“Sexo débil, eterna menor de edad, esclava de las hormonas, vampiresa. ¿Cuál es el origen de la misoginia y la consecuente opresión femenina? ¿Se trata de una cuestión meramente cultural o tiene hondas raíces biológicas? Para la autora, la respuesta sólo puede provenir de la ciencia.
Por más pesimista o indiferente que se pueda ser, es imposible ignorar los avances en la condición de las mujeres, muchos de los cuales se deben a la influencia, directa o indirecta, de la ciencia. ¿Cuál sería la situación femenina (y masculina), por ejemplo, si no existieran métodos anticonceptivos eficaces? Sin embargo, en los años recientes un sector influyente del movimiento feminista no sólo no reconoce esta influencia benéfica, sino que ataca a la ciencia con una gran dosis de ignorancia e irresponsabilidad.
Por otro lado, la participación de las mujeres en la ciencia crece, pero muy lentamente. Para lograr que las jóvenes se interesen más en la ciencia no sólo como futuras investigadoras sino también como miembros informados y críticos de la sociedad, es necesario no sólo la información sino también la manera científica de razonar.
La psicología evolucionista abre prometedoras ventanas a problemática de la llamada “guerra de los sexos”. Sus propuestas pueden no ser de nuestro agrado, pero la autora concluye que el conocimiento es la mejor llave de la liberación femenina. Así, divulgar la ciencia adquiere una nueva dimensión, la ética, puesto que la mitad de la humanidad no puede estar bien si no lo está su otra mitad.
Las mujeres científicas tendrían todas que leer esta maravilla. Para así entender la división genérica de su profesión desde la historia, nada de lo que hoy pasa es por azar. Me ha encantado pero puntuó con 4 estrellas porque la forma de escribir me ha parecido un poco repititiva.