Crónica autobiográfica de sus años de juventud articulada en torno a su fascinación por el cine y la ciudad. Alberto Fuguet vuelve en VHS a la no ficción para contar su adolescencia y juventud en los años 70 y 80, marcadas a fuego por su desatada adicción al cine, al tiempo que descubría la ciudad y vivía su despertar sexual y sus inicios profesionales de manera intensa. Analizando las películas de su vida y la trayectoria de algunos de sus cineastas y actores favoritos, como Matt Dillon o Jacqueline Bisset, comentando el arte del aiche y del tagline, rememorando sus idas a las viejas salas de cine o a los videoclubs que invadieron Santiago hace tres décadas, contando anécdotas candentes de su paso por los medios de comunicación y relexionando sobre la onda disco y el pop, Fuguet logra articular un libro divertido y a la vez emotivo, fragmentario y coherente, desfachatado y versátil, que echa mano a versos, fotos y archivos personales. «En todos los libros de Alberto Fuguet que he leído hay siempre, junto con la historia que cuentan, una voluntad de innovar, tanto en la lengua como en la estructura narrativa.» Mario Vargas Llosa
Tal vez el libro me gustó menos de lo que imaginé porque me dejé engañar por su título (o quizás me engañé yo en mi comprensión de la idea de "memorias"). Llegué a él pensando encontrar recuerdos de los años formativos de un escritor, anécdotas, el contraste del Santiago de principios de los 80 con el de hoy en día. Y si bien algo de eso hay, el libro es más bien un bloque de referencias cinematográficas que no siempre van de la mano con recuerdos de la juventud del autor. Visto así, VHS (unas memorias pudo haberse calificado como ensayo sobre los años formativos del autor y su relación con el cine comercial y probablemente sería más sincero –pero obviamente vendería menos.
Incluso las apariciones sorpresivas de anécdotas, recuerdos, teñidas de búsqueda y liberación sexual, terminan pareciendo una excusa para justificar la lectura de aquello que verdaderamente motiva esta obra en particular, y la de Fuguet en general: el cine comercial. Leído así, como la defensa emocional y formativa de un cine que siempre ha sido mirado en menos por la crítica y que en el Chile de los ochenta también lo era de parte de la escena cultural-artística (y no tanto por su contenido sino que por su denominación de procedencia: el imperio), es un libro que puede adquirir valor para quienes también valoraron esas películas, o tal vez, pueden funcionar de acicate reflexivo para quienes hoy en día las siguen despreciando pero sin encontrar un argumento bueno para hacer frente al inevitable entretenimiento y erotismo que pueden conllevar.
Personalmente siempre me sentí más atraído al cine que defiende Fuguet que al que se (auto)denomina arte, por ende la defensa del mismo me parece importante, pero no fundamental. Creo que tiene reflexiones importantes, particularmente aquellas que cuestionan la idea de arte frente a las de industria y entretenimiento, pero que no son el tipo de cosas que esperaba hallar en un libro de "memorias". Tal vez sea yo quien deba cambiar el modo de entender las "memorias"; aún así, comparado con sus otros libros, este crece por su apertura personal a la vez que decrece en la exploración emocional que el autor se ha permitido en la ficción. En esa línea, Missing sigue siendo un libro de memorias mucho más personal que este, y ese, tal vez, sea el motivo por el cual uno, después de sus más de cuatrocientas paginas, sienta que habían varias que estuvieron de más.
Las experiencias personales en torno al cine y la literatura, siempre serán un tema agradable de leer. Fuguet en uno de sus más recientes libros, aborda las películas que en su adolescencia le marcaron y definieron su identidad, su sexualidad y sus deseos de escribir en torno a la solitaria experiencia de ver películas. Acompañado de una pluma que repite hasta el cansancio la lógica de la auto biografía ficcionada, mezclando los recuerdos familiares, la adolescencia en un Chile dictatorial y un despertar a fuego lento. Es un libro para quienes disfrutan de la escritura de él, no es para cualquiera, en algunos pasajes se hace lento, en otros muy rápido y quizás se debiese tener algo de conocimiento un poco más hondo sobre cine. Pero aún así, es una lectura que termina por convencer. No se lo recomendaría a ojos vendados, pero si es un libro que puede ayudarte a encontrar alguna que otra película para ver, en esas interminables tardes de domingo, donde es muy tarde para hacer algo o muy temprano para irse a dormir.
(...) “(todos los que escriben son gays, todos los que leen son maricones, se sabe, o al menos raros)” (...)
Es un libro testimonial de una etapa definitoria como escritor y hombre homosexual del autor. Es un testimonio bañado en mucho cine, por lo que el ejercicio para recurrir a internet e identificar actores y películas se hace un acto complementario durante toda la experiencia.
Llegué a Santiago en 1989 a los 17 años e ir al cine al centro era de mis habituales, de ahí que estas memorias de Fuguet se me hicieran muy cercanas.
Recomiendo mucho el libro, especialmente pra todos los que nos gusta el cine y la cultura pop sin prejuicios. Quedarás con ganas de ver muchas películas nuevamente o ver otras que se te escaparon en su momento.
Fuguet escarba en su memoria las películas que lo formaron y vincula a ellas ciertos pasajes de su vida. Es un libro extenso cuando lo que buscas es conocer la historia del escritor, pero liviano cuando llegas a él para acercarte a la cultura fílmica. Yo llegué al texto por lo primero y por eso se me hizo a ratos un poco, digamos, extenso. Sin embargo los momentos en que Fuguet logra hablar de él, de su propia vida, de sus recuerdos y experiencias, lo hace con lujo de detalles, sin ahorrar palabras ni descripciones, tanto así que me dejó a veces un poco abochornado (se lo agradezco). Por eso valió la pena. Todo el libro me pregunté, eso sí, qué pensaría su familia, su abuelita, si lo leyeran (creo que lo único que genera este tipo de pudor es el contenido sexual desenfrenado de los años 80, en cines turbios y moqueados). Ya saben, la eterna pregunta del escritor cuestionándose por sus posibles lectores. Fuguet no se lo pregunta, o si lo hace no deja que interfiera en su escritura. Se le agradece.
Basta Alberto, ¿en serio necesitamos otro libro autobiográfico que nos cuente la separación de tus padres, lo fuera de lugar que te sentiste en Chile en esos primeros años, tus relaciones fallidas y tu curriculum laboral? Yo creo que no. Amo este homenaje a la cultura pop del VHS, que no solo era una forma de entretenimiento, sino también una ventana al mundo y una herramienta para la autoexpresión. Amo que este libro sea un mosaico de historias que reflejan una época marcada por el auge de las películas. Amo la nostalgia. Amo tu pluma. Pero me niego a volver a leer la triste historia del escritor border y poco entendido.
A book that'd I've been reading and re-reading for some months now. A autobiography told through the movies Alberto Fuguet saw during the 70's and 80's, both in cinema and VHS. A life as interesting as the stories he saw through the screen; all perfectly interwined, so much so that one would feel incomplete without the other reading this. Not bad if you're looking for great movie recomendations too.
Un libro introspectivo, por momentos revisionista, pero atravesado por una voz narrativa dotada de plasticidad y fluidez. Los diferentes apartados son una reflexión sobre lo que puede llegar a ser el cine en la experiencia de un escritor, quien lejos de plantear o justificar teorías cuenta cómo se ha valido de algunas películas para construir su propio universo narrativo.
Al igual que "La habana para un infante difunto" de GCI hay aquí amor por el cine que trasciende en el erotismo y en una búsqueda de la identidad sexual. Por momentos la crítica parece un pretexto para darle forma a una novela queer. Aunque aclara que: "...las películas que uno ve se transforman en hitos cinematográficos. La crítica de cine cumple muchas funciones y una de ellos es poner por escrito lo sensorial, lo intangible lo inasible". Coincide con el método crítico de Andrés Caicedo de hacer objetiva una experiencia singular. Aquí no hay películas buenas o malas sino reivindicaciones de directores poco valorados como Brian de Palma, Paul Mazursky, Michael Mann, Michael Winner.
Dice también, en consecuencia, que: "No todo cine es arte. Lo mismo corre para lo que suele llamarse cine arte. Y no basta que una obra sea aspiracional o wanna-be para transformarse en arte. Las artes (todas las artes) están llenas de tipos que quisieran ser artistas y se quedan cortos. Si una película termina siendo una obra maestra (una obra de arte), entonces bravo. Pero a veces la basura impacta más y el cine que se cree arte antes de serlo puede acabar aburriendo, lateando, confundiendo".
Vale la pena sumergirse en VHS así no se hayan visto las películas reseñadas o leído los libros de Fuguet, las anécdotas biográficas le dan sentido a estos elementos que funcionan como personajes de un universo por el que se debe transitar en algún momento.
To my dear Alberto. Your books always make me feel normal, even though this year I realized something really important about myself. I have to thank you because whenever I see you, you are so gentleman and kind to all your fans, and truly interested in how much we appreciate what you have for us. With your memories, I feel less lonely about being a young person struggling with these issues about my sexuality and who is the right person for me. I can laugh, cry and feel so close to you when I have your books with me. Sincerely, Me