Tarda en apagarse es un primer libro tardío, y por eso es al mismo tiempo una narración de aprendizaje y una reflexión sobre el paso del tiempo. La actividad de la poeta es nombrar, encontrar las palabras para designar sus cosas. Poeta, puede decirse, es quien llega tarde decir lo que tiene que decir, quien rumia y macera y llega demora; puede tardar 20 años, como Giaganti, en escribir un libro de poesía.
La narración de aprendizaje es una respuesta a la pregunta sobre lo que somos, y muchas veces lo que se da es una respuesta exagerada. Los poetas jóvenes son barrocos o herméticos porque no saben lo que quieren y lo ocultan con florerías lingüísticas. Pero como Tarda en apagarse es también un libro sobre el paso del tiempo (sobre comprender finalmente quién es uno, qué desea uno), puede aplicársele eso que suele decirse sobre las canciones de los Ramones: son no nonsense. Sin alambiques, sin floripondios, sin fruslerías.
Tarda en apagarse es una breve autobiografía en verso de una crudeza que conmueve. Es un testimonio, la narración de la experiencia de una vida con delicadeza emocional. Leer este libro es leer e identificarse con alguien que busca las palabras provisionales para decir lo que le pasa.
Perdón por la escatología; anoche fui al baño a hacer lo primero, en vez de llevarme el celu me llevé este libro que me acababa de comprar. Empecé a leerlo en plena acción, cuando terminé me senté sobre el lavatorio. Así me quede leyéndolo hasta el final.
No soy un gran lector de poesía aunque cada día me gusta un poco más. Antes pensaba que cada verso debía revelar un universo, alguna verdad, una nueva luz. Ahora veo que todo es posible, que uno debe relajarse y disfrutar, que también está esta poesía, si se quiere, más narrativa.
Este poemario que se lee de un saque pero tarda en apagarse se puede leer como una trayectoria de vida en versión poética. O, para el público sarcástico, una prosa con un ataque de enters. Es la historia de vida que va de la última relación hétero al feminismo sin marco teórico y es también el viaje que va de una periferia - social, económica y urbana - a un centro por momentos desnortado.
Me marqué tres o cuatro poemas que me gustaron mucho. No sé por qué le puse tres estrellitas, es un poco absurdo esto de andar puntuando a la literatura pero no puedo evitarlo, no puedo dejar el estrellario en cero.
Silvina Giaganti hace magia con las palabras. Son pocas, son breves, pero te llegan hasta lo más profundo. Este libro me trajo a la mente su mejor prosa, por eso sentí un poco como que ya lo había leído, como que ya conocía su pasado, sus historias de amor, su origen en Sarandí, la relación con su familia y la necesidad de huir de todo eso.
Lo califiqué con cuatro estrellas porque me resultó demasiado breve. Danos más Silvina, danos más.
Empecé y terminé de leer este libro hoy, sobre un colchón en el piso, con las sábanas revueltas como en la foto de tapa. Revuelta estoy yo también, que empiezo a leer poesía tardíamente. De todos los versos, elijo este: "De las cosas recuerdo demasiado, pero dónde dejar lo que recuerdo. No se inventó todavía un lugar para eso".
Me hubiese gustado que tuviese más poemas, es muy corto, no terminas de empezar a saborearlo cuando ya termina. Tiene algunas frases e imágenes que me gustaron.
Tarda en apagarse es la mejor forma de describir la sensación que produce la lectura de esta autobiografía en poesía… porque se lee de un tirón pero cada página, cada idea, cada verdad, queda ahí, rondando en el desayuno, en la ducha, en la tarde de la compra, en la noche viendo una serie, y tarda en apagarse. Y creo que precisamente eso es lo que hace esta autobiografía poesía.
Una forma muy particular de contar sus cosas -cruda y sin rodeos la mayoría y otra con una contundente sensibilidad- es de esas escritoras argentinas que se atreven a ser ellas sin posturas, y que dejan a quienes las leemos con ganas de un poco más.
La edición de Himpar Editores es preciosa.
Meterse en el Mar
Pienso que escribir es como meterse en el mar primero el agua está helada, pero a medida que te metés y permanecés se va poniendo caliente
Pienso que también es una forma de pasar sin mucho dolor por este barro
Y también pienso que escribir es hablar de amor cuando se termina.
Tomar agua comer fruta
Tomar agua comer fruta usar ropa de algodón especialmente holgada en los hombros y los brazos. Leer libros que cuenten una historia y no que la reflexionen. Usar colonias refrescantes. No hablar de lo que duele excepto con quien sabe crecer, volver a pasar por el mismo lugar sin hacerse tanto daño.
El instinto de un perro
La noche del 29 de mayo cociné pastas que comí al lado del fuego que mantuve encendido con pericia por horas. Era la primera vez que hacía fuego en un hogar y me gustó aprender algo nuevo el día de mi cumpleaños. Después salí a caminar por el campo me prendí un cigarrillo un perro me siguió dos cuadras hasta que otra cosa lo distrajo y se fue. Y me quedé pensando que me gustaría tener el instinto de un perro: saber cuántas cuadras acompañar y cuándo tener que irme.
Una de esas lecturas que llegan en el momento de máximo enamoramiento y que sabes que será imposible separar del recuerdo de aquel entonces. Unos meses después de esa primera lectura me sigo acercando y no deja de conquistarme. Es que el libro de Silvina es un libro maduro que pronostica a una autora sólida de esas que se toman su tiempo para publicar y cuyo resultado no tiene desperdicio. Con imágenes bellísimas como "Las ambulancias rojas y blancas / forman fila una atrás de otra / pegadas al cordón de la vereda / como algunos amigos que necesitas” y grandes lecciones de vida: "y me quedé pensando / que me gustaría tener / el instinto de un perro: / saber cuántas cuadras acompañar / y cuando tener que irme”. Si te gusta la poesía no podes no leerlo.
Media hora de lectura que vengo postergando desde diciembre del año pasado. Me gusta eso del sujeto tácito en el título. ¿Quién tarda en apagarse? Todo y especialmente este libro.
« De las cosas recuerdo demasiado, pero dónde dejar lo que recuerdo. No se inventó todavía un lugar para eso. »
« Me moví de ese cuarto en penumbras tanteando los bordes de todas las cosas y la cama cubierta con sábanas lisas donde su cuerpo sigue abrazando el mío. »
« Algún día voy a dedicarme a leer todo el feminismo ahora lo reparto entre otros libros que también me hablan de lo que me interesa. »
Un interesante libro de poesía, muy en el ritmo de estos tiempos. Hay un interesante recorrido del yo y su construcción además de tres poemas de esos que se te quedan grabados. Lo cual es un poemario tan breve ya es mucho decir. Impecable
Cortito. Al pie. Ni mucho de algo ni poco de otro. Me interpela la soledad, el cuidado a unx enfermx, la gran pregunta de ¿quién cuida al que cuida? se me hizo presente en varios poemas. Poesía queer de feriado nublado.
Los poemas de este libro orbitan alrededor del amor y la pérdida, el sexo, la familia y la identidad. Y la forma de abordarlos se repite quizás un poco. Pero es que la poesía tiene derecho a repetirse.
Dicho eso, hay algunos poemas absolutamente fantásticos.
Poemario autobiográfico intenso, directo y por sobre todo cotidiano. Simple y sencillo pero a su vez profundo. Debe ser la primera vez que leo poesía y me encanto 💛 punto para la autora.
antes de leer este libro la escuché a la autora leyendo sus poemas, lo que ya le aportó algo especial y me hizo tomar conciencia de cómo se le puede cambiar el sentido a la poesía según el tono (no soy una experta en el género).
pero me gustó mucho. ideas profundas, sabias, hermosas dichas de una manera muy simple y particular. es cortito así que es para leer, releer y esperar más.