For many of us who suffer from depression or anxiety, the simple act of endurance, of having to appear "normal" is a daunting, painful, and heroic task. Getting out of bed, packing the kids off to school, showing up for work, preparing dinner... These can be astonishing achievements when it sometimes takes a superhuman effort simply to stand upright.
How do you keep going? How do you do what you do, day in, day out, conforming to people's idea of you and functioning in the way society expects you to, when all you want to do is disappear and hide?
In Fire On All Sides, Rhodes attempts to find how to make the unbearable bearable in the most exposing circumstances imaginable. As he embarks on a grueling five-month concert tour, performing in front of thousands of people, the torturous voices in his mind his constant companions, he has no choice but to face these wild, mad ramblings head on. Luckily, there is the music. There is always the music. Bach, Chopin, Beethoven--they are his holy grail, his mechanism for survival.
This is an important, urgent book. It's about going through your day feeling like you can't find a way out of the crazy, it's about not setting the happiness bar too high, it's about accepting the messy imperfection that is life.
Rhodes explodes the myths surrounding depression, anxiety and stress--the plagues of our society--into a million pieces, then sticks them back together again with his characteristic thought-provoking, laser sharp, and humorous style.
Born into a middle-class Jewish family in St John's Wood, North London, he was educated at Arnold House School, a local all-boys independent preparatory school, where he was sexually abused by a teacher.
Aged seven, Rhodes became interested in classical music and began learning the piano. He entered the BBC Young Musician of the Year competition, but failed to make it past the second round. In 1993, he was offered a scholarship to the Guildhall School of Music and Drama. But due to mental health issues and his father's insistence, Rhodes took a psychology degree at University College, London. On graduation, Rhodes took a job in the City of London, married, had a son and later divorced.
In 2008 he took up the piano again, and the next couple of years saw his profile go from complete unknown to rising star, attracting celebrity fans such as Stephen Fry, Benedict Cumberbatch and Sir David Tang. Having performed in non-traditional classical venues, Rhodes built on this performance approach, and became the first core classical pianist to be signed with the world's largest rock label Warner Bros. He also had articles published in UK newspapers The Guardian and The Daily Telegraph.
In 2014-2015, Rhodes' memoir, Instrumental was the subject of a court case, in which his ex-wife attempted to place an injunction on the book, on the grounds it would cause distress to their son. The Supreme Court lifted the injunction so the memoir could be published in May 2015.
Instrumental fue, para mí, una bofetada. Pero una bofetada de las sanas, de esas que te hacen abrir los ojos. James Rhodes resucitó mi unión con la música. Me concienció sobre los abusos sexuales. Hizo que retomara el piano. En fin, le debo mucho a Instrumental, y por eso he tardado muy poco en comprar y leer Fugas.
Fugas es una especie de diario donde James habla de su mundo interior, de lo que se le pasa por la cabeza mientras está de gira. Y es una locura. Esa ansiedad de sentirse vivo del título resulta perfecta para describir de lo que trata el libro. Pero también me parece enormemente ilustrativo el título en inglés, Fire on All Sides, que, explica James, sale en el libreto de la ópera Don Giovanni de Mozart y define cómo se ha sentido él durante mucho tiempo: con un constante fuego a su alrededor. Sí, Fugas no empieza bien. De hecho, la primera mitad se me ha hecho más dura de leer, incluso, que Instrumental. La crudeza, la devastadora sinceridad de James al hablarte de lo solo que se siente, de los monstruos que tiene en la cabeza... impacta. Acongoja. Agobia. A mí, al menos.
Admiro profundamente a James Rhodes, tanto profesional como personalmente, y este libro me ha hecho conocerlo un poco más. Lentamente, lentamente, los momentos asfixiantes van siendo sustituidos por detalles hermosos, por risas, por suspiros de alivio, tanto de James como del lector. Yo he sonreído al terminar de leer. James lo ha conseguido una vez más: ha conseguido sobreponerse al horror que ha tenido que vivir, ha conseguido avanzar gracias al poder sanador de la música y del amor (el amor hacia sí mismo, sobre todo). Suena cursi, pero es así. Sobrevivir y vivir es muy distinto. Y yo me alegro, de verdad me alegro mucho más de lo que voy a poder expresar, de que James haya podido sobrevivir y haya decidido vivir. Todos necesitamos tomar esa decisión.
Una vez más: gracias, James. Gracias. Leerte es una experiencia que marca.
P.D.: De nuevo quiero subrayar las ediciones tan preciosas y cuidadas que hace Blackie Books. La traducción, de Ismael Attrache, también es buena. Se agradece muchísimo que haya editoriales que realmente pongan esfuerzo y pasión en lo que hacen.
Fugas es James Rhodes en estado puro. Y yo le adoro por muchas razones. Por su dolorosa y terrible sinceridad, por su crudeza, por su sentido del humor e ironía. Por lo mucho que ama la música y cómo consigue transmitirlo. Porque estar en su cabeza es una bomba de relojería y aun así persiste. Porque está aquí y eso le cuesta literalmente la vida. Porque es mucho más que un concertista de piano. Es una de las imágenes más visibles contra el abuso de menores. Y una prueba de las secuelas que deja. Y yo le adoro y estoy más que feliz de que se haya mudado a Madrid. A ver si un día ocurriese una de esas #casualidades y lo encuentro sonriente y relajado tomando un té en un bar cualquiera de la capital.
Si algo consigue Fugas es transmitir el caos que es estar dentro de la cabeza de James. El sube y baja emocional constante, el agotamiento, la inspiración que es la música, el alivio de la ironía, el humor… También hace que te des cuenta de lo cruel que es decir desde fuera: cambia, anímate, supera esa depresión. James es en esta historia el héroe, el villano y la víctima, y de veras espero que siga siendo el primero quien venza. Lo merece.
Es bueno y James es un maldito genio y yo soy muy fan. Dejando eso a un lado este libro bebe directamente de Instrumental lo cual hace que pierda algo la esencia. De todas formas James se merece todo lo bueno y este libro no hace más que corroborarlo.
"Las palabras son peligrosas, la música, la salvación, lo único que no debo temer. Mi campo de fuerza."
Una vez más, James Rhodes me ha dejado hipnotizado. A su música y su talento al piano, también se une su buen hacer en la escritura. Un tipo multifuncional que ha sufrido mucho desde pequeño y que ahora parece recoger todo aquello que realmente merecía tener consigo.
"Fugas", como su anterior obra "Instrumental", es una novela autobiográfica y ha sido una experiencia vital, intensa, preciosa y muy dura, pero, a su vez, narrada de una manera humana realmente sobrecogedora. Es un libro lleno de sorpresas. Un libro que relata todo lo que él mismo autor ha sufrido desde su niñez (fue violado infinidad de veces por su profesor de gimnasia del instituto, desde los 6 años hasta los 10), y todo lo que aquello le ocasionó en su personalidad: problemas de pareja, ataques de locura, un trastorno obsesivo-compulsivo a modo de obsesiones, compulsiones o ambas cosas, algunos como: pensamientos suicidas, impulsos o imágenes mentales no deseados que ocurren una y otra vez y que causan ansiedad o angustia, sentimientos de culpabilidad, etc. Una experiencia muy dura y que el escritor ya desgranó con más profundidad en su primera novela "Instrumental", uno de mis libros favoritos por muchas cosas y que recomiendo encarecidamente, ¡UNA BRUTALIDAD! En "Fugas" hay pinceladas de todo aquello, pero se centra mucho más en hablar de música, de la desconfianza en su propia persona, de vulnerabilidad, de miedos...
Me ha gustado mucho y lo he disfrutado un montón, a pesar de su crudeza, por ser una lectura tan humana y cercana, sin tapujo alguno y sin peros, que te acaba atrapando totalmente. Recomiendo muchísimo leerlo(s) con la música de fondo que él mismo recomienda, música suya y de pianistas eternos de música clásica como Beethoven, Bach o Chopin, seguro que así acabarás de leerlo y decidirás ponerlo en el estante de los "imprescindibles".
"Resulta increíble que haya escuchado estas óperas tantas veces, y que solo ahora pille de veras esta idea: que amar de verdad implica aceptar tanto el tormento como el éxtasis que brinda esta experiencia, que gracias a eso el amor es algo tan real, tan especial, que merece tanto la pena. Lo mismo puede decirse de la vida."
Si no han leído Instrumental de Rhodes, les recomiendo mucho que lo hagan. En el cuenta cosas super duras que sufrió de chico, y cómo es que la música es su salvación, además de que se convierte en su profesión. En este libro es un poco más de eso, de su gira, de sus distintos estados mentales, de su constante lucha por estar bien y salir adelante con los traumas que tiene. A momentos en este libro hay muchas cosas que cuenta en el primer libro, igual me sentí identificada con su vida de gira, que suele ser medio estresante, aunque bastante rutinaria. Yo diría que si te recontra encantó Instrumental (ya les dije que lo lean?) y quieren más, adelante con este. Aunque es un poco más irregular.
Aunque es verdad que este libro es bastante parecido, o mejor dicho, bebe de otro libro del autor, 'Instrumental', lo lees a gusto, dentro de su crudeza.
La forma tan directa que tiene Rhodes de escribir me parece magnífica, porque su mensaje llega de forma más directa.
Este libro no es tan duro como Instrumental (el cual creo que es imprescindible para leer este libro), pero seguimos conociendo al autor, y su dificultad para relacionarse y hacer muchas cosas que a tod@s nos parecen de lo más normal. De lo que trata este es de sus giras, su música, y toda la mezcla de emociones y sensaciones que él tiene y/o vive.
En este libro nos deja claro su amor por la música y por raro que parezca, por España. No lo digo con mala intención, es que me ha sorprendido. Y como en Instrumental, nos queda muy claro su pasión y amor por la música clásica. Es tal la pasión que te la contagia.
El mensaje final me parece bonito y esperanzador, siempre dentro de la realidad.
Wow. No tengo muchas más palabras ahora mismo. Me gustaría poder enlazar un tema de música clásica que hablase por mí y evocase las sensaciones que me ha producido el libro, porque seguro que yo no estaré a la altura del mismo.
I was sceptical about this book, but it won me over. James Rhodes, a professional concert pianist? I’ve been a classical music buff for decades but the name didn’t register. My bad, as I found out we are dealing here with an extraordinary musician. He does not, however, fit the stereotypical persona of the classical pianist. Rhodes is a man with multiple missions. He started to play the piano rather late and then left it in late adolescence. He embarked on a career in the London City, but at twenty-eight decided to become a professional musician. Astonishingly enough, he managed to achieve that moonshot goal. This book communicates Rhodes' vibrant love for ’serious music’ in a most touching way. His narration on the pieces he is taking to concert podia is lively and deeply felt. It gives the image of great-composers-as-stuffy-geniuses a kick in the butt and shows how extraordinary invention emerges from the texture of extraordinary but human-all-too-human lives.
Music is therapeutic for ‘Jimmy’ Rhodes. Having been seriously abused in his youth, he is a man who is struggling with severe mental health problems. That’s what the ‘fire on all sides’ is all about. The book testifies to these challenges in a graphic, harrowing way. I admire Rhodes’ determination to speak out and make experiences of sexual abuse and mental health an issue of public debate. And not only for the benefit of a supposedly tiny minority of the bruised, but for the vast majority of people who are finding themselves roughly midway on the sliding scale between severe mental disorder and zen-like equanimity. How many of us, ruthless perfectionists, do not recognise themselves a tiny bit in the following reflection? “Since I was a kid I have instructed my mind to do an impossible job in the belief that should it fail in this job then I will die. I have directed it, repeatedly and consistently, to constantly analyse, solve, fix, guard, figure out, manipulate, examine, predict, determine, protect, understand, compartmentalise, make sense of and explain every single facet of my life, real or imagined, twenty-four hours a day. All of this so I can enjoy the dubious illusion of feeling safe.” How many of us feel certain that their psyche won’t buckle under the incessant pressure of our peers’ or clients’ expectations, overwork and self-defence? Rhodes: “ I know I am not alone in feeling like this, of being in desperate need of untangling and learning how to let go. I can’t quite bring myself to believe that I am one of the tiny few who is constantly fucking things up while everyone else quite happily living their lives with no ups and downs, doubts and worries, and middle-of-the-night freak outs. If I’m right, if we are all varying degrees of fucked up, and the twenty-first century’s human condition has morphed from the past’s very real terror of getting eaten by giant mammoths, attacked by roaming tribes of Neanderthals and starving or freezing to death, into the illusory yet similarly intense anxiety of work deadlines, iPhone battery life and social conformity, then we all need to figure out how to change our fucking priorities.”
As evidenced by the above, Rhodes writes breezily in a language peppered with puns, colloquialisms and expletives. He propels the story seemingly effortlessly forward, despite the insistent return of the motto themes of insecurity, anxiety, insomnia, exhaustion and relationship breakups. Again, it’s the life-giving force of music that keeps the narrative and the man afloat. It also transfuses Rhodes’ rendering of these pieces on the accompanying album (issued by Signum Records). Thank you, Mr. Rhodes, for generously and vulnerably sharing this gift with all of us.
"con mayor frecuencia me centro en el dolor, muchas veces intensísimo, y en el esfuerzo hercúleo, únicamente para resistir, para existir en este mundo, que ha de hacer una persona que domina tan mal las estrategias básicas para enfrentarse a la vida como yo. Como creo que, en mayor o menor medida, nos pasa a todos. Este libro habla de fantasía, de rabia, de follar y de fuego. De un fuego omnipresente"
James Rhodes es un Artista. Ya está en la Historia por su modo arrebatado e impecable de tocar, de ejercer de medium entre lo mejor de la Clásica y los meros mortales. Yo quiero pensar que también está en la Historia como Escritor, por su mayúsculo, tremendo, "In the cut", Instrumental; no sólo por el "Qué" (tan importantísimo e insoslayable) como por su "Cómo", por su manera pasional, entusiasta, rebosante de fuerza, de sangre (y sudor frío, y lágrimas de rabia), de contarnos su vida.
Aquí en Fugas asistimos (casi en directo: parece a veces un "reality", o más bien un Lonely Planet en el que te olvidas de que hay un cámara grabando al mochilero; me pregunto muy mucho cómo fue el proceso de redacción de este libro), en una especie de diario estructurado por una subversión de máximas de autoayuda y piezas de concierto, al día a a día (torturado por "las voces", las férreas autoexigencias) del autor a lo largo de cinco meses de conciertos, grabaciones, sufrimiento y redención.
Puede llegar a veces a parecer un poco caótico (¿ah sí? ¡Ja!) o acumulativo, en su arrolladora relación de insomnios y palpitaciones; no en vano el nombre original es Fire on All Sides ("Fuego por todas partes. Terremoto" como esa acotación del final de Don Giovanni. Yo creo sin embargo percibir, y al menos disfruto de, una cierta estructura de Sonata, o de Fantasía al menos, en la que los temas, los miedos, los dolores, las ansiedades y éxtasis se suceden de modo gradual, armónico incluso, en esta montaña rusa que es la Vida de un Genio.
Máxima consideración aparte me merecen sus reflexiones sobre El Arte y La Vida, sobre lo que nos une a Todos los humanos, sobre "La ansiedad de sentirse vivo". ¡Bravo, Maestro!
"Lo que cuenta es el cómo. Estoy convencido de que cómo sobrevivimos y funcionamos en el mundo de hoy no solo es algo muchísimo más interesante que nuestro estatus profesional, el saldo de nuestras cuentas corrientes y nuestras publicaciones de Instagram, sino también algo que nos ayuda a acercarnos en una época en que tantas cosas nos están alejando."
"no hay nada más universal que la música. Por eso E. M. Forster aseguró que la clásica era «la más profunda de las artes, situada en un lugar mucho más profundo que el que ocupan las artes»."
"Goya y Beethoven [...] Sus habilidades sociales eran las de un retrasado, estaban llenos de rabia, los confundían con vagabundos callejeros, cosa que también fueron, todo se la sudaba y se cargaron sus respectivas disciplinas artísticas con toneladas de explosivos plásticos, las sacaron a rastras del período clásico y las metieron de lleno en el Romanticismo."
"Que no hay nadie con quien hablarlo. Que no hay salida. Cuando pasa algo así, la vida sigue a tu alrededor llena de color mientras tú deambulas en blanco y negro fingiendo que formas parte de ella."
"Dado que la vida es como es, no cabe duda de que siempre habrá fuego en todas partes. Pero quizá, solo quizá, el calor podría no quemar tanto. Ser el de la agradable y crepitante chimenea de un salón, en vez del de un devastador incendio forestal. Vivir en medio de ese fuego podría ser algo agradable y cálido, de vez en cuando divertidísimo, no una sensación de estar atrapado en un infierno aterrador del que no hay escapatoria, en el que únicamente esperamos a que nos consuman las llamas."
Lo que daría por volver a vivir esa fase, sabiendo lo que sé ahora. Creo que le diría a la gente "que te den" mucho más a menudo. Me recordaría que, si tengo la suerte de sentir una gran pasión por algo, no solo debo desarrollarla, sino también pasar completamente de todo lo que me impide llevarla a cabo, y alejarme o hacer caso omiso de todos los que amenazan con frenar dicho desarrollo. Me centraría en ella como si mi vida dependiera de ello, y no dejaría de avanzar por nadie. Disfrutaría del hecho de tener ese único objetivo claro. Lo disfrutaría y lo celebraría. Lo haría sin pedir disculpas, sin mirar atrás. Sin guardarme nada. Ignorando a las personas, que siempre hay muchas, que no me apoyan ni me animan.
Fugas no es Instrumental, no tiene la misma carga ni la misma profundidad, pero es una dignísima segunda parte en la que James Rhodes hace un nuevo despliegue de labia, capacidad de reflexión y autocrítica, al mismo tiempo que se abre en canal a los lectores. Me ha encantado volver a entrar en su caótica cabeza e impregnarme de su pasión por la música, y tengo claro que seguiré leyendo y escuchando cualquier cosa que tenga que decir este ser humano tan genial en todos los sentidos.
Conmovedor libro de memorias, ideal para melómanos pero a la vez es un camino de superación, entretenido, crudo pero positivo, optimista, Relata una gira de conciertos del año 2016, así como la grabación de las obras incluidas en esa gira. Se explican las obras así como algo de la vida de los compositores.
Soy de la opinión que cada libro tiene un momento, que los libros los eligues tú pero que a veces te eligen ellos a ti. Bien, pues este no en el momento de leer Fugas, así que lo devuelvo a mis estanterias. Estoy convencida que cuando lo retome más adelante me encantará como ya lo hizo Instrumental.
"Si no hubiera vivido ninguna de las situaciones difíciles por las que tuve que pasar cuando era más joven, no creo que estuviera en el sitio en el que me encuentro. Y tengo la sensación, la verdadera sensación, de que no me importa estar solo. Tampoco me importa notar que a veces mis sentimientos y ser quien soy me da muchísimo miedo. Ni me importa ser una persona torpe, desastrosa, imperfecta y un poco rara. Porque todo ha merecido la pena, únicamente por la posibilidad de vivir este momento, de respirar esta brisa marina, de escuchar en mi cabeza y en mi corazón la música inmortal de Beethoven y saber que mañana le voy a dar forma a través de mis manos, que voy a prepararla para lanzarla al mundo exterior, para todo aquel que quiera conocerla. Decido en este mismo instante dedicársela en silencio al niño de seis años que fui, el que tuvo que tragarse (literalmente) tanto dolor y enfrentarse al infierno que supuso mi infancia tóxica para poder estar donde me encuentro ahora: preparado, emocionadísimo, y espero que con la capacidad de hacerle justicia a aquello que me sostuvo durante tantos años."
Cualquier cosa que escriba Rhodes es interesante porque el tipo sabe transmitir como nadie su pasión por la música clásica y la cantidad de voces que atormentan su cabeza. Lo malo es que para alguien que no tenga depresión o ansiedad y/o no haya pasado por una experiencia tan traumática como (unos brutales) abusos infantiles es duro de entender que alguien que está en la cima del éxito profesional y con todas sus expectativas de vida cumplidas (hijo, esposa etc) tenga esos problemas de complejo de inferioridad entre otros muchos, lo que conlleva una pérdida de interés por lo narrado en algunos momentos. La sensación de “ya visto” en su primera obra rebaja la nota que se lleva de cinco a tres y medio. Las obras de música clásica que “nos vende” al principio de cada capítulo en esta ocasión no me han parecido tan guays. Espero que su siguiente entrega sea una novela y que le pase como a Salvador Dalí del que decían que era mejor escritor que pintor, en este caso mejor escritor que músico porque desde luego que es difícil escribir, mejor dicho describir, mejor que él.
¿Por dónde empezar con este libro? Simplemente lo amé; me llegó al alma. De pronto porque me sentí identificado con muchas cosas, pero ante todo porque es un libro que lo sacude, lo hace tomar consciencia de lo que puede estar pasando dentro de la cabeza de las personas... y de la propia.
¿Cómo puedes seguir adelante? ¿Cómo haces lo que haces, día tras día, según la idea que la gente tiene de ti y como la sociedad espera que lo hagas, cuando lo que realmente deseas es esconderte y desaparecer?. A partir de un particular diario de viajes, James Rhodes explora los mitos que rodean a la depresión, la ansiedad y el estrés a través de sus propias experiencias y con su particular sentido del humor.
Leerlo escuchando las piezas musicales que menciona en el libro (Bach, Chopin, Beethoven), hace que sea una experiencia de otro mundo; algo más personal, más entendible. MUY RECOMENDADO
Existes las “pannes” de lectura, cuando ningún libro o lo que sea, te logra concentrar. Y venía con esa sensación durante toda esta semana y sentía que me pasaba la cuenta. Estaba en una oferta, lo descargué y me llegó el “chute” de adrenalina necesaria para no despegarme de sus páginas. Continuando la senda de su primer libro, Instrumental, Rhodes nos narra desde su mente lo que es transitar la vida con traumas a cuestas que no pueden dejarnos a solas en ningún momento. Conciertos de piano por toda Europa, firmas de libros e incluso entrevistas para hablar de su traumática infancia acaloran la lectura, pero ir contándonos cómo se siente en todo lo que realiza: sus dosis de pastillas, sus pensamientos esquizofrénicos y persecutorios, para envolverlo y endulzarlo todo con la música que lo ha salvado: clásica. Es extraordinario, cada capítulo comienza con una breve reseña en estilo punk de algún gran compositor: Bethoveen, Chopin, Rajmáninov -entre otros- para luego darle una pasada de cómo esa vida perturbada pudo construir las piezas musicales más trascendentales hasta nuestros días. Una recomendación muy necesaria para la lectura de esta autobiografía en forma de relato, es intentar escuchar piezas musicales de cada compositor con el que se comienza cada capítulo, le da otra atmósfera a la lectura. Parafraseando las palabras de James, esta lectura te puede sacar del atasco si es que estás pasando por un bajón lector.
(...) “El hecho irrefutable de que estos treinta y cinco compases logran que el mundo sea un lugar mejor y, como si produjeran una especie de alquimia del alma, transforman como si tal cosa la mierda en oro.” “¿Os acordáis del final de Così fan tutte y Figaro, de esa escena en la que todos se unen y cantan con gran sentimiento, en la que se perdonan y celebran que el amor sea algo imperfecto? Resulta increíble que haya escuchado estas óperas tantas veces, y que solo ahora pille de veras esta idea: que amar de verdad implica aceptar tanto el tormento como el éxtasis que brinda esta experiencia, que gracias a eso el amor es algo tan real, tan especial, que merece tanto la pena. Lo mismo puede decirse de la vida." “El tema del síndrome del impostor me aqueja regularmente desde hace años. Tengo entendido que es algo bastante extendido entre personas creativas y aquellas que ocupan posiciones de autoridad. Y también en tipos tan falsos como yo. Este no es mi sitio, aquí tocan los adultos, seguro que vendrá la prensa, estoy jodido. Bueno, ya conocéis el rollo.” "El inmortal Miles Davis aseguró, hablando de música, que «cualquiera puede tocar. La nota solo supone el veinte por ciento. La actitud del puto cabronazo que la interpreta es el otro ochenta». De nuevo, lo mismo se puede decir de la vida. Cualquiera puede vivir, sobrevivir, existir físicamente. Superar el día a día solo constituye el veinte por ciento. Pero vivir bien, con amor y con risas, aprendiendo y creciendo, creando y disfrutando, ese espléndido ochenta por ciento restante, depende únicamente de nuestra puta actitud.” (...)
Rhodes repite la fórmula de su primer libro, nos vuelve a contar su inestable vida, pero mientras que en Instrumental la risa a carcajadas va de la mano de los momentos más devastadores, aquí no pasa nada. Estamos ante un sujeto que ha sufrido profundamente y es víctima de ello, pero ha tenido la virtud de saber hacer un trampolin de su sufrimiento: llena conciertos sin ser un virtuoso del piano, sus libros se venden estupendamente, triunfa en spotify, por cierto, muy recomendable sus selecciones de música que sabiamente introducen cada uno de sus capítulos, tiene miles de seguidoes en twitter, y cualquier libro que recomienda en Gr tiene eco en un monton de seguidores.
De todo esto sí que hay algo que vale la pena: la música.
Tres y medio en realidad. A mí me ha parecido entretenido y educativo, además de interesante conocer un poco de cómo vive sus giras este pianista, cuyo libro anterior, Instrumental, también leí. Supongo que se le toma cariño al personaje, aunque en otras partes te agobia y agota con tanto sufrimiento. Te parece imposible que nadie pueda sufrir tanto. Lo más interesante los apasionados comentarios sobre obras musicales clásicas y sobre las dificultades técnicas de tocarlas al piano. Por lo demás, algo repetitivo, siempre lo mismo, y sin un hilo conductor. Interesante.
Creo que no lo quería terminar, por lo cual lo postergaba y le ponía otras lecturas encima, y eso que lo empecé a inicios de año. James es ahora uno de mis mejores amigos,incluso si él no lo sabe, me recordó que muchas otras personas también se la pasan mal con su propia cabeza, esto, y la música, es,wow.
Vaya por delante que James Rhodes es una personita encantadora, a quien hay que proteger mucho y darle todo nuestro cariño. Porque se lo merece. Pero vayamos también por delante diciendo que este libro solo va a gustar a aquellos que le llevamos siguiendo la pista desde hace muchos años, desde que nos llegó por primera vez a nuestras manos una copia de Instrumental. Porque Fugas, su siguiente obra, es tan solo un diario de viaje en el que vierte todas sus experiencias de meses en los que se va de gira; de todas las cosas que le ocurren, de cómo intenta ordenar su cabeza llena de inseguridades y miedos. Porque a pesar de que escribe de maravilla, otra cosa que hay que reconocer, el libro es excesivamente largo y reiterativo. Una y otra vez lo mismo, una y otra vez. Y parece que estas páginas tan solo son una manera de expulsar sus fantasmas, como si no buscase otra cosa más allá de hacer algo por nosotros, los lectores. Al final acabamos conociéndole mejor que él mismo (que no le gusta firmar libros, que cada vez que acaba un concierto se va corriendo al hotel después de comerse una hamburguesa, etc.) y es muy bonito acompañarle de una manera tan cercana a sus conciertos. Pero ojú, qué cosa más larga.
There is no writer that helps me to fuel a curiosity into a deeper understanding of classical music, than James Rhodes. Like Instrumental, Fire On All Sides has classical music as the main theme to this book and he is able to make links between classical music and his anxiety, which we can all relate to in different parts of our life. Reading about James' struggles with his anxiety, self esteem and his lifestyle challenges whilst on tour, make me want to give James a big cuddle, tell him everything will be alright and shower him with the praise and positivity he deserves. I would strongly recommend this book, as well as James Rhodes other book, Instrumental, (read Instrumental before you read this book), to anyone wanting to understand classical music and who has their battles with issues of low self-esteem and anxiety. This book will help you feel a lot better about yourself and of the world.
Como libro biográfico, este tiene una estructura de lo más original que merece la pena comentar aparte de su contenido. Rhodes describe las grandes dificultades que tiene para llevar "una vida normal" durante una gira de varios meses, aunque es más bien una semana en Alemania, vuelta a casa. Tres días en España, vuelta a casa. Y así. Cada capítulo comienza con una descripción muy personal y original de una pieza musical que tocará en el concierto, y prosigue contando cómo se siente un día de concierto y cómo va superando (o no) sus miedos, sus problemas y sus relaciones personales. La mezcla de comentario musical y dramas personales es arriesgada pero encaja, al insistir una y otra vez que la música es lo que le da una razón para vivir. Creo también que es un libro que ayuda a entender cómo funciona la mente de las personas que han pasado por un trauma grave.
Reading this book has made me realise that James, you will almost certainly be reading this. Maybe not today. Maybe not tomorrow. But probably this week and at roughly three or four in the morning... so... HEY DUDE! Just wanted to introduce myself. I'm Karen, but you can call me Oryx. I would shake your hand but don't worry I won't, I get it, it's cool. ANYWAY. You did great. Really this is great. I thought this was great. I may have had to skim some bits that were REALLY HARD to read. But that's more credit to you for sharing so honestly and (because of the honesty) visercally.
I won't ascribe an arbitrary numerical rating, don't worry.
Esta oda a la música es tan real y visceral como el primero de los libros del autor (considerando a este título una suerte de continuación de Instrumental). Lo he leído con un nudo en la garganta y lo he terminado con una sonrisa en la cara.
I've read both instrumental and this book. Rhodes' blunt and honoust writing style is what will make you love or dislike this book. It contains the unfiltered world view of someone that is nog dealing with live very well (at times). I found his writings a revelation. In his rants he sometimes finds ways to describe mental problems that hit very close to home. I'd say this book is a bit less explicit. I was worried that adding another autobiographical title to his oeuvre after only a few years could leave him with to little material to write about. But I found his writing style engaging as ever. I would recommend reading Instrumental first, but consider this a stellar book too.
No tan brillante como Instrumental (un libro que me ha enseñado mucho sobre cómo son las vidas de las personas que sobreviven a los abusos en la infancia) pero igualmente interesante al indagar por la mente de una persona que tiene una mente brillante (pero que ha sufrido mucho, suele ir de la mano).