Antonio Di Benedetto nació en la ciudad de Mendoza en 1922 y murió en Buenos Aires en 1986. Es autor de novelas y varios libros de relatos: "Mundo animal" (1953), "El pentágono" (1955; reeditado en 1974 con el título "Anabella"), "Zama" (1956), "Grot" (1957; reeditado en 1969 con el título "Cuentos claros"), "Declinación y ángel" (1958), "El cariño de los tontos" (1961), "El silenciero" (1964), "Los suicidas" (1969), "Absurdos" (1978) y "Sombras nada más" (1984). Además de narrador, Di Benedetto fue periodista y guionista de cine. Recibió numerosos premios y becas y sus libros han sido sucesivamente reeditados y traducidos a otros idiomas. Detenido por la dictadura militar en 1976, tras un año de cárcel se exilió en España, de donde regresó poco antes de su muerte. En su proyecto de reedición de la obra completa de Di Benedetto, Adriana Hidalgo editora publicó: "Absurdos", "Cuentos claros", "El pentágono" , "El silenciero", "Los suicidas", "Mundo animal/El cariño de los tontos" y "Zama".
Antonio di Benedetto was an Argentine journalist and writer.
Di Benedetto began writing and publishing stories in his teens, inspired by the works of Fyodor Dostoevsky and Luigi Pirandello. Mundo Animal, appearing in 1952, was his first story collection and won prestigious awards. A revised version came out in 1971, but the Xenos Books translation uses the first edition to catch the youthful flavor.
Antonio di Benedetto wrote five novels, the most famous being the existential masterpiece Zama (1956). Los suicidas (The Suicides, 1969) is noteworthy for expressing his intense abhorrence of noise. Critics have compared his works to Alain Robbe-Grillet, Julio Cortázar and Ernesto Sábato.
In mid-sixties or early seventies he caused a diplomatic faux-pas at a NATO meeting when during a ceremonial toast he raised his cup and said "cin cin" to bystanding Japanese diplomats. This caused an international pandemonium, as "chin chin" is a slang term for penis in Japanese. This later led to his prosecution. In 1976, during the military dictatorship of General Videla, di Benedetto was imprisoned and tortured. Released a year later, he went into exile in Spain, then returned home in 1984. He travelled widely and won numerous awards, but never acquired the worldwide fame of other Latin American writers, perhaps because his work was not translated to many languages.
Totalmente de acuerdo con las dos opiniones que Sada nos expone en el inicio del prólogo a esta edición : el acierto de reunir en un solo volumen a las tres novelas y, mucho más todavía, que todas ellas "constituyen uno de los momentos culminantes de la narrativa en lengua castellana de nuestro siglo".
Cada una de estas novelas es un mundo en sí. Sin unidad temática, si de estilo. Di Benedetto es un maestro que merece un lugar de honor en las letras latinoamericanas.
Los suicidas es una novela hermosa y a la vez la más digerible de la trilogía. Un protagonista rodeado por suicidas, en su familia, en su trabajo, se enfrenta el mismo a decidir si ¿Vale la pena vivir? O más bien ¿Porque no morir? ...
El silenciero me costó más. Monocorde, escueta. La batalla de un hombre contra el ruido, contra el mundo. La sutil diferencia del ruido de la industria, de la música o de la vida doméstica.
Zama, la novela de lo que nunca llega. Un personaje lleno de contradicciones, intentando lograr los privilegios que cree merecer. Todos pasando frente a su vida, mientras esta fluye lentamente hacia la nada.
Un autor para leer hoy, para releer después, para recomendar y ojalá para encontrar con quien conversar de la infinitud de su obra.
Llegué a Antonio Di Benedetto, como muchos otros, porque Roberto Bolaño lo mencionaba en una entrevista. Después vi una entrevista del propio Antonio y me pareció un tipo taciturno y algo melancólico, el tipo de escritor que, de alguna manera, me llama la atención. Por eso me sorprendió la primera novela, Zama, en donde incluso me estuve riendo en algunos pasajes. En el Silenciero, ya aparece marcado un rumbo hacia la melancolía y en Los suicidas, ya hablamos de una novela que explora el abismo humano a través del tema del suicidio. La tercera novela sí es lo que me esperaba de Antonio Di Benedetto. Ninguna de las novelas se parece entre sí, pero el hilo conductor, como dice la portada, es la espera. Lo que sostiene a las novelas es la fuerza estilística y el talento. Yo creo que para hacer una reseña de cada novela necesitaría releerlas, no son novelas de las que se pueda apreciar su dimensión real en una sola pasada. Para mí fue un descubrimiento muy grato y espero comprar sus cuentos para leer el año que viene.
Los suicidas es una obra esencial. Está escrita con las palabras justas. Párrafos y oraciones breves que logran una poética lejos del lenguaje ornamentado. Es el inventario de una demolición. Tanto el comienzo como el final, están entre lo mejor de la literatura argentina.
Así arranca:
Mi padre se quitó la vida un viernes por la tarde. Tenía 33 años. El cuarto viernes del mes próximo yo tendré la misma edad.
Leí El silenciero y Los suicidas; Zama la leeré más adelante. Contrario a lo que me pasa con el cine, la mayoría de lo que estoy leyendo es literatura contemporánea y medio que me había desacostumbrado a la textura de otra sintaxis, de otra época. No me costó nada volver, porque lo que hace Di Benedetto es una maravilla, con suma inteligencia y un humor irónico y socarrón. A veces sufro como el personaje de El silenciero, a veces sufro como los personajes de Los suicidas. Creo que entre las dos novelas se cifra una identidad que es muy parecida a la que visto hoy.