'Escribir, tan solos' es un libro imprescindible no solo para conocer las diferentes caras de la literaria soledad, sino fundamentalmente para poder interpretar la soledad de tantas y tan grandes figuras de la narrativa universal. A través del los breves ensayos que componen la obra y mediante un lenguaje preciso y desasosegante, Carlos Skliar consigue acercarnos a los estados de ánimo más íntimos del proceso creativo y lector, para poder conocer esta particularidad endémica de las letras contemporáneas:
"Lea obra es solitaria, y esto no significa que permanezca incomunicable, que le falte lector. Pero el que la lee participa de esa afirmación de la soledad de la obra, así como quien la escribe pertenece al riesgo de esa soledad".
Me quedo con esta frase: La infancia es la ficción en el corazón. Hermosa pirueta da Skliar en este libro, traer a los autores que ama sin agobiar, sin presumir, sin pretender. Los trae con liviandad, como si se nombrara a un familiar lejano al que se lo aprecia mucho y se lo visita poco. Por fuera de una pretensión académica, el libro le hace un corte al medio a la soledad y deja ver lo hay dentro: infierno, ternura, dolor, herida, compañía, palabras, sonidos, cielo, fuego.
La soledad-hogar, la soledad-patria, la soledad como abismo íntimo al que asomarse los domingos, la soledad demasiado bulliciosa, la soledad que teme el ruido, la soledad que resuena ante la más mínima variación del aire, la soledad castigada, la prohibida, la perseguida, la intervenida, la soledad que disuelve el ego y la soledad que se comparte.
El gesto de clasificar diferentes tipos de soledad supone una intervención, y por qué no decirlo, una creación en sí misma. Carlos Skliar, como lector activo, y como soñador de soledades, sabe que todas ellas atraviesan nuestras noches en una convivencia salvaje, no siempre luminosa. Su perspicacia radica en que, para definir ese oscuro estado, clasifica. Al reunir a Tsvietáieva, Pizarnik y Blandiana en torno a una soledad que tiembla, o a Bachmann, Bernhard y Char, cuyas soledades libran una batalla desigual con la existencia, Skliar recuerda que los solitarios presentan ciertas solidaridades, aun siendo cada soledad una independencia sufrida o disfrutada, pero siempre en sí misma. Somos interindependientes, y ese es el criterio de Carlos Skliar a la hora de agrupar soledades.
Con Escribir, tan solos Mármara estrena su colección de ensayos. Aunque no tardará en estar acompañado de otros textos, de momento, por ser el primero, todavía es el único. Si todos estamos solos, los libros y nosotros, nada ni nadie lo está del todo. Cuestión de tiempo, o en su defecto, de criterio.