La mano invisible

by Isaac Rosa

La mano invisible. No es habitual en la narrativa reciente y por eso lo advertimos: en esta novela los protagonistas trabajan. Mucho. De hecho, no hacen otra cosa. Y no precisamente de forma creativa o intelectual; no son cineastas ni investigadores ni mucho menos escritores. Algunos incluso trabajan con las manos. Y hasta sudan. Y por supuesto se cansan. Y enferman, se duelen, se aburren, se desesperan. Sienten cada mañana ese malestar común a tantos trabajadores que esperaban otra cosa del mundo laboral. En las páginas de La mano invisible encontrarán gente que pone ladrillos, monta piezas en cadena, corta carne, cose, friega, carga cajas. Pero no saben con qué fi nalidad. Sólo una cosa es segura: una mano mueve los hilos y puede convertir su jornada en una pesadilla. Mediante una historia llena de tensión y estupor, Isaac Rosa aborda uno de los grandes temas de nuestro tiempo, el mundo laboral y cómo nuestra percepción del trabajo ha ido cambiando desde dentro, desde el deterioro que sufren cada vez más trabajadores. Siempre innovador, pero preservando una voz inconfundible, Isaac Rosa abre progresivamente un punto de vista que dejará al descubierto su excepcional planteamiento y nuestro admirado asombro.

Genres: Fiction

384 pages, Paperback

First published January 1, 2011

About the author

Isaac Rosa Camacho (Sevilla, 1974) es un escritor español.

Vivió en Extremadura y actualmente reside en Madrid. Es columnista habitual de Eldiario.es, colabora con la Cadena Ser y la revista mensual La Marea, entre otras publicaciones. Fue columnista del diario Público y de la revista satírica El Jueves.

Se dio a conocer con una novela de humor y de título iconoclasta y revelador: ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), que reelaboraba un relato de 1999. Su novela El vano ayer ganó en 2005 el Premio Rómulo Gallegos en competencia con otros autores españoles como Almudena Grandes, Andrés Trapiello, o Juan Bonilla. El reconocimiento de la crítica fue generalizado. La novela elige un género poco frecuentado y relacionado con la posmodernidad, el de "novela en marcha", en el que el lector asiste a las reflexiones de un personaje-narrador sobre la construcción de la propia historia que está tratando de poner en claro, en el marco de una temática -la del franquismo- que ha sido ampliamente utilizada por los escritores españoles. El premio le dio además a la novela una dimensión internacional en el ámbito iberoamericano.

Su novela El país del miedo (2008) resultó ganadora del VIII Premio Fundación José Manuel Lara y trata sobre las amenazas de la vida urbana. La mano invisible (2011) versa sobre el azaroso porvenir del trabajo asalariado y La habitación oscura (2013) sobre las difíciles relaciones interpersonales de la juventud.

Reviews

[Enrique · Rating 5 out of 5]

Hasta que no lees La mano invisible no has estado delante del mejor Rosa. El enfoque es increíble, la alienación del trabajo, de todos los trabajos, cada cual que se identifique con uno de los protagonistas,o con varios. Es muy intimo y personal, tiene carácter y el autor pare este libro pese a quien pese. Nota importante: hay que pasar las primeras 30 páginas en que quieres abandonar el libro (de ahí esa personalidad en escribirlo de forma tan contundente y poco adornada), luego se hace la luz. No vuelves a ver el mundo laboral igual, tengas la ideología que tengas.

[Sonia · Rating 4 out of 5]

La mano invisible habla de trabajo y de trabajadores, de sueños perdidos, de realidades, de expectativas, de dolores musculares, de jefes, de explotadores, de resignados, de luchadores, de acomodados. Y habla de ello con una narración fluida, brillante, perfectamente estructurada, en ritmo y equilibrio.

Lees y lees y te reconoces, te identificas, o identificas a otros, ya sea en la vida, sobretodo en la vida laboral, del albañil o la coturera, la operadora de cadena o el mecánico. A través de tipos comunes, de trabajos estándar, de las tareas de los invisibles, realmente descubres a todos los que crean la amalgama del mundo laboral.

No hay una historia de principio a fin en el libro, sí un hilo conductor, una excusa que entrelaza un capítulo con otro, pero no un relato sino un grupo de relatos, uno por personaje, que son el libro en sí mismo. Aún a falta de esa historia, sigues leyendo, sin saber muy bien porqué, quizás no tanto porque entretiene sino por su bien logrado reflejo de la realidad y sobretodo porque esa "realidad" está bien contada.

El final me decepcionó, lo puedo apreciar como un ejercicio intelectual pero hubiera preferido un ejercicio literario y siempre queda la sospecha de si en realidad el autor no sabía como terminarlo no pudo encontrar un qué o quién había detrás de todo que fuera satisfactorio .

Sin duda, un gran libro.

[Bjorn · Rating 4 out of 5]

12 people are working. They're workers, so it's what they do. The bricklayer builds a wall, the seamstress runs her sewing machine, the telemarketer phones people in alphabetical order, the butcher chops up carcasses, the Romanian (that's his profession) does... everything nobody else wants to do. While they work, they ponder their work. None of them have names, they're just representatives of their professions.

It gradually becomes obvious that they're all working side by side. Literally, in a huge abandonded factory, the butcher standing next to the telemarketer, the computer programmer right beside the auto mechanic. And that they're not, technically, producing anything but their actual work; everything they make is thrown away, or undone by themselves - the bricklayer's job is to build a wall, knock it down, build the exact same wall, knock it down, over and over and over again. They work under floodlights. Behind the floodlights is an audience who occasionally cheer, jeer or applaud. They've come to watch people work. Nobody knows why. Is it a commercial for an employment agency? Is it a satirical play? Is it an unemployment benefit? Is it an installation? Why do they work exactly 8 hours every day? Why are they expected to work at all? Is the security guard who keeps the audience in check part of the ... whatever it is, or is he just doing his job? What about the hooker waiting outside every evening?

Spain currently has a 25.1% unemployment rate. La mano invisible is the novel Karl Marx and Frederick Taylor might have written together if they'd woken up in the early 21st century and spent 6 months getting drunk together and watching reality shows. At times, the obvious theorizing underlying it gets in the way; but it works thanks to the constant questioning, trying to get at this peculiar idea of what work is and why we kill ourselves with it, while the postmodern audience tries to think we can sit on the bleechers and just watch (as if that wasn't a job we're expected to do). Rosa doesn't need names or ages for his characters to bring them to life, let their various experiences and professions draw parallels and clashes, without ever getting to any sort of easy conclusion (though the ending is very satisfying). It's not a perfect novel, but it's one of the most intriguing ones I've read in a long time.

[Jose Brox · Rating 5 out of 5]

Un libro altamente original en su temática y su estilo, casi un ensayo, que posiblemente aburrirá a algunos lectores por su falta de intriga y de acción, pero que destila una sensibilidad extraordinaria y realiza una radiografía de los problemas del sistema socioeconómico actual certera como pocas veces he visto.

[Juan Fuentes · Rating 3 out of 5]

Lo empecé quisiendo que me gustara pero me aburrió bastante. Lo que tiene de interés se me perdió entre descripciones intrascendentes.

https://liblit.com/isaac-rosa-la-mano...

[Adrián Daine · Rating 4 out of 5]

Ideal para regalar a esa persona que habla de «trabajos no cualificados».

[Laura Vázquez · Rating 4 out of 5]

Me parece un libro con una temática muy interesante, pero son un poco atosigantes las descripciones de cada puesto de trabajo

[Laia · Rating 3 out of 5]

La mano invisible, d’Isaac Rosa, és una novel·la amb un punt de partida molt original: un grup de treballadors que realitzen les seves feines habituals —fusters, netejadores, mecànics— davant d’un públic que els observa, com si fossin part d’un espectacle. A partir d’aquesta idea, l’autor planteja una reflexió interessant sobre la naturalesa del treball, la seva dimensió social i la deshumanització del món laboral contemporani.

Tot i això, malgrat la força del concepte i el valor crític del missatge, la lectura pot resultar feixuga. Les descripcions s’allarguen i les escenes es repeteixen amb poques variacions, cosa que acaba generant una certa monotonia. El ritme és lent i costa mantenir l’interès a mesura que avança la història. En definitiva, La mano invisible és una obra intel·lectualment estimulant i amb un plantejament original, però la seva execució narrativa pot deixar el lector amb la sensació que la idea supera la forma.

[Scherzo · Rating 4 out of 5]

El trabajo, en sí mismo considerado, parece ser, en efecto, inenarrable, y quizá haya motivos profundos -e irrebasables- para que ello sea así, o sea para que el trabajo sea una parcela de la existencia particularmente inhumana. Ciertamente, hay muchas narraciones que transcurren total o parcialmente en lugares de trabajo, pero lo que estas narraciones relatan es algo que ocurre entre los personajes al margen de su actividad laboral, y no esa actividad en cuanto a tal, porque su brutalidad o monotonía parecen señalar un límite a la narratividad (¿cómo contar algo allí donde no hay nadie, donde cada uno deja de ser alguien?). -Nunca fue tan hermosa la basura, José Luis Pardo.

Hasta llegó a encontrar belleza en uno de ellos: un día comentó que le parecía bello un ladrillo caravista con un esmalte azulado que veía por primera vez, no dijo bonito ni chulo, dijo bello, qué ladrillo tan bello. y los dos chavales que estaban levantando la planta con él se rieron, mira lo que dice, que el ladrillo es bello, tú lo has oído, que el ladrillo es bello, repetían aflautando la voz, éste se ha vuelto gilipollas o es marica, ten cuidado no le des la espalda; momento en que se dijo que ya estaba bien, que a dónde iba con tanta tontería sobre los ladrillos, y se olvidó de sus cuadernos y sus lecturas y se enojó consigo mismo por haberse engañado con una estupidez así para dignificar una rutina que, desprovista de inquietudes históricas y conocimientos técnicos, volvía a parecerle tan animal como siempre.

No, ellos no piensan cosas así, esos pensamientos son sólo suyos, propios de quien pone ladrillos, de la misma manera en que cuando él se come un bocadillo de fiambre no piensa en panaderos amasando de madrugada ni en mujeres rellenando tripas de plástico en una fábrica de embutidos, de hecho ni siquiera sabe cómo se hacen esas cosas, cómo se fabrica la camisa que lleva puesta bajo el mono ni si alguien tiene los dedos llenos de pinchazos para que él pueda vestirse.

Os daréis cuenta de que, os guste o no, ésta es la mejor, la única manera posible, y si aún así no os gusta, adiós muy buenas, siempre habrá quien lo haga en vuestro lugar, veis esa carpeta sobre mi mesa, son solicitudes de trabajo, todos los días recibo decenas de currículums de gente que quiere trabajar aquí, con estas condiciones que no os gustan. Salieron en silencio del despacho y volvieron a sus puestos, donde ese día, empujados por lo vivido allí arriba, batieron sus récords personales de producción horaria.

Le hizo gracia la manera en la que discutían aquellos tipos de la tele sobre si esto es o no trabajo: uno decía que no, que no hay producción y por tanto esto no es trabajo sino otra cosa que no sabría cómo llamar aunque usó varias veces la palabra teatro, es puro teatro, repitió varias veces.

Todo es carne rojiza o rosada en las zonas con más grasa, si a cualquiera nos dieran en cuchillo no sabríamos qué hacer; para comprobarlo bastaría con que él se girase hacia la grada, que apagasen un instante los grandes reflectores y así pudiera ver a la gente y decir, señalando: necesito un voluntario, venga, es que nadie se atreve a salir, tú, sí tú, el de la camisa verde, no mires abajo que sabes que te ha tocado.

Teatro, circo, arte, experimento, broma. Coincide con esas primeras expresiones pero no son suyas, son palabras que le llegan de quienes le rodean, que hablan en voz baja y apenas callan, comentan, preguntan, ríen, protestan, señalan hacia abajo, hacen fotos con el teléfono. Es verdad, reconoce: hay algo de teatro, mucho de circo, bastante de sensación de estar presenciando una broma, un leve aire de experimento y, en opinión de un profesor que vio anoche en la tele, hay también arte. Pero él, de primera impresión, añade otra: zoológico.

Así que mirar al muchacho de azul es como verse a sí mismo, consigue el efecto buscado de ser al mismo tiempo observador y observado.

Hasta que, tras varios encogimientos de hombros, el albañil sigue con su hilera de ladrillos, y los demás le imitan, el carnicero da varias cuchilladas sobre la tabla que suenan como una señal rítmica para que los demás vuelvan a su rutina, la chica con las piezas, círculo, triángulo, cuadrado, rectángulo; el mecánico con su segundo asiento que está desatornillando, la administrativa al tecleo monótono, la costurera al soniquete de su máquina, y por supuesto el rumano al sofá cama al que, aprovechando la confusión, ha dado una patada para que encaje bien en el respaldo con el asiento.

Está todo pensado, chica, está más que comprobado que así trabajáis más y mejor, cuanto más cabreadas, cuanto más quemadas, cuanto más reventadas, más llamadas atendéis, menos tiempo empleáis en cada llamada, más resultados, más efectividad, más productividad, no me digas que no te habías dado cuenta, piensa en cómo trabajas cuando estás harta, es en esos momentos cuando más persuasiva eres con los clientes, cuando más garra pones en cada llamada, verdad, reconoce que tengo razón.

Como figuras de un belén.

Ah, mira, salió en el periódico de ayer, y dice que somos artistas. Que somos artistas. Sí, artistas, es muy largo y tampoco lo he leído entero porque es un poco coñazo, pero dice que esto es una obra de arte. Una obra de arte. Sí, una obra de arte, si quieres llévate el recorte y te lo lees luego, que te va a dar la risa con la cantidad de chorradas que dice sobre la estética del trabajo y la belleza del esfuerzo y no sé qué tonterías más, escucha, escucha, dónde he leído, aquí: la sinfonía del trabajo humano, has oído bien, la sinfonía del trabajo humano, qué te parece el poeta. [...] No sé, yo oí en la tele que somos un experimento.

Concluía que lo que devaluaba su profesión no era en realidad su trato cotidiano con la suciedad, sino lo mal pagado que estaba; en consecuencia, bastaría un sueldo mejor para normalizarlo, para convertirlo en un trabajo como cualquiera, tan deseable o al menos tan aceptable como tantos otros; un sueldo mejor que además permitiese a una limpiadora resarcirse de tanto esfuerzo y tanto asco, curarse como se curan los demás.

Y todavía tenía más, pues no era la primera vez que discutía sobre ello: le preguntó si no se había fijado nunca en cómo hay revistas dedicadas a prácticamente todos los sectores y oficios, menos el suyo; le contó que un día, mientras fregaba el suelo de una biblioteca, al pasar por la hemeroteca se entretuvo viendo revistas técnicas profesionales y comprobó que había publicaciones sobre médicos, profesores, fabricantes y vendedores de todo tipo de productos, peluqueros, decoradores, informáticos, panaderos, agricultores, abogados, pero no había, ni podía imaginarse, una revista de limpiadoras; no una revista de empresas de limpieza, que tal vez la hubiera, sino una revista de limpiadoras, incluso se la imaginaba, bromeaba con ello: Doña Fregona, la revista de profesionales de la limpieza.

Pero él no tiene palabras, sólo ha estudiado mecánica de automoción, sólo lee revistas de motor, tendría que ser un catedrático, un capullo, quien encontrase las palabras, quien dijera si todo esto, el planeta entero, es una sinfonía, una danza o un reloj. 202 (205 treq-treq, sshh-sshh)

Aquí es la primera vez que trabaja sin que nadie la controle. (207)

De promesas está empedrado el infierno (230)

Él se lo explicaba el primer día con solemnidad de maestro, deteniéndose en cada detalle como si estuviese dando las instrucciones para usar un microscopio electrónico o los mandos de un avión (243)

Aunque antes que al coro palmero de la Marcha Radetzky se pareciera más al tambor que en la galera marca el ritmo de boga a los galeotes. La comparación no se le ha ocurrido a él, la oyó hace un par de días en la tele, cuando un tertuliano que siempre gusta de llevar la contraria dijo que aquello parecía una galera con condenados, y exigió que las autoridades intervengan y pongan fin al espectáculo de la explotación humana. (248)

Pero es que no le salía, después de tantos años había aceptado que estar a este lado de la barra implica asumir una jerarquía donde siempre estás por debajo, naturalizar un estatus de servidumbre que te sale sin querer, que no se puede evitar sin un gran esfuerzo [...] cuántas veces se ha enojado consigo mismo por sentirse servicial hasta rozar lo humillante, pero era algo que estaba ahí, natural a la profesión, le salía sin querer, nadie se lo enseñó, nadie le explicó. (270)

Cómo va a ser lo mismo servir un café a un gracioso que hacerle una mamada a un gracioso. (274)

Los demás, al pie de la grada vacía, lo miran con curiosidad, por primera vez lo están viendo como les veían a ellos los espectadores, bajo esa luz, de este lado. (350) (persiana, telón).

Cada uno concentrado en su tarea. Había algo que alteraba el retrato de grupo, y que identificó en seguida: estaban vestidos de calle, no llevaban mono, delantal, bata, guantes ni casco, sino ropa de calle. (360)

[Rock · Rating 4 out of 5]

Ya no solo es la desolación del trabajo mecánico lo que sienten los protagonistas del libro. Es la propia naturaleza del trabajo, el ser trabajador y trabajadora, el entregar tu vida a desarrollar tareas monótonas, repetitivas, sin que tú lo hayas elegido. O sí. Isaac Rosa ha hecho lo que pudiera ser un tratado del sistema laboral actual y en el que cualquiera se puede ver reflejado (yo misma no hubiera descrito mejor algunas de las emociones que aparecen detalladas y que he sentido). Muy recomendable.

[Jose · Rating 5 out of 5]

El agricultor no deja huella, una cosecha borra a la anterior

[Cristina_em · Rating 4 out of 5]

Este libro, para mí, se acerca más al ensayo que a la novela. A través de un relato que expone con crudeza los aspectos más deshumanizadores y capitalistas de nuestra sociedad, seguimos las vivencias de personajes definidos únicamente por su profesión, nunca por su identidad personal: no tienen nombre. Y eso ha sido un gran acierto, ya que, en un sistema capitalista descrito en su novela, solo existimos en función de nuestro trabajo y de nuestra capacidad para producir. vivimos para ganar dinero y sobrevivir, sin detenernos a pensar quiénes somos realmente o qué deseamos. Resulta paradójico que, pese a los avances humanos que nos han permitido acceder a la lectura, al arte, la cultura, los viajes y la historia, que enriquecen el pensamiento, sigamos atrapados en esa productividad laboral despersonalizante. Isaac Rosa me ha ayudado a visualizarlo a través de este libro, aunque yo le añado esta contradicción.

Quizás por esta despersonalización de los personajes, la lectura me ha parecido más un ensayo crítico que una novela. Me he quedado con las ganas de empatizar más con cada personaje. Pero si su identidad está deliberadamente anulada, ¿cómo podría conectar con ellos más allá de lo que el propio autor permite?

Es una lectura muy interesante, que invita a pensar y a cuestionarse no solo el pasado industrial, sino también la sociedad actual. Porque, aunque hoy existan auditorías sociales destinadas a garantizar condiciones laborales dignas, muchas veces no dejan de ser una fachada: un intento de vender la imagen de responsabilidad en los derechos humanos sin que, en realidad, las cosas cambien de fondo. Un libro necesario.

[Julia · Rating 3 out of 5]

Rosa siempre sorprende con reflexiones y planteamientos incómodos.

Sin embargo, esta novela que indaga en la filosofía del trabajo, en la productividad y en la identidad individual bien podría ser un cuento de 50 páginas en lugar de una novela de casi 300.

Personalmente, noté tanto cómo se estiraba el chicle con cada descripción, cada disertación de los personajes y cada vuelta de tuerca de la misma escena… que me ha costado mucho acabarlo.

Disfruté tanto leyendo “Lugar seguro” que esperaba pasármelo igual de bien. En este no ha podido ser, para el siguiente.

[Catalina Jardon · Rating 4 out of 5]

Es un libro que hay que remarlo. Diría que es sólo recomendable para lectores pacientes, que disfruten de largas descripciones y extensos monólogos de los que diez páginas se resumen en un pequeño mensaje. A veces te dejas llevar por el cuidado que el autor ha puesto en cada detalle, otros pasas un par de páginas para darle ritmo al asunto... Recomiendo intentarlo, si llegan al final dejará un buen sabor de boca; si no, es comprensible la renuncia.

[Bionicaisdeaf · Rating 4 out of 5]

Cuesta mucho entrar en el libro pero es parte de un efecto que tiene sentido para recrear el tema y lo hace a la perfección. Luego, conforme se vencen las primeras 50 páginas absorbe bastante el deseo de saber adónde llegará la situación. Bastante perturbador y como tampoco quiero reseñar más por riesgo de spoilers sólo diré: ABAJA LA TRABAJA.

[Emilio J. · Rating 4 out of 5]

Muy bueno!

De Isaac Rosa solo había leído artículos y relatos, y me gusta tanto su estilo como el «fondo» de lo que escribe. Esta, su primera novela que leo, me ha gustado mucho. Me ha resultado muy fácil de leer, además de mantener el tono y el mensaje que esperaba, con una temática laboral desde una perspectica proletaria que no es muy común (o por lo menos yo no la he encontrado demasiado).

[Amanda · Rating 3 out of 5]

Mycket intressant och tänkvärd bild av arbetslivet skildras, men språket är ”kantigt” och handlingen svävar ut allt för mycket på sina ställen. Skulle nog fått ett högre betyg om den varit kortare! 3/5 stjärnor

[Albert Kadmon · Rating 5 out of 5]

Una novela minuciosa que aborda un tema de tanto interés y tan poco tratado como el mercado laboral, un gran ejercicio de conciencia de clase. He disfrutado y he sufrido y, sobretodo, me ha hecho ser consciente de una parte de nuestro universo cotidiano que consideramos "invisible".

[Irene Mendoza · Rating 3 out of 5]

Hay en este libro algunas ideas y planteamientos que hacen reflexionar continuamente sobre el trabajo y nuestra posición en esta sociedad. No obstante, no me terminan de convencer las descripciones tan largas.

[guille]

pues tiene algunas cosillas narrativamente hablando que lo empujan a un cierto estatismo y a un desarrollo formulaico pero su capacidad descriptiva y la reflexiones a las que induce (de forma más o menos explícita) valen mucho la pena.

[Realistanocturna08 · Rating 4 out of 5]

Un libro que trata sobre abuso laboral y maltrato sistemático. son relatos que se acaban uniendo aunque es denso engancha pero te pierdes por momentos al ser sin conversaciones ni parones de trama general

[Jade · Rating 5 out of 5]

This is one of those books which you don't forget even years after reading it

[Elena De · Rating 5 out of 5]

Es imprescindible para entender los sentimientos de muchas personas que se ganan la vida dejando su tiempo en actividades nada satisfactorias. Se lee con ganas.

[Manuel Mellado Cuerno · Rating 5 out of 5]

Me ha gustado mucho, pero creo que si llega a tener 20 páginas más cae en el desastre total.

[David · Rating 3 out of 5]

Interesante todo el subtexto que tiene sobre como concebimos el trabajo y lo interiorizado y normalizado ciertas aberraciones.

[Alvarito Libritos · Rating 5 out of 5]

Renta básica universal y que trabaje la IA.

[Sandra · Rating 3 out of 5]

Para empezar decir que no es un libro que hubiera leído por su sinopsis, ni por conocer al autor, porque reconozco que no lo conocía. A pesar de eso, el resultado final ha sido bueno, aunque el principio me costo conectar con el libro, y eso que habla de algo cotidiano como el trabajo- mundo laboral.
Hay que reconocer que es un libro que deja un poso en ti que te hace reflexionar según avanzas sus paginas, y que puedes leer situaciones cotidianas, pero también se transmite mucha desazón impotencia, tristeza, demasiados sentimientos.
Se puede decir que salir de la zona de confort lectora es bueno para encontrar libros en tu camino que no hubieses leído sino, por eso estoy encantada en el club de lectura que es de donde procede dicho libro

[Mänsomläser · Rating 5 out of 5]

Fullständigt genial bok. Ett antal personer anställs för att utföra sina vanliga jobb i en fabrikslokal inför publik. De vet inte av vem, de vet inte varför. En får i uppgift att mura en vägg och riva den så fort han är klar, en genomför telefonundersökningar som inte används till något och publiken inte vad hon säger ändå, en demonterar en bil, etc. I början är takten låg, men så får vissa av dem order om att öka takten...

Bland de anställda finns det även en städerska som faktiskt utför nödvändiga städuppgifter, så hur passar hon in i det hela egentligen? De börjar diskutera: varför är de där, vem har anställt dem, vad går allt ut på egentligen?

[Juan Antonio · Rating 2 out of 5]

Es una novela interesante. Contiene cuestiones acerca del trabajo en si: ¿en qué consiste realmente trabajar? ¿por qué trabajamos? ¿cómo nos relacionamos con otros trabajadores? ¿es inhumano trabajar? Preguntas que tienen respuesta implícita en ejemplos variados de tipos de trabajadores entre los que el lector podrá sentirse identificado en muchos aspectos, y en cierta manera, averiguar cuál es su posición hacia a la cultura del trabajo en la que estamos inmersos.

[Ruth A secas · Rating 4 out of 5]

Hay que reconocer que al principio es super lento y que cuesta meterse en la trama pero es una crítica al capitalismo como una casa. Md ha gustado mucho conocer la realidad desde dentro a través de los protagonistas. Escrito de una manera exquisita y para paladear poco a poco.