En una excursión por el desierto egipcio, una arqueóloga, Marie Mariette, descubre la lápida de entrada a una tumba aparentemente intacta. Toma unas fotografías y vuelve a tapar su descubrimiento con vistas a una exploración posterior.Una vez analizadas las fotos llega a la conclusión que el enterramiento pertenece a Sheshonk I, un legendario faraón de los tiempos de Salomón que, según la Biblia, consiguió invadir y saquear la ciudad de Jerusalén en el siglo X antes de Cristo. Y eso no es todo, en la puerta de entrada al complejo subterráneo también aparece nítidamente representada el Arca de la Alianza, el cofre de oro puro donde los israelitas guardaban las Tablas de los Diez Mandamientos y sus más preciados tesoros religiosos.Ante tamaño hallazgo, se organiza en secreto una expedición relámpago de la que también formarán parte un detective de Scotland Yard experto en jeroglíficos y en las Sagradas Escrituras, John Winters, y un conservador del Museo de El Cairo, Alí Khalil.Sin embargo, no será tan fácil recuperar el sagrado la tumba está llena de enigmáticos acertijos que habrá que investigar y numerosas trampas mortales que sortear.Un libro para los amantes de la arqueología, la historia antigua y, sobre todo, las novelas de aventuras.
Los protagonistas no defraudaron; aunque si falto desde mi punto de vista más participación de los distintas frentes interesados en la reliquia, por ejemplo la iglesia católica, el gobierno Israelí, los jefes de los arqueólogos.
La parte de las intrigas estuvo bien dejando a interpretación muchos desenlaces por ejemplo: ¿Qué paso con el gobierno Egipcio luego de perder a un batallón de soldados? (se quedaron sólo en la declaraciones televisivas), de la misma forma el gobierno Israelí, ¿Qué paso con la Reliquia?.
Me engancho desde el primer momento muy instructivo la parte histórica.
El hilo argumental original es bueno, el Arca de la Alianza existe, intacta, dentro de una tumba faraónica que lleva milenios oculta. A partir de allá se desaprovecha mucho la trama, a la que se le pudo sacar tanto partido. Los personajes están como difuminados, el romance sacado de la manga o que no se construye de manera atractiva. Una descripción excesiva de temas, cosas o situaciones, y con un lenguaje o pretendidamente gracioso (no consigue serlo) o francamente innecesario, que solo alarga el texto sin añadirle mucho que digamos. Después de la prolija exposición de los avances y fatigas dentro de la tumba, al final el asunto se resuelve en dos patadas y de manera demasiado simple para mi gusto. El escritor cayó en la tentación de escribir más de la cuenta, olvidando así el tema central, que es bueno pero quedó sin explotar.