Presentamos al lector El estudiante de Salamanca, uno de los poemas largos más importantes nunca escritos en lengua castellana. Un poema narrativo sobre el atractivo del mal, protagonizado por un joven tan carismático como desaprensivo en el amor. Reunimos también en este volumen el resto de «grandes éxitos» de José de Espronceda: sus briosas canciones, su poderoso himno al sol, los matices del amor y la pasión. Poemas donde desfilan piratas, mendigos, brujas, presidiarios... Antihéroes y marginados sobre los que la poesía española rara vez había puesto la mirada, elevados ahora a poesía con un estilo poderosísimo. Espronceda es un clásico indiscutible de la poesía española y el escritor que introdujo la modernidad en ella.
José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado fue un poeta español de la época del Romanticismo, considerado como el más destacado poeta romántico español. Nació en Almendralejo en la Provincia de Badajoz en 1808. Estudió en el colegio de San Mateo de Madrid, donde tuvo como profesor a Alberto Lista, a quien siguió en el colegio fundado por el mismo. A los quince años creó con sus amigos Ventura de la Vega, y Patricio de la Escosura una sociedad secreta a la que llamaron los Numantinos (1823-1825), según decían, para vengar la muerte de Rafael del Riego. En 1823 funda junto a otros alumnos de Alberto Lista la academia del Mirto, para continuar con las enseñanzas del clausurado colegio que Lista fundara (colegio libre de San Mateo).1 Denunciado por sus actividades intelectuales en 1825 fue desterrado a un monasterio de Guadalajara durante cinco años. Posteriormente viajó por Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Francia, Inglaterra y Portugal (donde se enamoró de Teresa Mancha, hija del coronel liberal emigrado Epifanio Mancha) en su condición de exiliado liberal. Participó en las oleadas revolucionarias de 1830 junto con unos antiguos amigos suyos. Poco después Teresa se casaría por orden de su padre con un comerciante llamado Guillermo del Amo; sin embargo se reencontrarían en París en 1833. Con ella regresó a España, junto con otros liberales, gracias a la amnistía declarada tras la muerte del soberano Fernando VII, en 1833. En 1838 Teresa se apartó de Espronceda y poco después murió. A partir de aquí Espronceda se dedicó a la política y al periodismo. Se enroló en la Milicia Nacional llegando a ser Primer Teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid. En 1841 es nombrado secretario de la Legación española en La Haya y poco después es elegido diputado progresista en Almería. Fue elegido parlamentario ante las Cortes Generales, en 1842 por el Partido Progresista. Murió a los treinta y cuatro años de garrotillo (difteria) en ese mismo año de 1842, cuando se iba a casar con Bernarda de Beruete. Durante su estancia en el monasterio, y alentado por su maestro, el erudito y poeta sevillano Alberto Lista, comenzó a escribir el poema histórico El Pelayo en octavas reales, que dejó inacabado. Más tarde escribió la novela histórica Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar. En 1835 escribió "El pastor Clasiquino". En 1840, un tomo de Poesías que tuvo gran éxito y repercusión. Los temas de esta compilación son el placer, la libertad, el amor, el desengaño, la muerte, la patria, la tristeza, la duda, la protesta social, etc. Se considera a Espronceda el poeta romántico español por excelencia a causa de su talante byroniano. En efecto, su poesía presenta ecos de la de Lord Byron, sobre todo en sus dos poemas narrativos más extensos: El estudiante de Salamanca, sobre el tema del seductor donjuanesco, que se puede considerar como un acabado exponente del género romántico leyenda, considerado el mejor poema en su género del siglo XIX, y el incompleto El Diablo Mundo (1841), heterogéneo poema filosófico en donde describe al hombre como un ser de inocencia natural que sufre la realidad social y sus maldades, en el que se incluye el famoso «Canto a Teresa», dedicado a su amante Teresa Mancha, una de las más grandes elegías amorosas. También escribió gran cantidad de poemas cortos que denominó 'Canciones', de entre los que destaca como el más conocido la «Canción del pirata»; también figuran «A Jarifa en una orgía», «El verdugo», «El mendigo», «El reo de muerte» o «Canción del cosaco». Todos estos poemas se inspiran en personajes marginados o excluidos de la sociedad, con lo que por primera vez aparece claramente formulado el tema social en la lírica española. Es también digno de mención el poema «Desesperación», obra que toma un tono catastrófico y gris, característico, de algún modo, de la obra del poeta extremeño. En su «Himno al sol» y en el poema «Óscar y Malvina» Espronceda se acerca también a la poesía de James Macph
Desde nuestra visión actual, Espronceda parece más carraca que poeta. Pero, ay, si algo falta en este siglo de poesía tan de vena abierta, de alma desnuda, de imagen brillante... eso es el ritmo.
Pero aquí está Espronceda, que emerge de sus románticas tinieblas (no faltas de imágenes sugerentes, ojo) para traernos la rima rimbombante y persistente, el romance descriptivo para acelerar la narrativa y toda sus chucherías decimonónicas. Mas cuidate, oh amiga o amigo, de las chucherías, pues empachan. Y la carraca Espronceda, sumada a sus góticos soliloquios... muchas veces empalaga. Para entrar al "Estudiante", yo recomendaría empezar escuchando la versión adaptada de la Libélula de Radio3 (convenientemente acortada y dramatizada). Y si te gusta, que yo apostaría a que sí, pues ya te metes en la versión completa.
Dicho esto, tengo que decir que "El estudiante de Salamanca" me ha gustado bastante. Sobre todo, su final. No deja de ser un Tenorio (lo dice hasta el mismo Espronceda) y al compararlo con el de Zorrilla, palidece. Ah, pero en el final se empieza a concentrar un nosequé en la atmósfera, el verso comienza a ir más deprisa y la escena baila entre el horror de lo que pasa y "la dulzura" que tratan de darle ciertos personajes (no hago spoiler).
En fin, que muy bien. También te digo, que podría ser el Estudiante de Albacete, porque de Salamanca se habla poco. Y, por último, diré que recordaré siempre la razón de lectura de este libro: la gloriosa gymkana temática que hice basándome en el libro juntando bigotes falsos, espadas del todo a cien, una despedida de solteras, una cabeza de congrio y muy muy buenas amigas. Gracias, Espronceda.
Hace mucho que tenía pendiente la lectura de este poema narrativo de José de Espronceda sobre el mito de don Juan. Esta tarde finalmente lo he leído, acompañando su lectura en papel con la escucha de la narración en Youtube del poeta madrileño Pedro Larrea en youtube ver aquí
A falta de una lectura en silencio más reposada, que me permita analizar y entender mejor la estructura métrica y rítmica de los versos, me ha parecido de entrada una obra excepcional en varios sentidos.
Este poema narrativo, publicado en 1840, está estructurado en cuatro partes, siendo la cuarta y última mucho más extensa que las tres anteriores, que funcionan casi a modo de introducción. En la cuarta parte tiene lugar la acción central, cuya narración en versos que son a veces endecasílabos, a veces octasílabos y en ocasiones incluso tetrasílabos envuelve al lector y le absorbe creando en su cabeza imágenes casi cinematográficas. Con la inteligente alternacia métrica de las estrofas dependiendo del personaje o de la situación que se describe, Espronceda consigue efectos dramáticos que intensifican el impacto de la narración en el lector.
Hay elementos narrativos que vale la pena destacar, como el largo "paseo" de don Juan siguiendo a una misteriosa mujer que resulta ser el espectro de doña Inés -y que quizá simbolice el viaje al inframundo-, la visión que tiene don Juan de su propio funeral, la escalera infernal que fuerza su descenso a su propia tumba, la ronda de los espectros y, sobre todo, la actitud desafiante de don Juan casi hasta el momento mismo de morir. Durante la lectura no pude evitar pensar que la imagen de don Juan guiado al inframundo por el espectro de doña Inés es una especie de trasunto del viaje de Dante al Infierno guiado por Virgilio.
Hay momentos de gran belleza poética en la descripción del entorno, pero también de las emociones y pasiones desatadas en la obra; y todo ello sin merma de una acción dramática compacta que se resuelve en un final cuyos detalles sorprenden incluso al lector que ya conoce el mito. En cierta forma, El Estudiante de Salamanca me ha parecido un antecesor versificado del relato corto que explotarían tan bien Poe y luego Bécquer, ambos también poetas como Espronceda. No en balde el propio Espronceda subtitulo su poema "un cuento".
El estudiante de Salamanca es un poema narrativo que, en opinión de quien esto escribe, constituye una obra maestra del género fantástico que debería situar a Espronceda a la par de poetas románticos como Byron y Keats.
¿Qué habré yo de decir que ya con creces no hayan dicho tal vez los que murieron, Byron y Calderón, Shakespeare y Cervantes y tantos otros que vivieron antes?
En líneas generales me ha gustado, aunque la primera parte, la dedicada a sus poesías líricas, se puede hacer algo, no tediosa, sino pelín repetitiva por el estilo del autor, por el tono afectado que, en el siglo XIX, debía de mojar muchas bragas y calzones pero, ahora, se queda entre descafeinado y sonrojante al hablar de amor. No así al tratar el tema de la muerte, de los años perdidos o del tempus fugit, que es donde Espronceda logra, para mí, sus mejores versos, bastante cercanos -¿inspirados en?- a las coplas de Jorge Manrique dedicadas a su padre. También son destacables ciertos poemas bélicos en los que se mezcla el amor romántico con el funesto destino de la España imperial.
"Españoles, llorad; mas vuestro llanto / lágrimas de dolor y sangre sean / sangre que ahogue a siervos y opresores"
Considero que reseñar poesía es muy difícil ya que es algo muy personal y subjetivo, así que seré muy breve. El estudiante de Salamanca por sí solo es un 10, me ha encantado. Espronceda experimenta bastante con la métrica dentro del mismo poema y consigue enfatizar pasajes de forma muy interesante. El libro incluye además otros de sus poemas, entre los que destaco "El reo de la muerte" y "El verdugo", así como el clasicazo donde los haya: "Canción del pirata".
Lo que no me ha gustado, y motivo por el cual he bajado una estrella, es la edición en sí. Creo que el contexto histórico y biográfico del autor se podría haber expuesto mucho mejor y, por ejemplo, se podrían haber añadido explicaciones a pie de página en el propio poema y no antes de que siquiera lo hayas leído.
Romanticismo en estado puro y con un juego de versos sublime. No entiendo mucho de poesía, pero este señor me ha cautivado de principio a fin en todos y cada uno de los poemas.
No creo que sea la última vez que me dé el gusto de disfrutarlo.
Estamos ante un relato versificado que incluye una parte narrada en forma de obra de teatro. Tampoco existe homogeneidad en lo que se refiere a las estrofas utilizadas, prevaleciendo los versos de arte menor y las rimas consonantes no demasiado distanciadas, a lo sumo, ABBA. El continuo uso de hipérbatos dificulta a ratos la comprensión de la lectura, que por lo demás, resulta atractiva y agradable, logrando transportar al lector a un ambiente tétrico y mágico paradigmático del romanticismo.
La acción transcurre en la ciudad de Salamanca, en un pasado no expresamente determinado, pero que por el contexto podemos situar en el siglo XVII o XVIII. Don Félix de Montemar, estudiante de Salamanca, dechado y personificación de todos los vicios, toda altanería, toda osadía y toda impiedad, seduce con malas artes y engaños a Elvira de Pastrana, a la que desdeña y abandona una vez ha yacido con ella.
El relato nos cuenta el castigo que podemos entender como “divino” a todos los pecados de don Félix y la forma en la que la desdichada Elvira se resarce de la felonía a la que la sometió.
El relato me ha gustado más por su forma que por su contenido, ya que este último se centra en incidir más y más en la valentía e impiedad de don Félix y en incrementar lo tenebroso y tétrico de los escenarios que se van sucediendo en el peregrinaje de este último hacia su castigo final.
El libro me ha dejado bastante impasible, le he puesto dos estrellas por su originalidad estilística, con la amalgamas de géneros y estilos poéticos y porque consigue transmitir lo tétrico del ambiente, pero su argumento y su moraleja me han parecido muy trillados.
Un buen ejemplo de la poesía romántica, ambientada en una Castilla de un encanto casi medieval y fantástico. Una visión de la vida evadida y sensible hasta el extremo de que resulta exagerado. Aparte del poema principal, "El estudiante de Salamanca", contiene otros poemas clásicos del poeta como la "Canción del Pirata". Personalmente, me ha gustado el poema que dedica a Teresa, de un amor y un cariño nostálgico y casi compasivo.
He leído por otra parte El estudiante de Salamanca (comentario aquí: my link text) y La canción del pirata (comentario aquí: my link text). También quiero leer completo Diablo mundo cuando pueda, porque en este libro sólo vienen algunos fragmentos escogidos. Así que lo que voy a valorar es:
- Canto I: un anciano relfexiona sobre la fugacidad de la vida. Es muy romántico en el sentido de romanticismo como movimiento: lleno de lamentos, pesimismo vital y reflexiones sobre la futilidad de la vida si hemos de morir. Un gran ejemplo de este movimiento.
- A Teresa: un poema que Espronceda le dedicó a su amante cuando murió. Poética y estéticamente muy hermoso, pero se hace reiterativo y pesado; el autor se pasa un montón de versos quejándose sobre sus penas (y de forma algo velada sobre la propia Teresa, que parece ser que lo abandonó en sus últimos tiempos) y, aunque artísticos y con interés por esa razón, los lamentos privados no son especialmente entretenidos de leer para mi.
- Soneto sobre una rosa: poema corto en el que se compara la fugacidad de las alegrías de la vida con una rosa que florece y se marchita. Parece que es un tema muy común en la poesía española y no sólo en el romanticismo, Calderón de la Barca y Góngora también tienen poemas parecidos haciendo esta misma metáfora con rosas.
- A Jarifa en una orgía: un poema en que se hace un paralelismo entre las mujeres y el placer y lo engañosa y corta que es la vida. Le noto cierta amargora y misoginia soterrada, pero quizá es cosa mía.
- El mendigo: una de las llamadas canciones de Espronceda a los antiéroes y marginados. Entiendo la visión romántica y el significado de crítica social que tiene detrás pero, al contrario de lo que sucede con La canción del pirata este no me gusta especialmente por la razón personal de que siempre me irrita la romantización de la pobreza.
- El reo de la muerte: probablemente de los poemas que más me han gustado de este libro, en pocas líneas plasma el duelo y horror vital que supone enfrentarse a la idea que que vas a morir... y que el mundo sigue igual porque no le importas.
- El verdugo: otro de los poemas cortos dedicado a antihéroes y otro de los que más me han gustado. Si fuera sólo por este, el anterior y el Canto I (y por La canción del pirata de no haberlo valorado a parte) la nota serían 4 o hasta 5 estrellas. De nuevo, en pocas líneas se desarrolla una reflexión filosófica profunda sobre la sed de sangre y venganza que puede mostrar la opinión común y cómo la canalizan en unas pocas personas a las que juzgan y odian por ello; así como ese sadismo colectivo se encarna en la figura del verdugo, a la que luego es fácil odiar también porque nos recuerda la parte de nosotras mismas que no queremos asumir.
- El canto del cosaco: personalmente me irrita por el machismo que desprende, usando varias veces a las mujeres como insulto hacia hombres (por afeminados y, por tanto, débiles y patéticos) y considerándolas objetos. La verdad que los mitos de delincuencia y bandolerismo del pueblo cosaco era un puro mito que más tarde se alimentó por parte de la URSS para eliminarles. Es cierto que tenían una tradición guerrera muy desarrollada, pero tenían un sistema político protodemocrático y, aunque más relegadas al hogar, las mujeres también podían luchar y acosar o violar se castigaba con latigazos públicos o incluso la muerte.
Luego decir que es interesante la visión educativa que da el libro sobre el movimiento del Romanticismo por Europa y España en concreto, pero si iban a analizar El estudiante de Salamanca lo deberían haber hecho después o durante y no antes del poema para que se entendiera mejor.
Era más de media noche. Antiguas historias cuentan, cuando en sueño y en silencio lóbrego envuelta la tierra, los vivos muertos parecen los muertos la tumba dejan...
Espectacular comienzo de "El Estudiante de Salamanca". Estos versos siempre me han cautivado y me parecen una de las cumbres de la poesía española de todos los tiempos.
"El Estudiante de Salamanca" nos cuenta la historia de un estudiante calavera y vividor que a imitación de un Don Juan Tenorio va conquistando damas para su particular colección. Este estudiante llamado Félix se compromete en casamiento con una hermosa dama llamada Elvira que ha sido cautivada por él. Elvira, alma sencilla, delicada y humilde está enamorada hasta los huesos de Don Félix. Pero Don Félix, siguiendo su línea amorosa, abandona a su dama una vez conquistada. Ella enamorada hasta los tuétanos del estudiante muere literalmente de amor por él.
El hermano de doña Elvira, un tal Don Diego que ha regresado de Alemania (creo recordar) ha de lavar la afrenta que Félix ha cometido en su hermana.
Estando en una partida de cartas, llega el hermano y reta al estudiante a un duelo. Félix acepta y acaba matando a Don Diego el hermano de Elvira.
Tras el duelo el estudiante se retira entre las sombras pero en un pequeño callejón encuentra la figura toda de blanco de una dama que arrodillada reza al Cristo que está en una urna en la misma calle. Félix se intriga y pregunta a la dama. Ella le convida a que le siga y Félix, aún más intrigado, la sigue.
Hará un recorrido por distintos sitios y calles desconocidos por el estudiante, todo ello narrado más como un sueño que como una realidad. En todo este recorrido se encontrará con una procesión que acompaña a un féretro para darle entierro. Félix se acerca para ver quién es el finado y horrorizado verá que el muerto es él. Al fin la dama blanca lo lleva al cementerio y allí bajará con él por una tenebrosa escalera que le llevará a sitios terribles semejantes al purgatorio lleno de almas penitentes. Será rodeado de fantasmas que le exigirán besar a la dama, que no es otra que su esposa, Doña Elvira (era de suponer). Cuando retira el velo para besarla el rostro de la dama no será otro que una calavera y el esqueleto le abrazará arrastrándole a la muerte.
Este es el resumen despiadado que he hecho de la obra. Mas que un resumen es un ultraje a la obra, pues el poema es magnífico. Bien es cierto que al ser tan largo hay momentos que pierdes el hilo, pero también es cierto que contiene versos de los mejores de la literatura española. Y algunos tan breves y tan soberbios como el famoso:
Leve, Breve, son.
Para mí quizás lo más difíciles de seguir han sido las lamentaciones de Elvira, que me han resultado un tanto cansinas. Pero hay otros momentos como por ejemplo todo el capítulo dedicado al juego de cartas con otros truhanes cuya conversación es fantástica. El momento en el que el hermano de Elvira, Don Diego reta a Félix me pareció magnífico, pues nos encontramos con don Diego que es un personaje de honor, un caballero cristiano de gran fortaleza moral, frente al estudiante Félix, un libertino, mujeriego, desalmado y sin el más mínimo ápice de honor.
En suma, una obra magnífica y obra cumbre del romanticismo español. Tres hurras por Espronceda, autor inmortal de las letras españolas.
This entire review has been hidden because of spoilers.