Aquella mitad de mi tiempo. Al mirar atrás

by Javier Marías

El lector tiene la oportunidad de conocer mejor a Javier Marías en un sentido amplio; no sólo a través de sus peripecias vitales sino también mediante sus reflexiones sobre aspectos humanos que le preocupan o interesan. Desde que a las pocas semanas de nacer lo subieron a un avión rumbo a América hasta cómo ha llegado a ser rey del misterioso Reino de Redonda... todo está en estas emocionantes páginas, en las que Javier Marías también evoca a las personas que más han significado en su vida.

428 pages, Hardcover

First published May 1, 2008

About the author

Javier Marías was a Spanish novelist, translator, and columnist. His work has been translated into 42 languages. Born in Madrid, his father was the philosopher Julián Marías, who was briefly imprisoned and then banned from teaching for opposing Franco. Parts of his childhood were spent in the United States, where his father taught at various institutions, including Yale University and Wellesley College. His mother died when Javier was 26 years old. He was educated at the Colegio Estudio in Madrid.

Marías began writing in earnest at an early age. "The Life and Death of Marcelino Iturriaga", one of the short stories in While the Women are Sleeping (2010), was written when he was just 14. He wrote his first novel, "Los dominios del lobo" (The Dominions of the Wolf), at age 17, after running away to Paris.

Marías operated a small publishing house under the name of Reino de Redonda. He also wrote a weekly column in El País. An English version of his column "La Zona Fantasma" is published in the monthly magazine The Believer.

In 1997 Marías won the Nelly Sachs Prize.

Reviews

[Vaniglia Harris · Rating 4 out of 5]

Che bello sarebbe stato - pensiamo tutti noi suoi fans - se Marías avesse lasciato un'autobiografia. E invece no, non ne ha scritta una; non solo, a detta di suo fratello Miguel, non lo avrebbe fatto mai. Dobbiamo, per il momento, accontentarci di questo volume pubblicato in Spagna nel 2008 ed ora disponibile in italiano, che raccoglie moltissimi suoi scritti, limitatamente però al periodo 1987-2008. Oltre che scrittore di romanzi molto prolifico e traduttore generoso di opere altrui, Marías era anche instancabile "cronista" di attualità, politica e varia umanità, uso a pubblicare settimanalmente sapidi articoli per il piacere dei suoi lettori. Il volume, abbastanza corposo, li raccoglie tutti, ma proprio tutti, in modo tale che gli argomenti spesso si ripetono e impariamo a conoscere la famiglia, gli amici, i colleghi, il mirabolante Regno di Redonda di cui Marías fu monarca equo ed imparziale. Ecco allora che, se abbiamo la pazienza di arrivare in fondo (personalmente mi sono detta più volte "ma chi me lo fa fare" - però sono contenta di esserci arrivata), in qualche maniera l'autobiografia si profila da sé, ricchissima di notazioni personali e considerazioni sulla letteratura (ma quanto leggeva quest'uomo, anche mentre scriveva? d'altra parte la sua affermazione "sono prima un lettore e poi uno scrittore" si ripete tante volte nelle pagine), sulle relazioni umane, le vicissitudini dall'infanzia all'età adulta, i numerosissimi vezzi del nostro prediletto. E la morte, ancora tanto distante da lui in quegli anni, è trattata con incredibile frequenza.

"Come se non bastasse la morte dei nostri parenti e amici, il cui numero non fa che crescere con il passare degli anni, patiamo anche la perdita di persone che non abbiamo mai visto né conosciuto, con le quali non abbiamo mai scambiato una parola o una risata e che a rigore non dovrebbero mancarci. Eppure ci sentiamo piú soli e sguarniti quando sappiamo che certe figure non ci sono piú, o che ormai sono dall’altra parte. Con il passare del tempo il loro numero cresce, e ci sono momenti in cui ci coglie una leggera invidia per coloro che non ci sono piú e che forse ora sono insieme. E nel dire «insieme» non mi riferisco a nessun tipo di vita ultraterrena, perché non sono credente: intendo insieme nel passato, insieme nel loro «furono», sdegnosi del nostro «siamo». Cosí come prima ci sentivamo accompagnati dalla loro attività e dalla loro esistenza, ora viviamo la loro morte come qualcosa che ci tocca direttamente, come un dramma quasi personale. Non come la morte di un amico, perché queste persone non facevano parte della nostra vita, ma certamente come la morte di qualcuno su cui potevamo contare, anche in assenza, e dal quale periodicamente ci attendevamo gradevoli notizie sotto forma di film, dischi o libri."

Caro Javier, quando sei morto ho pianto: ed è bello sapere che la tua produzione è stata così vasta che ancora tanto ce n'è...

[Patricia · Rating 4 out of 5]

Acabo de terminar el libro y no sé muy bien qué pensar al respecto. No creo que me haya decepcionado ( la prueba está en que le he dado cuatro estrellas), pero sí siento que algo ha cambiado en relación a la manera en que suelo leer los libros de Marías. Sin duda, la reacción después de leer el libro no ha cambiado: es una mezcla entre nostalgia, incertidumbre y confusión consciente… un estado de ánimo que el propio Marías menciona en este libro citando a Faulkner: la literatura es como encender una cerilla en plena noche en mitad del campo; no es que ilumine las cosas, pero te permite ver cuánta oscuridad hay.
En cualquier caso, la cuestión radica en que este libro no es una novela, algo de lo que ya estaba advertida cuando lo tomé. Es una compilación de columnas, anécdotas, artículos periodísticos- todos ellos ordenados por temáticas sin atender al criterio cronológico-y, finalmente, una entrevista bastante esclarecedora. Lo que me sorprende es que de textos concebidos como islas o como líneas sin ninguna conexión más allá del propio nombre del que lo escribe ( entendiendo el nombre como aquello que designa la totalidad de lo que somos, que sirve para designar a nuestro yo cambiante sin que deje de ser yo, algo a lo que Marías también se refiere en uno de sus artículos más interesantes “La dificultad de perder la juventud”) se consiga sacar una totalidad que tiene sentido, y más allá, que produce una sensación de continuidad, como si el propio autor jugara con el tiempo, con su propio tiempo, a mezclarlo y disgregarlo como los recuerdos, como si no fueran más que eso. Dice al comienzo del libro:

“Estos cincuenta años están llenos de cosas semiolvidadas y olvidadas del todo, eso es seguro. De esfuerzos considerables cuyo sentido se desconoce ahora, de zozobras muy vivas de las que no queda rastro en la memoria, de angustias y de haber dado la mayor importancia, una importancia vital, a personas o hechos que hoy no cuentan, o aún es más, apenas se recuerdan.
Deberíamos estar más acostumbrados a quitar hierro a todo, a todo lo que nos sucede […]. Pero no puede decirse- o quizá sí- que hayamos malgastado cada minuto y cada zozobra y cada esfuerzo, por el mero hecho de que se disipen en la memoria, en contra de lo que se cree. Somos sobre todo espera y acción, esperanza y decisión”.

Y es que este libro trata de memoria, de recuerdos: de la infancia del autor, las personas que ha conocido, los amigos que se han ido marchando, su familia, su visión del mundo contemporáneo como reflejo- difuso, casi olvidado y renegado- del pasado, sus anécdotas…. Pero todo huyendo de lo empalagoso que suele teñir las narraciones personales, disculpándose por ser impúdico, con ese carácter reservado que también se ve en el resto de sus novelas. Es su libro más personal sí- y a pesar de que muchos otros de sus libros contienen experiencias personales, el desdoblamiento del autor-, pero casi que se convierte en uno más de sus protagonistas, de esos narradores de los que dice que “renuncian a su propia voz”. En este libro conocemos al Marías más personal, pero a la vez distinto de lo que nos tiene acostumbrados en sus novelas: sin tanta digresión, más conciso y menos ocultista ( en el sentido de que no deja tanto espacio para la insinuación), quizá por el género al que pertenece la compilación; pero se distingue el mismo núcleo de otras de sus obras, su actitud frente al mundo, ciertas críticas y frases que se repiten como “un sistema de ecos, que no se trate de la mera repetición, sino de algo que ilumine la primera vez que apareció la frase en cuestión”, las referencias literarias, un humor aséptico, la superstición, la búsqueda de la verdad, el contraste entre lo real y lo imaginado y la vuelta al pasado como forma de entender el presente ( con su referencia a Hazlitt: “Somos herederos del pasado; contamos con el futuro como nuestra forma natural de volver atrás.”)
Por lo que a mí respecta, se me hace extraño leer un libro de Marías sabiendo que ya no está en el mundo, que ya no podré leer nada nuevo que salga de su mente y me haga ver “esa oscuridad”. Lo único que me consuela es que Marías sobrevivirá en la forma de sus libros ( aunque, como él con gracia admitía, quedaba a dispensas de los vivos). No estaría de más traer de vuelta eso que dijo sobre sus personajes:

“No es que crea en fantasmas, pero un fantasma es alguien a quien ya le ha ocurrido de todo, alguien que realmente no puede intervenir, o sólo ligeramente. Al mismo tiempo, es alguien al que aún le importa lo que ha dejado atrás, tanto como para volver. Podría decirse de mis narradores que son fantasmas, en ese sentido preciso.”

Quizá Marías se quede así en nosotros, como un fantasma que vuelve porque le importa lo que ha dejado atrás. No hablo de sus libros, de los premios, de sus lectores. Hablo de lo que importa de verdad: de sus recuerdos, de los lugares por los que paseó, los amigos a los que trató, las memorias que construyó, que se desarrollaron aquí, en este el mundo de los vivos que es un poco más triste porque él ya no está aquí.

[Guzzo · Rating 4 out of 5]

Javier Marías cuenta anécdotas, habla de amigos muertos, de su infancia, de Benet...y parece que sus recuerdos te hacen creer que sigue vivo, al menos, por un tiempo.

[Salvatore · Rating 4 out of 5]

Io scrivo i miei romanzi secondo lo stesso principio di conoscenza che governa la vita: quello che fai a quindici o vent’anni non puoi cambiarlo. Arrivato ai quaranta, puoi pentirti di averlo fatto, però lo hai fatto, e non lo puoi più cambiare. C’è chi ci prova, chi cerca di inventarsi un passato, e diventa un impostore.” Dire di sé senza essere Canetti, per frammenti di cose volgari e quotidiane, è stato possibile a X/Javier Marías soltanto attraverso la più fugace delle forme di scrittura, per anni, su grandi pagine di quotidiano che cambiano anche respiro e ritmo, una volta depositate sul formato di un volume che leggeremo seduti, tornando su una pagina, fiduciosi di potere tornare indietro. Questa illusione è il primo grande inganno sul quale poggia questa antologia sulla narrazione, adamantino manuale di scrittura per chi non pensi ci sia nulla da perdonare a una ipotassi così poco contemporanea, alle perdizioni dei Mendel dei libri e alle letture anche cinematografiche di un dinoccolato gentilhomme madrileno. Sono tutte pagine sul delicato trapasso dalla vita alla morte che la sola parola scritta, vincolo alla permanenza nell’era che tutto conserva, può provare a suggerire come intelligibile: e tuttavia tutto è aporetico, insegnano i toni affabulatori delle pagine in cui i titoli scespiriani sono spogliati di ogni tridimensionalità per essere ricondotti a una giusta serata e al tempo in cui il vento di Castiglia entrò nella stanza e suggerì proprio quella scena.

[Susana Merino · Rating 5 out of 5]

Al ser esta recopilación de artículos lo más cercano a unas memorias de mi escritor favorito, he disfrutado muchísimo conociendo episodios de su vida, familiares queridos, amigos fieles… y también su forma de entender la vida y su profesión de escritor.

[Valentina · Rating 2 out of 5]

4 per la scrittura di Javier Marias, che già manca
0 per l'operazione editoriale, di cui faccio fatica a vedere un senso diverso dal vendere un sacco di copie prima di Natale
Gli articoli potevano comunque essere selezionati con un criterio diverso (e anche in minore quantità) e/o ordinati in un altro modo, evitando la ripetitività che contraddistingue soprattutto la parte centrale del libro.