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El limonero real
Una familia de pobladores de la costa de Santa Fe se reúne desde la mañana, en el último día del año, para una celebración que culmina, por la noche, con la comida de un cordero asado.
Dos ausencias hostigan al personaje central de la novela: una, la de su mujer, que se ha negado a asistir a la fiesta alegando el luto por su hijo; otra, la de ese mismo hijo, cuya figura pequeña emerge una y otra vez en el recuerdo. Así, doblemente acosado por la muerte y por la ausencia, el relato se va impregnando de una densidad creciente que otorga a la comida nocturna las dimensiones de un banquete ritual.
Juan José Saer tardó nueve años en escribir El limonero real, considerada la novela de la luz y de la sombra, cuyos juegos y alternancias puntúan el transcurso del tiempo; es la novela de las manchas que terminan, finalmente, por componer una figura; es la novela de la descripción obsesiva de los gestos más triviales, de las sensaciones y las percepciones, de las texturas y los sabores. Una novela de difícil lectura, pero espléndida.
Dos ausencias hostigan al personaje central de la novela: una, la de su mujer, que se ha negado a asistir a la fiesta alegando el luto por su hijo; otra, la de ese mismo hijo, cuya figura pequeña emerge una y otra vez en el recuerdo. Así, doblemente acosado por la muerte y por la ausencia, el relato se va impregnando de una densidad creciente que otorga a la comida nocturna las dimensiones de un banquete ritual.
Juan José Saer tardó nueve años en escribir El limonero real, considerada la novela de la luz y de la sombra, cuyos juegos y alternancias puntúan el transcurso del tiempo; es la novela de las manchas que terminan, finalmente, por componer una figura; es la novela de la descripción obsesiva de los gestos más triviales, de las sensaciones y las percepciones, de las texturas y los sabores. Una novela de difícil lectura, pero espléndida.
240 pages, Paperback
First published January 1, 1974
84 people are currently reading
1733 people want to read
About the author
Juan José Saer
83 books350 followersJuan José Saer was an Argentine writer, considered one of the most important in Latin American literature and in Spanish-language literature of the 20th century. He is considered the most important writer of Argentina after Jorge Luis Borges and the best Argentine writer of the second half of the 20th century.
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Displaying 1 - 30 of 131 reviews
October 29, 2024
Afterlife… Is there afterlife? The Regal Lemon Tree is a kind of ghost story… Told by the ghost…
They are man and wife… But they are separated by the wall of death… He goes to their relatives for the New Year’s Eve feast… She stays home in mourning… And he takes along some fruits of the lemon tree in his garden…
The Regal Lemon Tree is the tree of life…
He arrives and partakes in celebration… But he always remains aloof… He just lives through the virtual day of his afterlife…
Every man is a center of his own space and time.
He looks at her round face, her dark skin full of wrinkles. Her eyes have gotten smaller since he died: they are like two wounds now, small and straight across, which have not healed completely. They never seem to glow now other than when she is filled with the certainty, and not just the memory, that he is dead, bringing on a sudden despair, not unlike madness. But at this instance, not only is there no glow to them, they actually seem blind, inexistent.
They are man and wife… But they are separated by the wall of death… He goes to their relatives for the New Year’s Eve feast… She stays home in mourning… And he takes along some fruits of the lemon tree in his garden…
Among the trees of the orchard there was a regal lemon tree. The people in the region said that the tree was magical, because it was always full of good lemons, in winter as well as in summer, and it never dried out. It was always in bloom.
The Regal Lemon Tree is the tree of life…
He arrives and partakes in celebration… But he always remains aloof… He just lives through the virtual day of his afterlife…
He makes his way toward the center of the island: the flattened top of the green knoll. The island stretches out from the center there, spinning in concentric, green circles around it, the edges cramped by a ring of dense water. The island and the water are, in turn, inside another ring, the ring of summer, which is, in turn, inside the larger ring of time.
Every man is a center of his own space and time.
February 15, 2025
Hablaba recientemente con un amigo de este foro de GR en otra reseña, que siempre he tenido mis más y mis menos con Saer. Este es el cuarto libro suyo que leo y debo reconocer que no es un autor fácil. Sin embargo, como ocurre con otros tantos escritores complejos, hay que darle su tiempo de lectura, su pausa, su espacio: como a cualquier buen producto no hay que arrebatarlo con prisas y búsquedas de resultados demasiado rápidas; es el placer de leer por leer. Uno de mis descubrimientos más recientes, leer despacio algunos libros, releer partes del mismo, demorarme sin prisa.
Esta es la novela que más he disfrutado de Saer, no sé si porque he aprendido a leerlo tal o como decía arriba, o si es porque esta es la mejor de sus obras. Lo cierto es que debo poner en cuarentena mis opiniones anteriores y releer alguno de sus libros que temo haber desbaratado como un lector impaciente y mediocre.
¿Como explicar la complejidad que supone esta lectura? La forma más fácil, sería lo que decía Chirbes, y es que la forma de resumir lo que quiere decir el libro, es leer el libro al completo, para evitar olvidarnos de los imprescindibles matices de cada composición: ahhh… el matiz lo es todo en esto de la literatura, obvio. Vamos a intentar concretar: cualquiera puede leer las primeras páginas en cualquier búsqueda de Internet. Probad a leer 2 o 3 páginas con calma y me decís si no te atrapa el ritmo. Eso hice yo aquí, me leí las 2 primeras páginas y lo compré sin más, convencido era difícil fallar el tiro.
Es un lenguaje hipnótico y absolutamente propio el que usa Saer. Como decía Fosse, en boca de su sempiterno protagonista Asle: “no era mucho lo que aportaba, pero ese poco era algo nuevo y que antes no existía”. El que lea a Saer una vez, podría reconocer ese estilo a distancia kilométrica. Lo más significativo de su prosa por hacer un resumen burdo, dado lo complejo que es, por un lado 1) La riqueza del vocabulario, ese deleitarse con lo hermoso de su escritura, y el juego de las palabras circular, y 2) El juego temporal y espacial: ese ir adelante y atrás sin capítulos separadores ni apenas pistas para el lector.
Técnicamente impecable, narra en 1ª, 2ª y 3ª persona, en pasado, presente y futuro, las elipsis temporales son alucinantes, los espacios temporales cada vez los reduce más según avanza el relato, o los ensancha...hace lo que le da la gana a Saer, nos trae y nos lleva a su antojo. Que bárbaro, que maestría.
Hay momentos en que te hace emocionar dándole una humanidad a los personajes que parecen cobrar vida. La descripción que hace del Ladeado, un niño con alguna carencia física y mental es tan tierna y cariñosa. O el sentimiento de luto por un hijo y el sufrimiento (perpetuo) de esa madre a la que no le pone nombre, y que pesa sobre toda la narración como una losa... buaahh...
“Por primera vez en años W. no sabe como tratarla (…). La muerte ha servido para demostrar, primero de todo, que ellos, a pesar del conocimiento ocasional, y del afecto ocasional, y de las cópulas ocasionales mediante las cuales procrearon, no dejaron nunca de ser desconocidos”.
Saer también habla de las costumbres sencillas de su pueblo, de la gente más humilde. Y que bien lo cuenta: la nobleza y sobre todo la dignidad con que los dota. Pobres pero honrados, como diríamos aquí; un vaso de vino a ofrecer para cualquiera que esté de paso, una higiene precaria pero metódica. Ciertos toques de fábula, o alegóricos, o fantásticos.
“No le quiero decir que perdí el rumbo, no, porque el pobre es como perro atropellado por camión, que anda siempre sin rumbo.”
Es un reto esta lectura, hay algún detalle que se escapa como en toda narración compleja, lógicamente, pero es un reto interesante y del que se sale con una sensación placentera de no haber perdido el tiempo y haber ganado en madurez lectora.
Esta es la novela que más he disfrutado de Saer, no sé si porque he aprendido a leerlo tal o como decía arriba, o si es porque esta es la mejor de sus obras. Lo cierto es que debo poner en cuarentena mis opiniones anteriores y releer alguno de sus libros que temo haber desbaratado como un lector impaciente y mediocre.
¿Como explicar la complejidad que supone esta lectura? La forma más fácil, sería lo que decía Chirbes, y es que la forma de resumir lo que quiere decir el libro, es leer el libro al completo, para evitar olvidarnos de los imprescindibles matices de cada composición: ahhh… el matiz lo es todo en esto de la literatura, obvio. Vamos a intentar concretar: cualquiera puede leer las primeras páginas en cualquier búsqueda de Internet. Probad a leer 2 o 3 páginas con calma y me decís si no te atrapa el ritmo. Eso hice yo aquí, me leí las 2 primeras páginas y lo compré sin más, convencido era difícil fallar el tiro.
Es un lenguaje hipnótico y absolutamente propio el que usa Saer. Como decía Fosse, en boca de su sempiterno protagonista Asle: “no era mucho lo que aportaba, pero ese poco era algo nuevo y que antes no existía”. El que lea a Saer una vez, podría reconocer ese estilo a distancia kilométrica. Lo más significativo de su prosa por hacer un resumen burdo, dado lo complejo que es, por un lado 1) La riqueza del vocabulario, ese deleitarse con lo hermoso de su escritura, y el juego de las palabras circular, y 2) El juego temporal y espacial: ese ir adelante y atrás sin capítulos separadores ni apenas pistas para el lector.
Técnicamente impecable, narra en 1ª, 2ª y 3ª persona, en pasado, presente y futuro, las elipsis temporales son alucinantes, los espacios temporales cada vez los reduce más según avanza el relato, o los ensancha...hace lo que le da la gana a Saer, nos trae y nos lleva a su antojo. Que bárbaro, que maestría.
Hay momentos en que te hace emocionar dándole una humanidad a los personajes que parecen cobrar vida. La descripción que hace del Ladeado, un niño con alguna carencia física y mental es tan tierna y cariñosa. O el sentimiento de luto por un hijo y el sufrimiento (perpetuo) de esa madre a la que no le pone nombre, y que pesa sobre toda la narración como una losa... buaahh...
“Por primera vez en años W. no sabe como tratarla (…). La muerte ha servido para demostrar, primero de todo, que ellos, a pesar del conocimiento ocasional, y del afecto ocasional, y de las cópulas ocasionales mediante las cuales procrearon, no dejaron nunca de ser desconocidos”.
Saer también habla de las costumbres sencillas de su pueblo, de la gente más humilde. Y que bien lo cuenta: la nobleza y sobre todo la dignidad con que los dota. Pobres pero honrados, como diríamos aquí; un vaso de vino a ofrecer para cualquiera que esté de paso, una higiene precaria pero metódica. Ciertos toques de fábula, o alegóricos, o fantásticos.
“No le quiero decir que perdí el rumbo, no, porque el pobre es como perro atropellado por camión, que anda siempre sin rumbo.”
Es un reto esta lectura, hay algún detalle que se escapa como en toda narración compleja, lógicamente, pero es un reto interesante y del que se sale con una sensación placentera de no haber perdido el tiempo y haber ganado en madurez lectora.
Read
March 1, 2017Lo siento, pero no he podido con él. Es segunda vez que lo intento porque realmente su narrativa es exquisita, pero a poco más de un cuarto del libro he decidido abandonarlo (siiiii, para los que me conocen casi es un pecado mortal).
El fuerte del libro son sus descripciones y las sensaciones que transmite, pero argumentalmente no pasa ¡nada!
No quiero valorarlo porque creo que sería muy injusto sólo porque no es el tipo de lectura que me gusta.
El fuerte del libro son sus descripciones y las sensaciones que transmite, pero argumentalmente no pasa ¡nada!
No quiero valorarlo porque creo que sería muy injusto sólo porque no es el tipo de lectura que me gusta.
April 22, 2018
Esta es una historia muy simple, que se podría resumir en media carilla pero que Saer la cuenta magestuosamente en unas 300 páginas en las que nos hace entrar salir, embadurnarnos, espiar, tocar, oler y tantas otras cosas más. Sentimos estar en una especie de loop en el que se juega incesantemente con el tiempo y el espacio, va, vuelve, avanza, retrocede, lo mira desde otra mirada y otra más, pone el foco en un elemento, después en aquel y ahora en el siguiente. Juega con el lenguaje, estira las estructuras hasta el límite, experimenta con cada elemento y lo más maravilloso es que en esa telaraña de historias que son solo una, no te perdés porque te lleva por sus hilos de las narices, como si fuese un artesano esculpiendo en tu cerebro los caminos que tenés que recorrer según su antojo. La imagen mental que me viene para definirme entre sus palabras es la de una hoja que da vueltas incesantemente en un remolino de agua y mira el cielo y su derredor, repitiéndose hasta el infinito tan igual y tan distinto a la vez.
April 11, 2025
Muhteşem Limon Ağacı zamanın nasıl aktığını değil nasıl durduğunu hissettiren ve bunu yasla bağdaştıran çok iyi bir roman. Tek bir günü anlatmasına rağmen bugünün içinde sıkışmış acılar, tekrarlar, duraksamalar ve içten içe büyüyen bir sessizlik var. Rüya gibi ama alabildiğine gerçek. Romanın tekrarlayan cümlelerle kurduğu döngüsel yapı, sadece anlatının biçimini değil karakterlerin ruh hâllerini de taşıyor bize. Saer’in anlatımı dili de anlatımı da zengin. Hatta bazen "fazla" geldiği yerler bile oluyor ama hepsi amaçlanan duyguyu beslemek için. İlerledikçe taşan, okuyucunun zihninde büyüyen bir yapısı var. Kolay okunan bir metin değil. Yer yer dikkat istiyor ama karşılığını fazlasıyla veriyor. Çok sevdim.
May 18, 2020
Esto es una belleza de bellezas.
Lleva guardado en mi casa mucho tiempo. Este era su momento.
Y ahora en la calma, en el confinamiento, en la melancolía total, llega un libro que no te deja descansar, si levantas la mirada, te pierdes en sus imágenes; si te distraes, te pierdes en el tiempo; si buscas un respiro, un capítulo, un espacio para detenerte, no existe.
Todo es un río, ralentizado, que no cesa.
No sucede mucho y sucede todo. Ella ni se nombra.
Hay una magia en la escritura que a mi me enamora y me recuerda que leer no es mirar caracteres y pensar en otras cosas, leer es estar ahí, y sólo ahí, inmerso en las letras, tratando de descifrar lo que te quieren decir, y disfrutar, a la vez, cómo esas letras deciden contarte aquello que te van a decir.
Lo amé, sobre todo, porque no me dejó soltarlo. Y hoy, me aferro a lo que me da paz.
Lleva guardado en mi casa mucho tiempo. Este era su momento.
Y ahora en la calma, en el confinamiento, en la melancolía total, llega un libro que no te deja descansar, si levantas la mirada, te pierdes en sus imágenes; si te distraes, te pierdes en el tiempo; si buscas un respiro, un capítulo, un espacio para detenerte, no existe.
Todo es un río, ralentizado, que no cesa.
No sucede mucho y sucede todo. Ella ni se nombra.
Hay una magia en la escritura que a mi me enamora y me recuerda que leer no es mirar caracteres y pensar en otras cosas, leer es estar ahí, y sólo ahí, inmerso en las letras, tratando de descifrar lo que te quieren decir, y disfrutar, a la vez, cómo esas letras deciden contarte aquello que te van a decir.
Lo amé, sobre todo, porque no me dejó soltarlo. Y hoy, me aferro a lo que me da paz.
April 28, 2018
Saer describe en "El limonero real" la penosa vida de un puñado de seres que se reúnen con el pretexto de celebrar la llegada de un nuevo año. La clave de la novela es el modo en que se retrata esa terrible realidad. Alejándose de los paradigmas realistas, el narrador enfoca poética y detalladamente las vicisitudes de un conjunto de personajes ganados por la pobreza material y cultural, aislados literal y metafóricamente. Lo hace cambiando permanentemente el foco, acercándonos y alejándonos de la historia, narrando múltiples veces un mismo hecho, aunque siempre de manera distinta. El referente es aparentemente siempre el mismo, pero cambia en la medida en que la nueva carga de información recontextualiza lo contado y por ende lo transforma. Los silencios y la parquedad ocupan el centro de la "acción", y en ese no decir se cifra la angustia de aquellos para los que el paraíso es solamente el nombre de un árbol y que encuentran una pequeña alegría en reunirse para comer y tomar. La vida no les dio mucho más.
July 16, 2022
Juan José Saer no es solo estilo. Es atmósfera. O mejor: Juan José Saer es estilo y también atmósfera. Es innegable la maestría que tiene para crear espacios, sensaciones y talantes. Pero esta es una pequeña apreciación, he leído solo dos de sus novelas. Lo que queda claro es que es un gran explorador del género, a través de un uso minucioso de la maleabilidad del lenguaje. Es un performador del acto de escribir. Y sospecho que cada novela suya es una apuesta estilística diferente. En este caso, amplias, rítmicas y dilatadas descripciones de la acción en el espacio. Una trama sencilla: una pareja de campesinos que pierden a su único hijo, por lo cual la mujer lleva un luto inexpugnable y, como es usual, decide no asistir a una reunión familiar, a la que su marido sí va; y de lo que sucede en esa reunión va esta novela.
Ahora, lo que sucede, sucede varias veces y de formas en apariencia similares pero a la vez diversas. La historia se nos narra una y otra vez, pero cada vez diferente, aunque sucede lo mismo. Simplemente Saer en cada tramo fija la narración en uno u otro detalle o haciendo elipsis temporales, también cambiando de narrador e incluso probando otro sub-género. Cuando caen las pequeñas pintas de realismo mágico parecería que entramos a otra novela, pero pronto regresamos a la matriz circular y entendemos hacia dónde va.
El limonero real como protagonista subyacente aparece con más claridad partir de la segunda mitad y parece tener un componente metafísico pero también físico. Y creo que ese es el tono final que usa Saer en esta novela: aquello que subyace a la realidad -a aquel plano físico que detalla meticulosamente- y que engorda hasta el desborde, ahí detrás, como si nada pasara. Pero pasa mucho.
Ahora, lo que sucede, sucede varias veces y de formas en apariencia similares pero a la vez diversas. La historia se nos narra una y otra vez, pero cada vez diferente, aunque sucede lo mismo. Simplemente Saer en cada tramo fija la narración en uno u otro detalle o haciendo elipsis temporales, también cambiando de narrador e incluso probando otro sub-género. Cuando caen las pequeñas pintas de realismo mágico parecería que entramos a otra novela, pero pronto regresamos a la matriz circular y entendemos hacia dónde va.
El limonero real como protagonista subyacente aparece con más claridad partir de la segunda mitad y parece tener un componente metafísico pero también físico. Y creo que ese es el tono final que usa Saer en esta novela: aquello que subyace a la realidad -a aquel plano físico que detalla meticulosamente- y que engorda hasta el desborde, ahí detrás, como si nada pasara. Pero pasa mucho.
July 24, 2012
Cuesta entrar en la novela porque el protagonismo absoluto recae sobre el lenguaje y la técnica narrativa; la historia no fluye de manera lineal y al comienzo me encontré más de una vez volviendo atrás para encontrar dónde se había bifurcado.
Cuando el lector se amolda al ritmo que ha querido marcar el escritor entra en un bucle alrededor del suceso central del día. El tiempo transcurre de dos maneras: una dentro de cada vuelta, otra en el desplazamiento del punto de observación en el desarrollo del nuevo giro. La manera que se me ocurre para expresarlo es decir que el tiempo avanza en una espiral cada vez más cerrada, dando en cada vuelta nuevas perspectivas de lo que se narra al tiempo que se avanza un poco más allá en la trama. Juegos de luz y sombras, personajes trágicos, una pequeña historia central (un leit-motiv que se podría resumir en unas pocas líneas) rodeada de otras pequeñas historias... parece poco pero resulta hipnótico.
Cuando el lector se amolda al ritmo que ha querido marcar el escritor entra en un bucle alrededor del suceso central del día. El tiempo transcurre de dos maneras: una dentro de cada vuelta, otra en el desplazamiento del punto de observación en el desarrollo del nuevo giro. La manera que se me ocurre para expresarlo es decir que el tiempo avanza en una espiral cada vez más cerrada, dando en cada vuelta nuevas perspectivas de lo que se narra al tiempo que se avanza un poco más allá en la trama. Juegos de luz y sombras, personajes trágicos, una pequeña historia central (un leit-motiv que se podría resumir en unas pocas líneas) rodeada de otras pequeñas historias... parece poco pero resulta hipnótico.
March 15, 2021
Amanece y ya está con los ojos abiertos. En realidad, nunca los cerró. Tampoco es que haya necesitado abrirlos. Ejercicios de estilo. La historia no vale nada. La narración vale todo. Es Faulkner, es Onetti, es Musil, es Borges, es el Génesis, es el Apocalipsis. Hay un duelo. Hay un banquete. Un cordero. Hay diégesis insoportable, como esos cortos de Peter Tscherkassky que fuerzan la mesa de edición hasta romperla. Es clásico, es experimental. Es trivial, es metafísico. Es una celebración del lenguaje, pero también es su destrucción total. Hasta un cuento de hadas hay incrustado en medio del torrentoso caudal de la narración. Un parnaso litoraleño. Advertencia: libro de peligrosa intensidad. O bien narcotizarse de antemano, o bien esperar que el libro te narcotice. Si te da miedo la ebriedad narrativa, mejor no lo leas. El limonero es mágico, este libro es letal. Te transforma en cordero. Te mata.
November 27, 2025
Arjantinli yazar Juan Jose Saer'in Muhteşem Limon Ağacı romanı, okuması o zor romanlardan. Bu kez bunu duygusal yoğunluğu için değil, yazım şekli için söylüyorum. Saer'in cümleleri oldukça uzun, tekrarlı ve şiirsel. Konuyu anlatım şekli de keza dolambaçlı, yer yer masalsı... Takip etmenin, içine girmenin zor olduğu bir anlatıya sahip.
Wenceslao ve eşi oğullarını kaybeder. İsmini bilmediğimiz eş, tam yedi yıldır yas tutmaktadır. Artık kendi ailesi bile onun yas sürecinden çıkması gerektiğini düşünmektedir. Yılbaşı akşamı Wenceslao baldızlarının evine doğru yola çıkar. Bir tam günde geçen romanda karpuz taşımak, hayvan kurban etmek gibi sıradan olaylar uzun uzun ve detaylıca anlatılıyor. Burada dikkati diri tutmak zor ve mühim :)
Bahçedeki limon ağacı üzerinden bir hayat ağacı metaforu var mıydı, ben mi fazla okuma yaptım bilmiyorum ama bahçede üç nesile tanıklık eden ağacın, ölümlere rağmen orada durmasında "Hayat biraz böyledir. Ağaçlar solar, yeniden yaşarır. Hayat devam etmenin yollarını bir şekilde bulur." mesajını aldım ben. Dediğim gibi zor ama edebi anlamda tatmin eden okumalardan biri oldu benim için.
Wenceslao ve eşi oğullarını kaybeder. İsmini bilmediğimiz eş, tam yedi yıldır yas tutmaktadır. Artık kendi ailesi bile onun yas sürecinden çıkması gerektiğini düşünmektedir. Yılbaşı akşamı Wenceslao baldızlarının evine doğru yola çıkar. Bir tam günde geçen romanda karpuz taşımak, hayvan kurban etmek gibi sıradan olaylar uzun uzun ve detaylıca anlatılıyor. Burada dikkati diri tutmak zor ve mühim :)
Bahçedeki limon ağacı üzerinden bir hayat ağacı metaforu var mıydı, ben mi fazla okuma yaptım bilmiyorum ama bahçede üç nesile tanıklık eden ağacın, ölümlere rağmen orada durmasında "Hayat biraz böyledir. Ağaçlar solar, yeniden yaşarır. Hayat devam etmenin yollarını bir şekilde bulur." mesajını aldım ben. Dediğim gibi zor ama edebi anlamda tatmin eden okumalardan biri oldu benim için.
dnf
April 13, 2025DNF (didnotfinish). 50 sayfa okudum. Anlatılan bir yas hikayesi. Çok fazla tekrar, ayrıntı var ve dolambaçlı anlatım zorluyor. Anlamını bilmediğim, kullanıldığı yerde ne anlama geldiğini çözemediğim epey kelime oldu. Kardeşime cümleleri okuyunca çevirisi olmamış bu kitabın dedi. Yazar farklı bir aksan ya da oyunlu bir dil kullanmış sanırım. Okunmayacak gibi değil ama metin bazı yerlerde akmadı tabiri caizse. Yas da edebiyatta aşina olduğum konu olunca kitaba devam etmek için nedenim kalmadı. Yazarın Bulutlar isimli kitabını merak ediyorum, elime geçerse okurum.
December 10, 2020
La prosa de Juan José Saer se parece a la maleza que Wenceslao aparta con cuidado al bajar de la barca, esa tupida concentración al borde del río, vegetación salvaje donde la naturaleza se ha manifestado de manera categórica. Así, la escritura se va tejiendo a base de descripciones minuciosas, en las que el telar no deja de correr y los hilares se van desenrollando y jamás se agotan. El resultado es un enorme paño, cuyas hendiduras, vaivenes y remates no hacen más que reforzar el portentoso tejido. Las palabras son el hilo, la materia que prevalece y predomina, el encadenamiento que manos maestras trenzan una con la otra hasta lograr la calidad deseada. Al final, las largas oraciones son cada una un todo inextinguible y autónomo que se va consolidando al unirse a la siguiente y formar las páginas de esta novela ejemplar cuya hechura es de una exquisitez desbordante.
Bien podría definirla como una novela del claroscuro. La idea (y su magistral desarrollo) prevalece a lo largo de los capítulos, desde el primero hasta el último: extraordinaria dicotomía que lo abarca todo. Cuando del lado de allá las sombras parecen tener vida propia, las siluetas, mirando del lado de acá se acomodan para no tropezar entre ellas: dos mundos opuestos que sin embargo, se mantienen unidos. El velo que al final del día lentamente cae sobre las aguas del río y va transformando y cubriendo todo lo que a su paso encuentra. Las figuras imperceptibles, al caer la tarde, son puntos diminutos a la distancia, que al acercarse, van tomando forma en la retina cansada y se convierten en sueño profundo, párpados vencidos frente al crepúsculo. El sueño es sin duda el descenso al submundo, territorio donde reina impávido el subconsciente. "Amanece y ya está con los ojos abiertos". El encuentro de opuestos, dualidad no sólo fascinante, también contundente, es absoluto: presencia y ausencia, ruido y silencio, quietud y movimiento, agua y tierra, vida y muerte, sueño y vigila, día y noche, consciente y subconsciente, memoria y olvido. A lo largo de la novela, los sentidos perciben todo por etapas, de ahí que una primera impresión siempre se transforma. Al centro, el limonero real, cuya presencia en cada fruto, cada hoja, cada rama, bien podría ser el alma de la novela. Anclado a un río poblado de islotes (cuyos sueños esparcidos en sus densas aguas se convierten en alucinaciones fantásticas), o mejor dicho, enraizado a la tierra, que penetra con inconmensurable fuerza y sobre la que el árbol clama su indiscutible dominio: posesión absoluta a través de su sola y majestuosa presencia.
Como toda gran novela, el arco temporal es bastante más amplio al que a simple vista parece adherirse. Todo sucede el último día del año y también todos los días y años desde el inicio del tiempo, porque justamente la temporalidad va regida por los intrincados pasajes de la memoria, que como sabemos (o intuimos, ya que muchas veces el conocimiento es pura intuición) no tiene límites. La trama y el paso del tiempo se estancan como la barca en la tupida vegetación del río, los remos se atoran en el fango de minuciosos detalles: cigarillos ladeados en labios mudos, mariposas volando al rededor de un farol y los calzones que cuelgan de una rama, perdidos en la espesura del camino y que él acerca para olerlos. Todo nos lleva al banquete final, festín para el que un cordero es sacrificado como ofrenda a los dioses, el cuchillo que atraviesa el cuello, la sangre que brota insistente y luego el cuerpo destazado ardiendo al calor de una brasa tórrida, llamarada que proclama su dominio sobre el imperio de la noche. Las deidades satisfechas dan paso a excesos terrenales, ya que, a fin de cuentas, sólo llegando al límite de la percepción alcanzamos la anhelada catarsis: purificación del ser en armonía con su entorno. La ceremonia ha concluido.
Admirable novela, fruto maduro que cuelga pacientemente de una rama del limonero, presencia luminosa dentro de la sombra que la envuelve, figura innombrable que anuncia su enorme deseo de ser devorada...
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Bien podría definirla como una novela del claroscuro. La idea (y su magistral desarrollo) prevalece a lo largo de los capítulos, desde el primero hasta el último: extraordinaria dicotomía que lo abarca todo. Cuando del lado de allá las sombras parecen tener vida propia, las siluetas, mirando del lado de acá se acomodan para no tropezar entre ellas: dos mundos opuestos que sin embargo, se mantienen unidos. El velo que al final del día lentamente cae sobre las aguas del río y va transformando y cubriendo todo lo que a su paso encuentra. Las figuras imperceptibles, al caer la tarde, son puntos diminutos a la distancia, que al acercarse, van tomando forma en la retina cansada y se convierten en sueño profundo, párpados vencidos frente al crepúsculo. El sueño es sin duda el descenso al submundo, territorio donde reina impávido el subconsciente. "Amanece y ya está con los ojos abiertos". El encuentro de opuestos, dualidad no sólo fascinante, también contundente, es absoluto: presencia y ausencia, ruido y silencio, quietud y movimiento, agua y tierra, vida y muerte, sueño y vigila, día y noche, consciente y subconsciente, memoria y olvido. A lo largo de la novela, los sentidos perciben todo por etapas, de ahí que una primera impresión siempre se transforma. Al centro, el limonero real, cuya presencia en cada fruto, cada hoja, cada rama, bien podría ser el alma de la novela. Anclado a un río poblado de islotes (cuyos sueños esparcidos en sus densas aguas se convierten en alucinaciones fantásticas), o mejor dicho, enraizado a la tierra, que penetra con inconmensurable fuerza y sobre la que el árbol clama su indiscutible dominio: posesión absoluta a través de su sola y majestuosa presencia.
Como toda gran novela, el arco temporal es bastante más amplio al que a simple vista parece adherirse. Todo sucede el último día del año y también todos los días y años desde el inicio del tiempo, porque justamente la temporalidad va regida por los intrincados pasajes de la memoria, que como sabemos (o intuimos, ya que muchas veces el conocimiento es pura intuición) no tiene límites. La trama y el paso del tiempo se estancan como la barca en la tupida vegetación del río, los remos se atoran en el fango de minuciosos detalles: cigarillos ladeados en labios mudos, mariposas volando al rededor de un farol y los calzones que cuelgan de una rama, perdidos en la espesura del camino y que él acerca para olerlos. Todo nos lleva al banquete final, festín para el que un cordero es sacrificado como ofrenda a los dioses, el cuchillo que atraviesa el cuello, la sangre que brota insistente y luego el cuerpo destazado ardiendo al calor de una brasa tórrida, llamarada que proclama su dominio sobre el imperio de la noche. Las deidades satisfechas dan paso a excesos terrenales, ya que, a fin de cuentas, sólo llegando al límite de la percepción alcanzamos la anhelada catarsis: purificación del ser en armonía con su entorno. La ceremonia ha concluido.
Admirable novela, fruto maduro que cuelga pacientemente de una rama del limonero, presencia luminosa dentro de la sombra que la envuelve, figura innombrable que anuncia su enorme deseo de ser devorada...
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May 25, 2018
El limonero real de Saer es una gran muestra de lo bien que escribe Saer y de la variedad de recursos que posee. Es un excelente guionista de cine por su forma de detallar escenas y fotografías. Sin embargo, a mí el tema de la repetición un poco me cansó (los vestidos de Josefa y la Rosa, el río y las sambullidas, el camino a lo de Berini, etc), por más que a veces lo contara desde distintos personajes, y, como era de esperar entre tanta descripción, sucede muy poco. La parte alucinada de ensueño tampoco me sumó mucho.
Es mi primer Saer y quizás no haya sido el mejor punto para empezar; es como esas películas que ya vieron todos y gustó mucho al público y la crítica y vas a verla con expectativas muy altas. Cuando cumple o supera esas expectativas, te parte la cabeza, pero no me pasó acá.
La parte que cuenta de modo infantil (siempre contando lo mismo) sí me pareció una vuelta de tuerca muy bien puesta y es la que me deja alguna esperanza para continuar con El Entenado o Glosa.
Es mi primer Saer y quizás no haya sido el mejor punto para empezar; es como esas películas que ya vieron todos y gustó mucho al público y la crítica y vas a verla con expectativas muy altas. Cuando cumple o supera esas expectativas, te parte la cabeza, pero no me pasó acá.
La parte que cuenta de modo infantil (siempre contando lo mismo) sí me pareció una vuelta de tuerca muy bien puesta y es la que me deja alguna esperanza para continuar con El Entenado o Glosa.
June 16, 2025
Es un libro sumamente interesante, contar el dia, desgranarlo, abrirlo y cerrarlo y así contar una vida. hermoso
December 5, 2021
Lectura difícil pero satisfactoria. Minuciosas descripciones sensoriales, fragmentariedad temporal, repetición constante de situaciones, prosa/estructura experimental. Estos elementos no están porque sí. El libro pinta una imagen poderosa y conmovedora, tiene pasajes desgarradores, otros que llevan a la reflexión y algunos extrañamente cinematográficos, geniales para escucharlos con música instrumental de fondo. Los recursos usados tienen que ver con los temas de la muerte, la naturaleza cíclica de la vida, la complejidad de las relaciones humanas, la no-linealidad del pensamiento, la percepción y la emoción humana.
Con Saer me pasó lo mismo que con El sonido y la furia de Faulkner. En un principio no pude conectar mucho (cfr. El entenado) y al final todo terminó cerrando.
Intertextualidad
Menciones directas:
* Poema "Oveja perdida ven" de Luis de Góngora (epígrafe)
* Mención a los autores:
-Augusto Roa Bastos (Paraguay, s. XX)
Indirecta:
* En el pasaje en que una lombriz grande como una culebra es llevada sobre un camalotal río abajo: posible referencia al cuento "El regreso de Anaconda" de Horacio Quiroga, en el que la serpiente Anaconda es llevada río abajo sobre un cedro (entre camalotes) debido al desbordamiento de los ríos Paranahyba, Grande y Paraguay.
* En la secuencia delirante/onírica, probable referencia a la Odisea (ca. s. VIII a. C.) de Homero: cuando Wenceslao está a merced de una curandera que lo tiene engualichado y luego escapa en canoa hasta llegar a su isla-hogar, donde lo esperan su mujer tejiendo, su hijo y sus perros (que son los primeros que lo reconocen), y ella luego le cuenta que más de un gavilán la había estado rondando en su ausencia.
* Lugares:
-Santa Fe, Argentina:
--Colastiné.
--Ciudad de Santa Fe.
--La Guardia.
--Río Colastiné.
Con Saer me pasó lo mismo que con El sonido y la furia de Faulkner. En un principio no pude conectar mucho (cfr. El entenado) y al final todo terminó cerrando.
Intertextualidad
Menciones directas:
* Poema "Oveja perdida ven" de Luis de Góngora (epígrafe)
* Mención a los autores:
-Augusto Roa Bastos (Paraguay, s. XX)
Indirecta:
* En el pasaje en que una lombriz grande como una culebra es llevada sobre un camalotal río abajo: posible referencia al cuento "El regreso de Anaconda" de Horacio Quiroga, en el que la serpiente Anaconda es llevada río abajo sobre un cedro (entre camalotes) debido al desbordamiento de los ríos Paranahyba, Grande y Paraguay.
* En la secuencia delirante/onírica, probable referencia a la Odisea (ca. s. VIII a. C.) de Homero: cuando Wenceslao está a merced de una curandera que lo tiene engualichado y luego escapa en canoa hasta llegar a su isla-hogar, donde lo esperan su mujer tejiendo, su hijo y sus perros (que son los primeros que lo reconocen), y ella luego le cuenta que más de un gavilán la había estado rondando en su ausencia.
* Lugares:
-Santa Fe, Argentina:
--Colastiné.
--Ciudad de Santa Fe.
--La Guardia.
--Río Colastiné.
January 29, 2015
Amanece
y ya está con los ojos abiertos
y ya está con los ojos abiertos
September 7, 2020
Temo que me saquen el cartel de “buena lectora argentina” pero les juro que no pude con este libro.
Es la primera (y posiblemente la última) vez que leo a Saer y decidí hacerlo porque en varios podcasts sobre libros que escucho lo nombran y todos hablan bien de sus novelas.
A mi, sinceramente, me costó una eternidad terminarlo. Me aburría, me confundía, no sabía de quién estaba hablando. Solo un pasaje del final y uno del medio, cuando van a vender las sandías, me resultaron entretenidos.
Le pongo tres estrellas porque la historia en sí parece buena, pero no eran necesarias más de 200 páginas para contarla y más de un mes, en mi caso, para leerla.
Es la primera (y posiblemente la última) vez que leo a Saer y decidí hacerlo porque en varios podcasts sobre libros que escucho lo nombran y todos hablan bien de sus novelas.
A mi, sinceramente, me costó una eternidad terminarlo. Me aburría, me confundía, no sabía de quién estaba hablando. Solo un pasaje del final y uno del medio, cuando van a vender las sandías, me resultaron entretenidos.
Le pongo tres estrellas porque la historia en sí parece buena, pero no eran necesarias más de 200 páginas para contarla y más de un mes, en mi caso, para leerla.
Read
May 22, 2020Qué narrador.
"El limonero real" transcurre en un día (el último del año), entre luces y sombras, entre las islas de un río de muchas orillas, entre Wenseslao, ella y el recuerdo de un hijo muerto. Un día que puede narrarse de mil maneras, puede contarse una y otra vez y aún así volver a empezar con un amanecer en el que ya se está con los ojos abiertos. Una maravilla.
"El limonero real" transcurre en un día (el último del año), entre luces y sombras, entre las islas de un río de muchas orillas, entre Wenseslao, ella y el recuerdo de un hijo muerto. Un día que puede narrarse de mil maneras, puede contarse una y otra vez y aún así volver a empezar con un amanecer en el que ya se está con los ojos abiertos. Una maravilla.
December 4, 2021
Amo a Saer. Renuevo ese amor cada vez que lo leo. Su prosa me resulta deslumbrante, como la de Woolf o Faulkner, y me demoro en su lectura porque para mí lo que ocurre en Saer ocurre básicamente con el lenguaje, y por eso hay que saborearlo como si uno estuviese catando un vino de alta gama.
En esta novela seguimos a Wenceslao, pescador que habita una isla del Paraná junto a su esposa, en la víspera del Año Nuevo, desde un despertar que da un memorable comienzo a la novela, hasta el final del día y las celebraciones. Asistimos así a su visita a sus parientes, los preparativos para el asado, incluyendo el degüello del cordero sacrificado para el festín, una siesta bajo los árboles, una zambullida en el Paraná, visitas a la pulpería local, y sus interacciones con sus distintos parientes. La corriente subterránea pero poderosa que atraviesa la narración es el duelo de Wenceslao y su esposa por su hijo muerto 6 años atrás, que representa un vacío que no puede ser superado. La esposa (nombrada sólo como “ella”) se niega a abandonar la isla y su dolor, ensimismada en su pérdida.
En una novela magistral, Saer explora dicotomías difíciles de resolver: la vida y la muerte, el campo y la ciudad, las nuevas y las viejas generaciones, la memoria y la experiencia presente. Estilísticamente es de un virtuosismo admirable: juega con la temporalidad alterando la cronología y cambiando constantemente los tiempos verbales, nos confunde con cambios de focalización abruptos, y emplea una fórmula como un hechizo para volver al comienzo y acelerar la acción como si estuviera rebobinando y adelantando una película. El retrato de la vida en un pueblo del litoral toma proporciones bíblicas que nos retrotraen a los orígenes mismos de la vida en la tierra, de forma que esa zona saeriana tan anclada en la geografía de las márgenes del Paraná deviene a la vez espacio mítico y atemporal. Como broche de oro de esa mitología barrosa aparece el asado como ritual litúrgico donde el sacrificio nutre y se vuelve motor de la vida.
En esta novela seguimos a Wenceslao, pescador que habita una isla del Paraná junto a su esposa, en la víspera del Año Nuevo, desde un despertar que da un memorable comienzo a la novela, hasta el final del día y las celebraciones. Asistimos así a su visita a sus parientes, los preparativos para el asado, incluyendo el degüello del cordero sacrificado para el festín, una siesta bajo los árboles, una zambullida en el Paraná, visitas a la pulpería local, y sus interacciones con sus distintos parientes. La corriente subterránea pero poderosa que atraviesa la narración es el duelo de Wenceslao y su esposa por su hijo muerto 6 años atrás, que representa un vacío que no puede ser superado. La esposa (nombrada sólo como “ella”) se niega a abandonar la isla y su dolor, ensimismada en su pérdida.
En una novela magistral, Saer explora dicotomías difíciles de resolver: la vida y la muerte, el campo y la ciudad, las nuevas y las viejas generaciones, la memoria y la experiencia presente. Estilísticamente es de un virtuosismo admirable: juega con la temporalidad alterando la cronología y cambiando constantemente los tiempos verbales, nos confunde con cambios de focalización abruptos, y emplea una fórmula como un hechizo para volver al comienzo y acelerar la acción como si estuviera rebobinando y adelantando una película. El retrato de la vida en un pueblo del litoral toma proporciones bíblicas que nos retrotraen a los orígenes mismos de la vida en la tierra, de forma que esa zona saeriana tan anclada en la geografía de las márgenes del Paraná deviene a la vez espacio mítico y atemporal. Como broche de oro de esa mitología barrosa aparece el asado como ritual litúrgico donde el sacrificio nutre y se vuelve motor de la vida.
June 5, 2023
I am more and more convinced that Argentinian literature of the 20th century is on a par with that of England and France and superior to that of Spain, Italy, and Germany. Juan José Saer from the city of Santa Fe in Argentina was a superb writer who is little known in this country. The Regal Lemon Tree is a strange little book about the fluvial world of Santa Fe, which sits on the Paraná River.
The whole story takes place on two islands of the Paraná where an extended family has a New Years get-together. In that family three brothers have married three sisters. The main character, Wenceslao, has lost his grown-up son six years previously, and his wife has entered a seemingly permanent state of mourning, refusing to take part in the family festivities.
Saer looks at this tight little world from several points of view: third person and first person, straight narrative, myth, and fairy tale.
In the end, we get a warm feeling about what it means to be human. It is not only Wenceslao and his (unnamed) wife, but the drunk Augusto, the crippled El Ladeado, and all the men and women of several generations who show up for the New Years barbecue.
The whole story takes place on two islands of the Paraná where an extended family has a New Years get-together. In that family three brothers have married three sisters. The main character, Wenceslao, has lost his grown-up son six years previously, and his wife has entered a seemingly permanent state of mourning, refusing to take part in the family festivities.
Saer looks at this tight little world from several points of view: third person and first person, straight narrative, myth, and fairy tale.
In the end, we get a warm feeling about what it means to be human. It is not only Wenceslao and his (unnamed) wife, but the drunk Augusto, the crippled El Ladeado, and all the men and women of several generations who show up for the New Years barbecue.
November 10, 2016
Nota: Lectura para la universidad
Tuve que tener una enorme paciencia a la hora de leer este libro. No está divido en capítulos y la narración no se interrumpe en ningún momento. Hubo muchas descripciones tan precisas que podía visualizarlas y los diálogos no parecían tan relevantes como lo eran las acciones que realizaban los personajes.
Sin embargo, como dije antes, tuve que tener una enorme paciencia a la hora de leerlo; porque llegaba a un punto en que se volvía a repetir una y otra vez las escenas o toda la historia en general (de forma realista o al estilo de un cuento clásico) y estaba con las ganas de acabar de leerlo.
Ha sido una lectura entretenida. No más que eso.
Amanece
y ya está con los ojos abiertos
Tuve que tener una enorme paciencia a la hora de leer este libro. No está divido en capítulos y la narración no se interrumpe en ningún momento. Hubo muchas descripciones tan precisas que podía visualizarlas y los diálogos no parecían tan relevantes como lo eran las acciones que realizaban los personajes.
Sin embargo, como dije antes, tuve que tener una enorme paciencia a la hora de leerlo; porque llegaba a un punto en que se volvía a repetir una y otra vez las escenas o toda la historia en general (de forma realista o al estilo de un cuento clásico) y estaba con las ganas de acabar de leerlo.
Ha sido una lectura entretenida. No más que eso.
Amanece
y ya está con los ojos abiertos
March 19, 2015
Bien amigos estamos ante una de las mayores experiencias escritas en habla hispana. La Obra de Juan José Saer está marcada por el intento obsesivo de quitar a la literatura del mundo de la representación decimonónica. No es una lucha personal, la literatura latinoamericana estuvo signada por esa obsesión; por lo cual todos se consideran herederos de la contienda iniciada, en el continente, por el maestro William Faulkner.
Pero, en Saer, sí es personal la lucha estilística, solitaria y alejada de los parámetros que en su época marcaron el boom latinoamericano. Y en esa lucha el uso de los tiempos y su refutación, la construcción de imágenes, la esfera metafísica y esencial que se diluye en las caracterizaciones estéticas, la infinitud silenciosa pero macabra del verde campo argentino, la libertad anárquica que permite y la búsqueda de la argentinidad en las brasas que arden y aclimatan una reunión de amigos son constantes en su obra.
Esa personalísima identidad encuentra en el Limonero Real su máxima expresión, su manifestación más extrema. De ritmo lento, el Limonero exige un compromiso del lector, es una ¿novela? que discrimina, de entrada, al lector pasatista que espera un argumento arrollador escrito con pluma ágil. Aquí, la experiencia viboreante de una prosa que se ralentiza, sistemáticamente, se expone en párrafos inmensos que no parecen terminar jamás pero que, si uno se embarca lúcido y desinteresado, pronto estará en un viaje alucinógeno digno de los mejores trips de sustancias que potencian la microscopia. Las poco menos de 300 páginas que describen, de manera inigualable y minuciosa, el último día del año de los habitantes de una isla puede ser visto como un homenaje santafesino y acuático al gran Joyce pero es, al mismo tiempo, un parodia, una experiencia de cómo el lenguaje puede llevarse a un rincón extravagante.
Pero, en Saer, sí es personal la lucha estilística, solitaria y alejada de los parámetros que en su época marcaron el boom latinoamericano. Y en esa lucha el uso de los tiempos y su refutación, la construcción de imágenes, la esfera metafísica y esencial que se diluye en las caracterizaciones estéticas, la infinitud silenciosa pero macabra del verde campo argentino, la libertad anárquica que permite y la búsqueda de la argentinidad en las brasas que arden y aclimatan una reunión de amigos son constantes en su obra.
Esa personalísima identidad encuentra en el Limonero Real su máxima expresión, su manifestación más extrema. De ritmo lento, el Limonero exige un compromiso del lector, es una ¿novela? que discrimina, de entrada, al lector pasatista que espera un argumento arrollador escrito con pluma ágil. Aquí, la experiencia viboreante de una prosa que se ralentiza, sistemáticamente, se expone en párrafos inmensos que no parecen terminar jamás pero que, si uno se embarca lúcido y desinteresado, pronto estará en un viaje alucinógeno digno de los mejores trips de sustancias que potencian la microscopia. Las poco menos de 300 páginas que describen, de manera inigualable y minuciosa, el último día del año de los habitantes de una isla puede ser visto como un homenaje santafesino y acuático al gran Joyce pero es, al mismo tiempo, un parodia, una experiencia de cómo el lenguaje puede llevarse a un rincón extravagante.
December 15, 2024
Esta novela es sin duda lo más exigente pero lo mejor que leí del autor, y todas me parecieron excelentes.
El limonero real es pura forma. No importa lo que pasa sino cómo pasa, cómo lo transmite. Saer necesita un lector sumamente activo, que interprete, que participe, que complete y sienta.
El juego con el lenguaje se lleva todas las palmas y no solo eso, sino también la atmósfera asfixiante que logra trasmitir, el ahogo de los personajes, la cantidad de figuras retórica utilizadas de una manera majestuosa...las repeticiones, las imágenes sensoriales, las descripciones llevadas a los extremos, las oraciones que mantiene durante páginas sin un punto, sin un respiro...El argumento es lo de menos. Saer te imanta, te absorbe, te impregna... ¿Cómo logra Saer contar ocho veces los mismos hechos y al mismo tiempo volver la novela tan adictiva? Simplemente porque es brillante.
El limonero real es pura forma. No importa lo que pasa sino cómo pasa, cómo lo transmite. Saer necesita un lector sumamente activo, que interprete, que participe, que complete y sienta.
El juego con el lenguaje se lleva todas las palmas y no solo eso, sino también la atmósfera asfixiante que logra trasmitir, el ahogo de los personajes, la cantidad de figuras retórica utilizadas de una manera majestuosa...las repeticiones, las imágenes sensoriales, las descripciones llevadas a los extremos, las oraciones que mantiene durante páginas sin un punto, sin un respiro...El argumento es lo de menos. Saer te imanta, te absorbe, te impregna... ¿Cómo logra Saer contar ocho veces los mismos hechos y al mismo tiempo volver la novela tan adictiva? Simplemente porque es brillante.
January 29, 2024
Además de la obvia estructura cíclica o en espiral, que se reinicia cada cierto tiempo, es muy claro otro recurso, el uso de los tiempos verbales. En presente (o presente perfecto o incluso futuro), la narración desde la perspectiva de Wenceslao (no importa si se cuenta el presente de la historia o hechos del pasado). En pasado, la narración desde la perspectiva de otros personajes, por ejemplo la del ladeado cuando llega a la casa de sus tíos. Esto se respeta casi sin excepciones hasta el final.
Me llamó la atención el uso de un adjetivo, por su repetición: "descolorido".
Me llamó la atención el uso de un adjetivo, por su repetición: "descolorido".
March 19, 2023
Absurdo, incrível, fenomenal, esperava nada, mas recebi tudo.
Saer faz muito: responde Joyce, reinvoca Proust, traz em si o onírico do surrealismo e, ao mesmo tempo, escreve um romance rural de peso. Uma boa pedida pra quem quer sair do óbvio do que é compreendido como "romance latino-americano do século XX".
Saer faz muito: responde Joyce, reinvoca Proust, traz em si o onírico do surrealismo e, ao mesmo tempo, escreve um romance rural de peso. Uma boa pedida pra quem quer sair do óbvio do que é compreendido como "romance latino-americano do século XX".
October 31, 2019
Llegué a este libro de una forma bastante curiosa: por la canción homónima de Jorge Fandermole.
Una genialidad la canción, y una historia interesante la que nos trae el autor, no por los eventos en si mismos sino por la forma recursiva en la que está contada. Saer transmite excepcionalmente imágenes sensoriales, que nos meten en el relato y nos hacen sentir junto al protagonista.
Un hallazgo en la literatura nacional.
Manchas de lejos: mujeres que van
llegando y los viejos perdidos del hablar.
Sombra en los tilos. -Sujeta ese animal-;
y va pintando el río la roja luz ritual.
Manchas que los viejos prefieren no mirar,
van las tres llegando vestidas de ciudad.
Sólo ella no viene, luctuosa, innominal;
-vuelve a buscarla, es tiempo de olvidar-.
Amanece y ya está con los ojos abiertos;
repetidamente vuelve a recordar
un chasquido de agua y un cuerpo moreno
y esa vuelta oscura desde la ciudad.
Y silencioso el Layo va clavando el remo,
de un nombre ladeado suena esa otra voz;
el tiempo se tuerce, redondo y eterno
como agolpa el árbol, el fruto y la flor.
Mancha del cuchillo que mata el cordero;
rojo un vino fresco para festejar
sombras repetidas para el Año Nuevo;
nueve veces cuenta para no olvidar.
Cuenta y va dejando sobre el fruto viejo
capullos perplejos de un nuevo amargor,
pura eternidad como en el limonero,
el fruto maduro y al lado la flor.
Amanece y ya está con los ojos abiertos;
repetidamente vuelve a recordar
un chasquido de agua y un cuerpo moreno
y esa vuelta oscura desde la ciudad.
Y silencioso el Layo va clavando el remo,
de un nombre ladeado suena esa otra voz,
el tiempo se tuerce, redondo y eterno
como agolpa el árbol, el fruto y la flor.
Amanece y ya está con los ojos abiertos
fija en el momento en que el hijo se fue,
que no tiene nombre, mujer en silencio
por el agua adentro del Colastiné.
Y va remando el Layo cruzando el desierto
con la nada extrema de su soledad:
repetida pena circulando el tiempo
como fruto y flor del limonero real.
Una genialidad la canción, y una historia interesante la que nos trae el autor, no por los eventos en si mismos sino por la forma recursiva en la que está contada. Saer transmite excepcionalmente imágenes sensoriales, que nos meten en el relato y nos hacen sentir junto al protagonista.
Un hallazgo en la literatura nacional.
Manchas de lejos: mujeres que van
llegando y los viejos perdidos del hablar.
Sombra en los tilos. -Sujeta ese animal-;
y va pintando el río la roja luz ritual.
Manchas que los viejos prefieren no mirar,
van las tres llegando vestidas de ciudad.
Sólo ella no viene, luctuosa, innominal;
-vuelve a buscarla, es tiempo de olvidar-.
Amanece y ya está con los ojos abiertos;
repetidamente vuelve a recordar
un chasquido de agua y un cuerpo moreno
y esa vuelta oscura desde la ciudad.
Y silencioso el Layo va clavando el remo,
de un nombre ladeado suena esa otra voz;
el tiempo se tuerce, redondo y eterno
como agolpa el árbol, el fruto y la flor.
Mancha del cuchillo que mata el cordero;
rojo un vino fresco para festejar
sombras repetidas para el Año Nuevo;
nueve veces cuenta para no olvidar.
Cuenta y va dejando sobre el fruto viejo
capullos perplejos de un nuevo amargor,
pura eternidad como en el limonero,
el fruto maduro y al lado la flor.
Amanece y ya está con los ojos abiertos;
repetidamente vuelve a recordar
un chasquido de agua y un cuerpo moreno
y esa vuelta oscura desde la ciudad.
Y silencioso el Layo va clavando el remo,
de un nombre ladeado suena esa otra voz,
el tiempo se tuerce, redondo y eterno
como agolpa el árbol, el fruto y la flor.
Amanece y ya está con los ojos abiertos
fija en el momento en que el hijo se fue,
que no tiene nombre, mujer en silencio
por el agua adentro del Colastiné.
Y va remando el Layo cruzando el desierto
con la nada extrema de su soledad:
repetida pena circulando el tiempo
como fruto y flor del limonero real.
February 2, 2021
“Por primera vez en años, Wenceslao no sabe cómo tratarla. Ya es demasiado viejo como para que pueda volver a aprenderlo alguna vez. La muerte ha servido para demostrar, primero de todo, que ellos, a pesar del conocimiento ocasional, y del afecto ocasional, y de las cópulas ocasionales mediante las cuales procrearon, no dejaron nunca de ser desconocidos”
No es una novela fácil de leer. Hay que acostumbrarse a las imágenes reiteradas, a las minucias descriptivas sobre las acciones más simples que, a fin de cuentas, son las que tejen toda la trama —si se puede hablar en esos términos—. Aquí, más que acción, hay una apuesta contemplativa.
En esta obra pesa el discurrir lento del tiempo. Cada movimiento cuenta: desde el giro leve del cuerpo sobre la silla, la ondulación de la cortina de cretona, la crepitación del fuego, hasta la hundida del cuchillo en la garganta del cordero y la zambullida que violenta la superficie compacta del agua. La prosa nos permite descubrir un mundo donde, en medio de la fronda espesa, se contempla el silencio, la quietud y el fuego. Cada personaje pareciera habitar en su propio islote y naufragar en aguas distantes. Esto se refleja, sobre todo, en la relación entre Wenceslao y Ella, pues nos deja claro que la constancia y convivencia no son suficientes para vivir con una certeza acerca del otro. Ni un lugar habitado durante toda una vida parece ser el mismo al caer la tarde.
No es una novela fácil de leer. Hay que acostumbrarse a las imágenes reiteradas, a las minucias descriptivas sobre las acciones más simples que, a fin de cuentas, son las que tejen toda la trama —si se puede hablar en esos términos—. Aquí, más que acción, hay una apuesta contemplativa.
En esta obra pesa el discurrir lento del tiempo. Cada movimiento cuenta: desde el giro leve del cuerpo sobre la silla, la ondulación de la cortina de cretona, la crepitación del fuego, hasta la hundida del cuchillo en la garganta del cordero y la zambullida que violenta la superficie compacta del agua. La prosa nos permite descubrir un mundo donde, en medio de la fronda espesa, se contempla el silencio, la quietud y el fuego. Cada personaje pareciera habitar en su propio islote y naufragar en aguas distantes. Esto se refleja, sobre todo, en la relación entre Wenceslao y Ella, pues nos deja claro que la constancia y convivencia no son suficientes para vivir con una certeza acerca del otro. Ni un lugar habitado durante toda una vida parece ser el mismo al caer la tarde.
September 23, 2016
Relato obsesivamente descriptivo que se desarrolla durante el último día del año en la vida de unos isleños. Dividido en nueve partes a través del sintagma “Amanece || y ya está con los ojos abiertos”, el autor resume las acciones anteriores y añade nuevas narraciones.
No es un libro de lectura rápida, es más bien un relato distinto, con una estructura muy particular. Es como si fuera un despertar de imágenes en cámara lenta, un verdadero relato de flujo de la conciencia, del proceso de cómo se construye una historia, y que se describe prolija y minuciosamente, al igual que el psicoanálisis que se realiza de los principales personajes.
No es un libro de lectura rápida, es más bien un relato distinto, con una estructura muy particular. Es como si fuera un despertar de imágenes en cámara lenta, un verdadero relato de flujo de la conciencia, del proceso de cómo se construye una historia, y que se describe prolija y minuciosamente, al igual que el psicoanálisis que se realiza de los principales personajes.
February 19, 2017
Amanece
Y ya está con los ojos abiertos.
Una hermosura, poesía pura!
Y ya está con los ojos abiertos.
Una hermosura, poesía pura!
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