La primera edición de Obra negra se publicó en mayo de 1974, en Buenos Aires; la segunda, en 1993, en Bogotá, con algunos textos inéditos. Esta tercera edición, fiel a la primera, inaugura la Biblioteca Gonzalo Arango del Fondo Editorial Universidad EAFIT y la Corporación Otraparte. Se trata de reunir no solo los títulos más conocidos de Gonzalo Arango, como este, sino de dar a conocer otros (teatro, poesía, ensayo, cartas) que conforman el universo literario de un autor que, más que representar una época y un movimiento, persiste en su vigencia porque su escritura y pensamiento contienen una de esas claves que hacen perdurable toda obra: una voz propia.
Gonzalo Arango Arias fue un escritor y poeta colombiano. En 1958 fundó el nadaísmo, movimiento de vanguardia de repercusión nacional, que intentó romper con la Academia de la Lengua, la literatura y la moral tradicionales. En la música norteamericana y del Caribe de la década de 1960 el movimiento buscó un léxico renovado, optó por el humor y el mundo urbano para situar la obra literaria y la crítica a la sociedad. A este grupo se unieron otros jóvenes pensadores de su tiempo en Colombia y que fueron inspirados a su vez por Fernando González Ochoa, el "filósofo de otraparte". La intensidad de su vida está llena de contrastes que pasan de un abierto ateísmo a un íntimismo espiritual y de un espíritu crítico de la sociedad de su tiempo, expresado en el "Primer Manifiesto Nadaista" como "Se ha considerado a veces al artista como un símbolo que fluctúa entre la santidad o la locura". Arango murió en un trágico accidente en la ciudad de Tocancipá en 1976 cuando estaba planeando un viaje definitivo a Londres para que "los colombianos al perderme... me ganen".
Otra reseña muy difícil para mí; ¿cómo tatar de compartir una idea de lo que significa el recipiente fundamental de un movimiento filosófico tan complejo como es el nadaísmo y su importancia para mi ciudad (por mucho que haya pasado el tiempo de haber sido escrita) y no parecer tan solo un niño jugando en la orilla del mar como una vez un famoso físico dijo? Arriesguémonos, pues, a dejar qué desear… La historia Tenía yo unos 15 incipientes años cuando cursaba 11 de bachillerato y mi profesor de español (hombre memorable y muy inspirado, del que desafortunadamente no quedé con el recuerdo de su nombre) llegaba a sus clases con un libro negro y nos leía apartes de lo que él consideraba la obra cumbre de la expresión literaria filosófica Antioqueña y Colombiana por excelencia, por encima inclusive de la tradición de Jorge Isaacs o alguien tan contemporáneo al mismo Gonzalo Arango como Manuel Mejía Vallejo o el mismísimo Gabriel García Márquez. En esas tardes de estudio juvenil, desinterés, acné y mucha incertidumbre, mi estimado profesor nos hablaba de hippies que comían flores en el parque Bolívar, vestidos con ruanas y pantalones de paño, cabello largo y actitud crítica frente a todo lo concerniente a lo social, borracheras consumadas, drogas y amor libre. ¡Qué extraño personaje era este tipo Gonzalo Arango! Además, ¿Por qué unía su nombre con su apellido, como si tuviera el poder de cambiar la manera que lo teníamos que referenciar? “Gonzalorango” menudo loco. No tenía inclinación política o religiosa, Inclusive en sus escritos hablaba de Dios con tal desparpajo que a uno le daba miedo estar escuchando a un hereje. El tiempo de colegio pasó (junto con los barros y espinillas, afortunadamente) y mi curiosidad por el nadaísmo murió tan pronto como tuve la edad suficiente para dirigir mi vida hacia las fauces sanguinarias de la ingeniería. No fue sino hasta 26 años después que, al tener una vida lectora en plena actividad, retomé este libro y le di una nueva oportunidad y me he llevado una grata sorpresa al haber terminado una de mis mejores lecturas de todo el año. No pretendo tratar de explicar el nadaísmo en su concepción filosófica porque sencillamente no soy quien para hacerlo, pero para hablar de este libro debo, necesariamente, tratar de explicar algunos aspectos de esta corriente de pensamiento tan importante para mi ciudad en los últimos 100 años. Al principio pensaba que el Nadaísmo se trataba de una corriente Nihilista que simplemente renegaba de las cuestiones humanistas, sociales y morales a mediados del siglo 18. Y tiene mucha razón porque la base del nadaísmo es precisamente la expresión por la empatía deconstruccionista de las bases sociales que, en principio, tan marcadas estaban en una Medellín con una fuerte influencia política, comercial y religiosa en pleno siglo pasado. Sin embargo hay que entender que el único pilar fundamental al que los nadaístas ofrecían reverencia era al del amor, por sí mismos, por la poesía y por el relacionamiento con sus semejantes en un mutuo acuerdo de intercambio conceptual. Según ello, uno solo tenía una única responsabilidad con su propia vida para disfrutar de lo que, según este grupo de filósofos y escritores, era el único fin aceptable de cualquier integrante de la sociedad: ser feliz con su propia naturaleza y disfrutar de la existencia. Desde este punto de vista el libro está cargado de pensamientos que en lo personal me parecen sumamente positivistas; la aceptación del ser en su esencia más original y la oposición a la limitación que las reglas sociales ejercían sobre el individuo. Y en este punto Gonzalorango fue durísimo con las normas que en su tiempo la iglesia católica dictaminaba en la vida de unos ciudadanos por harto cohibidos en muchas de sus posibilidades intelectuales. El libro es una recopilación de breves ensayos, poemas, pensamientos y notas que el autor fue desarrollando a través del tiempo que le tomaba a él y a sus amigos en establecer una fundamentación para su corriente filosófica. Para ello se vale constantemente de cartas y manifiestos en donde deja claro lo que pretendían. Su crítica ácida hacia las costumbres industriales y religiosas sobre la ciudad, por ejemplo, en su ensayo “Medellín a solas contigo” que trata de un relato que nos transporta, literalmente, a la época en la que sociedad, política, industrialismo y religiosidad constituían una “personalidad” de la ciudad que le amaba tanto pero que sentía tan poco compensado en la confirmación de su identidad Medellinense. Puede escuchar de su puño y… ¿Voz? La lectura de este relato aquí:
También se puede encontrar en este libro ensayos sobre pensamientos muy profundos sobre las características sociales de nuestro país que, en un acto de increíble asertividad, Gonzaloarango en su escrito “Elegía a desquite” profetizó de manera precisa el advenimiento de Pablo Escobar a nuestra ciudad:
“Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña: ¿no habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir? Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una desgracia: Desquite resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas.”
Otras expresiones exquisitas en los mismos manifiestos que denotan su perspicacia al poder entrever el advenimiento de una nueva plaga del siglo 21, no solo para nuestro país sino para el resto del mundo: La polarización. Donde la conclusión (una de las más sensatas que he visto hasta ahora) fue que las mal llamadas “causas humanistas” no merecían interés debido a que en pos de la defensa de dichas causas, los grupos de personas terminan apelando a nuevas formas de violencia que rápidamente degeneran en grotescos movimientos que utilizan como herramienta de disuasión metodologías completamente “anti humanistas” que mantienen en un ciclo imperecedero la pugna por dos o más grupos en conflicto y que necesitan unos a otros para seguir justificando su lucha individual (refiérase al escrito dentro de la obra llamado “Refutación al humanista”) Desafortunadamente nuestro Gonzaloarango nos dejó estando muy joven y no vivió para dar fe que lo que él había anhelado por tanto tiempo, se está dando gradualmente en la transformación social que poco a poco vamos notando, como por ejemplo la tendencia actual en el mejoramiento de las condiciones de una verdadera igualdad social entre mujeres y hombres (o por lo menos la manifestación de su intención constante, como es común ver al día de hoy), una considerable disminución en la influencia que tiene la religión (cualquiera de ellas) en nuestra gestión ciudadana (y del país, en términos generales), un empoderamiento de la vivencia política que cada ciudadano tiene desde temprana edad y en las que los votos de conciencia hacen presencia cada vez más y más. Para mí son muchos los puntos que este libro trata y de los que ya vemos resultados, así sea casi 100 años después, y creo que este presente debe en parte su rumbo a los puñados de jóvenes que como nuestro autor fueron aportando al conglomerado de la comunidad por medio de su perspectiva. El libro es muy cómodo de leer puesto que cada capítulo (o mini libro) recopila ensayos, poemas y pensamientos con un tema común y sus lecturas son cortas y sustanciosas, teniendo la claridad y concisión como objetivos plenamente cumplidos. La poesía no es complicada y por el contrario muy disfrutable y los manifiestos son muy entretenidos y a la vez poderosos como herramienta en su capacidad informativa. La prosa, la construcción del diálogo que este escritor realiza directamente con el lector, la imaginación plasmada en cada detalle que te hace vivir su punto de vista y te invita a desvestirte del prejuicio, la identificación que logra con la frescura de su comunicación, la sensatez que convierte del idealismo a lo terrenal en cuestiones sociales de Medellín (y de la misma Colombia) que suelen pasarse desapercibidas, la espontaneidad, la clarividencia, la concisión, la sobriedad de la selección de cada palabra. Son muchas las características que Gonzaloarango deja plasmada de manera fidedigna en esta obra. Gran capacidad periodística, filosófica y literaria la de este autor y sus compañeros. Todo buen Medellinense debería leer esta obra al menos una vez en la vida y comparar la descripción que se hacía de la Medellín de su época a la nuestra y poder entender que era lo que él y sus contemporáneos de trabajo querían explicar. No necesariamente uno tiene que estar de acuerdo con todo, pero sin lugar a dudas la gran conclusión que le deja a uno en Nadaísmo a través de Obra Negra es: aceptación, tanto propia como de nuestros semejantes.
Los días de nuestra vida Pertenezco más a la vida que a la literatura, y a la hora del Juicio Final me gustaría más encontrame con las mujeres que amé, que con los libros que escribí.
Me degollarán algunos pero aveces parecía escrito por un un millennial del siglo XIX, liberadamente conservador ...
Eso de escandalizar con la palabra pederastia (poniéndole connotaciones positivas), o eso de ser tan sinceramente clasista no lo disfruté tampoco...
No es una reseña para otro, es para mi! Porque después leeré los escritos que me gustan mucho se me dará por leer el libro completo de nuevo... y no, creo que mejor no. Me quedo mejor con los escritos estrella del libro.
Siempre será difícil notar una recopilación porque siempre existirán textos que nos atraen más que otros. Además, en esta obra que es un recorrido por la obra literaria de Gonzalo Arango vemos varias facetas del nadaïsmo mezcladas. Pero a grandes rasgos es un gran libro, es una buena aproximación a su obra y a la fuerza creadora o destructora de esta corriente literaria. Además gran tercera edición de esta obra producida en Colombia en esa búsqueda de rescatar uno de esos movimientos literarios que valen la pena leer en el país.
El profeta, de prosa exquisita, en esta recolección de varios de sus escritos te hace danzar como las caderas de una negra. Ni cuentos ni crónicas ni ensayos. Lo que hay en estr libro es poesía. Recomendable a todo el mundo para inyectar destrucción y caos en sus tristes venas.
Ahora sí… Ya entiendo el hype. Gonzalo si es un genio. Revoltoso y existencial, pero al final, un genio. Y esto que voy a decir no sé si envejezca mal, pero me sentí leyendo a un Albert Camus. Algunas ideas parecidas en forma, como algo en común, ¿su transición al absurdismo? No sé.
En Obra negra está todo lo que estaba buscando de Arango, hay de todo un poco. Su ya conocida poesía y sus relatos, estos últimos siendo los que más me gustaron, ahí es donde logré conectar del todo con su pensamiento. Aquí sí abraza el nihilismo del todo, sin temblar. No le veo magníficas facultades de escritor, no es malo, pero tampoco es el mejor, su cualidad máxima son sus ideas y como las desarrolla sin preocupación, como si no le importara, pero a su vez, buscando generar algo. Como un nadaista.
En verdad quedé emocionado y con ganas de más, esculcar más adentro del movimiento y empaparme de todo ese contexto cultural. Me voy con una especie de chispa revolucionaria. No de izquierda, ni de centro, ni de derecha, es más una punzada que busca que todos estemos bien y que, si hace falta quemarnos por lograr eso, es el camino correcto.
Ya lo dijo Don Pedro Albizu Campos, “Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden".
Gonzalo tiene una narrativa única. Su fino sentido del humor hace que la lectura sea muy fluida (funable en nuestros tiempos) y hay muchas sorpresas retóricas, filosóficas y hasta espirituales. Muy sentida en el contexto colombiano, además.
Hay que leer a un tal gonzaloarango. Una contracorriente de irreverencia, seducción y pensamiento que tomó por asalto a Medellín y hoy hace parte de ella.
Su nombre está asociado con la fundación de uno de los movimientos culturales y poéticos más importantes de la literatura colombiana del siglo XX, el nadaísmo.