Miguel Hernández is, along with Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, and Federico García Lorca, one of the greatest Spanish poets of the twentieth century. This volume spans the whole of Hernández’s brief writing life, and includes his most celebrated poems, from the early lyrics written in traditional forms, such as the moving elegy Hernández wrote to his friend and mentor Ramon Sijé (one of the most famous elegies ever written in the Spanish language), to the spiritual eroticism of his love poems, and the heart-wrenching, luminous lines written in the trenches of war. Also included in this edition are tributes to Hernández by Federico García Lorca, Pablo Neruda (interviewed by Robert Bly), Rafael Alberti, and Vicente Aleixandre. Pastoral nature, love, and war are recurring themes in Hernández’s poetry, his words a dazzling reminder that force can never defeat spirit, that courage is its own reward.
Miguel Hernández, born in Orihuela (Alicante Province), was a leading 20th century Spanish poet and playwright.
Hernández was born to a poor family and received little formal education; he published his first book of poetry at 23, and gained considerable fame before his death. He spent his childhood as a goatherd and farmhand, and was, for the most part, self-taught, although he did receive basic education from state schools and the Jesuits. He was introduced to literature by friend Ramon Sijé. As a youth, Hernández greatly admired the Spanish Baroque lyric poet Luis de Góngora, who was an influence in his early works. Like many Spanish poets of his era, he was deeply influenced by European vanguard movements, notably by Surrealism. Though Hernández employed novel images and concepts in his verses, he never abandoned classical, popular rhythms and rhymes. Two of his most famous poems were inspired by the death of his friends Ignacio Sánchez Mejías and Ramon Sijé.
Hernández campaigned for the Republic during the Spanish Civil War, writing poetry and addressing troops deployed to the front.
During the Civil War, on the ninth of March in 1937, he married Josefina Manresa Marhuenda, whom he had met in 1933 in Orihuela. His wife inspired him to write most of his romantic work. Their first son, Manuel Ramon, was born on 19 December 1937 but died in infancy on 19 October 1938. Months later came their second son, Manuel Miguel (b. 4 January 1939, d. 1984).
Unlike others, he could not escape Spain after the Republican surrender and was arrested multiple times after the war for his anti-fascist sympathies, and was eventually sentenced to death. His death sentence, however, was commuted to a prison term of 30 years, leading to incarceration in multiple jails under extraordinarily harsh conditions until he eventually succumbed to tuberculosis in 1942. Just before his death, Hernández scrawled his last verse on the wall of the hospital: Goodbye, brothers, comrades, friends: let me take my leave of the sun and the fields. Some of his verses were kept by his jailers.
While in prison, Hernández produced an extraordinary amount of poetry, much of it in the form of simple songs, which the poet collected in his papers and sent to his wife and others. These poems are now known as his Cancionero y romancero de ausencia (Songs and Ballads of Absence). In these works, the poet writes not only of the tragedy of the Spanish Civil War and his own incarceration, but also of the death of an infant son and the struggle of his wife and another son to survive in poverty. The intensity and simplicity of the poems, combined with the extraordinary situation of the poet, give them remarkable power.
Perhaps Hernández's best known poem is "Nanas de cebolla" ("Onion Lullaby"), a reply in verse to a letter from his wife in which she informed him that she was surviving on bread and onions. In the poem, the poet envisions his son breastfeeding on his mother's onion blood (sangre de cebolla), and uses the child's laughter as a counterpoint to the mother's desperation. In this as in other poems, the poet turns his wife's body into a mythic symbol of desperation and hope, of regenerative power desperately needed in a broken Spain.
Not without power, the poems of Hernandez, who was basically a rural hick who became famed modernist poet pseudo-sophisticate within his short life, are a little banal. As tends to happen with poems that have a fixed, temporal appeal, usually in politics, as these seem to be, their beauty tends to stray into the mundane formulation of this, that, or the other. It is when Hernandez strays away from that, as in some of his later, haunting, beautiful poems of love and other weirdnesses that he really shines.
me lo leí en verano y me lo vuelvo a leer ahora, del tirón, porque miguel me abraza y de un suspiro me levanta el peso del mundo de los hombros. he llorado y vuelto a llorar porque escribe lo que no tiene nombre, porque en su penar encuentro el mío y en el miedo compartimos la conciencia........... en fin, miguel consigue lo que nadie: normalmente, cuando leo y disfruto, cuando leo y pienso, quisiera ser lista para descifrar las dudas del mundo para encontrarles así una respuesta. en este caso, aprecio mi limitación y mi torpeza porque, de entender todo su dolor, de conocer la inmensidad de su vacío, no podría más que hacer como él y perdonarme la vida cada día: "tengo la pena de una sola pena que vale más que toda la alegría // cortar este dolor ¿con qué tijeras? // ME SOBRA CORAZÓN"
seré una sola y dilatada herida hasta que dilatadamente sea un cadaver de espuma: viento y nada
No me gusta la poesía, lo he dicho y lo diré, pero por retos de lectura de vez en cuando "tengo" que leerla.
Esta vez he elegido esta antología poética de Miguel Hernández, de oferta en Amazon, y sorprendentemente puedo decir que me ha gustado. Y es que al contrario de lo que me suele pasar, he entendido los poemas. Entiendo lo que el autor quiere transmitir.
Fiel a su época, convulsa, los poemas transmiten sus creencias, sus ansias y sus sentimientos.
Este libro lo compré cuando iba al instituto y desde hace años no lo he vuelto a tocar hasta ahora y la experiencia ha sido bastante buena. Viene una biografía de 60 paginas sobre el autor, en el poemario trata muchos temas, entre ellos, muerte, guerra, amor, pasión, lujuria, patriotismo, libertad. Destaco el poema que le dedica a Federico García Lorca, es precioso. Merece mucho la pena leerlo. Añado que viene al final una guía de lectura para quien no entienda mucho de poesía.
This is the re-release of only the Hernandez portion of the classic book of Miguel Hernandez and Blas de Otero from Beacon Publishers. I'd recommend that book first, but the Hernandez portion as reproduced here is certainly one of my favorite books of poetry. Few poets have as much heart of Hernandez.
La poesía de Miguel Hernández es una mezcla entre las formas clásicas y la sensibilidad más auténtica. La naturaleza está presente y, también, la empatía con los problemas de la gente de una época en que vieron cómo se desgarraba su patria.
He leído otra edición que no está en Goodreads, la de Editores Mexicanos Unidos, S. A.
Los versos de Miguel Hernández son las palabras más dulces que se han escrito sobre el amor, el grito de esperanza y resiliencia ante la pena, el amor por la humanidad y hacia España (para que luego digan que los rojos no pueden amar la patria y a sus gentes).
No he leído demasiada poesía ni adoro todos los poemas de Miguel Hernández, pero esa habilidad de transmitir tanto de una forma tan bella en palabras simples... creo que eso es saber escribir poesía.
My favourite poet in the world, the most I like about him is the passion which he experiences in each of his different stages of poetry, his marvellous metaphors, his devotion towards his political thoughts, his fondness and love with other poets of his period.
muy chulo. los poemas sueltos me dan un poco igual pero el romancero de ausencias y el rayo que no cesa me han gustado mucho… nanas de la cebolla y después del amor son de otro nivel 👏🏻
Esto no es una reseña, es sólo un recopilatorio de mis versos favoritos de este libro:
"Final modisto de cristal y pino; a la medida de una rosa misma hazme de aquél un traje, que en un prisma, ¿no?, se ahogue, no, en un diamante fino. Patio de vecindad menos vecino, del que al fin pesa más y más se abisma; abre otro túnel más bajo tus flores para hacer subterráneos mis amores."
"Yo sé que ver y oír a un triste enfada cuando se viene y va de la alegría como un mar meridiano a una bahía, a una región esquiva y desolada.
Lo que he sufrido y nada todo es nada para lo que me queda todavía que sufrir, el rigor de esta agonía de andar de este cuchillo a aquella espada.
Me callaré, me apartaré si puedo con mi constante pena instante, plena, a donde ni has de oírme ni he de verte.
Me voy, me voy, me voy, pero me quedo, pero me voy, desierto y sin arena: adiós, amor, adiós, hasta la muerte."
"Bajo su frente trágica y tremenda, un toro solo en la ribera llora olvidando que es toro y masculino."
"Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. (...) No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. (...) Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada (...) A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero."
"Al doloroso trato de la espina, al fatal desaliento de la rosa y a la acción corrosiva de la muerte
arrojado me veo, y tanta ruina no es por otra desgracia ni otra cosa que por quererte y sólo por quererte."
"Llorar dentro de un pozo, en la misma raíz desconsolada del agua, del sollozo, del corazón quisiera: donde nadie me viera la voz ni la mirada, ni restos de mis lágrimas me viera. (...) ¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada! No sabe andar despacio, y acuchilla cuando menos se espera su turbia cuchillada.
Tú, el más firme edificio, destruido, tú, el gavilán más alto, desplomado, tú, el más grande rugido, callado, y más callado, y más callado."
"Ayer amaneció el pueblo desnudo y sin qué ponerse, hambriento y sin qué comer, y el día de hoy amanece justamente aborrascado y sangriento justamente. En su mano los fusiles leones quieren volverse para acabar con las fieras que lo han sido tantas veces. (...) Varios tragos es la vida y un solo trago la muerte."
"Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpago, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, cómo raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas."
"Contar sus años no sabe, y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador. (...) Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina, y su vivir ceniciento revuelve mi alma de encina.
Le veo arar los rastrojos, y devorar un mendrugo, y declarar con los ojos que por qué es carne de yugo."
"Ante Pablo los días se abstienen ya y no andan. No temáis que se extinga su sangre sin objeto, porque éste es de los muertos que crecen y se agrandan aunque el tiempo devaste su gigante esqueleto."
"Sangre que no se desborda, juventud que no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni relucen, ni florecen. (...) La muerte junto al fusil, antes que se nos destierre, antes que se nos escupa, antes que se nos afrente y antes que entre las cenizas que de nuestro pueblo queden, arrastrados sin remedio gritemos amargamente: ¡Ay España de mi vida, ay España de mi muerte!"
"El llanto que por valles y balcones se vierte, en las piedras diluvia y en las piedras trabaja, y no hay espacio para tanta muerte, y no hay madera para tanta caja."
"Esta España que habéis amamantado con sudores y empujes de montañas, codician los que nunca han cultivado esta España.
¿Dejaremos llevar cobardemente riquezas que han forjado nuestros remos? ¿Campos que ha humedecido nuestra frente dejaremos?
Adelanta, español, una tormenta de martillos y hoces, ruge y canta. Tu porvenir, tu orgullo, tu herramienta adelanta. (...) Jornaleros: España, loma a loma, es de gañanes, pobres y braceros. ¡No permitáis que el rico se la coma, jornaleros!"
"Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos?
No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. (...) Vuestra sangre, vuestra vida, no la del explotador que se enriqueció en la herida generosa del sudor.
No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza, que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza.
Árboles que vuestro afán consagró al centro del día eran principio de un pan que sólo el otro comía.
¡Cuántos siglos de aceituna, los pies y las manos presos, sol a sol y luna a luna, pesan sobre vuestros huesos!
Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, pregunta mi alma: ¿de quién, de quién son estos olivos?
Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares, no vayas a ser esclava con todos tus olivares
Dentro de la claridad del aceite y sus aromas, indican tu libertad la libertad de tus lomas."
"Escríbeme a la lucha, siénteme a la trinchera: aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo, y defiendo tu vientre de pobre que me espera, y defiendo tu hijo.
Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado, envuelto en un clamor de victoria y guitarras, y dejaré a tu puerta mi vida de soldado sin colmillos ni garras."
"Vencedores seremos porque somos titanes sonriendo a las balas y gritando ¡Adelante! (...) Campesino, despierta, español, que no es tarde. A este lado de España esperamos que pases: que tu tierra y tu cuerpo la invasión no se trague."
"Poco valen las armas que la sangre no nutre ante un pueblo de pómulos noblemente dispuestos, poco valen las armas: les falta voz y frente, les sobra estruendo y humo.
Poco podrán las armas: les falta corazón. Separarán de pronto dos cuerpos abrazados, pero los cuatro brazos avanzarán buscándose enamoradamente.
Arrasarán un hombre, desclavarán de un vientre un niño todo lleno de porvenir y sombra, pero, tras los pedazos y la explosión, la madre seguirá siendo madre."
"Ropas con su olor, paños con su aroma.
Se alejó en su cuerpo, me dejó en sus ropas
Lecho sin calor, sábana de sombra.
Se ausentó en su cuerpo. Se quedó en sus ropas."
"Llegó con tres heridas: la de amor, la de la muerte, la de la vida.
Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte.
Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor."
"Tristes guerras si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres si no mueren de amores.
Tristes, tristes."
"Porque dentro de la triste guirnalda del eslabón, del sabor a carcelero constante y a paredón, y a precipicio en acecho, alto, alegre, libre soy. Alto, alegre, libre, libre, sólo por amor.
No, no hay cárcel para el hombre. No podrán atarme, no. Este mundo de cadenas me es pequeño y exterior. ¿Quién encierra una sonrisa? ¿Quién amuralla una voz? A lo lejos tú, más sola que la muerte, la una y yo. A lo lejos tú, sintiendo en tus brazos mi prisión, en tus brazos donde late la libertad de los dos. Libre soy. Siénteme libre. Sólo por amor."
"En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre."
"No puedo olvidar que no tengo alas, que no tengo mar, vereda ni nada con que irte a besar."
"Es posible que no haya nacido todavía, o que haya muerto siempre. La sombra me gobierna. Si esto es vivir, morir no sé yo qué sería, ni sé lo que persigo con ansia tan eterna."
"Como muere, doliéndose, el cordero destetado y sin madre ni asistencia, así, de esta dulcísima dolencia, de no verte estoy viendo que me muero."
"Me ofende el tiempo, no me da la vida al paladar ni un breve refrigerio de afectuosa miel bien concedida y hasta el amor me sabe a cementerio.
Me quiero distraer de tanta herida. Me da cada mañana con decisión más firme la desolada gana de cantar, de llorar y de morirme.
Me quiero despedir de tanta pena, cultivar los barbechos del olvido y si no hacerme polvo, hacerme arena: de mi cuerpo y su estruendo, de mis ojos al fin desentendido, sesteando, olvidando, sonriendo lejos del sentimiento y del sentido."
"Hoy estoy sin saber yo no sé cómo, hoy estoy para penas solamente, hoy no tengo amistad, hoy sólo tengo ansias de arrancarme de cuajo el corazón y ponerlo debajo de un zapato.
Hoy reverdece aquella espina seca, hoy es día de llantos de mi reino, hoy descarga en mi pecho el desaliento plomo desalentado.
No puedo con mi estrella. Y me busco la muerte por las manos mirando con cariño las navajas, y recuerdo aquel hacha compañera, y pienso en los más altos campanarios para un salto mortal serenamente."
"España será de España y español el español que lleva en la sangre un sol y en cada gota una hazaña. No seremos de Alemania en ningún negro momento porque el puro sentimiento que nutre a los españoles seguirá dando sus soles para el 5º Regimiento".
Hablo y el corazón me sale en el aliento. Si no hablara de lo mucho que quiero me ahogaría.
Miguel Hernández escribe con las manos de un niño que sabe dónde y cómo mirar: se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces Vuelvo mil veces a su poesía para encontrarme y hablarme en muchas épocas distintas de mi vida.
Todo lo que una vez escribieron Miguel y Lorca van a ser para siempre lugares llenitos de ternura donde volver y descansar el cora
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.
como me gusta miguel hernández dios mio (y que gusto leer poesía en tu idioma materno, sin traducciones de por medio) que cercano me resulta, que manera de expresar con palabras aquellos sentimientos que sobrepasan las palabras, que manera más bella de amar y de sufrir… además al ser una recopilación es fascinante ir leyendo y viendo como su escritura muta y cambia según avanzan los años. en mi humilde opinión, el mejor poeta español del siglo XX, que se quite todo lo demás.
a veces solo somos miguel hernández y yo contra el mundo
Qué maravilla. Algunos poemas más buenos que otros, pero eso sí, leer a Miguel Hernández es vivir y sufrir con él. Para mí, es un autor al que recurrir de vez en cuando.
Un paseo bonito por una vida atormentada. Para mí destacan las obras que relatan su vida como pastor en el campo, tan simple, tan pura, y los que tratan el dolor de sus ausencias, la muerte de su hijo, la pena de prisión... Unido a la información bibliográfica que incluye se obtiene una escena precisa de toda su vida y lo que debió sentir aquel pastor humilde.
Poeta del amor, de la tierra y del pueblo. Amigo, amante, campesino y padre. Además de disfrutar muchísimo de sus poemas, también lo hice de la evolución en estilo y temas que se puede ver a lo largo de su obra.