Apoyado en las reflexiones de lectores como Daniel Pennac, Gabriel Zaid y muchos otros, el autor desmiente las falacias sobre la utilidad obligatoria de los libros y recupera la lectura como un acto de placer y ocio. Sin tibiezas y con humor, ¿Qué leen los que no leen? da una merecida estocada a los dogmas sobre la obligación de leer, revela las fallas estructurales de los programas de fomento a la lectura y desenmascara la hipocresía de una cultura que predica la "cualidad humanizadora" de consumir libros, pero que trata como inferiores morales a quienes no lo hacen.Este volumen demuestra que la práctica de la lectura impuesta como obligación conduce al alejamiento de los lectores potenciales y al empobrecimiento cultural de una sociedad.
Estudió lengua y literatura hispánicas en la facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Ha sido coordinador de publicaciones periódicas de la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA, y subdirector de la revista Tierra Adentro. Es columnista de temas culturales en los diarios El Financiero, El Universal y La Jornada. Colabora habitualmente en las revistas Libros de México, Quehacer Editorial y El Bibliotecario, revista de la Dirección general de CONACULTA
"Hoy sabemos que las instituciones escolares no venden educación sino diplomas, y que la escolaridad está basada en una meritocracia que no prepara para la vida (es decir, para ser mejores individuos) sino tan sólo para la competencia laboral" -Domingo Argüelles.
Agradable lectura para introducirnos en el status quo, que si bien escrito en 2017, sigue vigente al día de hoy. La idea más poderosa del libro: “Si el acto de leer desarrolla muchas otras habilidades, está es una ganancia extra, pero nada hay peor que imponer la lectura para exigir habilidades”. El querer adquirir la lectura por ser una actividad placentera, algo que nos causa felicidad, no por que nos deje un mayor vocabulario, pensamiento crítico, etc. Simplemente por ser una actividad que disfrutamos.
Argüelles desmiente el mito que leer nos hace mejores personas, indica la diferencia entre estudiar y leer, narra las diferencias entre los mismos lectores y recalca que las personas que deben estar a la vanguardia de la promoción de la lectura son aquellos que la disfrutan y practican plenamente, espero pronto más docentes se sumen a estos esfuerzos; recordando a Gabriel Zaid: “Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente más reales”
Maestros de literatura y español que se contagien por el periplo fatídico de Dante, el interminable día de Bloom, las valientes aventuras del Quijote y que dejen de un lado las fechas y los movimientos culturales (que como dice Borges ni si quiera me los sé). Platiquemos sobre nuestras lecturas ¿cada cuánto en la escuela nos piden nuestra opinión, nos invitan a la reflexión? Argüelles nos deja todo esto y más. Si en algunas partes se siente repetitivo y sin estructura, lo hace para que se nos quede el mensaje grabado y entender que así de azaroso y caótico es el culposo placer de la literatura. No obstante, me resigno a no incluir en esta reseña los últimos capítulos que me parece le quitan fuerza al libro y seria mejor dejarlos pasar.
3.5 estrellas Me costó leerlo, pero lo logré :D (y lo digo porque casi no tenía ánimos de leer, así que sólo cuando tenía ganas lo leía) En general me pareció un libro súper interesante, porque había muchas cosas que no había pensado, el error de las campañas de lectura y además de qué toca el tema editorial en México. Quizá lo único que no me gusto fue lo de la era digital, siento que esa parte fue repetitiva y demasiado larga.
La idea de este libro es explorar y desmitificar a la lectura como aquella acción que sólo hace una cierta élite. El autor trata de explorar el por qué la gente "común" no lee lo que los supuestos expertos literarios les dicen que lean. Hasta aquí todo muy bien. Sin embargo, las ideas de los ensayos finales contrastan con las de los primeros. Si al principio el autor llama snobs e "iliteratos" casi casi a quienes solo leen los libros que son considerados valiosos por los supuestos expertos en literatura, despuès acaba diciendo que los comics y los best-sellers son para aquellos que de verdad no les importa leer ni esforzarse, y que sólo ciertos clásicos o "verdadera literatura" es la que aporta algo.
Así que meh. Estoy en total desacuerdo con esas ideas expresadas al final. ____________________________ English
This book original idea was to explore reading as an action that is taken only by a certain elite. The author wants to show why "common" folk won't read what the book "experts" say they have to read in order to be a "real" reader. Nevertheless, the ideas portrayed in the last essays contradict what he says in the first ones. If at the beggining the author calls "snobs" to the kind of people who say only classics are "real literature", he ends up saying that best sellers and comics are only for people who don't want to read "for real", and that they should read the certain kind of boooks that he considers worth reading.
So meh. I disagree completely with those idea at the end.
Sin duda fue una lectura muy amena que desmitifica todas esas ideas alrededor de la lectura y la superioridad moral alrededor de esta.
Me parece excelente que en ese sentido sea tan directo para decirnos que en realidad leer no nos hace mejores personas, ni superiores a los demás, leer al final es una actividad como cualquier otra y no debe ser vista como un peldaño que sólo unos cuantos eruditos sean capaces de acceder a él, mientras ven con lástima a quienes no logran conectar con las historias o los libros de la misma manera que ellos.
Incluso me parece importante que todos aquellos que somos docentes de materias como Español, Lengua, Literatura y similares, leamos este libro para comprender mejor cómo es entonces que debemos abordar el tan temido tema de la lectura, ya que leer por obligación es uno de los detonantes para que las y los estudiantes sean quienes se alejen de los libros en lugar de recurrir a ellos con curiosidad o la necesidad de conocer qué es lo que hay en ellos.
Eso sí, sentí que en ocasiones el libro se vuelve muy repetitivo, pero siento que de alguna manera busca reafirmar la idea central del libro como tal, sin embargo, creo que no es necesario decirlo tantas veces.
Por último, la razón por la que le pongo 3 estrellas es por los capítulos finales del libro, creo que el libro funcionaría muy bien sin ellos, ya que creo que a momentos se vuelven contradictorios respecto al libro en si mismo. Realmente siento que son los que menos lograron aportar algo de provecho.
Somos los libros que leemos, pero también somos aquellos de los cuales no leemos, pero aún más importante, ¿leer sirve para algo? En palabras de Gabriel Zaid, "Leer no sirve para nada, es un vicio. Una felicidad". La pretensión de algunos intelectuales vuelca el placer en algo obligatorio, algo que sólo converge en el imaginario del estudio y reservado para unos cuantos. En este ensayo lograrás descubrir algo de lo que quizás ya sepas, el vicio noble de la lectura por placer, un entretenimiento por el solo gusto del disfrute.
Juan Domingo Argüelles, nos brinda datos monstruosos de la lectura, su importancia y su no obligatoriedad. Da un panorama de lo que es leer en este país (México) y algunas naciones desarrolladas, hace una crítica sobre el negocio de la educación en donde importa más el currículum que el saber acompañado de Daniel Pennac, Gabriel Zaid, Alberto Mangel y de más figuras que hablan en torno a la literatura y su función social.
Una defensa fuerte ante el noble vicio de leer y su excesivo enfoque educativo, el leer no nos hace mejores personas, nos nos dará la clave para ser millonarios, seguramente no nos hará más intelectuales (aunque a través de ellos conservamos algunos datos de importancia para la vida o para el anecdotario), es un vicio al igual que todos y uno de los cuales debería tener más adictos.
Para responder la pregunta del titulo del libro, ellos, ellas, leen la realidad, su realidad, la mirada observadora a través de los sentidos, toda la gente lee pero no de la manera en la que la gran mayoría intuye.
Si quieres conocer el secreto para ñeer mas ibros deberias de comenzar a aceptar que no se uede sacar nada util de ellos mas que el mero placer inproductivo y culposo por solo pasar la mirada entre las lineas. Creo que es n libro muy actual, ue en verdad te convense para tomar una postura mucho mas sincera con los libros, con los intereses personales e incluso con el ibternet y con lavida. Me hizo replantearme muchas cosas, que por dejar el afan de querer ser mas por medio de la lectura pude volver a hacerlo por gusto, cuando yo quiera donde quiera, sin presion de acabarlos o lograr una nueva habilidad. Tiene muchos temas que incluso deconstruyen lo que deseamos hacer en esta pagina web que es el de concursar ante nosotros por nuestro progreso literario, pero invita a leer, no conosco a casi ningun señor que menciona o cita y que mas da, lo disfrute y lo se porque lo lei en las posguras mas inusuales.
ste libro, en una edición ampliada 30 años después de su publicación original, trata sobre la lectura y los libros, lo que siempre es interesante como una especie de mise en abyme para quienes amamos leer. Sin embargo, a pesar del tema, me resultó un poco académico, lleno de citas que van de lo interesante a lo prescindible. Además, es repetitivo y a pesar de tratarse de libros, pierde el encanto por momentos.
La tesis principal, que defiende la lectura como un placer y no como una obligación, es buena, al igual que la crítica a la supuesta superioridad moral del lector, algo que nunca le perdoné a El Infinito en un Junco (entre otras cosas). Me gustaron mucho las citas de Gustavo Zaid, también mexicano, que escribe sobre literatura y a quien no conocía.
En general, aunque tiene algunas buenas ideas, el libro no terminó de convencerme. Es interesante para reflexionar sobre la lectura, pero no me atrapó y los hay mucho mejores.
Lo disfrutè muchísimo. Creo que en muchos aspectos coincido y a veces peco de sentirme superior por el tipo de libros que prefiero (historia, clásicos, biografías, ensayos, rara vez un libro de moda) mas entiendo ahora que leer es un acto libre y si leer no me hace más tolerante, más feliz y más promotora de la lectura en sí, no ya de géneros ni autores , sea la que sea que otros prefieran, entonces no estoy sintiendo genuino placer sino tan solo actuando. Debo contagiar el hábito, no juzgarlo ni ridiculizarlo.
Creo que este libro es una joyita y a la vez que me ha dado un tirón de orejas, los autores a los que se hace referencia para los análisis, muchos ya los he leído yo misma. Esto lo he sentido como una palmadita de Argüelles en mi hombro. Como quien dice: vas bien. No es cantidad sino calidad.
Me ha encantado esta lectura y adentrarme en todos los posibles cuestionamientos sobre el hábito de la lectura y el discurso que se tiene en Mexico sobre este fenómeno. Una lectura que sin duda los lectores disfrutarán.
“Lo que se aprende no en los libros, sino a través de ellos, por Atlas reflexiones que suscitan”
El poeta y ensayista Juan Domingo Argüelles ha dedicado gran parte de su obra al mundo de la cultura literaria y de promoción de la lectura: más de una docena de libros consagrados a reflexionar, precisamente, el mundo de los libros. En “¿Qué leen los que no leen?”, Argüelles deja muy en claro un asunto capital, si lo que se busca es promover la lectura: debemos dejar de imponerla. Los mecanismos escolares y gubernamentales, lejos de sembrar en la sociedad un vivo interés por los libros, los ahuyenta, obligándolos a leer lo que ellos deciden, cuando ellos deciden. Y, como bien argumenta el autor, la lectura, como el cigarro o el alcohol, debe ser “un vicio”, “una necesidad”, “una felicidad”. Otro elemento a resaltar es la defensa de los no-lectores, con posturas discriminatorias –incluso hostiles– en detrimento de su estatus como ciudadanos: la realidad es que leer libros no nos hará mejores humanos (y los hay, de hecho, que son peores entes debido a su acaudalada formación con cientos de lecturas). Quizá lo único que se le puede impugnar a Argüelles es la repetición: son cinco capítulos, pero todos se sienten iguales; incluso repite citas hasta en cuatro o cinco ocasiones, lo cual resulta tedioso. Pero, allende esta observación, comparto la opinión de Francisco Nieto, quien dice que esta obra “es un ensayo honesto y valiente que cuestiona, abiertamente, la actitud moralizante, obsesiva, de imponer la lectura como un deber (…) es un diáfano y ameno alegato en defensa de la lectura placentera (…) Una loa cómplice al lector desenfadado, subversivo y hedonista (…) que no se olvida de vivir”.