C'è un negozio di fiori, nel cuore di Parigi, che raccoglie una magia impossibile da spiegare a parole. Il suo nome è L'Étoile Manquante. L'anziano proprietario, Dominique Brulé, sa che ogni fiore può nascondere un vero e proprio balsamo per l'anima. Lui stesso, quando è venuta a mancare la stella della sua vita, ha scoperto tra i colori e i profumi di quella bottega un conforto inaspettato e ora si adopera per regalare agli altri la felicità. Un po' filosofo, un po' prestigiatore, sa intuire gli stati d'animo, consigliare il fiore giusto per ogni ferita del cuore, trovare le parole adatte ad accompagnare una gioia, un dolore, un'illusione necessaria. Ospiti fisse del negozio sono Mercedes e Tilde, partite dalla Spagna tanti anni prima per inseguire un sogno o la fortuna. Le loro giornate ruotano intorno a quella bottega, ancorate all'amicizia che le lega, scandite dalle irrinunciabili perle di saggezza di Brulé, il «traduttore di fiori». Un giorno, come un improvviso vento fresco, irrompe in quella lenta routine Violeta: vent'anni, incinta e con il cuore spezzato. Assunta come assistente fiorista, porterà lo scompiglio in quelle tre vite silenziose, risvegliando il profumo di emozioni che vogliono tornare a sbocciare. Mentre lei, accolta con affetto da quell'insolita famiglia, imparerà ad apprezzare i doni che ogni stagione può riservare, perché anche il buio dell'inverno che sta attraversando è destinato a rivestirsi dei colori di una nuova primavera.
De esta novela había leído reseña más o menos positivas y esperaba encontrarme una historia tierna y sencilla, aunque también temía que no me fuese a gustar.
Por la puntuación que le he dado se intuye que no lo ha hecho, me ha gustado mucho menos de lo que me esperaba, no le he encontrado ningún sentido a la historia, ni me ha emocionado, ni me ha entretenido. La historia en sí no me despertó ningún interés y el estilo narrativo me sacó de quicio. Nos movemos de personaje a otro, todo dividido en secuencias que se intercalan unas a otras, estamos en una situación, en la breve secuencia siguiente estamos en otra, a continuación volvemos a la anterior... Los personajes no me han interesado, parece caricaturas, no se conocen bien, son aburridos. Tampoco me ha gustado que haya tantas referencias literarias, cinéfilas o musicales, están cada dos por tres, entran de forma forzada y no son necesarias, no pegan.
Ya he tenido alguna lectura de este tipo, que no tiene ni pies ni cabeza, que se llena a rebosar de referencias culturales como si no hubiera mañana, cuya trama central no va a ninguna parte, cuyos personajes no son interesantes... Una decepción a pesar de que mis expectativas no eran muy altas. Como fan de Jacques Brel tengo que decir que tampoco me ha gustado que se utilizara el título de su gran Ne me quitte pas para anunciar este libro, una primera muestra por esa obsesión con las referencias.
Es una novela muy bien escrita, con una estructura trabajada, escrita desde varios puntos de vista. A mi, sin embargo, me ha faltado el pellizco que tienen otras como 'La noche soñada' o 'La parte escondida del iceberg'.
Es de esos libros que dejan huella y seguirás recordando y recomendando durante mucho tiempo. Su forma de escribir lo hace sencillamente precioso. Frases que te sacan una sonrisa y te hacen soñar o simplemente pensar. Personajes diferentes, con sus problemas, sus historias a cuestas pero tremendamente entrañables. Ambientado en París, y nadie mejor para describirlo que Màxim. Nos hace partícipes de la narración y de lo que piensa mientras escribe. Precioso de principio a fin. Sin duda, muy recomendable.
Me ha gustado mucho. Lo compré, como hago varias veces, por la portada y porque Paris era el escenario de la historia y me ha tenido enganchada varias noches hasta terminarlo. Bonita historia, donde no pasa mucho porque lo que pasa es la vida. La vida misma y la gente superando sus miedos, su pasado y sus frustraciones (rodeados de flores).
Una historia muy verosímil, con frases preciosas y muy bien escrito.
Letto il: 28/07/2025 Lingua: Italiano NON FINITO (34%)
Commento: Non mi è parso un grande libro. L'autore sceglie uno stile molto sperimentale, che dimostra il suo essersi dimenticato che il testo oltre che scritto poi verrà anche letto. C'è un continuo passaggio dalla prima alla terza persona, repentini cambi dei punti di vista tra personaggi, analessi, commenti metaletterari dall'autore al lettore e tantissime menzioni e citazioni di libri e film. Soffermandomi sulle citazioni, posso dire che in generale le considero un'arma a doppio taglio: alcuni libri vengono arricchiti, altri completamente schiacciati dallo statuto delle opere citate o menzionate. Questo testo rientra nella seconda categoria, soprattutto perché le menzioni sono così frequenti e mal inserite nella narrazione da sembrare semplicemente un modo dell'autore per dimostrare di essere un uomo di cultura.
L'unica cosa che mitiga la confusione del testo è la divisione in paragrafi distinti. La traduzione non è delle migliori, ma immagino che un libro con uno stile così goffo non sia facile da approcciare.
La storia in sé non mi dispiace, ma è raccontata in maniera così tanto ingarbugliata stilisticamente che priva il libro dello statuto di "lettura spensierata".
Había leído ya Una tienda en París del autor y, francamente, me gustó. No me dejes no es que no me haya gustado, es que no veía el sentido de la novela. El amor. El amor es lo que mueve a todos los personajes de esta novela, las respectivas parejas de cada uno que dejan a los protagonistas en un barrio de París. Demasiado empalagoso para mí. Además, la manera de escribir del autor es bonita, pero demasiado barroca y decorativa, por decirlo de alguna manera. Y las relaciones entre los protagonistas no me gustaron, ninguna de ellas, no me parecen sanas algunas de ellas ni comprensibles.
Libro "desordenado" que no consigue enganchar con ese revoltijo narrativo. No he conseguido entender el jaleo narrativo de los distintos personajes, ni el guiño con el narrador. Diálogos engolados y poco muy poco creíbles, en ocasiones parecen sacados de libros de autoayuda. Una nueva idealización de París. Demasiadas referencias sobre citas, canciones, otros autores... Da la sensación de relleno.
Sigo con la costumbre de ir a una mesa de saldos y elegir títulos o autores de los que nada sé, a ciegas, siguiendo cierta intuición. Me llevé, a veces, sorpresas geniales. Y también están los casos como este. Dos semanas después de haber terminado de leerlo, puedo decir que me resultó chato, predecible y que no valoro la romantización que hace de la situación de Violeta, situación que me parece pobremente descrita y resuelta. Se nota que el autor es hombre y no se puede abstraer de eso, y pone a su personaje femenino en una situación que cree fácil de desarrollar, pero cae en el cliché (¡qué difícil es tratar de expresarme sin spoilear nada!) Las primeras cincuenta o sesenta páginas, digamos, me gustaron. El esquema del lugar, de los personajes principales, el olorcito parisino que emana de sus páginas, si bien también cliché, es disfrutable y hasta bello. Pero después todo se desinfla, se mezcla y aparecen personajes que no vienen al caso de nada (como Jerome). Me quedé con ganas de profundizar más en los protagonistas y secundarios. El set temporal tampoco es claro, por momentos pensé que era contemporáneo (por la mención a chicas que pasan mirando el celular), pero tiene también aspecto de estar situado veinte, treinta, ¿cuarenta? años atrás. Sumale bajada de línea constante en frases sobre la vida y demás reflexiones sin profundidad. La narración queda en un mero imaginario de un París idealizado, de foto de señalador.
Novela romántica chunga ambientada en un París que parece un cruce de calles de "Acacias 38". Los personajes apenas tienen margen para moverse entre tanto topicazo. Floristerías, cafés, cruasanes, librerías, ejem. Imperdonable falta de sentido del humor en la historia. Parece que se trata de su peor novela.
Muy bien escrita, un buen lenguaje y uso de recursos literarios, muy bien estructurada. vemos claramente lo buen escritor que es Huerta. Personajes muy bien definidos pero una trama que se hace bola, lenta y muy repetitiva. Trata temas de importancia como la vejez solitaria, embarazos no deseados, el constante recuerdo del pasado así y todo no ha logrado engancharme y me he obligado a terminarla
Dawno nie miałam w rękach książki, w której prawie połowa treści jest skarbnicą wiedzy, gdzie – choć część sentencji dobrze znamy – nie można przejść obok nich obojętnie. Dobrze, może odrobinę przedobrzyłam, jednak ta przesiąknięta prostą magią słów historia, tocząca się na francuskich uliczkach, wprost mnie oczarowała. Choć jest w niej wiele smutku i nostalgii, ukazuje ona jak wiele może zmienić jedno spotkanie, jeden gest, jedna rozmowa.
Bohaterowie, skrzywdzeni przez los, w zupełnie różnych momentach życia, tworzyli nietuzinkowe połączenie dusz, gdzie nabyte doświadczenia oraz wiedza nieraz wywoływały machinalne skinięcia głową, zachwyt czy zdumienie. A w tym wszystkim znajduje się też wyjątkowe miejsce – kwiaciarnia. To właśnie ona stanowi prawdziwe spoiwo, trzymające elementy układanki w całości. Wśród tych wszystkich kwiatów, ich kolorów i zapachów, zacierają się wszelkie granice, a wtedy wyobraźnia i jawa zgodnie ze sobą współpracują, nie pozwalając mi przedwcześnie zamknąć tę powieść. Sama ją sobie dawkowałam, aby jak najdłużej się nią nacieszyć.
W tej powieści nie tylko bohaterowie zasługują na uwagę. Màxim Huerta postanowił zabawić się narracją, gdzie ten miewa swoje wtrącenia, zapisuje niektóre kwestie, a nawet co jakiś czas komunikuje się z postaciami lub one z nim, choć tak właściwie one nie powinny mieć o nim żadnego pojęcia. To tak, jakby spisywał ich dzieje, gdzie co jakiś czas sam docieka, co tam się wyprawia. Przypuszczam jednak, iż ta forma nie przypadnie do gustu każdemu. Też musiałam przyzwyczaić się do tego, jednak – w moim odczuciu – jest to nie tylko kreatywne, ale też nadaje inny wydźwięk powieści i sprawia, iż wyróżnia się na tle innych. Cóż, ja ze swojej strony na pewno polecam tę historię każdemu, kto uwielbia obcować z tym rodzajem magii i nie boi się zakosztować życia tych, dla których miłość ma zupełnie inne oblicza. Wszystkich innych zachęcam, aby spróbowali dać jej szansę i sami przekonali się, co mogą wynieść z lektury „Nie opuszczaj mnie”.
Diría que la historia es bastante predecible y algo cursi para mi gusto; aunque el final es conmovedor. El estilo narrativo es fresco y novedoso, pero puede llegar a liar si estás leyendo sin grandísima concentración, al saltar continuamente de los pensamientos de los personajes al narrador sin previo aviso. A menudo puede rozar la cursilería con constantes lugares comunes, que se contraponen con referencias culturales que apuntan a cierta pedantería.
Un libro triste desde el principio hasta el final. Otra vez París, otra vez una tienda, otra vez una chica. El libro viene a decir cuatro cosas y ya: la muerte está cerca, los recuerdos nunca mueren, todos tenemos un pasado que olvidar, todo es triste. Creo que este ha sido el último libro que leo de Máxim Huerta
Venia de dos novelas De Maxim que me habían gustado mucho, y la verdad es que esta me ha decepcionado, no me ha gustado la forma en la que esta escrita, el cambio de voz del narrador me pareció confuso, y no termine de ver a unos personajes bien definidos
Hay ocasiones en que es conveniente dar una oportunidad a algún escritor. Bien, ya se la he dado. Varias tramas entrelazadas, bien llevadas, pero que pasan sin dejar ningún poso... salvo las innecesarias intervenciones del narrador, que no vienen a cuento. Pasable.
Maxim + París = maravilla. Los personajes son muy humano, con sus manías, con sus recuerdos. Aunque de todos me quedo con Tilde y lo que me ha hecho llorar.
No me dejes es la quinta novela de Màxim Huerta. Su quinto regalo, una quinta sorpresa bellamente editada. Y cuentan que no hay quinto malo. Pues hay quinto un tanto distinto. Es Màxim Huerta en esplendor, París retratada con un amor pocas veces destilado en una novela, y esa búsqueda de la felicidad entre lágrimas del que es casi un maestro. Pero es más. Es una novela de evolución, de riesgos, donde abandona la comodidad del escritor narrativo para jugar con el lector, para hacerle partícipe de la historia, para que sufra y se emocione y se enternezca y juegue el mismo juego que la vida de sus personajes, regalando además pinceladas de homenaje a una de sus mentoras, introduciendo un personaje élfico, lírico, travieso, que se adivina ya en la dedicatoria y en las frases con las que se inicia el relato, especie de hada madrina o de Mary Poppins, pillastra y encantadora.
No me dejes es una historia de infelicidad brillante, o de felicidad oscura, como más nos guste. Porque la vida no es nunca en blanco y negro. Es amarga y dulce, adolorida y significante, trivial y llena de coincidencias. Es la historia de Violeta más que de Paulina; es la historia de Éttiene más que de Dominque, de Tilde más que de Mercedes, y sin embargo todos tienen un peso específico y un motivo y sirven de puentes de unión y de separación, de acogida y de despedida a los que nos tiene tan acostumbrados el autor, pero llevado aquí con una maestría de una pluma que fluye suave, directa, casi sin tropiezos.
Es una novela trampa, porque nos da mucho sin regalarnos nada. Hay múltiples referencias culturales que nos permiten fijarnos, quizá de más, en las situaciones, en los estados de ánimo e incluso nos dan pistas sobre le futuro de cada personaje. Pero la sorpresa estalla pasada las primeras páginas. Cada oración está preñada de magia y de amor, amor por la música, el cine, la literatura y las flores, las flores que cobran vida y magia y son, quizá, el personaje más vivo, más tierno, más mágico, más presente. Porque No me dejes es una selva de flores, un mundo de pétalos, de movimientos, de olores. París huele a flores, y el corazón de cada uno de sus protagonistas también. Hay un lazo de unión entre la Naturaleza vegetal y la Naturaleza humana que hermana las lágrimas, las alegrías, las angustias y los pormenores de cada uno y los justifica. Ellos están ahí por la flores, y las flores, ese regalo maravilloso, los unen por siempre. Cinco almas perdidas que se encuentran en el tejido del destino, y ese destino está sembrado de pétalos fragantes y de quimeras, de heridas a medio cerrar, de miedo y de esperanzas.
Porque la vida es así: sonrisas entre lágrimas, miedo ante lo desconocido y valentía para seguir adelante, decepciones de acantilado y alegrías de mundo y medio, y el espíritu vigilante que nos guía a todos, con esa sutileza de la coincidencia, hacia nuestro último destino, que si bien no es el soñado, es finalmente el ideal, el mejor que pudiera ser jamás.12118634_1009768635740774_2544727295712119222_n
Màxim Huerta rompe los moldes de la narración actual, dibujando un relato donde juegan todos: los personajes, el autor y los mismos lectores. Con apuntes de director de escena, el espíritu de Paulina va modificando las piezas de la vida de cada uno; el escritor pule los espacios y Violeta y Mercedes, Tilde y Dominque y Éttiene buscan en sus corazones, descubren y reaccionan a lo que la vida les regala y les quita, famélicos y desesperados, pero nunca desesperanzados, hasta encontrar cada uno su lugar en la vida de los otros, y por tanto en la eternidad.
La vida puede que merezca no ser contada. Hay pocos hombres que puedan interesarnos. Pero todo está en el cristal con que se mire o en la tinta con la que se escriba. La de Màxim Huerta se tiñe de los colores de París; se llena de pequeños detalles de alondra, y hace de cinco vidas insignificantes un mapamundi de emociones y de encuentros, de decisiones e ilusiones que nos conmueven y nos descolocan a la vez, igual que la vida misma. Todas las historias merecen ser contadas, aunque quizá algunas más que otras.
En No me dejes hay momentos de soledad dolorosa, y de risas entre lágrimas, y de olores a ciudad húmeda, a nieve amontonada y a miedos y a fracasos. Y aún así, también a café recién hecho, a lluvia que cae, a otoño, a invierno y a primavera. Y a indiferencia también, y a joven y a viejo.
Hay algo en No me dejes que queda impregnado en la piel, en el corazón. Y quizá sea ese retrato de la infelicidad, ese encuentro de dos olas tan distintas como la tristeza y la felicidad que se reconocen, se tantean y finalmente se hermanan. Hay mucho de vida vivida en esas páginas. Y no es perfecta, porque la vida, a fin de cuentas, tampoco lo es, o no como queremos que sea, o como sencillamente ella es. No me dejes, miedo y fracaso, pero también alegría y aceptación, encuentros y pérdidas… Y flores, y puro amor. Que no amor puro ni amor ciego, si no sencillo amor.
Recensione di Esmeralda – Un piccolo negozio di fiori a Parigi di Maxim Huerta pubblicato da Sperling & Kupfer il 9 maggio di quest’anno. E’ stato per settimane ai vertici delle classifiche dei libri più venduti in Spagna e io sono certa di non avere la giusta sensibilità per apprezzare appieno un libro del genere.
Maxim Huerta ha un modo di scrivere che non è riuscito a coinvolgermi con i continui riferimenti a “il narratore”, sì perché spesso fa ricorso a questa tecnica che io, da ignorante, non sono riuscita ad apprezzare, mi conviene continuare a leggere rosa e sentirmi dire che le mie sono letture di serie B perché in un libro cerco lo svago e l’immediatezza e nelle letture di serie A fatico non poco a trovare queste due caratteristiche.
L’errore di fondo sta tutto nella mia scelta, la trama era interessante e mi aspettavo altro, almeno un brivido, che però non è mai arrivato. Dovevo decidere se interromperlo o portare a termine la lettura e, visto che non sono una che molla, ho pensato fosse giusto arrivare alla fine e dire con tutta onestà cosa ne penso.
Un piccolo negozio di fiori a Parigi è un romanzo che fa della delicatezza il suo punto di forza, delicatezza nella narrazione, delicatezza nella caratterizzazione dei quattro protagonisti e assoluta delicatezza nel trattare temi importanti, come la morte, la vecchiaia, la famiglia e la vita in ogni sua parte.
Nonostante sia Parigi a fare da sfondo alle vicende narrate le tre protagoniste femminili sono spagnole, Mercedes e Tilde, due anziane signore clienti fisse del negozio di fiori e Violeta, una ventenne che arriva dalla Spagna in cui ha lasciato ricordi sgradevoli e una famiglia che non riesce a comprendere questa sua voglia di fuggire e ripartire da zero in un’altra città e che trova, nel negozio di fiori, una nuova vita che vale la pena di essere vissuta. A tener insieme il tutto è il proprietario del negozio, il signor Brulé, un uomo segnato dai ricordi di un doloroso passato che l’ha visto dover fare a meno troppo presto dell’amore della sua vita e che cerca in ogni modo di rendere felici le persone che lo circondano.
Mercedes, Tilde e Brulé diverranno in breve tempo la famiglia di cui Violeta ha bisogno in questo momento così delicato della sua vita, una famiglia che ti aiuta e non ti giudica mai e che ti è accanto in ogni tua scelta qualunque essa sia.
La caratterizzazione dei personaggi è la nota lieta di questo libro, sono tutti ben delineati, hanno il loro bel temperamento, soprattutto Mercedes e Tilde che sono le nonne che chiunque vorrebbe avere. Brulé ha un animo buono che traspare da ogni sua scelta e ricordo e l’affetto che traspare per questa giovane donna, Violeta, ti fa vedere in lui una figura paterna anche se i suoi pensieri ogni tanto virano nel peccaminoso.
Violeta è l’anima del racconto, sarà lei a dare una svolta alle vite dei tre anziani protagonisti e a portare un po’ di emozioni in tre vite che sembravano ormai spente, sarà la ventata d’aria fresca e la spruzzata di colore di cui avevano bisogno.
Come vi avevo già accennato non è la storia a non avermi convinta ma il modo di narrarla, lo stile di Huerta non mi è entrato sotto pelle e ho faticato non poco a terminare la lettura di Un piccolo negozio di fiori a Parigi e mi spiace tantissimo dover dire questo perché mi fa sentire un po’ in colpa, avrei voluto godere di questo libro dall’inizio alla fine e invece così non è stato. Nonostante il mio giudizio, non molto positivo, sono certa che questo libro possa piacere a lettrici col palato più fine del mio e possa accogliere un ampio consenso.
Un piccolo negozio di fiori a Parigi è il grande "no" di questo 2020. E mi dispiace molto, perché la storia di per sé non è male: è la storia di Violeta che scappa da Madrid e da sé stessa e trova rifugio e lavoro nel negozio di fiori dell'anziano Dominique Brulé. È la storia di Dominique e dei suoi rimedi floreali per il dolore di tutti, tranne che per il suo. È la storia di Mercedes e Tilde, clienti storiche del negozio, che come Violeta sono andate via da Madrid per non soffrire più. È la storia di personaggi che prendono le distanze dal dolore, per scoprire che è inutile fuggire se quel dolore vive dentro di noi. È un libro dove si racconta del tentativo di far pace col passato e con sé stessi, dell'aprirsi sempre e comuque alla vita e alla speranza, del continuare a sperare e sorridere, tutto ingentilito dai fiori. E il lieto fine è garantito. E ci sono personaggi come Paolina, il fantasma-angelo-fata che salvano, almeno un po', la storia.... Perché è difficile simpatizzare per l'uno o per l'altro a causa delle "intromissioni" del narratore, dei cambi di punti di vista e di coerenza, e delle spiegazione non sempre necessarie.
Ora, io ho riassunto e messo in fila i tasselli di una narrazione stranissima che non so se dipenda dallo stile dell'autore, dal traduttore o dall'editor. Fatto sta che ho fatto una gran fatica a starci dentro e, in più momenti di quanti avrei voluto, a trovar il senso dei dialoghi, dei personaggi (uno su tutti Dominique) del "tutto" . Per non parlare della figura molesta del narratore.
" al narratore piacerebbe emozionarsi, ma resta attentamente a guardare il lettore che sorride in segno di approvazione".
O ancora "(qui il narratore dovrebbe inserire un capitolo che faccia danzare una costellazione di fiori tutti gli esemplari del giardino magico di Grandville)".
E potrei continuare a lungo con citazioni-intrusioni di questo tipo. L' ho trovato molto fastidioso, interrompe e spiazza e, cosa da non fare MAI, dice al lettore come reagire.
Altro fattore negativo è il continuo passaggio dalla terza alla prima persona (a volte da parte dello stesso personaggio, nella stessa scena); a cui aggiungo il passare da un personaggio all'altro in modo repentino, tanto che a volte mi son chiesta : chi sta parlando?
E poi, come dicevo, i dialoghi: spesso senza un filo logico! Faccio un esempio : in questa scena Etienne, un giovane pasticciere di Grenoble figlio del marito di Mercedes, ha chiesto un favore a Violeta e Violeta risponde così : "parlerò con Mercedes. è tutto quello che posso prometterti" "grazie. Si vede che lavori in un negozio di fiori". "che assurdità." "non è stata una mia idea" "di chi è stata, sentiamo?, " del narratore". *
Ho avuto la sensazione che ci fossero idee buone, ma mal raccontate o infilate a forza. Quando leggo di solito ho come la sensazione di vedere un film, qui invece si vedono tante diapositive, messe in uno strano ordine e raccontate da una zia un po' surreale e innamorata di vecchi film che cita di continuo.
E quindi... ecco, a malincuore il mio voto è una stellina. Perché di libri così ce ne sono tanti, scritti o tradotti o editati meglio. (da " donne che comprano fiori" a "la ragazza fantasma") Ma se volete mettervi alla prova, confutarmi, o verificare che già al capitolo 19 la storia poteva dirsi conclusa - lo dice pure il narratore*! -, allora leggetelo. Poi non dite che non vi avevo avvisato!
*e ti pareva?!
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Recensione presente nel blog www.ragazzainrosso.wordpress.com 2.5 stelline L’Étoile Manquante a Parigi è un negozio di fiori molto speciale. A gestirlo è Dominique Brulé, un anziano signore, il quale, dopo aver perso il suo amore in giovane età, è convinto che i fiori possano comunicare qualcosa ed essere un aiuto per l’anima. Ogni giorno lavora con passione nella sua bottega, è attento a scrivere il messaggio giusto per la persona giusta, si preoccupa di tutti i dettagli, attraverso le sue composizioni floreali, cerca di regalare sorrisi a chi ne ha bisogno. A frequentare assiduamente il suo negozio sono due donne sue coetanee Tilde e Mercedes, entrambe giunte dalla Spagna molti anni prima, con le quali si è sviluppata una piacevole amicizia. Quando Dominique decide di assumere un’assistente, alla sua porta busserà Violeta, una giovane ragazza spagnola incinta, in fuga dalla sua terra. Sarà lei a portare nuova linfa all’interno delle vite dei tre anziani.
“Tutte le volte che vorrai essere felice non devi fare altro che esserlo. Non aspettare. Sii felice.”
Il linguaggio dei fiori è assai affascinante. È meraviglioso scoprire come essi possono comunicare emozioni, andando ben oltre le parole, dietro un bouquet esiste un mondo complesso.
Dominique Brulé crede fortemente nel potere dei fiori. È stato questo a dargli la forza di accettare la perdita della sua amata oltre alla convinzione di poterla, un giorno, rincontrare. Il suo piccolo mondo è fatto, oltre che di fiori, delle strade di Parigi che percorre ogni giorno e della casa in cui vive al piano di sopra.
Tilde e Mercedes hanno lasciato la Spagna da giovani e hanno ricominciato una nuova vita in Francia. Profondamente legate da un’amicizia fatta di complicità e innocenti screzi, sanno di poter contare reciprocamente l’una sull’altra.
Vera protagonista del romanzo, a mio parere, è Violeta, una giovanissima donna che ha lasciato la Spagna, la sua famiglia e un amore che l’ha fatta soffrire di cui porta dentro di sé il frutto. Colpisce sin da subito per la sua tenerezza e fragilità ben nascoste dietro la maschera di donna adulta che si ostina a portare. Ben presto Violeta troverà nei tre anziani una famiglia pronta a supportarla e a donarle tutto l’affetto che merita.
I personaggi appaiono tutti ben caratterizzati. La nota dolente è, secondo me, lo stile della prosa. Le vicende sono presentate sia attraverso la voce di un narratore esterno (il quale viene spesso “invocato” nella narrazione), sia alternando i diversi punti di vista dei personaggi, parlando in prima persona. Ebbene, questi cambi risultano troppo repentini tanto che il lettore rimane spesso spiazzato o ha necessità di rileggere per capire quale personaggio in particolare sta parlando. Ne consegue che il coinvolgimento risulta piuttosto altalenante, nonostante la delicatezza che traspare dal romanzo pagina dopo pagina.
Davvero un peccato, perché la trama in sé è alquanto piacevole e originale.
Meine Meinung: Eine spanische Frau, die von ihrem Mann verlassen, in Frankreich wohnt und lebt, ohne wirklich Französisch zu können. Monsieur Dominique der den Blumenladen von Pauline bekommen hat, macht sich Gedanken, ziemlich bildhaft, über das Leben und den Tod. Doña Mercedes hängt an ihrer Kindheit, an ihrer Oma und ist immer noch verheiratet mit dem Mann, der in Grenoble eine zweite Liebe lebt. Sie erwartet Briefe, bekommt aber keine. Ist traurig darüber und hofft irgendwann wieder Briefe zu erhalten. Dominique (74) sucht eine Aushilfe. Sehr süß der Einfall, das Personen mit Blumennamen willkommen sind. Violeta ist etwas Besonderes. Sie kapiert schnell. Trägt ein Kind unter ihrem Herzen. Etienne ist der Sohn, vom Vater der in Grenoble seine zweite Liebe lebt, aber Mercedes nie vergessen hat. Nun liegt er im Sterben. Mercedes möchte ihn, Oscar, nicht mehr sehen. Doña Tilde gibt sich für Doña Mercedes aus und verabschiedet den Mann, der nie mit ihr eine Verbindung hatte. Violeta und Etienne kommen sich näher. Er wird der Vater für ihr Kind und sie sind glücklich. Sie leben über dem Blumenladen, der Monsieur Dominique gehörte. Sein Ende ist tragisch. Es hat mich schrecklich traurig gemacht. Ich hatte ihn so sehr ins Herz geschlossen. Genau wie Violeta und Etienne. Tilde hingegen ist mir zu forsch, mischt sich zu viel ein. Mercedes hätte ich gewünscht, das sie sich hätte befreien können. Doch die Liebe zu Oscar und die Hoffnung waren zu stark. Was mit Mercedes und Tilde passiert ist, nach der Geburt des Kindes bleibt unbeantwortet?
Ziemlich oft sind Rückblenden in der Geschichte eingebaut. So wird ein tieferes Bild von Mercedes, Tilde, Dominique, Violeta und Etienne gezeichnet. Es ist eine tragisch, schwermütige Geschichte. Das wirkliche Glück, scheint erst mit Violeta und Etienne im Blumenladen Einzug zu halten.
Was mich erleichtert ist, das Dominique glücklich war, im Hinblick auf Violeta. Das sich alles wiederholt. Es nicht endet. Traurig ist er allerdings über den Umstand, das er langsam seine Liebe zu Julie vergisst.
Schreibstil: Die Schwermut spricht fast aus jeder Zeile. Tief ist die Geschichte, traurig und doch gibt es auch Hoffnung. Bedrückend sind die Worte, die Schicksale der Einzelnen. Es hat mich gefangen genommen. Werde dieses Buch nie vergessen.
Mein Fazit: Ein Buch das berührt, mit Menschen denen ich gerne mehr Leichtigkeit und weniger Schwermut gewünscht hätte.
Si te gusto la película ' Amélie' con todo y la voz del narrador armando personajes con detalles cotidianos, este libro te va a encantar. Todo transcurre en Paris, y con sus librerias, poetas, cineastas y escritores dando tema en un fondo de canciones y colores típicos que son difíciles de asociar a otro sitio. Dos mujeres mayores, amigas que pasan siempre por la florería de Dominique un señor mayor que pone un cartel de 'se necesita empleada'. Contrata a Violeta y este evento desencadena involuntariamente que los tres primeros personajes revivan el pasado y cambien sus vidas La voces se van alternando y la más agotadora fue la del florista que no dejaba de sollozar por su mujer fallecida en la juventud. Con el resto de los personajes fue muy fácil girar una página tras otra y a la vez fue confuso que la voz del narrador y el diálogo de este con un pájaro y con una mujer , a modo de hada de la historia, se entrometiera en los diálogos o en medio de algún monólogo. Lo fui abandonando un poco por eso pero tiene frases bellísimas y muchas reflexiones poéticas. Lindo libro que voy a conservar
Después de haberme leído varios libros de Máximo, seguidamente del *El susurro de la caracola* y *No me dejes*, es sin duda uno de mis libros favoritos.
Para mí sinceramente, esta novela contiene todos los ingredientes que necesita para ser una novela que llegue a emocionarte.
Para no hacer ningún spoiler, Dominique Brulé es un florista que tiene una floristería muy famosa en París donde pasan muchxs personajes y cada personaje tiene un pasado que tendrá que cerrar para que su presente cambie y puedan ser felices. Y todo esto será gracias a Dominique, con su sabiduría y con un pasado doloroso que lo transforma en positivo y que ayudará a lxs demás.
Máximo describe los personajes a la perfección y profundiza de lleno en sus historias. Los enlaza entre ellxs y además, la evolución de los personajes es espectacular.
Emociona, te hiere, te divierte, te entretiene y en cada capítulo te aporta conocimientos y ayuda a que puedes incluirlos en tu vida.
¡Un final justo, bonito y emotivo!
Máximo te lleva a una novela que te hará fascinar y al acabar el último capítulo te dibujará una sonrisa.
Leer a Máximo Huerta es siempre leer poesía. Frases icónicas, que dejan clavada en la retina sueños y sensaciones. Tiene un don para ello. Muestra de ello son los más de 20 post-it que se han quedado marcando frases y situaciones que me han llamado la atención.
Sin embargo, este no ha sido un libro para mí.
No sé si por la tristeza y melancolía que rodea la historia, que me ha tenido con un pellizco en el corazón mantenido, o si simplemente ha sido por los saltos entre narrador-primera persona-cambios de personaje que de repente empiezan a ocurrir y que me han sacado de la historia.
El principal problema para seguir la historia para mí, como te digo, han sido los giros de perspectiva. A veces, no he llegado a entender del todo cuando el autor utiliza la coletilla de "esto lo escribe el narrador" o "ha sido invención del narrador".
Pero no todos los libros de todos los autores y autoras son para una misma persona así que el hecho de que no me haya funcionado a mí no significa que a ti no pueda funcionarte. O incluso, mejor aún, quizás esta historia es para mi yo del futuro, en otra época.
Me quedo un poco fría. Está escrita de una manera preciosa. Las descripciones, la vida sin más, me ha encantado todo eso.
Las historias, bueno. Me ha faltado más de algunos. El momento Dominique “comiéndose con la mirada” a Violeta me ha resultado grotesco e innecesario, por mucho que estuviera “viendo” a Julie. El hecho de entrelazar tantas voces también me ha hecho alguna vez tener que volver cuando ya hacía referencia a algo que conectara con el personaje que narraba (especialmente cuando hablaban Tilde y Mercedes) y poder ponerme un poco en “su piel”.
No sé, le doy ⭐️⭐️⭐️ porque hasta la mitad más o menos me ha gustado mucho.
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MI OPINIÓN de la edición 10 aniversario Desde que salio a la venta hace 10 años, he perdido la cuenta de las veces que lo he releído. De hecho, me enamoré tanto de esta historia que las peonías se volvieron mis flores favoritas.
La pluma del autor es delicada y sensible, lo que hace que la lectura sea ligera y permita meterte de lleno en la trama sintiendo las emociones de los personajes.
La ambientación es tan detallada que parece que estés paseando por las calles parisinas de la mano de Tilde, Mercedes, Violeta y Dominique.
No me dejes, es una novela emotiva y conmovedora que os tocará el corazón.
Compré este libro porque Adiós, pequeño me tocó profundamente. Aquella novela me dejó con el corazón en vilo, llena de emoción y de verdad. Por eso, cuando vi No me dejes, no lo dudé.
Esta vez me he encontrado con una historia sencilla, intimista, sobre la vida, el amor y la soledad cuando uno se hace mayor y empieza a mirar hacia atrás. Tiene esa melancolía tan propia de Huerta, ese tono pausado y reflexivo que acaricia más que golpea.
¿Me ha gustado? Sí. ¿Me ha llegado? No tanto. Quizás porque esta historia emociona, pero no remueve. Es una lectura bonita, serena, que deja un poso leve, como una carta escrita en una tarde de lluvia que se guarda sin lágrimas, solo con un suspiro.
Me ha encantado, una mezcla de amor, magia y ganas de vivir. La parte que me ha llamado más la atención y que me parece que le da un punto diferente a la novela, es el juego que se traen los personajes con el narrador. Con ese detalle, se consigue extraer más información y puntos irónicos destacables.
El ambiente es de nuevo en París, aunque es la tercera novela del autor que leo ambientada en el mismo lugar, no me ha resultado pesada ni repetitiva. De hecho, me fascina ver tantos puntos de vistas distintos de un mismo lugar.
Si te apetece una novela con aire romántico, es la tuya.
Me ha costado terminarlo y no por su complejidad, ni porque esté mal escrito. Me sobra el narrador, me sobran los clichés y me faltan otras cosas, para poder darle más puntuación. Le falta para ser un cuento de hadas y le sobra para ser una novela realista. No me molestan las referencias literarias o musicales..., pero en su justa medida. Había leído "Una tienda en París" que catalogué como "novela amable", recién había terminado "Intimidad improvisada" que me había gustado mucho pero ésta... No estuvo mal pero tampoco hubiera pasado nada si me la hubiera perdido, la verdad.