En la multiculturalidad de la sociedad peruana, especialmente en la yuxtaposición de universos simbólicos y de sistemas de dominación-resistencia, radica gran parte de la complejidad y la riqueza de la obra de José María Arguedas.
Hijo de esa sociedad, el autor hablaba quechua como lengua materna, empleando el español como medio de expresión, lo que aporta a su literatura la potencia, la complejidad, la radicalidad y la hondura que le caracterizan.
En los relatos aquí reunidos, Arguedas recupera la tradición oral quechua, la que él mismo recibió en su proceso formativo, y la que como escritor pudo ir colectando. Y siempre en ellos está presente el conflicto fundamental de la sociedad peruana, pero también latinoamericana, que es el del despojo cultural impuesto por una formación económica avasalladora y dominante, enquistada en el seno de la tradición.
Así, en «La agonía de Rasu-Ñiti», encontramos la superación de la muerte a partir del rito comunitario de la danza de las tijeras; y en «Warma kuyay» y «El sueño del pongo», lo vemos aún más expuesto en las relaciones de poder que se libran entre el mundo indio y el blanco. Frente a ellas, la literatura de Arguedas se levanta con la fuerza misteriosa e inexpugnable del mito.
José María Arguedas Altamirano fue un escritor, poeta, traductor, profesor, antropólogo y etnólogo peruano. Fue autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los grandes representantes de la literatura en el Perú.
Quien no esté familiarizado con el mundo que refleja «La agonía de Rasu-Ñiti» lo disfutará más maridándolo con esta versión en corto; da acceso a la música y a los atuendos que complementa la fuerza del relato.
«Warma kuyay (Amor de niño)» fue mi favorito; bella tristeza. «El sueño del pongo» es el único que viene en esta edición tanto en quechua como en español; una ventana inusual que solo alguien con la historia de vida de Arguedas puede abrir con tanta soltura y delicadeza.