En un territorio selvático impreciso, cerca del río Tragadero, en el norte argentino, vive con su perra el Mudo, el protagonista de esta historia. El Mudo dejó Resistencia buscando la calma de la naturaleza y vivir rodeado sólo por «el murmullo de la vegetación». Se relaciona con Insúa, el dueño de un almacén de víveres que se quedó con su camioneta a cambio de proporcionarle todo lo que necesitaba para emprender la vida en solitario. Y siente como intrusos a otros personajes que merodean por su territorio, como Soria, que vive con su hijo, o los jóvenes ecologistas de la Fundación Vida Salvaje, que en su día lograron que Insúa liberara en el río los yacarés que tenía como mascotas, sin calibrar las consecuencias. En medio de la aspereza de una naturaleza hostil, entre pájaros, monos y caimanes, el lector asiste con una tensión creciente a los peligros del río y a las amenazas de los desconocidos, cuyas verdaderas intenciones adivinamos de manera inquietante desde los ojos del protagonista, que hizo propósito de no molestar a nadie, ni de que le molestaran.
Nació en Resistencia, provincia de Chaco, el 21 de agosto de 1979. Es escritor y comunicador social.
En 2008 ganó el Premio Federal de Novela Breve del Consejo Federal de Inversiones (CFI), con su novela Robles (ver abajo la versión narrada por María Héguiz). Este mismo año, publicó junto a los escritores Germán Parmetler y Pablo Black el volumen de cuentos Cuatro perras noches, ilustrado por el artista plástico Luciano Acosta. Con su novela Torrente obtuvo el Primer Premio Iberoamericano de Nueva Narrativa 2010.
En 2011 ganó el II° Concurso Nacional de Novela “Laura Palmer no ha muerto” con su novela Río Negro, publicado por Gárgola Ediciones. En 2013 Tanto correr el Premio Casavella y el 2014 No llores, hombre duro obtuvo el Premio Festival Memorial Silveiro Cañada de la Semana Negra de Gijón, 2014. Su cuento Cazador de tapires recibió el premio Gabriel Aresti, convocado por el Ayuntamiento de Bilbao.
En 2017, obtuvo el Premio Tusquets de novela con su libro Una casa junto al tragadero y que fue editado por el sello de la editorial. Dirige junto a Pablo Black la colección literaria Mulita.
Historia rara si las hay para una persona que vive en la gran ciudad. Lo duro de sobrevivir sin lujos en medio del monte chaqueño, el interior del interior de Argentina, donde las carencias/ignorancia/supersticiones/leyendas van todas juntas de la mano. Un final que me dejo llena de preguntas.
Un libro que intriga desde el comienzo. Personajes a los que no estamos tan acostumbrados, en una zona agreste, que los vuelve violentos, los enajena. Y actúan de manera no muy aceptable. Me sorprendió, me enganchó. Me sentí en el lugar, las descripciones de Quirós son geniales. Y el final, el final, valió el libro, me gustó mucho.
Retorcida, como todo lo que viene del Chaco (con amor). El monte y el río son dos personajes más, pero que no se dejan entender completamente. Son tan misteriosos como el resto (de los personajes)
Lo veo y no me lo creo. Después llegan los justificativos -por demás, acertados-, acerca de que "sobre gustos no hay nada escrito", y que estamos en democracia y todos tenemos derecho a expresarnos, y mas allá de eso, también, así es como debería funcionar siempre una sociedad. Aceptar el disenso. Tolerar a los que piensan distinto. No autocensurarnos.
Cuando veo las criticas que recibe este libro tengo la sensación de haber errado en mi lectura. Pero después pienso que el error y el acierto no existen, que, como dijo Nietzsche, no existen los fenómenos morales, sino una interpretación moral de los fenómenos, y que un poco como Woody Allen, ganar o perder viene a ser lo mismo.
Una casa junto al tragadero es probablemente de los peores libros que leí en mi vida. Solo se salva la primera parte. Ese primer capitulo que parece prometer una novela distinta, atípica. Pero a medida que las páginas comienzan a sucederse todo se derrumba. Todo me resulta un insulto a la literatura y a la inteligencia. Personajes planos. Situaciones narradas como un "elige tu propia aventura", una trama de profundidad adolescente y una capacidad cognitiva nula. Los personajes actúan como estúpidos. Las resoluciones a ciertas situaciones de las novelas son dignas de un escritor totalmente amateur, ¡no del ganador de un premio Tusquets!.
Ninguna persona se puede creer esta novela ni por dos segundos. Entiendo que hay lectores al paso que solo dejan llevarse por una historia y que no tienen pretensiones en cuanto a calidad narrativa. Eso lo comprendo y está bien. Y está bien que a un lector de paso, el libro lo entretenga, le haga olvidar el pago de las expensas o el aumento del ABL. Pero para alguien que acostumbra leer y que busca cierta complejidad tanto a nivel ideas como estéticas, y tiene la mala fortuna de pensar que porque este libro ganó el premio Tusquets puede representar algo de eso... en fin. Yo no se lo recomiendo ni a mi peor enemigo.
Creo que es una novela fallida de principio a fin. Hecha para la venta rápida y para el rápido olvido. Y de esto, eximo al propio Mariano Quirós. El problema no es que haya escrito esta novela. El problema es que una editorial como Tusquets la premie poniéndola como arquetipo de una novela premiable. Lo cual me lleva a una pregunta terrible: Si esta es la mejor novela para Tusquets 2017, ¿Qué tan pésimas e ilegibles serían las otras?.
Una casa junto al Tragadero ganó el premio TusQuets de novela 2017. La novela de Mariano Quirós atrapa desde las primeras páginas con una tensión que no decae nunca. Situada en una naturaleza hostil que impone sus propias reglas, la novela narra la lucha constante por la subsistencia. El lugar: el monte chaqueño con sus pantanos, sus arbustos pinchudos, los tábanos, jejenes, mosquitos, los yacarés y los monos, el calor agobiante y un río barroso que atrapa, que se traga las cosas, los animales, las personas.
El protagonista decide dejar el mundo civilizado y se mete en el monte a pesar de ser, como él mismo se describe, medio inútil. Decide dejar de hablar para no tener que explicar su vida, para no ser más la persona que fue. Se transforma en “el mudo”, como después lo llamarán los lugareños, pero en un mudo por elección. Toma como casa una tapera y desaloja el cadáver de una vieja que tira al río. Pero los muertos del monte nunca se van. Para seguir leyendo... https://blogelestante.com/2018/06/05/...
Los motivos que llevan al Mudo a quedarse a vivir en una casa en el medio del monte chaqueño nunca nos son revelados y tampoco importan más que como lo que son, una simple motivación. Lo interesantisimo de esta novela es ver como el Mudo se adapta a la vida en el monte, en un silencio autoimpuesto y en una soledad que busca y no termina de encontrar del todo. Allí se da cuenta que dependerá de Insua, el almacenero del pueblo, para aprovisionarse, sobre todo al principio; y que no podrá evitar a Soria, el vecino entrometido. La llegada de un grupo de chicos de Vida Silvestre será el disparador para nuevos contratiempos. Toda la novela está narrada en primera persona y el lector es el único con quien el Mudo se comunica. A falta de lenguaje oral la escritura y una visión singularisima del mundo, así como un uso del lenguaje lleno de regionalismos y apropaciones gramaticales hacen que el Mudo cobre vida y carnadura. No se quedan lejos los demás personajes y especialmente el monte chaqueño, que también es singularizado y entendido como un personaje más
En las inmediaciones de Argentina con Paraguay, hay una provincia llamada Chaco cuya capital es Resistencia, salvó la ciudad mencionada el resto tiene paisajes rurales, uno de los brazos del Río Paraná es el Río Tragadero que debe su nombre a lo pantanoso que es, absorbe todo al que ose cruzarlo. En una casa junto al río hay un ermitaño apodado el mudo, que vive solo con su perrita La India y es sorprendido con su rifle, accidentalmente le dispara a un mono y un grupo de jóvenes en pro de la naturaleza acuden a confrontarlo. La historia se divide en dos, el presente que narra lo que ocurre con los forasteros que invaden la casa del mudo y su instinto de supervivencia, alternando capítulos en dónde nos muestra el pasado del protagonista y una extraña aunque entrañable amistad que sostuvo con Insúa, con quién se comunicaba a través de papelitos. Sí bien se trata de una historia de terror, tiene una buena dosis de humor para aligerar un poco la tensión.
El Mudo (que no es mudo, sólo no quiere hablar) se fue al medio del monte en El Chaco, a vivir en una casa abandonada, cazar monos y estar solo con su perra, La India. Y si bien usualmente nadie lo molesta, tiene una piedra en el zapato: Soria, un vecino que le aparece cada tanto acompañado por representantes de la ONG Vida Silvestre que le piden que deje de cazar. El Mudo, a su vez, es un tipo bastante peculiar, y de todo lo anterior es que saldrá este complejo relato. Quirós construye a dos tiempos -cómo se instaló allí El Mudo y un cruce particular con un grupo de Vida Silvestre- mientras nos arma un tremendo relato de locura, obsesión, humor negro, aventura y hasta fantasmas. Cada novela que leo de Mariano Quirós me hace querer salir corriendo a buscar la próxima.
3.5 Es una excelente novela, pero peca de tener personajes que solamente hacen avanzar la trama. El protagonista y uno de los secundarios están muy bien construidos, pero el resto no tienen una vida propia. Igualmente, la novela me gustó mucho, la disfrute y me parece una justa ganadora de un premio de un prestigio como el Tusquets que en general se fija en escritores que comienzan su carrera de novelistas.
El final me dejó con demasiadas dudas, demasiado abierto para mi gusto, pero es algo meramente subjetivo.
Un hombre mudo, su perra India y las desventuras de vivir en el monte, junto a la naturaleza salvaje y los acordes de pájaros, monos y yacarés. Una novela llena de pensamientos y derroteros, aunque también de pequeños momentos donde lo más simple da color a la vida de nuestro personaje.
Hechos que se desencadenan a partir de una visita inesperada, donde accidentes, muertes, y muertos que reviven llegan hasta el final de una historia, para mi gusto, muy bien escrita.
El primer libro que leo de un autor chaqueño, y la verdad que me gustó. No me enamoró pero logró atraparme desde un primer momento. El Mudo, con esa manera de ser tan extraña, tan impredecible, viviendo todas esas hazañas... un personaje que se hace querer. El final me dejó boquiabierta, que pasó en realidad??????
Libro oscuro con la pesadez que abomba propia del monte y la selva. Un monte que atrapa y esconde cosas terribles que no terminamos de entender. Me gustó mucho. Las descripciones que hace a traves de un narrador que piensa mucho y poco habla me hicieron sentir ahí, sentir lo climático sin estar allá.
Una novela con un narrador inolvidable. Solo el lector será testigo de su voz y sus experiencias. Un mundo interior que se mimetiza con el río, la selva, sus animales y personajes. En un fondo oscuro, tremendo, la historia se desplaza con un ritmo de suspenso fílmico, siniestro sin perder el humor y la reflexión. Un libro del que es imposible salir ileso.
2,5 Una lectura distinta. Muestra una perspectiva a la que no estaba acostumbrada, la vida en el monte chaqueño. Una historia un poco oscura, rara, pero entretenida. Siento que el autor tenía una buena idea y se mostró su objetivo en el final. Pero, en mi opinión, se podría haber desarrollado mucho mejor.
Una novela llevadera y entretenida, que logra crear momentos de tensión y expectativas que terminan por diluirse en un desenlace flojo. El final abierto parece un simple recurso para huir hacia una salida rápida que no comprometa el tono sobrenatural del climax final, el narrador nos suelta la mano sin tener que dar muchas explicaciones.
Muy buen clima. Me dejó la sensación opresiva del monte chaqueño metida en el cuerpo por varios días después de haberlo terminado. Los personajes están muy bien y la trama se mantiene hasta casi el final. El problema es el final, o mejor, el no-final.
Me encantó la manera en la que está escrito. El Mudo, personaje particular, entreverado y cruzado. Relatos que te hacen sentir ahí, viviendo en el monte.
No esperaba ese final, aunque no le resta puntos a mi experiencia en su lectura.
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Me gustó la cadencia, el tono del Mudo y su honestidad detestable pero adorable por momentos. Al final se hace re denso eso sí, con los pelotudos de Vida Silvestre. No me voló la cabeza pero estuvo bien.
Me gustó..Aunque me hizo un poco de ruido por momentos el léxico del protagonista. Pero la historia esta buena, con buenas imagenes y la forma en que esta narrada.