Una novela que mezcla la ciencia ficción con el relato intimista para retratar de manera brillante la sociedad de consumo en el mundo digital.
Lucas es una de las proveedoras más famosas del videojuego La calle. Millones de personas se conectan a ella diariamente a través del SDVO, un simulador que les permite consumir su vida tal y como ella la vive. Desde que Lucas conoció al oso -un hombre calvo, gordo y peludo- no ocurre nada interesante en su vida, entró en una depresión que la dejó inmovilizada y empezó a perder consumidores. Control Master, el ente a cargo del videojuego, le ordena a Lucas reactivar la trama de su vida y volverla atractiva; de no hacerlo, tendrá que atenerse a las consecuencias.
La lesbiana, el oso y el ponqué es un diálogo entre el mundo sintético de un videojuego de última generación y la experiencia orgánica de la vida de Lucas.
Es escritora, periodista, profesora de la maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional y de los programas de pregrado y maestría en Creación Literaria de la Universidad Central, además, dirige el taller de no ficción de la librería Casa Tomada. Algunos de sus textos de ficción, poesía y no ficción han sido incluidos en antologías publicadas en México, Estados Unidos, Colombia, Argentina y El Salvador. En 2010 obtuvo una mención por calidad literaria en el testimonio autobiográfico del Premio Distrital de Crónica Ciudad de Bogotá. En 2017 publicó su primera novela «La lesbiana, el oso y el ponqué».
3,5. Este libro se siente, más o menos, como un capítulo de Black Mirror. Pero le falta... mucho. Este libro cuenta la historia de Lucas, una lesbiana que cuenta parte de su vida y en su presente se siente estancada en su relación. A su vez, esta historia está enmarcada en otra muy extraña, donde personas perfectas viven la vida de Lucas a través de algo como una IA, cuya voz es como la del gran hermano. Siento mucho poder, potencial, en la historia de Lucas, en la voz de la autora. La narración fue muy amena y aprecio la experimentación literaria. Sin embargo, la otra parte medio distòpica se me hizo rara, como un poco cringe, y al final no pude entender muy bien qué era o qué. Lectura rápida y amena.
Una termina de leer esta novela y levanta los ojos, mira a un lado, mira al otro y se pregunta si su vida está siendo también observada, hasta en el más minúsculo detalle de la vida diaria, por otras personas. Una se pregunta, también, si mira al otro con el misma fervor. Y es que La lesbiana, el oso y el ponqué nos pone en ese mismo sitio incómodo en el que años atrás nos puso Orwell y su Gran Hermano.
He aquí una novela de ciencia ficción que, estoy segura, muchos confundirán estas páginas con un capítulo de Black Mirror, pero Salgado, si bien encuentra en la ciencia ficción el género ideal para contar esta historia, nos adentra más bien en una exploración de la intimidad y, de paso, sobre los roles de género, la identidad, y el constructo social del que a veces es difícil desempolvarnos.
La premisa es en apariencia sencilla, las personas (usuarios) se conectan a una especie de videojuego que les permite observar la vida de otras personas (proveedores); de tal modo, la vida de Lucas no es la vida de Lucas, es la vida de todos aquellos que se conectan para seguirla. Y todos aquellos que se conectan no tienen otra vida, otra emoción, otra ansiedad en sus días que no vengan de Lucas.
La soledad es inmensa, parece decirnos Salgado, y al escapar de ella no hacemos sino volver a ella. Una gran novela de una escritora que quiero seguir leyendo.
La lesbiana, el oso y el ponque es una novela muy interesante, por momentos me hacía sentir que veía un capítulo de black mirror, está historia estará mostrada en dos perspectivas, por un lado la historia de Lucas una mujer que tiene una relación con Clara y durante toda su narrativa nos tratará de revelar su naturaleza, sus miedos y su frustraciones. Por el otro veremos otra dimensión, otro mundo donde el consumismo y la perfección es lo más importante, todo lo que es esta sociedad y sus decisiones estara ligado a una máquina de realidad virtual, está máquina invitará una y otra vez el conocer la vida de Lucas quien es un producto más de consumo en esta extraña sociedad.
también es un libro que muestra a Bogotá con sus trancones, clima y acelere, una novela muy interesante que me hará pensar por un buen tiempo.
No tengo mucho qué decir de los aspectos literarios de este libro, sin embargo, creo que es un texto para reflexionar sobre la manera absurda en que muchos viven, vivimos, horas del día a través de pantallas "viviendo" la vida de otros.
Solo al final entendí la historia, porque creí que iba a tener un final mucho más épico. Y cuando entendí la crítica que hace el libro, ya me pareció un libro mucho mejor.
Cuando se acaba de leer la Lesbiana, el oso y el ponqué, es difícil ponerle una sola etiqueta. Por un lado, al universo construido por Andrea Salgado no se le discute que es de ciencia ficción, pero, también, puede ser leída como una novela intimista que aborda los conflictos amorosos, sexuales y familiares de Lucas, la protagonista, quien en un gran acto político, y desde muy pequeña, decidió cambiar su nombre ––que era Alba Lucía–– por el del perro macho de su abuelo: Lucas.
Otro de los aciertos de la novela está en los narradores: inicia con una tercera persona, prosigue con una segunda, y luego retoma la tercera. Pero aquí no se detiene: en momentos claves de la obra, especialmente cuando se alcanzó el clímax de una escena, aparecen cantos distópicos que invitan a los habitantes, perfectos, de La Calle (el juego de video al cual están conectados) a detener su consumo ––o dejar de vivir–– la vida de Lucas (y la de los otros proveedores). Estos cantos, que en el texto son ataques de hackers, nutren la narración de la historia y, además, alimenta los estilos de registro que usa la autora para escribir la historia: La lesbiana, el oso y el ponqué, tiene momentos en los que la prosa es elegante, y hay otros, como cuando la madre de Lucas aparece (a través de sueños, recuerdos o como zombie) en los que el registro se vuelve, en lo absoluto, oral.
Estos acierto no solamente contribuyen a la complejidad de la historia, sino que demuestra la versatilidad de la autora y hacen sentir al lector que tiene en sus manos una novela valiente, pues rompe convenciones sobre cómo narrar y estructurar una historia. Dicho esto, a la novela de Salgado también podría otorgársele la etiquete de queer por el sentimiento de extrañeza que despierta y por lo novedoso de su estructura, y desde luego, por desarrollar la historia de una mujer lesbiana.
La Lesbiana, el oso y el ponqué puede, entonces, puede ser leída desde varias orillas: desde el amor, la intimidad, la ciencia ficción, lo queer; y, desde cada una de estas orillas, se vislumbra una gran sátira con reflexiones implícitas sobre las tendencias sociales y digitales, nuestra participación en ella, y también sobre nuestros códigos en las relaciones.
La historia de Lucas, el proveedor digital de emociones humanas y corrientes consumidas por seres perfectos en otra dimensión, es bastante interesante y cercana. Es un drama cotidiano de amor y sexualidad que me gusta, me despierta empatía, hasta que a la autora se le sale un forzado Foucault que le queda muy mal.
El libro construyó muy bien la relación entre Lucas y su papá, y ellos me conmovieron con su maraña de amor y odio, con la capacidad de la autora de ser sensual en esas descripciones. También la construcción de la heredad del comportamiento de macho que Lucas tomó de su padre.
Del drama de Lucas detesté el diálogo con su mamá, al final del libro. Creo que es una de las cosas más feas, tontas, pegadas a las malas con un lenguaje que no le corresponde que haya leído. Terrible.
El sub-relato de ciencia ficción es sutil pero contundente. Va creciendo de a pocos y permite entenderlo sin exageraciones, sin entradas dramáticas. Me parece elegante en tanto es natural al mundo de la novela, y a la relación que tiene Lucas con la ciencia ficción oriental.
Bien por el querer experimentar con otros formatos de no prosa, como esas hojas escritas al modo de una canción, o de una consigna. Sin embargo no le sale tan bien. Se ve, de nuevo, forzado. Recordé cuando a mis 13 años pensaba que podía escribir canciones. Unos años después las leí y quemé esas hojas. Yo supe detenerme.
La lesbiana, el oso y el ponqué tiene una estructura narrativa algo incómoda sí me lo preguntan (o que por lo menos para mí no resultó demasiado grata de experimentar), a pesar de que no se diferencia de muchas otras novelas.
El libro está dividido en 3 partes y posee 2 prólogos (sí, por desgracia). El desglose de eventos no está perimetrado por capítulo, sino por macrobloques de textos temáticos que saltan de situación en situación. Teniendo en cuenta el componente de ciencia ficción de la historia, esto dificulta por momentos entender hacía donde se dirige la autora o el personaje.
A veces saltamos de los divagues de Lucas, luego a sus tumultuosos recuerdos, luego a una situación en tiempo presente con Clara, luego a las excentricidades repipi de los habitantes de La calle (¡que ve tú a saber si en verdad no son más que pensamientos revoltosos y saboteadores de la mente de la protagonista!)… en serio que te puedes perder por momentos entre los párrafos, por no mencionar que, no importa dónde te detengas, sientes que dejas la lectura a medio camino de algo.
El doble prólogo se me hace excesivo. Vale, el primero opera como preámbulo, como un manual de instrucciones escueto sobre el mundo de simulaciones (Simulador De Vida Orgánica - SDVO) que trae la imperfección a un mundo perfecto. Pero el segundo lo veo como un adelanto innecesario y confuso de los sucesos. Toda la información dada en esta sección busca generar interés y enganche hacia la protagonista (anticipando el conflicto en el proceso); pero esa ola de información inunda innecesariamente al leyente antes de tiempo, datos que bien podían ser compartidos después por Lucas.
*Perfil de personaje
Alba Lucía (también Lucas), es un personaje que hallo increíblemente interesante y entrañable gracias a su imperfección humana: a sus propensiones veleidosas y contestatarias… ¡arrebatadas en general! A través de su sexualidad (su descubrimiento, sus circunnavegaciones y el uso de ella) contempla, experimenta y forja/folla el mundo. Este aspecto nos remite a la idea de que el ser humano es un ser sexual (libidinoso) por defecto; sus cuestionamientos constantes sobre sus inclinaciones carnales no son solo divertidas (porque son vistas desde el cinismo y el humor), sino bastante interesantes. El conflicto central del texto se desata justamente porque Lucas “se vuelve marica, después de haberse identificado como lesbiana gran parte de su vida”. ¿Qué pasa entonces –nos plantea el relato- cuando un individuo no cumple con la “taxonomía social del sexo”?, ¿cuándo no es ni hetero, ni homo, ni bi?, ¿cómo reconocerse?, ¿cómo nombrarse o taxonomisarse? Lucas se desnuda desde el inicio ante el lector, y se siente humana por esa falibilidad que siempre le ha acompañado. A continuación un comentario cliché: ¡cómo quisiera entablar una amistad con este ser! ¡Es tan… real!
El libro termina por llevarnos hacia múltiples reflexiones sobre las relaciones humanas: nuestro comportamiento ante el amor, el deseo y la tentación de hacer algo moralmente cuestionable (¿en verdad podemos cambiar nuestras conductas, evitar recaer en el error?), las situaciones de infidelidad; e incluso, las actitudes a la hora de enfrentar nuestros propios demonios.
¿El libro entrega respuestas al final de toda esta situación? No realmente, pero sí deja avizorar un panorama muy alentador.
*Una ciencia ficción antropológica
Y llega la parte de la ciencia ficción. Creo que hay múltiples maneras de interpretar este aspecto.
1. Todos los habitantes de La Calle, siempre pulcros, siempre petulantes, snobs, engolados y listos para posar como si de un anuncio publicitario se tratase, podrían funcionar como una metáfora de la propia Lucas para ejemplificar su lado más plástico y superficial; además de su aspecto más ansioso, sobre analítico, delirante y autodestructivo. A partir de ellos revive viejos traumas y experiencias, a partir de ellos se mortifica por las decisiones y goza metiendo los dedos en heridas viejas aparentemente ya sanas. Que no se me olvide la figura del Control Master, bastante siniestra debido a que se condiciona como una deidad, algo que está hasta por encima de los habitantes perfectos de La Calle y que nos susurra constantemente al oído sobre lo que debemos hacer, seguir adelante… ¿pero a costa de qué o de quién?
2. Algo netamente real que nos habla de la vida como simulación. Ya sea porque somos nosotros quienes suplimos los caprichos ociosos de una sociedad virtual que se nos salió de las manos, o porque somos el invento de una serie de entes superiores que condicionan nuestra vida y en cierto sentido, nos redireccionan al sufrimiento, insatisfacción, frustración y la infelicidad de nuestra existencia. Claro, esto también nos lleva a plantearnos cómo sería nuestra vida dividida en temporadas, en fases o ciclos, y qué tanta audiencia atendería (o cómo reaccionaría) ante nuestros periplos cotidianos (sí, muy a lo Truman show solo que mucho más retorcido, encuadrado hacia una serie de eventos a cada cual más desafortunado).
*Reflexiones a distancia
Cuando me vendieron la novela como “Ciencia ficción colombiana”, he de decir que me esperaba algo completamente diferente. Los comentarios de colegas que pudieron leerlo antes que yo, me hicieron pensar en ambientes cyberpunk bogotanos y netamente futuristas.
¡Pero NO! Craso error. Claro, Andrea Salgado aprovecha la coyuntura del momento, en la que el furor por maratonear series está al rojo vivo, ofreciéndonos una visión sobre el consumo de vidas ajenas para escapar de la nuestra (ya sea por ser demasiado virtuosa o defectuosa); sin embargo, lo principal termina por ser una crisis de identidad, algo humano explorado desde el núcleo y lo más íntimo como lo son nuestras relaciones emocionales y corporales con otras personas. Lo anterior, temas ligados al presente y que no tienen fecha de caducidad.
Una novela introspectiva y alocada, delirante e insolente ante los golpes que la vida bien nos puede propinar.
Meh, siento que hay muchas ideas y al final como que no se termina de desarrollar ninguna. Tal vez fueron mis propias expectativas, llegué a la última página pensando "a qué se debía todo eso de los ataques de los hackers?", "este lugar perfecto donde se encuentra La Calle es otro mundo? otra dimensión?", "quién o qué es exactamente Control Master?" y claramente la infaltable pregunta de "qué pasó con Clara y Lucas?", "saben todos en la vida orgánica sobre el simulador?"
En fin, las partes de Lucas estuvieron bien, pero los de La Calle se sentían demasiado plásticos, sin contar con escenas como la del final .
Weird, but okay... No sé, hay conceptos interesantes, pero después de un rato es como "sexo, sexo, sexo, sexo, sexo" y no encontraba respuestas de las cosas que me interesaron.
Esta historia de una mujer que experimenta una crisis en su relación de pareja al mismo tiempo que experimenta una crisis en su papel como generadora de contenido para un metaverso se queda corta en su ejecución porque no hay una conexión clara entre ambas historias. Nos dan a entender que la crisis en la relación de Lucas está incidiendo en la popularidad del contenido que está generando para dicho metaverso pero no queda claro por qué o las consecuencias de ello, es tan confuso todo que la narrativa del metaverso termina sin que uno como lector tenga una idea clara de lo que pasó. Por otro lado, la historia de la crisis en la relación de Lucas está escrita de una manera que podría verse como una parodia al estilo de vida de los y las profesionales/intelectuales bogotanos pero no lo es y me dejó con un mal sabor de boca… Un sabor a privilegio y sentido de atribución bastante desagradable.
Finalmente, el libro necesitaba una revisión de estilo final antes de salir a imprenta. Hay personajes cuya escritura de sus nombres cambia de una página a otra y errores ortográficos que no deberían verse en un libro destinado al consumo masivo.
Es un gran triunfo esta primera novela de Andrea Salgado. Si el título le llama la atención, no sabe lo que le espera. En una mezcla de distopía, comedia negra y tecnología apabullante, esta historia a lo "Black Mirror" divierte y deja su espinita clavada al final. Una historia fresca, tan contemporánea como traída de los cabellos, y tan divertida como oscura. Aún me queda la duda de saber cuánto es ficción y cuánto es realidad, si es que hay algo de eso, o todo hace parte de la SDVO.
2.5 Como que todo fue super superficial. Ningún personaje tiene ninguna profundidad o es reconocible dentro del relato. La exploración no es de la sexualidad es del placer y en realidad nunca se hizo, Lucas se encasillo todo el tiempo en un binario - normativo y monogamo- que era algo que evidentemente no la hacía feliz.
Obra que mezcla las aventuras sexuales de una mujer de mediana edad, ASI como sus experiencias pasadas con lancha encía ficción. Me encanta la parte real de la historia, pero toda esa patraña del juego orgánico para mi gusto está demasiado fuera de lugar.
Es un libro absolutamente contemporáneo: un retrato de la sociedad de consumo que vivimos, de los sueños que hipotecamos por amor y de la pudrición y aniquilamiento que debería suponer exponer nuestras vidas a diario en las redes sociales.
Me entretuvo de principio a fin, es un libro bastante corto pero con una temática que no te aburre. Muy original, no era lo que me esperaba aunque por el título no sé ni siquiera qué es lo que me esperaba. Me gustó bastante y me animó a seguir leyendo muchos más libros. :)
Sorprendente desde inicio hasta el final. Cuando la encuentras, no sabes qué esperar hasta que, finalmente, en un muy corto período de tiempo, la terminas.
El libro toma varios recursos de la realidad y de la historia y los enriquece con una ficción y una narrativa variada y que puede llevar a un carrusel de emociones.
Amigos acabo de terminar de leer el primer libro de 2018 y quiero decirles que empecé bien, este libro nos habla de lucas una mujer que nos va ha contar su historia, sus amores, desamores, sus infidelidades, con un padre que traicionó su confianza y una madre consejera, la historia de este libro no es solo de lucas, vamos a conocer varios personajes pero no se como decirlo digamos clanes, estos personas ven la vida de lucas como una simulación, unos pueden ver la infancia de lucas y otros pueden verle en la vida adulta, mejor dicho es un show.
Aca les dejo la reseña mas completa, espero la disfruten y me dejen sus comentarios.
Pero, en síntesis, me gustó mucho y me pareció uno de los libros más interesantes que leí este año. Es un libro inclasificable en géneros, que captura muy bien el habla de la gente, que critica a las redes sociales y a los ideales imposibles de belleza con un humor ácido y... bue, y mucho más.