Se acerca el fin del mundo, la humanidad ha confiado la comunicación y los pronósticos de futuro a la tecnología y algunas personas han descubierto una nueva facultad: la de desaparecer voluntariamente, un método radical de evadirse de la realidad cotidiana. Guiado por su abuelo, uno de los primeros en aprender a hacerlo fue Rapo, y ahora Maxi, su hermano, tiene la misión de encontrarlo mientras intenta superar la separación con Sabrina. El de Maxi y Sabrina es uno de los tantos desencuentros que narra esta novela, protagonizada por dos familias –cuatro generaciones– cuyos integrantes se buscan unos a otros en una trama de lazos y afectos cada vez más inestables e incorpóreos. Mientras el mundo se desmorona, algo nuevo está queriendo nacer, una vida que emana de la materialidad de los objetos y que se está filtrando desde un lugar misterioso que llaman “la fosforescencia”. En su segunda novela, Martín Felipe Castagnet combina de manera magistral la ficción especulativa, la fantasía y el realismo costumbrista para encontrar nuevas metáforas que hablen del mundo de hoy. ¿Y si fuera el tacto, y no la inteligencia, lo único que nos mantiene humanos?
La primero que me surgió al terminar de leer fue: ¿desaparecer o inundarme? La pregunta en sí no va a ningún lado pero algo hay de ese mantra moderno llamado internet que me inunda todo el tiempo. Como si la segunda persona estuviese dándole órdenes a ese otro, a esa cosa incorpórea, a ese desaparecido que también soy yo. Los mantras modernos de Martín Felipe Castagnet impreca directamente a la realidad, tanto desde su escritura como desde su temática. La limpieza no es tal y deja escapar algo de esa suciedad cercana a la jungla que invade lo electrónico y transforma todo en una potente mezcla. ¿Qué hay de las huellas de alguien que desaparece? ¿Desaparecer es otra forma de dejar huellas? Una novela que escapa de su clasificación y se posiciona dentro de lo híbrido, tanto o más cercano al pensar que los huesos todavía tienen algo de esa fosforescencia de la luz de las estrellas, o mejor dicho, del pasado.
Castagnet escribe distinto; es algo que se nota al abrir cualquiera de sus dos novelas. Su ciencia ficción, tan argentina ella, es rara, un poco incómoda y muy familiar. Los mantras modernos es una novela visual y táctil, de personajes entrañables y aterradores, especialmente recomendable para los otakus nacionales de la vieja escuela, con varias veces vistas Akira y Ghost in the Shell.
Castagnet, en esta su segunda novela, redobla la apuesta que hizo en Los Cuerpos del Verano. Crea un mundo complejo, denso intrincado; que se inicia como una modificación del mundo desde la tecnología y culmina con escenarios post apocalípticos de corte surrealista. Es un libro en el que se pueden ver entrecruzados elementos del clásico pkd, preocupaciones ballardianas (del ciclo del desastre), transformaciones de VanDerMeer, elementos del Weird botánico y ensueños aireanos; envueltos en una filosofía bielsista. Quizá esa complejidad tan densa hace que el final de la novela tenga elementos que parecieran gratuitos (pero se sugieren cómo simbólicos) y se rompa un poco con la sólida construcción que Castagnet ha construido en la primera mitad. El libro se desborda y pierde los límites a medida que avanza, y en ese desborde se pierde al final algo de su poder y su fuerza inicial (algunos personajes se desdibujan). A pesar de esto, creo que junto a Ramiro Sanchiz son claramente los dos mejores ejemplos de New Weird latinoamericano que pueden dar la pauta para lo que se viene para la ciencia ficción local. En un gran libro, se convertirá es un imprescindible en un futuro muy cercano.
Es una novela muy bien escrita, con humor. Podría leerse como una segunda parte de Los cuerpos del verano, novela anterior de Castagnet, aunque más extraña e imaginativa. Probablemente, más cercana al new weird, a esa potencia de lo inconmensurable que parece abrir un nuevo espacio de pensamiento. Con esto último me refiero a que, en la historia, los personajes entran a un estado de fosforescencia, donde los objetos hablan y hay sustancias de origen diverso. Las personas desaparecen voluntariamente para alcanzar ese espacio otro, invisible al ojo humano, donde lo único que permanece es el tacto. Libro raro, muy placentero de leer.
Un libro muy original, realmente. Tiene un tono muy diferente a Los cuerpos del verano que tenía ese toque bizarro. Los mantras modernos tiene una conexión tan palpable con la realidad actual en las reflexiones que plantea que más de una vez me dejó dándole vueltas a sus ideas. En este contexto de pandemia y cuarentena en el que tanto me cuesta concentrarme, Castagnet logró atraparme con su narrativa. "Quizás sea el tacto, y no la inteligencia, lo único que nos mantiene humanos". "Algunos objetos tienen almas chiquitas, casi una perforación; otras parece que estuvieran cubiertas de pelo. Primera hipótesis: cuanto más usados, más alma tienen". "La gente ya desaparecía entonces, pero nadie se daba cuenta porque solo desaparecían las sobras".
Lei Los cuerpos del verano en 2015 por recomendación de un amigo y lo hice para un desafio que estaba haciendo. Lo había escrito su profesor de literatura, lo cual hizo que me llamara más la atencion. Ese mismo año me pude comunicar con Martin, me recomendó algunos libros y aconsejó escribir reseñas cada vez que terminara algun libro y desde entonces, eso hago. De repente estamos en mayo de 2017 y me entero a través de su cuenta de tuiter que Martin iba a sacar otro libro, Los mantras modernos. Pude conseguirlo en la feria del libro y leerlo hace poco. Me gusta el estilo en el que escribe, no lo vi en ningun otro autor. El uso de la segunda persona es algo distinto, y bienvenido. En cuanto a la historia, me gustó demasiado y quisiera saber mas de este mundo.
Las ficciones de Castagnet son como los cuerpos que las habitan: mutantes, híbridos, evasivos, imposibles de categorizar. Pero también familiares. Los vemos, los conocemos e interactuamos con ellos a diario.
Los mantras modernos es un libro de una belleza extraña, líquida, que por momentos se nos escapa de las manos y en otros nos ahoga.
"¡Es el futuro y nadie lo habita!" nos dice Castagnet, si este es el futuro de la literatura argentina, es hora de que lo habitemos.
Es una novela entrañable. Cuesta entrar. Exige mucho del lector. Pero una vez que uno ingresa a ese mundo ya no puede salir. Hay personajes que nunca voy a olvidar. Nuevamente, el tratamiento del lenguaje y no solo la trama. No pasa desapercibido. Se nota que hay una preocupación estética. Recomiendo.
Buena ciencia ficción distopiana con un futuro paralelo que me recuerda mucho al “Otro Lado” de Stranger Things, donde las cosas y humanos dominados por la tecnología se arman y se desarman, se diluyen, desaparecen o se deforman como Tetsuo al final de Akira. En la fosforescencia es imposible distinguir límites, finalmente todo forma una gran masa viva que me generó un poco de miedo.
Está interesante. Me gustó mucho. Interesante estilo de escritura, cambiando las personas gramaticales. Metáforas muy fuertes. 10 points.
Éste sería uno de los tres mejores libros del año, e inauguraría la tríada sagrada de la literatura argentina. Es excelente en todos sentidos, exquisito.
This is a really rich novel--it drops you into a vividly-described world that seems just around the corner from our present day. People are still driving cars and clothing seems pretty similar to nowadays, but everyone is walking around with their iPhones attached to their foreheads, inanimate objects and animals can communicate telepathically with some people, and there are devices that allow the user to see invisible objects. Oh, and people can get so zen that they disappear. Similar enough to connect myself to this new world, different enough that I want to see how deep the rabbit hole goes.
Also, I have to wonder: what came first, the "phosphorescent" realm in this novel or the "Upside Down" in Stranger Things?
Something that seems daring (especially given how hard many sci-fi novels lean into the world building aspect) is how brief Los mantras modernos is. We are dropped into things in medias res, and there are lots of details that are never explained. Enough depth is provided to understand the plot, but (given how beautifully he handles the descriptions in Los mantras modernos) Castagnet could easily have written a much longer novel without it getting too cumbersome. Maybe this novel could be turned into a Netflix series, Stranger Things-ish but set in Argentina (actually, now that I make that joke I don't think it's set in a particular city) and without the 80s nostalgia. You're welcome for suggesting the idea, future millionaire Martín Felipe Castagnet.
I hope this isn't considered a spoiler, but the ending seemed rushed to me. That's what drops this from 5 to 4 stars. I really enjoyed the book though, and plan to read more from Castagnet.
Sin vueltas innecesarias para decir las cosas, cual si fuera un amigo contándote una historia, Los Mantras Modernos está en constante balance entre la ciencia y la ficción. No hay autos que vuelan, no hay viajes a planetas lejanos, la tecnología se mezcla con el día a día de una manera tan natural que bien podría salir mañana en las noticias. Atrapante y de fácil lectura, es tan recomendable como Los Cuerpos del Verano, la primera novela publicada del autor.
Una exploración de atmósferas y sensaciones alucinantes en el ámbito de una vida urbana y globalizada de clases populares que se disuelve hacia "el fin del mundo". Se percibe las lecciones de la narrativa de Phil K Dick, incluso en su énfasis respecto de la metafísica detrás de los objetos cotidianos, en este caso las aplicaciones y redes sociales. Aunque el cierre de la historia careció de la potencia que esperaba, tiene pasajes de poesía, tensión y decadencia dignos del mayor elogio.
Esperaba mucho más. El uso de la segunda persona y otras decisiones de escritura me parece hacen más mal que bien, produciendo una lectura que va a tropiezos. Me gustan los desafíos pero acá no me suma nada el que parezca que al autor no le importa si te enteras o no de cómo va la cosa.
Por otro lado los personajes me parecen entrañables, y hay varios fragmentos que me movieron mucho por cómo están escritos y que llevan a pensar cuestiones que al menos yo no he visto abordadas en otrxs escritorxs contemporanexs. Tambien me gustó mucho el tratamiento de los vínculos humanos y los elementos tan imaginativos que incluye, es una novela muy visual (y viscosa), y creo que es un punto a favor que no sea tan obvia con los temas que le interesa tratar
Si, pero no. Hay algo que falla y siempre creo que lo que falla es un editor que tome el rol de editor y no el de cómplice, amigo o defensor del escritor de pobres, ausentes y abnegados. Hay una ola de ciencia ficción en nuestras tierras en donde se juntan todas las posibilidades posibles de un mundo de ficción pero que al mismo tiempo no alcanzan. Y por qué no alcanzan? Porque, arriesgando, el secreto de la ciencia ficción es que se sostenga por un dos tramos: un arduo conocimiento de la política (ursula le guin) o una escritura excepcional (angela carter). Sin eso lo que queda son intentos que se pueden salva con oficio y algo de buen gusto, apelaciones a las bibliotecas personal y algo más. Pero todo queda ahí.
En nuestro país el género es algo muy difícil y pocos lo domestican. Quizás el único que lo ha hecho con frialdad y calidad es Marcelo Cohen y hay algunos libros de Chernov que estan bien pero no estoy segura de como han envejecido. Aira queda fuera de la ecuación porque Aira es un alien de la tierra de Aira y nada más. Pero los intentos suelen ser fallidos y muchos son muestras de cobardían, no quiero decir lo que quiero decir, porque no me quiero meter en problemas, así que voy a decirlo poniendo zombies y gente invisible. No va.
Algo de eso hay en este libro que empieza bien y va decayendo por pérdida de fuerza. Sucede que para algunas cosas antes de los puntos hay que poner, excuse my french, los huevos sobre las ies.
Me gustó mucho. La primera parte me costó un poco, porque no sabía de qué iba y estaba un poco perdido. Creo que ahí la novela le pide al lector que confíe. Pero a partir del capítulo 6, es todo ganancia. El capítulo 7 es para enmarcar.
Muy bueno el uso del lenguaje para mostrar el mundo de la fosforescencia (en una conferencia el autor lo llama "florido" y el adjetivo no puede ser más adecuado). Logra con palabras lo que cuando hagan la película va a requerir varios millones de dólares en efectos especiales.
Respecto al uso de la segunda persona que corta la tercera, por más que en el español sea difícil, suena muy bien. Me quedé con ganas, sí, de que quien hablara sea un personaje y que se revele llegando al final.
Muy divertida. En más de una ocasión largué una carcajada: se me viene a la mente los viejos en el geriátrico gritando internet! internet!
La veo como una fábula sobre internet, en este sentido: todo va desapareciendo puede interpretarse como el proceso actual de que cada más más cosas están en internet.
En el final, como con Los cuerpos, me pasó que me quedé con ganas de más, de mayor cierre. Eso es una cuestión propia mía de lector.
Bien escrito, gana en velocidad conforme avanza la mitad del libro. Hay personajes entrañables pero me queda la pregunta porque no lo convirtió en una saga con semejante universo y personajes.
Una libro muy particular. Es distinta la forma de escribir de Castagnet. Creo que tiene un estilo que exige mucho pero no en vano, al final tiene su recompensa.
Es una época que se siente cercana, aunque la gente ha aprendido una particular hazaña: desaparecer. Tal vez se siente cercana por eso mismo. Frente a lo abrumador de una sociedad líquida, hoy en día la gente ya pasa buscando maneras de evadirse por un momento; maneras de colocarse en una realidad distinta a la que habita el cuerpo. El problema es que somos seres físicos, dependemos de nuestra materialidad. Quizás sea el tacto, y no la inteligencia, lo único que nos mantiene humanos. Al final, lo que llamamos inteligencia ya la poseen incluso objetos en esta -y en nuestra- realidad.
Los problemas de la posmodernidad se encuentran al orden del día: parejas que terminan por desacuerdos en cuanto a una posible descendencia, trabajos basados en formar la opinión pública aprovechando la resonancia de las redes sociales, hogares convertidos en dormitorios donde lo único presente son las cosas. Hay una nostalgia pero no de lo que fue, sino de lo que se esperó y ahora, gracias a la tecnología, se sabe que nunca será. Los detalles son lo primero que se pierde, pero al final la memoria es la supervivencia de un único detalle. Lo demás desaparece.
La inserción de intergeneracionalidad (hay, al menos, cuatro generaciones presentes a lo largo del relato) sirve para mostrar el cambio en los ojos que observan la historia.
—Por favor, abuelo, deje de decirle internet, me da vergüenza. —¿Y cómo se dice ahora? —Yo qué sé. No se dice nada. Uno siempre está conectado.
Incluso frente a condiciones físicas distintas a las actuales, la trama gira alrededor de dos hermanos que crecieron juntos y cuyas vidas no se encuentran en ningún momento. Pareciera existir una asíntota entre ambos.
Los mantras modernos me pareció una novela ambiciosa, bien estructurada y disfrutable. Hay saltos entre los hilos de cada personaje y una voz en segunda persona que no deja de sorprender, puesto que cambia constantemente de receptor. A la hora de repetir estupideces es más fácil tolerar la propia voz. Y sí, cuando todo se ha vuelto absurdo solo queda intentar oír aquello que está sonando dentro de nuestra propia cabeza. Total, ya no hay tacto, solo nos quedan descargas a través de la sinapsis.
este es el tercer libro que leo de martín, lo tenía pendiente desde hace un ratito. de verdad que quería amarlo pero no me gustó mucho. creo que a diferencia de "los cuerpos del verano" este se iba mucho más en vola y yo no soy tan fan de la ficción especulativa-ciencia ficción cuando se aborda tanto el tema de la tecnología. simplemente creo que es algo con lo cual no conecto, me es difícil de mantener el hilo. muchas veces leyendo este libro sentí que se iba todo a la mierda, que no entendía muy bien que estaba pasando. creo que tb se puede deber a que habían muchos narradores en segunda persona, donde le iba hablando a cada uno de los personajes, y era difícil captar a cuál en un principio
aún así me asombra la capacidad que tiene martín de especular con la ficción y trabajar con ella. además, su escritura siempre la disfruto, logra calar en mí.
mi cabeza quería entrar en un mini bloqueo lector hasta que entré a este libro, así que agradecida de haber evitado la desgracia. es más, me lo leí en 4-5 días! era un poco difícil arrancar la lectura pero una vez empezada no podía parar.
Menor que su anterior novela. Por momentos se torna confuso. Igual es una buena apuesta por salir del común narrativo de la Argentina de hoy. Y la idea es brillante.
En Argentina, los amigos del barrio pueden desaparecer, pero esta vez de manera voluntaria, con el fin de evadir una realidad miserable dominada por la omnipotencia tecnológica. Pronto descubren un lugar donde se hallan todos los que se esfuman: la fosforescencia. La existencia incorpórea en otro plano que tranquilamente podría ser el virtual. Para mí, la fosforescencia como un trasunto de las redes sociales. El futuro llegó hace rato: todo un palo, ya lo ves.
Un libro que me terminó decepcionando bastante por la expectativa que le tenía al autor. Creo que si no hubiera utilizado el recurso de la segunda persona, tal vez hubiese sido menos complicado seguir el hilo conductor. Una novela con buenas imágenes que no van a perdurar en el tiempo.