What do you think?
Rate this book


144 pages, Pocket Book
First published January 1, 1959
“… un hombre o una forma masculina, tiritando o sudando, inmóvil en la sombra; una cabeza yacente y empecinada, hecha Inhumana por la meditación, por el desdén al mundo, por el sometimiento, aceptado con orgullo, a la fatalidad de crear”Aquí se trataba de un posible Ambrosio y su empeño por encontrar la mejor forma de embaucar a los inocentes que se paraban a escuchar la historia de Rita y su petición de unas pocas monedas de ayuda. Su idea fue agenciarse un chivo, el mismo insólito reclamo que utiliza Onetti en su historia para mantenernos atrapados en la explicación de ese extraño cortejo fúnebre con chivo que da inicio a la novela.
“Es mejor, más armonioso, que la cosa empiece de noche”En aquellos tiempos, nos sigue contando Bonald, Onetti solo leía novelas policiacas. Esta no lo es, pero lo parece, hay muerto, pero no crimen (o quizá sí, pero sin intriga de autoría: “todos nosotros, usted, yo y los demás, éramos responsables de aquello… y, ya sin razonar, sin que la evidencia me viniera del razonamiento o pudiera ser alterada por él: culpables, todos los habitantes del mundo, por haber nacido y ser contemporáneos de aquella monstruosidad, aquella tristeza”), también hay un enigma por resolver, un vacío que llenar, un vacío que es en realidad lo que mueve a fantasear, a inventar, a escribir, lo que en el fondo es el inicio de toda literatura.
“… la verdad que importa no está en lo que llaman hechos”Aquí hay en realidad dos vacíos: el primero, todo lo que antecede a ese fúnebre cortejo y que poco a poco va confesando Jorge Malabia al doctor Díaz Grey y que este completa como puede y que después contradice Tito, el compañero de aventuras de Jorge, y hasta el propio Jorge desdiciéndose, porque no es la historia lo importante sino el contarla, el construir realidades que soporten bien el peso de una posibilidad real sin que la realidad cierta importe demasiado, sin que a nadie importen las desdichas de Rita mas que como punto de apoyo arquimédico para levantar un mundo que llene el segundo vacío: la propia vida de estos personajes “notables” que tienen “derecho a jugar al póker en el Club Progreso”, dos verdades que más vale diluir en una nebulosa vaga y equívoca.
“… había descubierto el simple secreto aritmético de la vida, la fórmula del triunfo que sólo exige perseverar, despersonalizarse, ser apenas”Pero nada de esto, siendo muy atractivo, justificaría mi celebración de la novela y, para mi sonrojo, el descubrimiento tardío de un autor que intuyo me proporcionará grandes momentos de lectura, si no fuera por su maravilloso, brillante y personal estilo (aunque su barroquismo me recuerda a mi admirado Gesualdo Bufalino, cuyos párrafos, como en este caso, me es preciso releer disfrutando de como la oscuridad va convirtiéndose de a poco en una luz deslumbrante), sugerente y hermoso, sensible y lúcido.
“… el objeto de amor… lo único que uno tiene. Porque si tenemos algo más, por poco que sea, hay que inventar otro nombre, menos ambicioso”