En la actualidad, el trato que damos a los animales es objeto de una importante teorización desde la Ética y ha dado lugar a un potente movimiento internacional de defensa de los no humanos en el que participan activamente innumerables mujeres. En relación a ello, este libro se plantea una serie de interrogantes ineludibles: ¿Debe esta Ética Animal tener en cuenta los componentes de género que subyacen a la dominación de los animales? ¿Se hallan suficientemente reconocidas las aportaciones de las mujeres en este terreno? ¿Son necesarios los valores del cuidado para la Ética Animal o basta con los principios universales de justicia? ¿Es posible alcanzar un pensamiento crítico e igualitario sin atender a la interconexión que existe entre las distintas formas de dominación? ¿Feminismo y Ética Animal deben necesariamente complementarse?
Un ensayo maravilloso que pone sobre la mesa la necesidad de que el feminismo y el veganismo se unan. Su comparación sobre como la prostitución convierte a las mujeres en “cosas sexuales” y el carnismo a los animales en “cosas para comer” es brutal. Además, el libro ofrece una panorámica genial sobre los pensamientos animalistas actuales. Ahonda en las diferencias entre vegetarianismo y veganismo y se posiciona clarísimamente a favor de este último. Me parece un libro necesario para entender como la dominación de las mujeres y la de los animales están más conectadas de lo que creemos.
Antes de acabar mi etapa escolar me reconocí a mí misma como una niña antiespecista. Por aquel entonces ya era feminista. Sin embargo, sólo hace unos meses tomé conciencia de la posibilidad y necesidad de unir ambas causas. La obra de Angélica Velasco se acaba de convertir en el epicentro de mi construcción (teórica) cómo ecofeminista. Ahora es el momento de seguir creciendo a través de las múltiples autoras referenciadas en este ensayo lleno de descubrimientos conceptuales, entre los que no puede dejar de destacar la idea de Alicia Puleo de una huelga de celo al patriarcado. Reconozco que su lectura se hace difícil al principio, pero, poco a poco, idea a idea, Velasco conquista la atención de sus lectoras con un mensaje de esperanza: es hora de que humanas y no humanas construyamos un mundo mejor juntas, de que las mujeres nos posicionemos del lado de la justicia. Porque si feminismo es lo contrario de odio, feminismo es lo mismo que animalismo.
Muy útil y claro para posicionarse (o al menos entender) todos los debates que unen y separan antiespecismo, feminismo y ecofeminismo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con el posicionamiento de la autora y la comparación prostitución-industria de la carne con la que acaba el libro me parece muy desafortunada.
"Cambiar las relaciones de dominación por vínculos de cuidado y amor constituye toda una declaración de intenciones."
Universalizar las virtudes del cuidado como algo imprescindible para lograr relacionarnos con la naturaleza y con los animales desde actitudes de respeto y no de dominación.
Esta ha sido mi incursión en el ecofeminismo, y he de decir que no creo que haya sido la mejor obra para abordarlo. He notado que había muchos conceptos feministas de corte filosófico y político que se me escapaban, por lo que seguramente de algunas de las reflexiones más complejas no haya podido extraer todo el significado que debiera.
A pesar de esto, en general me quedo con una impresión más bien positiva. Velasco lleva a cabo una gran labor de síntesis y cada pocas páginas se dedica a refrescar algunos conceptos vistos con anterioridad, lo cual facilita la inmersión, nuevamente, en la reflexión que se esté exponiendo. De especial interés he encontrado la comparativa entre el sistema prostituyente y el de explotación animal, aunque el tema de la prostitución se trate de refilón.
En conclusión, y aunque como digo no ha sido una obra sencilla para introducirse en el ecofeminismo (especialmente si tienes pocas nociones del mismo, como era mi caso), sí despliega un mapa general de éste con sus autoras más representativas. Por tanto, no puedo dejar de recomendarla (a pesar de no tener otros ensayos con los que compararla).
Explica la historia del pensamiento filosófico acerca de nuestras obligaciones éticas hacia los animales no humanos desde las teorías tradicionales de virtudes, deontología, y utilitarismo. Da un tratamiento más profundo a la familia de perspectivas a la que pertenece la autora, que es el ecofeminismo. Yo soy utilitario convencido. Donde más aprecio la ética animalista procedente del ecofeminismo es su capacidad para señalar el parecido sicológico entre diferentes tipos de dominación. Tienen dos componentes: primero, la creencia (a veces falsa) que el otro es diferente del dominador; segundo, la aserción que ser diferente es ser inferior. Sin embargo, en la parte normativa, no estoy de acuerdo en construir un sistema ético a partir de relaciones emocionales, como la autora intenta. Me parece peligroso, porque siempre habrá alguien que emocionalmente no nos importa, y sólo la razón puede decirnos que igualmente tenemos que respetar sus intereses.
Lo mejor: el apartado que aborda los puntos de contacto entre la prostitución y la explotación animal Lo peor: el epílogo que da título a la obra, un llamado a la acción que peca de tibio