del libro. Me gustó, mucho. Me enamoré de las caminatas por el centro de Santiago, y de los modismos chilenos, del "mexicolombiañol" de Rafa, hasta de los mexicanismos mal logrados. ¡Y la vorágine con la que cierra el libro! Lo mejor. No es una lectura para todos los gustos, si buscas algo fuerte, explicito, un tanto porno, este libro es para tí, si no, pasa de largo.
La wea innecesariamente larga, podrían hacer 2 libros claramente diferenciados con esta trama. Pero igual está bien escrito y la historia atrapa hacia el final, el cierre es weno weno. Nunca caché si Fuguet hacia a los personajes medios machistas como una crítica o porque está usandolos como voz de su propia opinión aunque me decanto por lo último.
Este es un libro que está dirigido a los homosexuales de Providencia para arriba, de los que van a fiestas Hotspot y LemonLab, de los picaos a hipster y los musculosos del gym. Y no lo digo como algo malo ni es un juicio de valor, es simplemente lo que es. Fuguet hizo un libro para un público específico, muy heteronormado todo, muy lais y well, you know, the one that live the life in the worlds. No haters, sorry.
Sudor me gustó, pero no me fascinó. No es una historia de amor, es una de obsesión, de afectos mal logrados y sentimientos estancados. Es de vicios, y no necesariamente los que vemos en las noches y nos cortan el cuerpo. No es una novela para todos, eso es cierto. Muchos la van a odiar. Acá no hay mujeres memorables, no hay colas con plumas ni marginalidad. No hay diversidad, si lo que se busca es eso.
Esto es una cuasi crónica de un verano caluroso sufrido por un cuarentón caliente pegado en Grindr y los pendejos. Un protagonista a veces molesto, a veces capaz de generar empatía, preocupado por su pasado que lo mantiene atado, controlado, extrañado. Está ajeno a su vida, hasta que conoce (a pesar de que pasa en casi el tercio final del libro) a un hijo de artista, otro pendejo, que lo vuelve a desconectar y conectar y le muestra "arte vivo", por medio de excesos y sexo y vicios. Y todo eso lo lleva a escribir el libro Sudor, que es el mismo que lees. Bien meta todo. Pero el libro es así, buen engañoso, medio pretencioso, sin espacio para lo saludable o lo tranquilo porque aquí es todo rápido, de noche, pegajoso y pegote, perro!!
This entire review has been hidden because of spoilers.
Hay una gran similitud entre Fuguet y Bolaño: ambos hacen libros para divertir. Libros que, desde esquinas opuestas, son poéticos, y vienen a sintetizar una época. La única diferencia entre ambos, fundamental, es que Bolaño intenta hacer libros divertidos, cuando sabe que es un latero, y lo que le resulta es una mescolanza de divertimento y significado (él mismo lo dice "esto es medio en broma, medio en serio"), mientras que la tragedia y el horror de Fuguet, por lo que se desprende de este libro, es la vanidad inescapable y fatal. Una vanidad frente a la cual la única medicina es hacer cine, es "verla", es "capturarla" en instantes desde afuera. Y si bien no es posible decir si el medicamento ha hecho efecto, o se ha dispuesto un simulacro, en esa disposición hay mucha destreza, porque Fuguet ha hilvanado cine, ha hecho motriz la imagen espectacularizada, en novela. Muy verosímil sin por ello ser predecible, algo muy difícil de hacer en literatura. Y yo creo que este es su aporte a la tradición literaria chilena, al menos a partir de Sudor. *No le doy la quinta estrella porque, a esa edad al menos, Inti Jerez habría asistido a la fiesta, y, a esas horas del carrete más derrotado de su existencia, no quedándole otra, probablemente habría salvado la vida de Rafa, para descontento del final cerrado*.
A page-turner about the brief romance between an editor and an author 20+ years younger. A curious incursion into metafiction, a recurrent technique employed by Fuguet, into which he translates actual, recognizable figures, unfoldings of himself as fictional "friends", and perhaps my major critique (but that could be a defect of the narrative voice---which, by the way, is capriciously alternating the third person and the first), caricatures of the female characters. The novel is loaded with homoerotic scenes, ample use of Grindr messages, and references to the gay urban life in Santiago de Chile.
«Estoy dispuesto a quemarme, a que se me derritan las alas. Quizás termine desnudo pero en éxtasis.» Acabo de terminar el libro, recién terminó de procesar todo, salgo de mi trabajo y esto me golpea, en buen sentido en un principio no me soportaba el personaje de Rafa lo más pesado e insufrible del mundo, deseaba que pasará y al rato me vi marcando sus frases y alabándolo por su sinceridad, puta que no quería que muriera y sabía que estaba destinado a que así sería, no fue su final más deseado pero no se limitó. Una excelente lectura para entretener, incluso me creo gusto por conocer Santiago. Gracias Fuguet.
Disfruto transitar los mundos de Fuguet. Creo que es en todo lo estructural, la duración y acontecimientos donde me pierde. La mayor parte no suma en nada para ser un libro larguísimo, y la verdadera historia del !libro no sólo tarda muchísimo en llegar sino que es la más aburrida por lejos. Todos se comportan como lo esperamos incluso antes de conocerlos, es el protagonista el único con un diferencial y una complejidad que también surge de lo vulnerable que lo sentimos. En definitiva, lo que más tengo en contra es lo que más miedo me proyecta: estar igual a los 20 que a los 40
Chuta Fuguet no se está guardando de nada con este libro... le acaba de quitar toda la magia al mundo gay jajaja no dejó nada para la imaginación. salvo que está historia le ha de ocurrir al 5% de la población que tiene los medios para vivir experiencias como en Sudor. es extraña la sensación que me deja el libro. por una parte real pero a la vez lejana, mismo sabor que me dejó Mala Onda. al parecer es el sello de Fuguet le guste a quien le guste
This entire review has been hidden because of spoilers.
Nadie describe como Fuguet. Una novela que se siente, se huele, se visualiza y se saborea. La odie y me encantó. Una narración que anuncia una historia que llegó en las últimas 200 páginas. Personajes que parecen ser uno solo, hablan igual, piensan igual, se desenvuelven igual, pese a que tienen historias diferentes son en esencia el mismo. Un clásico de Fuguet sus personajes borderline... Matías, Ariel, Alf... ¿Mal?